lunes, 11 de abril de 2016

Teatro de las Estaciones: a la vanguardia del arte de las figuras

Rubén Darío Salazar junto a los títeres Pelusín del Monte y la abuela de Pelusín (al centro). Foto: Raúl Pupo
Teatro de Las Estaciones, fundado en 1994 y dirigido desde entonces por Rubén Darío Salazar, tiene un estilo inconfundible: unos muy bien elaborados textos, magnifico diseño escénico, excelente trabajo actoral, y eficiente banda sonora.

Su universo es el arte de los títeres, cuidando las tradiciones y asumiendo las técnicas de animación más experimentales. Siempre de estrenos en su sede, la Sala Pepe Camejo, en Matanzas, urbe de ríos y puentes, a unos 100 kilómetros de La Habana
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Con sus maravillosos espectáculos en los que mezclan el muñeco originario en retablo, con la presencia en vivo del actor, se han presentado en Festivales Internacionales de títeres de España, Italia, Estados Unidos, México y Francia.
Sus propuestas, caracterizadas por el mejor gusto estético, derroche de delicadeza, ternura, precisión, dominio de la escena, van dirigidas a todas las edades y alcanzan el objetivo final, la comunicación con el público

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Como si todo lo anterior no fuera suficiente, en Teatro de las Estaciones la investigación es condición sine qua non: “primero nuestro patrimonio nacional, las corrientes contemporáneas, el nuevo lenguaje de la dramaturgia, y las relaciones con todas las artes”, afirmó Rubén Darío Salazar, en breve diálogo en los jardines de la Sala Llauradó en La Habana propiciado por el muy cercano 12 Taller Internacional de Títeres en Matanzas (19- 24 de abril).

¿Cómo aprecia los logros del Taller, además de 22 años de permanencia?

R: “Yo creo que lo que ha pasado con el Taller es esa posibilidad de compartir nuestra experiencia y recibir lo que se hace en el mundo. Sin este puente que hemos tendido hacia todos no hubiéramos tenido la gracia inmensa de ver entre nosotros a maestros titiriteros de Francia, México, Japón, la India, Brasil. Vienen a Cuba y da la oportunidad de ver el mundo del títere, que la gente sepa que el títere no es simplemente algo sencillo y ñoño para niños, es un arte de alcance mayúsculo. Este años nos visitan nueve grupos extranjeros, la Compañía Teatral Fernán Cardama (Argentina), Teatro de Danny y Dessy (Bulgaria), Compañía Maria Baric (Finlandia), Theatre de La Massue (Francia), Teatro La Maga (Costa Rica), Compañía de Títeres Titerike (Chile), Conjuro Teatro y CREATI AC (Mexico), Y no había luz (Puerto Rico) y Guiñol La Roulette (Suiza)”.

Precisamente ustedes apostaron y ganaron con el títere…
R: “No se si habremos ganado todo lo que hemos soñado, pero por lo menos hemos conquistado un espacio de respeto, de dignidad, de reconocimiento para un arte que tiene mucho tiempo, que ha sido muy subvalorado por desconocido, que ha sido muy desprestigiado por ignorancia de mucha gente. Si te contara cuantas personas brillantes le han dedicado una mirada hermosa al títere, hablaría de Stravinsky con Petrouchka; la Coppelia, de Delibes; Shakespeare contra Shaw, de Bernard Shaw, para marionetas; La pájara pinta para títeres de Rafael Alberti, Prokofiev con Pedro y el lobo, hasta Chaikovski con una obra como Cascanueces, una historia de figuras, objetos.”
El siglo 21 es del audiovisual, las computadoras, los videojuegos ¿Cómo abordan esta problemática?
R: “La competencia actual del teatro de figuras, con todo el desarrollo tecnológico, es fuerte, agresiva, entonces ahí los titiriteros, mañosos de toda la vida, tienen que hacer maravillas, robarse la atención de la infancia y el adulto. Es una competencia muy desleal, lo cual ha traído también cambios en los espectáculos por ejemplo, proyecciones, artefactos tecnológicos potentes, otro tempo, una dinámica que se parezca al mundo de la computación. Hay que inteligente, saber como funciona esta tecnología para agilizar lo nuestro, sin que pierda esencia, encanto ni magia”.
En toda la isla existen numerosas compañías de títeres…

