Las metas reiteradas por el Presidente Raúl Castro expresan justas
reivindicaciones del pueblo de Cuba: “la normalización de las relaciones
(…) se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y
financiero; se devuelva a Cuba el territorio ocupado ilegalmente por la
Base Naval de Guantánamo; cesen las transmisiones radiales y televisivas
y los programas de subversión y desestabilización contra la isla, y se
compense a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que aún
sufre
Un espacio virtual de informaciones, opiniones e intercambio de criterios sobre un amplio universo de temas de interés humano de Matanzas, Cuba y el mundo.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
Gobernador de Arkansas juega baloncesto durante visita en Cuba | Cubadebate
Por Charly Morales Valido
El amor al deporte puede unir más a nuestros pueblos, aseguró hoy aquí el político republicano Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas, tras disputar un partido de baloncesto junto a jugadores cubanos.
Hutchinson y su director de asuntos económicos, Mike Preston, compartieron camiseta con varios jugadores del equipo Capitalinos y se llevaron el triunfo 33-23 en un partido a toda cancha, plácido y sin mucha defensa.
El primer gobernador estadounidense que visita Cuba desde el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas, el pasado 20 de julio, anotó ocho puntos, la mayoría en el poste bajo y sin demasiada presión.
“Me he divertido, disfruto mucho estos partidos, no porque sea particularmente bueno, si no porque es algo saludable, y crea lazos“, comentó a Prensa Latina el político de 64 años de edad, quien inició ayer su visita a Cuba.
Entre sus objetivos destaca potenciar las relaciones comerciales e institucionales, así como facilitar los intercambios educativos y deportivos entre el estado de Arkansas y Cuba, como parte del proceso iniciado el pasado 17 de diciembre.
Al preguntarle si este partido demuestra que cubanos y estadounidenses pueden jugar en un mismo equipo, Hutchinson sonrió y se limitó a contestar que este encuentro responde a un amor común por el baloncesto.
De hecho, el gobernador suele jugar religiosamente cada viernes, y entre partido y partido conversa sobre asuntos de trabajo e incluso despacha con Preston, quien jugó a nivel colegial.
Antes del encuentro, Hutchinson conversó con el exjugador Ruperto Herrera, presidente de la Federación Cubana de Baloncesto, recientemente inducido al Salón de la Fama junto al legendario Michael Jordan.
Al final, dialogó con los integrantes del Capitalinos, les autografió un balón con la dedicatoria “Por amor al juego” y dejó la Ciudad Deportiva convencido de una verdad: sin bloqueo se juega más fácil.
El amor al deporte puede unir más a nuestros pueblos, aseguró hoy aquí el político republicano Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas, tras disputar un partido de baloncesto junto a jugadores cubanos.
Hutchinson y su director de asuntos económicos, Mike Preston, compartieron camiseta con varios jugadores del equipo Capitalinos y se llevaron el triunfo 33-23 en un partido a toda cancha, plácido y sin mucha defensa.
El primer gobernador estadounidense que visita Cuba desde el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas, el pasado 20 de julio, anotó ocho puntos, la mayoría en el poste bajo y sin demasiada presión.
“Me he divertido, disfruto mucho estos partidos, no porque sea particularmente bueno, si no porque es algo saludable, y crea lazos“, comentó a Prensa Latina el político de 64 años de edad, quien inició ayer su visita a Cuba.
Entre sus objetivos destaca potenciar las relaciones comerciales e institucionales, así como facilitar los intercambios educativos y deportivos entre el estado de Arkansas y Cuba, como parte del proceso iniciado el pasado 17 de diciembre.
Al preguntarle si este partido demuestra que cubanos y estadounidenses pueden jugar en un mismo equipo, Hutchinson sonrió y se limitó a contestar que este encuentro responde a un amor común por el baloncesto.
De hecho, el gobernador suele jugar religiosamente cada viernes, y entre partido y partido conversa sobre asuntos de trabajo e incluso despacha con Preston, quien jugó a nivel colegial.
Antes del encuentro, Hutchinson conversó con el exjugador Ruperto Herrera, presidente de la Federación Cubana de Baloncesto, recientemente inducido al Salón de la Fama junto al legendario Michael Jordan.
Al final, dialogó con los integrantes del Capitalinos, les autografió un balón con la dedicatoria “Por amor al juego” y dejó la Ciudad Deportiva convencido de una verdad: sin bloqueo se juega más fácil.
Fuerzas aéreas rusas en Siria comienzan a combatir al Estado Islámico
Ya es oficial, las fuerzas aéreas de Rusia comienzan a bombardear objetivos del Estado Islámico en #Siria.
(Con información de RT
El
Senado de Rusia ha autorizado este miércoles el uso de sus Fuerzas
Aéreas en Siria. A continuación, les ofrecemos una breve explicación de
por qué se ha tomado esta decisión, qué acciones contempla y por qué es
legítima desde la perspectiva del derecho internacional entre otras
cuestiones importantes.
La Cámara alta del Parlamento de Rusia ha aprobado este miércoles la participación de la Fuerzas Aéreas en Siria.
¿Por qué se ha tomado esta decisión?
La decisión se ha tomado después de que el presidente sirio, Bashar
al Assad, solicitara a Moscú ayuda militar para la lucha contra los
terroristas.
¿Qué acciones contempla?
El jefe de la Administración del Kremlin, Serguéi Ivanov, ha
precisado que se trata exclusivamente de la participación de las Fuerzas
Aéreas en Siria. Según Ivanov, Rusia no contempla la posibilidad de
llevar a cabo operaciones terrestres en ese país.
“Como ha dicho nuestro presidente Putin, el uso de las Fuerzas
Armadas en operaciones terrestres es imposible. El objetivo militar de
nuestra operación es exclusivamente el apoyo aéreo de las fuerzas del
Gobierno sirio en su lucha contra el Estado Islámico”, ha aseverado
Ivanov.
¿Cuándo y por cuánto tiempo?
Rusia ha lanzado este miercoles su primer ataque contra las
posiciónes del Estado Islámico. De momento, no hay información sobre la
duración de la operación en Siria dado que “es información estratégica”,
según ha explicado el portavoz de Kremlin, Dmitri Peskov.
¿Quiénes participarán en la operación?
En la operación rusa en Siria contra el Estado Islámico solo van a
participar oficiales y contratistas voluntarios, según informa Interfax
citando a varias fuentes militares.
Según una de estas fuentes, “la operación militar para contrarrestar
al EI involucrará principalmente a los oficiales del Estado Mayor
General y de la Fuerza Aérea, así como el personal técnico-militar para
la asistencia de las aeronaves”.
¿Con qué países va a cooperar Rusia?
Además del Ejército sirio, Irán e Irak también ayudarán en la
operación a través de un centro de intercambio de información en Bagdad.
En cuanto a la coalición liderada por EE.UU., aún es un tema abierto.
Sin embargo, anteriormente, tras la reunión de los presidentes de Rusia
y EE.UU. en el marco de la Asamblea General de la ONU, el secretario de
Defensa de EE.UU., Ashton Carter, ordenaba establecer canales de
comunicación sobre Siria entre los Ejércitos de EE.UU. y Rusia, según ha
explicado el portavoz del Pentágono, Peter Cook.
Por otro lado, el presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó su
intervención ante la Asamblea General de la ONU para insistir en la
necesidad de crear una “amplia coalición internacional” en contra del
Estado Islámico y otros terroristas. Según el jefe del Kremlin, Siria y
otros países musulmanes deberían ser participantes clave de este
esfuerzo.
¿Es legal desde el punto de vista del derecho internacional?
Las operaciones en territorio de otro país son posibles únicamente si
están basadas en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o en
una solicitud de las autoridades legítimas del país involucrado. Moscú
cuenta con una solicitud realizada por Damasco en la que el presidente
Bashar al Assad pide que Rusia amplíe su asistencia militar en la lucha
antiterrorista.
De hecho, según ha declarado Dmitri Peskov, Rusia será el único país
que participará en la operación contra el Estado Islámico desde la
legalidad y a instancias de las autoridades legítimas de Siria.
¿Y lo que hacen EE.UU. y sus aliados?
“Todos ustedes saben muy bien que los territorios de Siria e Irak (y
otros países de Oriente Medio se sumarán a esta lista posiblemente en el
futuro próximo) están siendo bombardeados por misiles y bombas de
EE.UU. Francia recientemente emprendió acciones similares y Australia y
otros países anuncian lo mismo. Pero me gustaría mencionar un punto
importante: todos estos actos se cometen eludiendo el derecho
internacional”, ha recordado el jefe de la Administración del Kremlin,
Serguéi Ivanov.
(Con información de RT
U.S.-Cuban aviation deal possible this year, official says
Cuba and the United States advanced toward restoring scheduled airline
service during two days of talks that concluded in Havana on Tuesday,
with the potential to reach a deal this year, a U.S. official said.
"One more meeting might be enough to finalize an arrangement. I can't be sure," said the U.S. official, who was familiar with the talks and spoke on the condition of anonymity, as reported by Reuters.
The two sides planned to meet again, possibly before the end of this year and most likely in Washington, the official told Reuters.
Scheduled commercial airline service has been suspended for decades as a result of Cold War animosity, but both sides quickly made resumption a priority upon detente last December.
Charter flights have long connected the United States and Cuba. Then Washington initiated new rules in January that more easily permit U.S. airlines to fly to Cuba.
