Por Edmundo García
El periódico The Washington Post ha sacado otro editorial cuestionando el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos; en este caso, el editorial “On U.S.-Cuba military cooperation, proceed with caution” llama a tener cuidado en el desarrollo de relaciones directas entre militares cubanos y norteamericanos, diciendo que es moralmente inaceptable y que Estados Unidos está yendo con Cuba más allá que con otros países, pues los militares estarían usurpando tareas que en otros casos se dejan en manos de civiles.
Se
sugiere también la existencia de corrupción en las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), lo que demuestra una gran ignorancia de la
realidad cubana. Los militares cubanos están formados en academias de
nivel medio y superior donde adquieren valores a partir de un proceso
pedagógico impecable que el propio presidente Raúl Castro, en su
condición de Ministro de las FAR, ha seguido de cerca. No hay ni asomo
de corrupción entre los militares cubanos; es un cuerpo que ha
demostrado honestidad y eficacia en todas las tareas que ha asumido, ya
sea la de vencer en un combate o hacer rentable un área de la economía.
Existe
también probada cooperación entre los cuerpos armados de Cuba y Estados
Unidos en cuestiones de interés mutuo; como es la lucha contra el
narcotráfico, la vigilancia sobre la emigración ilegal, así como un
riguroso intercambio de información en control de vuelos y planes para
enfrentar catástrofes naturales. En el área epidemiológica, como
demostró el caso de Haití, también se han dado esfuerzos coordinados;
como la facilitación de vuelos a través del espacio territorial, o el
acercamiento a las misiones médicas en funciones. En esta materia, ambas
partes se respetan y manejan con responsabilidad.
El
mencionado editorial calumnia a algunos funcionarios cubanos que
participan en las rondas de conversaciones con militares
norteamericanos, señalando que antes espiaban cuando trabajaban en
Estados Unidos. Como dijo en “The Real News Network” el Coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe de despacho de Colin Powell, “Sí,
los israelitas nos espían todo el tiempo”; porque el espionaje existe
incluso entre países amigos; es la realidad. Aunque como dije, en el
caso a que se refiere el editorial del Washington Post no es correcto
este señalamiento. Y ya que hablamos de Colin Powell, es bueno recordar
que fue este quien consideró que Cuba no constituía un peligro militar
para Estados Unidos, en los momentos de mayor belicosidad de la derecha
cubanoamericana.
Lo
que especialmente le molestó a The Washington Post fue la visita
realizada el pasado 21 de abril por un grupo de especialistas y
militares cubanos a una base aérea en Cayo Hueso, estado de Florida, que
Estados Unidos dispone para zonas de conflictos en América Latina. A
algunos les molesta ese nivel de respeto hacia los oficiales cubanos.
Y
les preocupa porque The Washington Post ya no es el periódico que era
antes. Si alguien quiere comprobar el giro reaccionario dado por ese
medio, solo tiene que fijarse en la forma en que ahora lo aclaman
antiguos detractores de sus páginas, como Frank Calzón y Mauricio Claver
Carone, correveidiles de la política anticubana y pro bloqueo a Cuba en
Washington DC.
El
rencor en The Washington Post hacia Cuba tiene que ver con varios
factores. Se relaciona con un cambio general de política editorial a
partir de un cambio en los dueños y accionistas. Influye además su
sentido de competencia empresarial con The New York Times, que sigue una
línea distinta en el tratamiento de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos; y a la cantidad de dinero que aún circula en la capital
norteamericana para criticar a Cuba
.
En
resumen, el editorial de The Washington Post, bastante ridículo, parece
que quiere elegir a los funcionarios cubanos que deben conversar con
sus pares norteamericanos. Los editores del que un día fue prestigioso
periódico, olvidan que la soberanía de Cuba es intocable en cualquiera
de los puntos de una relación.
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