R: “Es verdad, y al Taller están invitado 16 grupos cubanos: Nacional de Guiñol, La Proa, La Salamandra, El Arca, Adalett y sus títeres, Compañía de Marionetas Hilos Magicos, La Isla Secreta (todos de La Habana), Los Cuenteros (Artemisa), Papalote, Las Estaciones, Mirón Cubano (todos de Matanzas), Retablos (Cienfuegos), Los Pintores (Villa Clara), Tuyo (Las Tunas) y Andante (Granma)”

Han dedicado el Taller a los 60 años de Pelusín del Monte…

R: “Tenemos un linaje cubano, de 60 años, que es nada comparado con los asiáticos, hindúes, europeos, pero uno tiene que sentirse orgulloso de lo suyo. Pelusín es un niño de 60 años, que sigue sonriendo, igual que cuando lo pensó Dora Alonso y lo diseñó Pepe Camejo. ¿Qué muñeco puede vanagloriarse en este país de mantenerse en el repertorio activo de la literatura, y la televisión? Hay que celebrarlo. Celebrando a Pelusin celebramos el legado cubanísimo de los Camejo y la increíble Dora Alonso”.

Han dado un paso más allá del Taller ¿una Red de festivales de la región?

R: “La hemos denominado Festivales Internacionales de Títeres de las Américas (FINTLA) y es también la posibilidad de que no se desaprovechen los grupos cuando actúen en cualquier país, que no pasen de largo por la región. Vamos a hacer los enlaces para que los Festivales se comuniquen entre si y a nivel económico puedan ayudarse para que se vean las maravillosas puestas que traen”.

Hablemos de Teatro de las Estaciones en este 2016…

R: “Estrenamos en enero, y sigue en cartelera, Los dos príncipes, de José Marti (sobre un poema de la norteamericana Helen Hunt Jackson). Es una propuesta que llamo romance entre sombras y luces. Yo hace tiempo estaba buscando un espectáculo para hacer en sombras, no es una técnica para usarla con cualquier cosa. ¿La sombra de donde viene? Del oriente y nace, dice la leyenda, como consecuencia del fallecimiento de una emperatriz china. Quiero decir es una técnica que tiene que ver con la muerte, con los espectros, los espíritus, los fantasmas y Los dos príncipes me venía como anillo al dedo. Para hacerlo contemporáneo utilizamos la técnica de la precuela, yo cuento de manera fabulada y respetuosa lo que pasó con esos dos niños, por qué mueren. Contamos que pasó antes de esas dos muertes, en sombras, con luces, y no las sombras a la manera oriental, sino sombras en donde quiera, en los vestuarios, los elementos. Todo es luz y sombras. Lo hacemos con la música del barroco, que maravilla para mí poder mostrarles a los niños cubanos a Albinoni, Corelli, Telermann. Le agregamos la música original para esta puesta del compositor cubano Reynaldo Montalvo, inspirada en la barroca. Aquí mis actores cantan a cuatro voces, hacen una misa de difuntos, un réquiem. Los niños tienen que tener acceso a todos los temas. Ya lo hizo Marti en 1881 en La edad de oro con el poema homónimo. No hay que limitarse para hablar de la ausencia, del ciclo vital de la vida. Más adelante en el año quiero rescatar un texto como La virgencita de bronce, nuestra versión titiritera de Cecilia Valdés, que Norge Espinosa nos hizo en una versión fabulosa para retablo. Luego salimos de gira por Colombia, Brasil y Estados Unidos”
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Hay que recordar que Teatro de las Estaciones fue galardonado este año con cuatro de los premios que otorga la Asociación de Cronistas de Espectáculos (ACE) de Nueva York
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Hace unos años, en otra conversación con Rubén Darío Salazar, le comenté que sus maravillosas puestas y diseños, todos sus éxitos, lo han logrado desde Matanzas, sin aburridos temores provincianos… Me dijo entonces: “Yo estreno en Matanzas como si estrenara en Paris. Así preparo mis espectáculos”.

Nada ha cambiado. Conservan la minuciosidad en cada detalle de sus obras y un estilo reconocible, se mantienen a la vanguardia del arte de las figuras en Cuba y propician al público el encuentro con mucho de lo mejor que se hace actualmente en el mundo, gracias al ya establecido Taller Internacional de Títeres en Matanzas y el nuevo sueño, una de Red de festivales de la región.

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