However, U.S. and Cuban officials first need to negotiate a new arrangement before restarting scheduled service in which customers could book travel directly with airlines.
After that informal deal is reached, the two sides have agreed to work on updating a 1953 civil aviation agreement that is still valid but obsolete.
Officials from six U.S. government agencies met with counterparts from the Cuban Foreign Ministry and the Cuban Institute of Civil Aviation on Monday and Tuesday, the official said.
Safety and security cooperation was well advanced, largely because existing charter flights already meet U.S. Federal Aviation Administration (FAA) and Transportation Safety Administration (TSA) standards, the official said.
General U.S. tourism to Cuba is banned by the U.S. trade embargo of Cuba but certain Americans are allowed to go on specially sanctioned travel.
U.S. President Barack Obama has relaxed those restrictions, leading to a boom in U.S. citizen travel to Cuba, which is up more than 60 percent this year with 106,607 Americans arriving as of Sept. 20.
The market would grow further if the U.S. Congress were to lift either the tourism ban or the embargo.
"We don't have a deadline. We're eager. Our carriers are eager," the U.S. official said about reaching a deal. "Both sides see it as positive in and of itself but positive also as a signal of progress in the broader relationship."Major U.S. airlines including JetBlue Airways Corp, American Airlines Group Inc, Delta Air Lines Inc and United Air Lines have all expressed interest in scheduled service to Cuba.
(Reporting by Daniel Trotta; Editing by Lisa Shumaker)
"One more meeting might be enough to finalize an arrangement. I can't be sure," said the U.S. official, who was familiar with the talks and spoke on the condition of anonymity, as reported by Reuters.
The two sides planned to meet again, possibly before the end of this year and most likely in Washington, the official told Reuters.
Scheduled commercial airline service has been suspended for decades as a result of Cold War animosity, but both sides quickly made resumption a priority upon detente last December.
Charter flights have long connected the United States and Cuba. Then Washington initiated new rules in January that more easily permit U.S. airlines to fly to Cuba.
However, U.S. and Cuban officials first need to negotiate a new arrangement before restarting scheduled service in which customers could book travel directly with airlines.
After that informal deal is reached, the two sides have agreed to work on updating a 1953 civil aviation agreement that is still valid but obsolete.
Officials from six U.S. government agencies met with counterparts from the Cuban Foreign Ministry and the Cuban Institute of Civil Aviation on Monday and Tuesday, the official said.
Safety and security cooperation was well advanced, largely because existing charter flights already meet U.S. Federal Aviation Administration (FAA) and Transportation Safety Administration (TSA) standards, the official said.
General U.S. tourism to Cuba is banned by the U.S. trade embargo of Cuba but certain Americans are allowed to go on specially sanctioned travel.
U.S. President Barack Obama has relaxed those restrictions, leading to a boom in U.S. citizen travel to Cuba, which is up more than 60 percent this year with 106,607 Americans arriving as of Sept. 20.
The market would grow further if the U.S. Congress were to lift either the tourism ban or the embargo.
"We don't have a deadline. We're eager. Our carriers are eager," the U.S. official said about reaching a deal. "Both sides see it as positive in and of itself but positive also as a signal of progress in the broader relationship."Major U.S. airlines including JetBlue Airways Corp, American Airlines Group Inc, Delta Air Lines Inc and United Air Lines have all expressed interest in scheduled service to Cuba.
(Reporting by Daniel Trotta; Editing by Lisa Shumaker)
martes, 29 de septiembre de 2015
Foro Empresarial Cuba-Arkansas sesionó hoy en el Hotel Nacional
Como parte de una visita oficial que realiza a La Habana una delegación del estado de Arkansas, encabezada por su gobernador, Honorable Asa Hutchinson,
tuvo lugar hoy lunes, en el Hotel Nacional de Cuba, un foro empresarial
con la participación de varias entidades y empresas cubanas.
La delegación estadounidense ha sido organizada por el Centro de
comercio Mundial de Arkansas, perteneciente a Asociación de Centros de
Comercio Mundial (World Trade Centers Association, por sus siglas en
inglés WTCA), asociación establecida en 1970 con sede en la ciudad New
York. WTCA es una asociación no lucrativa dedicada a la promoción y
facilitación de negocios y servicios comerciales internacionales.
Actualmente, WTCA cuenta con más de 300 World Trade Centers en 85
ciudades del mundo, que agrupan una membresía de más de 750 000
compañías a nivel global. La Cámara de Comercio de la República de Cuba
acoge al World Trade Center Habana.
El foro empresarial estuvo presidido por el gobernador de Arkansas
Asa Hutchinson y el Presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, Orlando
Hernández Guillén, contando además con la presencia de funcionarios del
Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Comercio
Exterior y la Inverión Extranjera, así como de la Embajada de los
Estados Unidos de América en La Habana.
Luego de las palabras inaugurales, ofrecidas por el gobernador
Hutchinson y la Directora de Política Comercial con Estados Unidos y
Canadá del MINCEX, María de la Luz B’amel, se realizaron presentaciones
sobre el trabajo del Centro de Comercio Mundial de Arkansas por parte de
integrantes de la delegación de los Estados Unidos, en tanto la
Directora de Inversión Extranjera del MINCEX, Déborah Rivas, presentó a
los visitantes la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada el pasado
año. Una productiva sesión de preguntas y respuesta fue el colofón del
encuentro.
Posteriormente, fue suscrito un acuerdo de cooperación entre las
oficinas de World Trade Center Arkansas y World Trade Center Habana. Por
la parte estadounidense rubricó el texto su presidente, Sr. W. Dan
Hendrix, mientras que por la parte cubana lo hizo el presidente de la
Cámara de Comercio, también presidente del Centro de Comercio Mundial
Habana, Orlando Hernández Guillen. Este último destacó el significado
del acuerdo, que establece un canal de información económica y comercial
para actualizar a las empresas de ambas partes, así como intercambiar
posibilidades de inversión en los dos territorios. También apuntó su
importancia en cuanto al apoyo institucional durante ferias comerciales,
talleres, seminarios y cualquier tipo de intercambio en el ámbito del
comercio y la inversión entre Cuba y Arkansas.
Ambos funcionarios sostuvieron un encuentro bilateral en horas de la
tarde donde abordaron diferentes temas de interés para el comercio entre
Cuba y Arkansas, y ratificaron las potencialidades de aumentar el
intercambio bilateral una vez sean eliminadas todas las restricciones al
comercio por parte del gobierno de Estados Unidos.
Esta no es la primera visita de empresarios del Estado de Arkansas,
ni la primera de su gobernador. Arkansas es un estado fundamentalmente
agrícola, gran productor de arroz, y de él vienen muchas de las
importaciones de alimentos que Cuba hace en Estados Unidos desde el año
2001
.
Las personalidades de ese estado han señalado su interés en
aprovechar las oportunidades existentes para la exportación a Cuba de
productos agrícolas desde Arkansas, considerando que sus productores
están en capacidad de incrementar este comercio, que consideran
favorable para ambas partes.
Durante su permanencia en Cuba hasta el miércoles 30, la delegación
sostendrá otros encuentros con organismos y empresas cubanas y visitará
la Zona de Desarrollo Especial Mariel.
Información de Cubaminrex)
lunes, 28 de septiembre de 2015
“La ONU ha de ser defendida del unilateralismo y profundamente reformada para democratizarla”: Raúl Castro
Estimados jefes y jefas de Estado y de Gobierno:
Distinguidos Jefes y Jefas de Delegaciones:
Señor Secretario General de las Naciones Unidas:
Señor Presidente:
Hace setenta años que, en nombre de los pueblos, los miembros de esta organización suscribimos la Carta de las Naciones Unidas.
Nos comprometimos a preservar a las generaciones venideras del flagelo
de la guerra y a edificar una nueva forma de relacionarnos bajo la guía
de un conjunto de propósitos y principios, que debían augurar una época
de paz, justicia y desarrollo para toda la humanidad.
Sin embargo, a partir de entonces, han sido constantes las
guerras de agresión, la intervención en los asuntos internos de los
Estados, el derrocamiento por la fuerza de gobiernos soberanos, los
denominados “golpes suaves” y la recolonización de territorios, que han
sido perfeccionados con formas de actuar no convencionales, con el
empleo de nuevas tecnologías y esgrimiendo supuestas violaciones de los
derechos humanos.
Es inaceptable la militarización del ciberespacio y el empleo
encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las
comunicaciones para agredir a otros Estados, como también lo es que se
distorsione la promoción y protección de los derechos humanos,
utilizándolos de forma selectiva y discriminatoria para validar e
imponer decisiones políticas.
A pesar de que la Carta nos llama a “reafirmar la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana”, el disfrute de los derechos humanos continúa siendo una utopía
para millones de personas.
Se niega a la humanidad el derecho a vivir en paz y su derecho al
desarrollo. Es en la pobreza y la desigualdad donde deben buscarse las
causas de los conflictos, generados por el colonialismo y el despojo de
las poblaciones autóctonas, primero, y más tarde por el imperialismo y
el reparto de esferas de influencia.
El compromiso asumido en 1945 de “promover el progreso social y
elevar el nivel de vida” de los pueblos y su desarrollo económico y
social, sigue siendo una quimera, cuando 795 millones de personas sufren
hambre, 781 millones de adultos son analfabetos y 17 mil niños mueren
cada día de enfermedades curables, mientras que los gastos militares
anuales en todo el mundo ascienden a más de 1,7 millones de millones de
dólares.
Con sólo una fracción de ese monto podrían solucionarse los problemas más acuciantes que azotan a la humanidad
Incluso, en los países industrializados ya prácticamente
desaparecieron las “sociedades de bienestar”, que se nos presentaban
como el modelo a seguir. Los sistemas electorales y los partidos
tradicionales, que dependen del dinero y la publicidad, son cada vez más
ajenos y distantes de las aspiraciones de sus pueblos.
El cambio climático
pone en peligro la existencia de la especie humana, y los Estados deben
asumir responsabilidades comunes pero diferenciadas, ante la
inobjetable realidad de que no todos los países somos responsables por
igual, ni despilfarramos los recursos naturales y humanos en un
consumismo irracional e insostenible.
Las consecuencias del cambio climático son especialmente
devastadoras en los pequeños países insulares en desarrollo e imponen
una tensión adicional a sus frágiles economías. Lo mismo sucede en
África, con el incremento inexorable de la desertificación.
Nos solidarizamos con nuestros hermanos caribeños y demandamos que se
les dé un trato especial y diferenciado. Apoyamos a los países
africanos y reclamamos para ellos un tratamiento justo, transferencia de
tecnología y recursos financieros.
Señor Presidente:
Con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) y, particularmente, con la firma por los jefes de Estado y de
Gobierno, en enero del 2014, de la Proclama de América Latina y el
Caribe como Zona de Paz, ha quedado demostrado que, por encima de
nuestras diferencias, podemos avanzar hacia la unidad y la consecución
de objetivos comunes en el marco de nuestra diversidad.
En la Proclama, reafirmamos el compromiso inquebrantable con los
principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional
y de resolver las diferencias de forma pacífica, así como la convicción
de que el pleno respeto al derecho inalienable de todo Estado a elegir
su sistema político, económico, social y cultural, constituye una
condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las
naciones. Reclamamos que estos principios sirvan también de base a las
relaciones de otros Estados con nuestra región.
La República Bolivariana de Venezuela contará siempre con la
solidaridad de Cuba frente a los intentos de desestabilizar y subvertir
el ordenamiento constitucional, y destruir la obra iniciada por el
compañero Hugo Chávez Frías y continuada por el presidente Nicolás Maduro Moros a favor del pueblo venezolano.
De igual manera, va nuestra firme e irrestricta solidaridad a la
República del Ecuador, a su Revolución Ciudadana y a su líder, Rafael
Correa Delgado, que se ha convertido en el blanco del mismo guión de
desestabilización aplicado contra otros gobiernos progresistas de la
región.
Nos solidarizamos con las naciones del Caribe que solicitan justas
reparaciones por los horrores de la esclavitud y la trata de esclavos,
sobre todo en un mundo en el que la discriminación racial y la represión
de las comunidades afrodescendientes han ido en ascenso.
Ratificamos nuestra convicción de que el pueblo de Puerto Rico merece
ser libre e independiente, luego de más de una centuria sometido a la
dominación colonial.
Nos solidarizamos con la República Argentina en su legítimo reclamo
de soberanía sobre las Islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del
Sur
.
Reiteramos nuestro apoyo solidario a la Presidenta Dilma Rousseff y al pueblo de Brasil en la defensa de sus importantes logros sociales y de la estabilidad del país.
Reafirmamos nuestro rechazo a la intención de extender la
presencia de la OTAN hasta las fronteras de Rusia y a la imposición de
sanciones unilaterales e injustas contra esa nación.
Saludamos el denominado acuerdo nuclear con la República Islámica de
Irán, que demuestra que el diálogo y la negociación son la única
herramienta efectiva para solventar las diferencias entre los Estados
.
Renovamos nuestra confianza en que el pueblo sirio es capaz de
resolver por sí mismo sus diferencias y demandamos que cese la
injerencia externa.
Una solución justa y duradera al conflicto del Medio Oriente exige,
inexorablemente, el ejercicio real del derecho inalienable del pueblo
palestino a construir su propio Estado dentro de las fronteras
anteriores a 1967 y con su capital en Jerusalén oriental, lo que
enérgicamente apoyamos.
Durante las últimas semanas nos han impactado las imágenes de las
oleadas migratorias hacia Europa, que constituyen una consecuencia
directa de las acciones de desestabilización que la OTAN promovió y
ejecuta en países del Medio Oriente y África del Norte, y del
subdesarrollo y la pobreza imperante en países del continente africano.
La Unión Europea debe asumir, de manera plena e inmediata, sus
responsabilidades con la crisis humanitaria que ayudó a generar.
Señor Presidente:
Tras 56 años de heroica y abnegada resistencia del pueblo cubano,
quedaron restablecidas las relaciones diplomáticas y las embajadas en
las respectivas capitales.
Ahora se inicia un largo y complejo proceso hacia la normalización de
las relaciones que se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo
económico, comercial y financiero contra Cuba; se devuelva a nuestro
país el territorio ocupado ilegalmente por la Base Naval de Guantánamo;
cesen las transmisiones radiales y televisivas y los programas de
subversión y desestabilización contra Cuba, y se compense a nuestro
pueblo por los daños humanos y económicos que aún sufre
.
Mientras persista, continuaremos presentando el proyecto de
resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico,
comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra
Cuba”.
A los 188 gobiernos y pueblos que han apoyado aquí y en
diversos foros internacionales y regionales nuestra justa demanda, les
reitero el eterno agradecimiento del pueblo y el gobierno cubanos por su
sostenido respaldo.
Sr. Presidente:
Cuba celebra, con profundo compromiso, el 70 aniversario de la
Organización de las Naciones Unidas. Reconocemos que en estos años se ha
intentado, pero no se ha hecho lo suficiente, para proteger a las
generaciones presentes y futuras del flagelo de la guerra y su derecho a
un desarrollo sostenible, sin exclusión. La ONU ha de ser defendida del
unilateralismo y profundamente reformada para democratizarla y
acercarla a los pueblos
.
Como señalara en esta misma sala hace 15 años el compañero Fidel
Castro Ruz, Líder Histórico de la Revolución cubana- y cito: “Cualquiera
comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el
siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no solo de la
guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la
pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la
existencia humana, ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea
demasiado tarde!”- fin de la cita.
Podrá contar siempre la comunidad internacional con la sincera voz de
Cuba frente a la injusticia, la desigualdad, el subdesarrollo, la
discriminación y la manipulación; y por el establecimiento de un orden
internacional más justo y equitativo, en cuyo centro se ubique,
realmente, el ser humano, su dignidad y bienestar.
Muchas gracias.
Raúl Castro: La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer demanda un orden más justo
Raúl Castro Ruz en la “Conferencia de líderes globales sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres: un compromiso de acción”, en Nueva York, el 27 de septiembre de 2015.
"No negamos que existan logros en las últimas décadas, pero resultan frágiles e insuficientes. Para avanzar hacia la plena realización de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es preciso, ante todo, el logro de un orden internacional justo y equitativo, que erradique la pobreza y el hambre, ponga fin a los conflictos bélicos, privilegie al ser humano por encima del capital y preserve el medio ambiente."
CUBA : C D R Aniversario 55
Por: José Miguel Vázquez.
Los cubanos conmemoramos hoy 28 de septiembre el Aniversario 55 de la creación de los Comités de Defensa de la Revolución, conocidos internacionalmente por sus siglas C D R.
Han pasado 55 años, y no se pierde la tradición de festejar cada año un nuevo aniversario con la tradicional caldosa, que se cocina en casi todas las cuadras del país, rico alimento que contiene carne de cerdo, viandas de todo tipo, , sazonada con ajo, cebolla, pure de tomate, sal, aji, y otras especies que le dan un gusto exquisito.
Anoche casi creíamos que no ibamos a poder hacer la caldosa, sucede que durante toda la tarde estuvo lloviendo bastante aqui en Matanzas, y optamos los más optimistas por esperar que escampara para poder encender la hoguera en plena calle y comenzar a cocinarla, y ! que bueno ! por fin escampó cuando eran como las 9 de la noche, comenzamos la tarea.
Lo que aprecian en la foto es la caldosa cuando se cocinaba, junto, los vecinos de la cuadra esperaban en las puertas de su casa en animada charla esperando el momento de degustarla.
Por su parte también teniamos el clásido pastel que en Cuba le decimos cake, pan con pasta de bocaditos, refrescos y claro está el traguito de ron cubano para hacer el brindis.
Esta es una fiesta que cada año se repite en nuestro país, hoy los CDR tienen otros contenidos, pues sin abandonar su principal objetivo que es la guardia popular revolucionaria, se une el apoyo a las campañas de saneamiento ambiental, las vacunaciones masivas, las donaciones de sangre y otras no menos importante.
Asi pues, para los que piensan que los CDR han perdido vigencia, les decimos que la organización hoy por hoy se nutre de sangre joven que se integran a sus filas para fortalecerlas y continuar su obra social en beneficio de la comunidad.
domingo, 27 de septiembre de 2015
Gobernador de Arkansas visita Cuba al frente de una delegación comercial
El gobernador de Arkansas (EEUU), el republicano Asa
Hutchinson, empieza hoy una visita a Cuba al frente de una delegación
comercial con el fin de promocionar los productos agrícolas de ese
estado.
El viaje se enmarca en el proceso de normalización de relaciones entre ambos países anunciado el pasado diciembre por los presidentes de EEUU, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro.
La delegación incluye a empresarios del sector arrocero de
Arkansas, que produjo aproximadamente el 50 por ciento del arroz de
Estados Unidos en el último año, precisó hoy el Consejo EEUU-Cuba de Comercio y Economía (USCBC por sus siglas en inglés) en un comunicado.
“Creo que realmente hay allí (en Cuba) una oportunidad”, afirmó el pasado día 21 el gobernador ante representantes del sector arrocero en Little Rock (Arkansas), al lamentar las limitaciones que el bloqueo que pesa sobre la isla ha supuesto para esas compañías.
“Creo que todo eso va a cambiar“, anticipó Hutchinson, del Partido Republicano y que permanecerá en Cuba hasta el 2 de octubre.
Etiquetas:
Agricultura,
Alimentación,
Arkansas,
Comercio,
Cuba,
economía,
Estados Unidos,
Relaciones Cuba Estados Unidos
EEUU: Cámara de Comercio crea grupo para oportunidades comerciales en Cuba (+ Fotos)
La Cámara de Comercio de Estados Unidos anunció ayer la creación del Consejo de Negocios EE.UU.-Cuba (USCBC, por su sigla en inglés), con el objetivo de “construir una relación comercial fuerte y estratégica” entre los dos países.
“Tenemos frente a nosotros una oportunidad histórica para apoyar un
sector privado cubano vital y en crecimiento”, indicó el presidente y
consejero delegado de la Cámara de Comercio, Tom Donohue.
“Este consejo trabajará sin descanso para asegurar que ambos
países aprovechan las nuevas avenidas para el comercio, la inversión y
la cooperación económica en la relación bilateral“, apuntó.
USCBC centrará esfuerzos “estratégicos” en “maximizar” el potencial
de la relación comercial entre ambos países, pidiendo y defendiendo
reformas en las dos naciones y aprovechando el restablecimiento de relaciones diplomáticas iniciado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro.
“Durante demasiado ti
empo, la relación EE.UU.-Cuba ha estado definida
por sus diferencias y limitada por el pasado, a la vez que carecía de
un camino claro hacia el futuro. El lanzamiento del Consejo de negocios
sirve de un paso más hacia la apertura de un nuevo capítulo en las
relaciones entre nuestros países”, sostuvo Donohue.
La función
de USCBC será influir en el Congreso estadounidense y en
el Gobierno cubano para “eliminar barreras” en el comercio y la creación
de empleo.
Fotos: Embajada de Cuba en Estados Unidos.(Con información de EFE
Etiquetas:
Comercio,
Cuba,
economía,
Empresas,
Estados Unidos,
Fotografía,
Relaciones Cuba Estados Unidos,
Thomas Donohue
Raúl Castro: Persisten niveles inaceptables de pobreza y desigualdad en el mundo
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, General
de Ejército Raúl Castro Ruz intervino la mañana de este sábado en la
cumbre de la ONU sobre los objetivos de desarrollo sostenible 2015-2030,
donde se refirió, en su breve y contundente discurso, a las
problemáticas que afectan al mundo de hoy como las crisis migratorias y
la polarización de las riquezas y aseguró que Cuba no renunciará a la
solidaridad, la lucha por la dignidad humana y la justicia social
sábado, 26 de septiembre de 2015
Raúl Castro: Persisten niveles inaceptables de pobreza y desigualdad en el mundo
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz intervino la mañana de este sábado en la cumbre de la ONU sobre los objetivos de desarrollo sostenible 2015-2030.
“Los avances, quince años después de adoptados los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
son insuficientes y desigualmente distribuidos. Persisten, e incluso se
agravan en muchos casos, niveles inaceptables de pobreza y desigualdad
social, incluso en las propias naciones industrializadas”, destacó el
presidente cubano.
Asimismo, se refirió en su breve y contundente discurso a las
problemáticas que afectan al mundo de hoy como las crisis migratorias,
motivadas por los conflictos bélicos y la dura situación económica que
enfrenta una parte de la humanidad, lo cual incrementa la brecha entre
el Norte y el Sur y la polarización de las riquezas.
“No menos de 2 mil 700 millones de personas en el mundo viven en la
pobreza. La tasa global de mortalidad infantil en menores de cinco años,
sigue siendo varias veces la de los países desarrollados. La mortalidad
materna en las regiones en desarrollo es 14 veces más alta que en
aquellos”, precisó.
Raúl enfatizó también en la importancia de que los debates sobre
temas como los objetivos de desarrollo sostenible compulsen a la toma de
acuerdos que se puedan concretar en acciones.
Si queremos un mundo habitable de paz y concordia entre las naciones,
de democracia, justicia social y respeto a los derechos humanos de
todos, tendríamos que adoptar compromisos tangibles en materia de ayuda
al desarrollo y solucionar el problema de la deuda, ya varias veces
pagada, expresó.
Sería necesario, continuó, crear otra arquitectura financiera
internacional, eliminar el monopolio tecnológico y del conocimiento de
las naciones industrializadas y que estas aceptaran su deuda histórica, a
partir de responsabilidades comunes, pero diferenciadas
.
La falta de recursos no puede esgrimirse como pretexto cuando se
invierten 1,7 millones de millones de dólares anuales en gastos
militares, sin cuya reducción no serán posibles el desarrollo ni una paz
estable y duradera, añadió.
El presidente cubano manifestó que el restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, la apertura de embajadas y los
cambios en la política hacia nuestro país declarados por Obama;
constituyen un importante avance que ha concitado el apoyo
internacional.
Sin embargo, apuntó, persiste el bloqueo económico, comercial y
financiero por más de medio siglo, el cual causa daños y privaciones al
pueblo cubano, es el principal obstáculo para el desarrollo del país,
afecta a otras naciones por su extraterritorialidad, y perjudica a los
ciudadanos y empresarios estadounidenses. Además, el bloqueo ha sido
rechazado en numerosas ocasiones por la aplastadora mayoría de los
países miembros de la Organización de Naciones Unidas.
Pese a todo, Cuba cumplió los objetivos del milenio y brindó su ayuda
a otros países en varios sectores, lo que continuaremos haciendo con
nuestros modestos esfuerzos; dijo Raúl.
No renunciaremos a la solidaridad, la lucha por la dignidad humana y
la justicia social, que son convicciones profundas de nuestra sociedad
socialista; concluyó.
Lea a continuación el discurso completo:
Estimados jefes y jefas de Estado y de Gobierno:
Distinguidos jefes y jefas de delegaciones:
Señor Secretario General de las Naciones Unidas:
Señor Presidente:
La inestabilidad en numerosas regiones tiene sus raíces en la
situación de subdesarrollo en que viven dos tercios de la población
mundial.
Los avances, quince años después de adoptados los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, son insuficientes y desigualmente distribuidos.
Persisten, e incluso se agravan en muchos casos, niveles inaceptables de
pobreza y desigualdad social, incluso en las propias naciones
industrializadas. La brecha entre el Norte y el Sur y la polarización de
la riqueza se incrementan.
Constatamos que estamos aún muy lejos de contar con una verdadera asociación mundial para el desarrollo.
No menos de 2 mil 700 millones de personas en el mundo viven en la
pobreza. La tasa global de mortalidad infantil en menores de cinco años,
sigue siendo varias veces la de los países desarrollados. La mortalidad
materna en las regiones en desarrollo es 14 veces más alta que en
aquellos.
En medio de la actual crisis económica y financiera, los acaudalados y
las compañías transnacionales se hacen cada vez más ricos, y aumentan
dramáticamente los pobres, los desempleados y las personas sin casa
debido a crueles políticas llamadas “de austeridad”. Oleadas de
inmigrantes desesperados arriban a Europa huyendo de la miseria y de los
conflictos que otros desataron.
Los medios para implementar la Agenda, sin compromisos medibles ni
calendarios, no son proporcionales al alcance de sus 17 objetivos de
desarrollo sostenible
.
Si queremos un mundo habitable, de paz y concordia entre las
naciones, de democracia, justicia social, dignidad y respeto a los
derechos humanos de todos, tendríamos que adoptar cuanto antes
compromisos tangibles en materia de ayuda al desarrollo y solucionar el
problema de la deuda ya pagada varias veces. Habría que construir otra
arquitectura financiera internacional, eliminar el monopolio tecnológico
y del conocimiento, y cambiar el orden económico internacional vigente.
Los países industrializados debieran aceptar su deuda histórica y
ejercer el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”.
No puede esgrimirse como pretexto la falta de recursos cuando se
invierten 1,7 millones de millones de dólares anuales en gastos
militares, sin cuya reducción no serán posibles el desarrollo ni una paz
estable y duradera.
Sr. Presidente:
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los
Estados Unidos, la apertura de embajadas y los cambios que el presidente
Barack Obama ha declarado en la política hacia nuestro país constituyen
un importante avance, que ha concitado el más amplio apoyo de la
comunidad internacional.
Sin embargo, persiste el bloqueo económico, comercial y financiero
contra Cuba, por más de medio siglo, el cual causa daños y privaciones
al pueblo cubano, es el principal obstáculo para el desarrollo económico
de nuestro país, afecta a otras naciones por su alcance
extraterritorial y continúa perjudicando los intereses de los ciudadanos
y las compañías estadounidenses. Esta política es rechazada por 188
Estados miembros de las Naciones Unidas que demandan ponerle fin.
Pese a todo, Cuba cumplió los Objetivos de Desarrollo del Milenio y
brindó su cooperación a otros países en desarrollo en varios sectores,
lo que continuaremos haciendo en la medida de nuestras modestas
posibilidades.
No renunciaremos jamás a la dignidad, la solidaridad humana y a la
justicia social, que son convicciones profundas de nuestra sociedad
socialista.
Muchas gracias.
(Con información de Granma)
Plattistas y mercenarios defienden que EE.UU. viole los DDHH del pueblo de Cuba
Berta Soler,
una de los que solicita
que no levanten
el bloqueo a
Cuba.
|
Norelys Morales Aguilera.─
Lo que el gobierno de Estados Unidos llama embargo, siendo bloqueo
económico, comercial y financiero contra Cuba, por provocar carencias y
sufrimientos al pueblo cubano, es una violación masiva, flagrante y sistemática
de los derechos humanos. De acuerdo con la Convención de Ginebra de 1948 [1],
tipifica como un acto de genocidio.
Sin entrar en el complicado entramado que sustenta la política genocida norteamericana, ilustra al respecto que su primer instrumento legal sea la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, que ha vuelto a ratificar hace unos días el presidente Barack Obama, argumentando Washington, que le concede prerrogativas para “aliviar el embargo”.
De modo que, el enemigo de Estados Unidos en la práctica, es el pueblo cubano todo, cuando el gobierno de ese país continúa causando graves perjuicios a la economía cubana, limita el derecho al desarrollo y causan privaciones directas que influyen en la salud y el nivel de vida de la población.
Sin embargo, una supuesta disidencia cubana, pretexta “estar preocupada” por “la fuerte campaña que se ha desplegado para levantar las sanciones económicas que pesan sobre la dictadura cubana”.
Esta mal llamada disidencia es mercenaria por ser financiada e instruida en métodos y acciones desde la ultraderecha de Miami con los fondos destinados a la subversión en la Isla (30 millones de dólares están a la aprobación) [2]. Pero, también es plattista, axiológicamente, dirigida a mirar a los intereses de norteamericanos en alusión al apéndice constitucional con que nació la República de Cuba en 1902, por el cual Estados Unidos tendría el derecho de intervenir en los asuntos de cubanos a su discreción.
La ultraderecha “anticastrista” representada en el Congreso de Estados a quien responde la supuesta disidencia, no está interesada en el bien de los cubanos, sino que lastra el resentimiento más enfermizo, contra todo lo que huela a independencia nacional.
Esta la línea de confrontación es rechazada abrumadoramente por los cubanos de la Isla, dedicados a actualizar su sistema y darse al consenso nacional, antes que atender a los “opositores” de pacotilla, sumergidos en sus egos y aspiraciones personales.
Una prueba inequívoca es que un autodenominado Foro por los Derechos y Libertades se ha dirigido al Congreso de los Estados Unidos de América para solicitarles que no levanten el bloqueo. Los firmantes son los mismos “opositores” mediáticos de la mano del amo que paga, que justifican la violación de los derechos humanos de todo un pueblo, al que tienen que despreciar para actuar de ese modo. [3]
Mientras, la Red En Defensa de la Humanidad, integrada por prestigiosos intelectuales, sostiene el cese del bloqueo contra Cuba, como cerco que ha asfixiado al pueblo cubano durante más de cinco décadas. [4]
Si, Washington reconoció que la confrontación contra el pueblo cubano es una política fracasada, ahora los mercenarios y los que viven del negocio de la contrarrevolución, más interesados que patriotas, ven la bancarrota financiera como el mayor peligro a sus intereses. Y, llevan la de perder frente a su propio pueblo, que va a ser lo peor para ellos.
Notas
Sin entrar en el complicado entramado que sustenta la política genocida norteamericana, ilustra al respecto que su primer instrumento legal sea la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, que ha vuelto a ratificar hace unos días el presidente Barack Obama, argumentando Washington, que le concede prerrogativas para “aliviar el embargo”.
De modo que, el enemigo de Estados Unidos en la práctica, es el pueblo cubano todo, cuando el gobierno de ese país continúa causando graves perjuicios a la economía cubana, limita el derecho al desarrollo y causan privaciones directas que influyen en la salud y el nivel de vida de la población.
Sin embargo, una supuesta disidencia cubana, pretexta “estar preocupada” por “la fuerte campaña que se ha desplegado para levantar las sanciones económicas que pesan sobre la dictadura cubana”.
Esta mal llamada disidencia es mercenaria por ser financiada e instruida en métodos y acciones desde la ultraderecha de Miami con los fondos destinados a la subversión en la Isla (30 millones de dólares están a la aprobación) [2]. Pero, también es plattista, axiológicamente, dirigida a mirar a los intereses de norteamericanos en alusión al apéndice constitucional con que nació la República de Cuba en 1902, por el cual Estados Unidos tendría el derecho de intervenir en los asuntos de cubanos a su discreción.
La ultraderecha “anticastrista” representada en el Congreso de Estados a quien responde la supuesta disidencia, no está interesada en el bien de los cubanos, sino que lastra el resentimiento más enfermizo, contra todo lo que huela a independencia nacional.
Esta la línea de confrontación es rechazada abrumadoramente por los cubanos de la Isla, dedicados a actualizar su sistema y darse al consenso nacional, antes que atender a los “opositores” de pacotilla, sumergidos en sus egos y aspiraciones personales.
Una prueba inequívoca es que un autodenominado Foro por los Derechos y Libertades se ha dirigido al Congreso de los Estados Unidos de América para solicitarles que no levanten el bloqueo. Los firmantes son los mismos “opositores” mediáticos de la mano del amo que paga, que justifican la violación de los derechos humanos de todo un pueblo, al que tienen que despreciar para actuar de ese modo. [3]
Mientras, la Red En Defensa de la Humanidad, integrada por prestigiosos intelectuales, sostiene el cese del bloqueo contra Cuba, como cerco que ha asfixiado al pueblo cubano durante más de cinco décadas. [4]
Si, Washington reconoció que la confrontación contra el pueblo cubano es una política fracasada, ahora los mercenarios y los que viven del negocio de la contrarrevolución, más interesados que patriotas, ven la bancarrota financiera como el mayor peligro a sus intereses. Y, llevan la de perder frente a su propio pueblo, que va a ser lo peor para ellos.
Notas
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Convenios_de_Ginebra
[2] http://islamiacu.blogspot.com/2015/06/aumenta-30-millones-de-fondos-eeuu-para.html
[3] https://www.cubanet.org/noticias/con-profunda-preocupacion-nos-dirigimos-al-congreso
[4] http://www.defensahumanidad.cu/index.php/en-defensa-de/soberania-y-la-legalidad-internacional/731-pronunciamiento-de-la-red-en-defensa-de-la-humanidad-cuba-el-bloqueo-a-cuba-debe-cesar
viernes, 25 de septiembre de 2015
El Papa Francisco en la ONU: La guerra es la negación de todos los derechos
Una vez más, siguiendo una tradición de la que me siento honrado, el
Secretario General de las Naciones Unidas ha invitado al Papa a
dirigirse a esta honorable Asamblea de las Naciones. En nombre propio y
en el de toda la comunidad católica, Señor Ban Ki-moon, quiero
expresarle el más sincero y cordial agradecimiento. Agradezco también
sus amables palabras. Saludo asimismo a los Jefes de Estado y de
Gobierno aquí presentes, a los Embajadores, diplomáticos y funcionarios
políticos y técnicos que les acompañan, al personal de las Naciones
Unidas empeñado en esta 70a Sesión de la Asamblea General, al personal
de todos los programas y agencias de la familia de la ONU, y a todos los
que de un modo u otro participan de esta reunión. Por medio de ustedes
saludo también a los ciudadanos de todas las naciones representadas en
este encuentro. Gracias por los esfuerzos de todos y de cada uno en bien
de la humanidad.
Esta es la quinta vez que un Papa visita las Naciones Unidas. Lo
hicieron mis predecesores Pablo VI en 1965, Juan Pablo II en 1979 y 1995
y, mi más reciente predecesor, hoy el Papa emérito Benedicto XVI, en
2008. Todos ellos no ahorraron expresiones de reconocimiento para la
Organización,
considerándola la respuesta jurídica y política adecuada
al momento histórico, caracterizado por la superación tecnológica de las
distancias y fronteras y, aparentemente, de cualquier límite natural a
la afirmación del poder. Una respuesta imprescindible ya que el poder
tecnológico, en manos de ideologías nacionalistas o falsamente
universalistas, es capaz de producir tremendas atrocidades. No puedo
menos que asociarme al aprecio de mis predecesores, reafirmando la
importancia que la Iglesia Católica concede a esta institución y las
esperanzas que pone en sus actividades.
La historia de la comunidad organizada de los Estados, representada
por las Naciones Unidas, que festeja en estos días su 70 aniversario, es
una historia de importantes éxitos comunes, en un período de inusitada
aceleración de los acontecimientos. Sin pretensión de exhaustividad, se
puede mencionar la codificación y el desarrollo del derecho
internacional, la construcción de la normativa internacional de derechos
humanos, el perfeccionamiento del derecho humanitario, la solución de
muchos conflictos y operaciones de paz y reconciliación, y tantos otros
logros en todos los campos de la proyección internacional del quehacer
humano. Todas estas realizaciones son luces que contrastan la oscuridad
del desorden causado por las ambiciones descontroladas y por los
egoísmos colectivos. Es cierto que aún son muchos los graves
problemas no resueltos, pero es evidente que, si hubiera faltado toda
esa actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al
uso descontrolado de sus propias potencialidades. Cada
uno de estos progresos políticos, jurídicos y técnicos son un camino de
concreción del ideal de la fraternidad humana y un medio para su mayor
realización.
Rindo por eso homenaje a
todos los hombres y mujeres que han servido leal y sacrificadamente a
toda la humanidad en estos 70 años. En particular, quiero
recordar hoy a los que han dado su vida por la paz y la reconciliación
de los pueblos, desde Dag Hammarskjöld hasta los muchísimos funcionarios
de todos los niveles, fallecidos en las misiones humanitarias, de paz y
de reconciliación.
La experiencia de estos 70 años, más allá de todo lo conseguido, muestra que la reforma y la adaptación a los tiempos es siempre necesaria, progresando hacia el objetivo último de conceder a todos los países, sin excepción, una participación y una incidencia real y equitativa en las decisiones. Tal necesidad de una mayor equidad, vale especialmente para los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva, como es el caso del Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos especialmente creados para afrontar las crisis económicas. Esto ayudará a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo. Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia.
La labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. En este contexto, cabe recordar que la limitación del poder es una idea implícita en el concepto de derecho. Dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales. La distribución fáctica del poder (político, económico, de defensa, tecnológico, etc.) entre una pluralidad de sujetos y la creación de un sistema jurídico de regulación de las pretensiones e intereses, concreta la limitación del poder. El panorama mundial hoy nos presenta, sin embargo, muchos falsos derechos, y –a la vez– grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder: el ambiente natural y el vasto mundo de mujeres y hombres excluidos. Dos sectores íntimamente unidos entre sí, que las relaciones políticas y económicas preponderantes han convertido en partes frágiles de la realidad. Por eso hay que afirmar con fuerza sus derechos, consolidando la protección del ambiente y acabando con la exclusión.
Ante todo, hay que afirmar que existe un verdadero «derecho del ambiente» por un doble motivo. Primero, porque los seres humanos somos parte del ambiente. Vivimos en comunión con él, porque el mismo ambiente comporta límites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar. El hombre, aun cuando está dotado de «capacidades inéditas» que «muestran una singularidad que trasciende el ámbito físico y biológico» (Laudato si’, 81), es al mismo tiempo una porción de ese ambiente. Tiene un cuerpo formado por elementos físicos, químicos y biológicos, y solo puede sobrevivir y desarrollarse si el ambiente ecológico le es favorable. Cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad. Segundo, porque cada una de las creaturas, especialmente las vivientes, tiene un valor en sí misma, de existencia, de vida, de belleza y de interdependencia con las demás creaturas. Los cristianos, junto con las otras religiones monoteístas, creemos que el universo proviene de una decisión de amor del Creador, que permite al hombre servirse respetuosamente de la creación para el bien de sus semejantes y para gloria del Creador, pero que no puede abusar de ella y mucho menos está autorizado a destruirla. Para todas las creencias religiosas, el ambiente es un bien fundamental (cf. ibíd., 81).
El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política. La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben sufrir injustamente las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada «cultura del descarte».
La experiencia de estos 70 años, más allá de todo lo conseguido, muestra que la reforma y la adaptación a los tiempos es siempre necesaria, progresando hacia el objetivo último de conceder a todos los países, sin excepción, una participación y una incidencia real y equitativa en las decisiones. Tal necesidad de una mayor equidad, vale especialmente para los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva, como es el caso del Consejo de Seguridad, los organismos financieros y los grupos o mecanismos especialmente creados para afrontar las crisis económicas. Esto ayudará a limitar todo tipo de abuso o usura sobre todo con los países en vías de desarrollo. Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia.
La labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. En este contexto, cabe recordar que la limitación del poder es una idea implícita en el concepto de derecho. Dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales. La distribución fáctica del poder (político, económico, de defensa, tecnológico, etc.) entre una pluralidad de sujetos y la creación de un sistema jurídico de regulación de las pretensiones e intereses, concreta la limitación del poder. El panorama mundial hoy nos presenta, sin embargo, muchos falsos derechos, y –a la vez– grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder: el ambiente natural y el vasto mundo de mujeres y hombres excluidos. Dos sectores íntimamente unidos entre sí, que las relaciones políticas y económicas preponderantes han convertido en partes frágiles de la realidad. Por eso hay que afirmar con fuerza sus derechos, consolidando la protección del ambiente y acabando con la exclusión.
Ante todo, hay que afirmar que existe un verdadero «derecho del ambiente» por un doble motivo. Primero, porque los seres humanos somos parte del ambiente. Vivimos en comunión con él, porque el mismo ambiente comporta límites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar. El hombre, aun cuando está dotado de «capacidades inéditas» que «muestran una singularidad que trasciende el ámbito físico y biológico» (Laudato si’, 81), es al mismo tiempo una porción de ese ambiente. Tiene un cuerpo formado por elementos físicos, químicos y biológicos, y solo puede sobrevivir y desarrollarse si el ambiente ecológico le es favorable. Cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad. Segundo, porque cada una de las creaturas, especialmente las vivientes, tiene un valor en sí misma, de existencia, de vida, de belleza y de interdependencia con las demás creaturas. Los cristianos, junto con las otras religiones monoteístas, creemos que el universo proviene de una decisión de amor del Creador, que permite al hombre servirse respetuosamente de la creación para el bien de sus semejantes y para gloria del Creador, pero que no puede abusar de ella y mucho menos está autorizado a destruirla. Para todas las creencias religiosas, el ambiente es un bien fundamental (cf. ibíd., 81).
El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política. La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben sufrir injustamente las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada «cultura del descarte».
Lo dramático de toda esta situación de exclusión e inequidad, con sus
claras consecuencias, me lleva junto a todo el pueblo cristiano y a
tantos otros a tomar conciencia también de mi grave responsabilidad al
respecto, por lo cual alzo mi voz, junto a la de todos aquellos que
anhelan soluciones urgentes y efectivas. La adopción de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible en la Cumbre mundial que iniciará hoy
mismo, es una importante señal de esperanza. Confío también que la
Conferencia de París sobre cambio climático logre acuerdos fundamentales
y eficaces.
No bastan, sin embargo, los compromisos asumidos solemnemente, aun cuando constituyen un paso necesario para las soluciones. La definición clásica de justicia a que aludí anteriormente contiene como elemento esencial una voluntad constante y perpetua: Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi. El mundo reclama de todos los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos.
La multiplicidad y complejidad de los problemas exige contar con instrumentos técnicos de medida. Esto, empero, comporta un doble peligro: limitarse al ejercicio burocrático de redactar largas enumeraciones de buenos propósitos –metas, objetivos e indicadores estadísticos–, o creer que una única solución teórica y apriorística dará respuesta a todos los desafíos. No hay que perder de vista, en ningún momento, que la acción política y económica, solo es eficaz cuando se la entiende como una actividad prudencial, guiada por un concepto perenne de justicia y que no pierde de vista en ningún momento que, antes y más allá de los planes y programas, hay mujeres y hombres concretos, iguales a los gobernantes, que viven, luchan y sufren, y que muchas veces se ven obligados a vivir miserablemente, privados de cualquier derecho.
Para que estos hombres y mujeres concretos puedan escapar de la pobreza extrema, hay que permitirles ser dignos actores de su propio destino. El desarrollo humano integral y el pleno ejercicio de la dignidad humana no pueden ser impuestos. Deben ser edificados y desplegados por cada uno, por cada familia, en comunión con los demás hombres y en una justa relación con todos los círculos en los que se desarrolla la socialidad humana –amigos, comunidades, aldeas y municipios, escuelas, empresas y sindicatos, provincias, naciones–. Esto supone y exige el derecho a la educación –también para las niñas, excluidas en algunas partes–, que se asegura en primer lugar respetando y reforzando el derecho primario de las familias a educar, y el derecho de las Iglesias y de agrupaciones sociales a sostener y colaborar con las familias en la formación de sus hijas e hijos. La educación, así concebida, es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente.
Al mismo tiempo, los gobernantes han de hacer todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Ese mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad del espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y los otros derechos cívicos.
Por todo esto, la medida y el indicador más simple y adecuado del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo será el acceso efectivo, práctico e inmediato, para todos, a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda propia, trabajo digno y debidamente remunerado, alimentación adecuada y agua potable; libertad religiosa, y más en general libertad del espíritu y educación. Al mismo tiempo, estos pilares del desarrollo humano integral tienen un fundamento común, que es el derecho a la vida y, más en general, lo que podríamos llamar el derecho a la existencia de la misma naturaleza humana.
La crisis ecológica, junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad, puede poner en peligro la existencia misma de la especie humana. Las nefastas consecuencias de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder, deben ser un llamado a una severa reflexión sobre el hombre: «El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento Federal de Alemania, 22 septiembre 2011; citado en Laudato si’, 6). La creación se ve perjudicada «donde nosotros mismos somos las últimas instancias [...] El derroche de la creación comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que solo nos vemos a nosotros mismos» (Id., Discurso al Clero de la Diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 agosto 2008; citado ibíd.). Por eso, la defensa del ambiente y la lucha contra la exclusión exigen el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer (cf. Laudato si’, 155), y el absoluto respeto de la vida en todas sus etapas y dimensiones (cf. ibíd., 123; 136).
No bastan, sin embargo, los compromisos asumidos solemnemente, aun cuando constituyen un paso necesario para las soluciones. La definición clásica de justicia a que aludí anteriormente contiene como elemento esencial una voluntad constante y perpetua: Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi. El mundo reclama de todos los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos.
La multiplicidad y complejidad de los problemas exige contar con instrumentos técnicos de medida. Esto, empero, comporta un doble peligro: limitarse al ejercicio burocrático de redactar largas enumeraciones de buenos propósitos –metas, objetivos e indicadores estadísticos–, o creer que una única solución teórica y apriorística dará respuesta a todos los desafíos. No hay que perder de vista, en ningún momento, que la acción política y económica, solo es eficaz cuando se la entiende como una actividad prudencial, guiada por un concepto perenne de justicia y que no pierde de vista en ningún momento que, antes y más allá de los planes y programas, hay mujeres y hombres concretos, iguales a los gobernantes, que viven, luchan y sufren, y que muchas veces se ven obligados a vivir miserablemente, privados de cualquier derecho.
Para que estos hombres y mujeres concretos puedan escapar de la pobreza extrema, hay que permitirles ser dignos actores de su propio destino. El desarrollo humano integral y el pleno ejercicio de la dignidad humana no pueden ser impuestos. Deben ser edificados y desplegados por cada uno, por cada familia, en comunión con los demás hombres y en una justa relación con todos los círculos en los que se desarrolla la socialidad humana –amigos, comunidades, aldeas y municipios, escuelas, empresas y sindicatos, provincias, naciones–. Esto supone y exige el derecho a la educación –también para las niñas, excluidas en algunas partes–, que se asegura en primer lugar respetando y reforzando el derecho primario de las familias a educar, y el derecho de las Iglesias y de agrupaciones sociales a sostener y colaborar con las familias en la formación de sus hijas e hijos. La educación, así concebida, es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente.
Al mismo tiempo, los gobernantes han de hacer todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Ese mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad del espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y los otros derechos cívicos.
Por todo esto, la medida y el indicador más simple y adecuado del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo será el acceso efectivo, práctico e inmediato, para todos, a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda propia, trabajo digno y debidamente remunerado, alimentación adecuada y agua potable; libertad religiosa, y más en general libertad del espíritu y educación. Al mismo tiempo, estos pilares del desarrollo humano integral tienen un fundamento común, que es el derecho a la vida y, más en general, lo que podríamos llamar el derecho a la existencia de la misma naturaleza humana.
La crisis ecológica, junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad, puede poner en peligro la existencia misma de la especie humana. Las nefastas consecuencias de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder, deben ser un llamado a una severa reflexión sobre el hombre: «El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza» (Benedicto XVI, Discurso al Parlamento Federal de Alemania, 22 septiembre 2011; citado en Laudato si’, 6). La creación se ve perjudicada «donde nosotros mismos somos las últimas instancias [...] El derroche de la creación comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que solo nos vemos a nosotros mismos» (Id., Discurso al Clero de la Diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 agosto 2008; citado ibíd.). Por eso, la defensa del ambiente y la lucha contra la exclusión exigen el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer (cf. Laudato si’, 155), y el absoluto respeto de la vida en todas sus etapas y dimensiones (cf. ibíd., 123; 136).
Sin el reconocimiento de unos límites éticos naturales insalvables y
sin la actuación inmediata de aquellos pilares del desarrollo humano
integral, el ideal de «salvar las futuras generaciones del flagelo de la
guerra» (Carta de las Naciones Unidas, Preámbulo) y de «promover el
progreso social y un más elevado nivel de vida en una más amplia
libertad» (ibíd.) corre el riesgo de convertirse en un espejismo
inalcanzable o, peor aún, en palabras vacías que sirven de excusa para
cualquier abuso y corrupción, o para promover una colonización
ideológica a través de la imposición de modelos y estilos de vida
anómalos, extraños a la identidad de los pueblos y, en último término,
irresponsables.
La guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y entre los pueblos.
Para tal fin hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje, como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental. La experiencia de los 70 años de existencia de las Naciones Unidas, en general, y en particular la experiencia de los primeros 15 años del tercer milenio, muestran tanto la eficacia de la plena aplicación de las normas internacionales como la ineficacia de su incumplimiento. Si se respeta y aplica la Carta de las Naciones Unidas con transparencia y sinceridad, sin segundas intenciones, como un punto de referencia obligatorio de justicia y no como un instrumento para disfrazar intenciones espurias, se alcanzan resultados de paz. Cuando, en cambio, se confunde la norma con un simple instrumento, para utilizar cuando resulta favorable y para eludir cuando no lo es, se abre una verdadera caja de Pandora de fuerzas incontrolables, que dañan gravemente las poblaciones inermes, el ambiente cultural e incluso el ambiente biológico.
El Preámbulo y el primer artículo de la Carta de las Naciones Unidas indican los cimientos de la construcción jurídica internacional: la paz, la solución pacífica de las controversias y el desarrollo de relaciones de amistad entre las naciones. Contrasta fuertemente con estas afirmaciones, y las niega en la práctica, la tendencia siempre presente a la proliferación de las armas, especialmente las de destrucción masiva como pueden ser las nucleares. Una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua –y posiblemente de toda la humanidad– son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza». Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de no proliferación, en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos.
El reciente acuerdo sobre la cuestión nuclear en una región sensible de Asia y Oriente Medio es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho, ejercitados con sinceridad, paciencia y constancia. Hago votos para que este acuerdo sea duradero y eficaz y dé los frutos deseados con la colaboración de todas las partes implicadas.
En ese sentido, no faltan duras pruebas de las consecuencias negativas de las intervenciones políticas y militares no coordinadas entre los miembros de la comunidad internacional. Por eso, aun deseando no tener la necesidad de hacerlo, no puedo dejar de reiterar mis repetidos llamamientos en relación con la dolorosa situación de todo el Oriente Medio, del norte de África y de otros países africanos, donde los cristianos, junto con otros grupos culturales o étnicos e incluso junto con aquella parte de los miembros de la religión mayoritaria que no quiere dejarse envolver por el odio y la locura, han sido obligados a ser testigos de la destrucción de sus lugares de culto, de su patrimonio cultural y religioso, de sus casas y haberes y han sido puestos en la disyuntiva de huir o de pagar su adhesión al bien y a la paz con la propia vida o con la esclavitud.
La guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y entre los pueblos.
Para tal fin hay que asegurar el imperio incontestado del derecho y el infatigable recurso a la negociación, a los buenos oficios y al arbitraje, como propone la Carta de las Naciones Unidas, verdadera norma jurídica fundamental. La experiencia de los 70 años de existencia de las Naciones Unidas, en general, y en particular la experiencia de los primeros 15 años del tercer milenio, muestran tanto la eficacia de la plena aplicación de las normas internacionales como la ineficacia de su incumplimiento. Si se respeta y aplica la Carta de las Naciones Unidas con transparencia y sinceridad, sin segundas intenciones, como un punto de referencia obligatorio de justicia y no como un instrumento para disfrazar intenciones espurias, se alcanzan resultados de paz. Cuando, en cambio, se confunde la norma con un simple instrumento, para utilizar cuando resulta favorable y para eludir cuando no lo es, se abre una verdadera caja de Pandora de fuerzas incontrolables, que dañan gravemente las poblaciones inermes, el ambiente cultural e incluso el ambiente biológico.
El Preámbulo y el primer artículo de la Carta de las Naciones Unidas indican los cimientos de la construcción jurídica internacional: la paz, la solución pacífica de las controversias y el desarrollo de relaciones de amistad entre las naciones. Contrasta fuertemente con estas afirmaciones, y las niega en la práctica, la tendencia siempre presente a la proliferación de las armas, especialmente las de destrucción masiva como pueden ser las nucleares. Una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua –y posiblemente de toda la humanidad– son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza». Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de no proliferación, en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos.
El reciente acuerdo sobre la cuestión nuclear en una región sensible de Asia y Oriente Medio es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho, ejercitados con sinceridad, paciencia y constancia. Hago votos para que este acuerdo sea duradero y eficaz y dé los frutos deseados con la colaboración de todas las partes implicadas.
En ese sentido, no faltan duras pruebas de las consecuencias negativas de las intervenciones políticas y militares no coordinadas entre los miembros de la comunidad internacional. Por eso, aun deseando no tener la necesidad de hacerlo, no puedo dejar de reiterar mis repetidos llamamientos en relación con la dolorosa situación de todo el Oriente Medio, del norte de África y de otros países africanos, donde los cristianos, junto con otros grupos culturales o étnicos e incluso junto con aquella parte de los miembros de la religión mayoritaria que no quiere dejarse envolver por el odio y la locura, han sido obligados a ser testigos de la destrucción de sus lugares de culto, de su patrimonio cultural y religioso, de sus casas y haberes y han sido puestos en la disyuntiva de huir o de pagar su adhesión al bien y a la paz con la propia vida o con la esclavitud.
Estas realidades deben constituir un serio llamado a un examen de
conciencia de los que están a cargo de la conducción de los asuntos
internacionales. No solo en los casos de persecución religiosa o
cultural, sino en cada situación de conflicto, como en Ucrania, en
Siria, en Irak, en Libia, en Sudán del Sur y en la región de los Grandes
Lagos, hay rostros concretos antes que intereses de parte, por
legítimos que sean. En las guerras y conflictos hay seres humanos
singulares, hermanos y hermanas nuestros, hombres y mujeres, jóvenes y
ancianos, niños y niñas, que lloran, sufren y mueren. Seres humanos que
se convierten en material de descarte cuando solo la actividad consiste
en enumerar problemas, estrategias y discusiones.
Como pedía al Secretario General de las Naciones Unidas en mi carta del 9 de agosto de 2014, «la más elemental comprensión de la dignidad humana [obliga] a la comunidad internacional, en particular a través de las normas y los mecanismos del derecho internacional, a hacer todo lo posible para detener y prevenir ulteriores violencias sistemáticas contra las minorías étnicas y religiosas» y para proteger a las poblaciones inocentes.
En esta misma línea quisiera hacer mención a otro tipo de conflictividad no siempre tan explicitada pero que silenciosamente viene cobrando la muerte de millones de personas. Otra clase de guerra viven muchas de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico. Una guerra «asumida» y pobremente combatida. El narcotráfico por su propia dinámica va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción. Corrupción que ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones.
Comencé esta intervención recordando las visitas de mis predecesores. Quisiera ahora que mis palabras fueran especialmente como una continuación de las palabras finales del discurso de Pablo VI, pronunciado hace casi exactamente 50 años, pero de valor perenne: «Ha llegado la hora en que se impone una pausa, un momento de recogimiento, de reflexión, casi de oración: volver a pensar en nuestro común origen, en nuestra historia, en nuestro destino común. Nunca, como hoy, [...] ha sido tan necesaria la conciencia moral del hombre, porque el peligro no viene ni del progreso ni de la ciencia, que, bien utilizados, podrán [...] resolver muchos de los graves problemas que afligen a la humanidad» (Discurso a los Representantes de los Estados, 4 de octubre de 1965). Entre otras cosas, sin duda, la genialidad humana, bien aplicada, ayudará a resolver los graves desafíos de la degradación ecológica y de la exclusión. Continúo con Pablo VI: «El verdadero peligro está en el hombre, que dispone de instrumentos cada vez más poderosos, capaces de llevar tanto a la ruina como a las más altas conquistas» (ibíd.).
La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada.
Tal comprensión y respeto exigen un grado superior de sabiduría, que acepte la trascendencia, renuncie a la construcción de una elite omnipotente, y comprenda que el sentido pleno de la vida singular y colectiva se da en el servicio abnegado de los demás y en el uso prudente y respetuoso de la creación para el bien común. Repitiendo las palabras de Pablo VI, «el edificio de la civilización moderna debe levantarse sobre principios espirituales, los únicos capaces no sólo de sostenerlo, sino también de iluminarlo» (ibíd.).
El gaucho Martín Fierro, un clásico de la literatura en mi tierra natal, canta: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera».
El mundo contemporáneo, aparentemente conexo, experimenta una creciente y sostenida fragmentación social que pone en riesgo «todo fundamento de la vida social» y por lo tanto «termina por enfrentarnos unos con otros para preservar los propios intereses» (Laudato si’, 229).
El tiempo presente nos invita a privilegiar acciones que generen dinamismos nuevos en la sociedad hasta que fructifiquen en importantes y positivos acontecimientos históricos (cf. Evangelii gaudium, 223). No podemos permitirnos postergar «algunas agendas» para el futuro. El futuro nos pide decisiones críticas y globales de cara a los conflictos mundiales que aumentan el número de excluidos y necesitados.
Como pedía al Secretario General de las Naciones Unidas en mi carta del 9 de agosto de 2014, «la más elemental comprensión de la dignidad humana [obliga] a la comunidad internacional, en particular a través de las normas y los mecanismos del derecho internacional, a hacer todo lo posible para detener y prevenir ulteriores violencias sistemáticas contra las minorías étnicas y religiosas» y para proteger a las poblaciones inocentes.
En esta misma línea quisiera hacer mención a otro tipo de conflictividad no siempre tan explicitada pero que silenciosamente viene cobrando la muerte de millones de personas. Otra clase de guerra viven muchas de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico. Una guerra «asumida» y pobremente combatida. El narcotráfico por su propia dinámica va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción. Corrupción que ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones.
Comencé esta intervención recordando las visitas de mis predecesores. Quisiera ahora que mis palabras fueran especialmente como una continuación de las palabras finales del discurso de Pablo VI, pronunciado hace casi exactamente 50 años, pero de valor perenne: «Ha llegado la hora en que se impone una pausa, un momento de recogimiento, de reflexión, casi de oración: volver a pensar en nuestro común origen, en nuestra historia, en nuestro destino común. Nunca, como hoy, [...] ha sido tan necesaria la conciencia moral del hombre, porque el peligro no viene ni del progreso ni de la ciencia, que, bien utilizados, podrán [...] resolver muchos de los graves problemas que afligen a la humanidad» (Discurso a los Representantes de los Estados, 4 de octubre de 1965). Entre otras cosas, sin duda, la genialidad humana, bien aplicada, ayudará a resolver los graves desafíos de la degradación ecológica y de la exclusión. Continúo con Pablo VI: «El verdadero peligro está en el hombre, que dispone de instrumentos cada vez más poderosos, capaces de llevar tanto a la ruina como a las más altas conquistas» (ibíd.).
La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada.
Tal comprensión y respeto exigen un grado superior de sabiduría, que acepte la trascendencia, renuncie a la construcción de una elite omnipotente, y comprenda que el sentido pleno de la vida singular y colectiva se da en el servicio abnegado de los demás y en el uso prudente y respetuoso de la creación para el bien común. Repitiendo las palabras de Pablo VI, «el edificio de la civilización moderna debe levantarse sobre principios espirituales, los únicos capaces no sólo de sostenerlo, sino también de iluminarlo» (ibíd.).
El gaucho Martín Fierro, un clásico de la literatura en mi tierra natal, canta: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera».
El mundo contemporáneo, aparentemente conexo, experimenta una creciente y sostenida fragmentación social que pone en riesgo «todo fundamento de la vida social» y por lo tanto «termina por enfrentarnos unos con otros para preservar los propios intereses» (Laudato si’, 229).
El tiempo presente nos invita a privilegiar acciones que generen dinamismos nuevos en la sociedad hasta que fructifiquen en importantes y positivos acontecimientos históricos (cf. Evangelii gaudium, 223). No podemos permitirnos postergar «algunas agendas» para el futuro. El futuro nos pide decisiones críticas y globales de cara a los conflictos mundiales que aumentan el número de excluidos y necesitados.
La laudable construcción jurídica internacional de la Organización de
las Naciones Unidas y de todas sus realizaciones, perfeccionable como
cualquier otra obra humana y, al mismo tiempo, necesaria, puede ser
prenda de un futuro seguro y feliz para las generaciones futuras. Lo
será si los representantes de los Estados sabrán dejar de lado intereses
sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio del bien
común. Pido a Dios Todopoderoso que así sea, y les aseguro mi apoyo, mi
oración y el apoyo y las oraciones de todos los fieles de la Iglesia
Católica, para que esta Institución, todos sus Estados miembros y cada
uno de sus funcionarios, rinda siempre un servicio eficaz a la
humanidad, un servicio respetuoso de la diversidad y que sepa potenciar,
para el bien común, lo mejor de cada pueblo y de cada ciudadano.
La bendición del Altísimo, la paz y la prosperidad para todos ustedes y para todos sus pueblos. Gracias.
Soldados del puente: La nueva fortaleza de Cuba
Por:
José Pertierra
Durante 54 años, Estados Unidos ha hecho la guerra a Cuba en un
esfuerzo inútil por estrangular, matar de hambre a la población cubana y
obligarla a alzarse contra la Revolución. Diez presidentes diferentes
intentaron asfixiar a Cuba bloqueando la isla, causando sufrimiento, así
como pérdidas humanas y financieras por valor de miles de millones de
dólares. Ahora las cosas parecen estar cambiando. Barack Obama, el 11no.
presidente de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución cubana,
parece decidido a cambiar la estrategia de Washington para tratar con
Cuba.
El 17 de diciembre del año pasado, el presidente Obama comenzó a
construir un puente entre los dos países. La primera piedra que colocó
en la base del puente fue liberar a Gerardo, Ramón y Tony de prisiones
norteamericanas, donde habían sido encarcelados injustamente por más de
dieciséis años. También utilizó su autoridad presidencial para emitir
licencias que agujereaban el bloqueo.
Sin embargo, el puente está todavía en construcción. Cada uno de
nosotros está ayudando a construirlo piedra a piedra. Muchos de nosotros
queremos un puente de amistad que una a las dos naciones. Algunos
simplemente quieren inundar la isla con bienes de consumo que darían
enormes ganancias para las corporaciones norteamericanas. Otros lo ven
como una manera de acelerar la desaparición del socialismo en Cuba.
Pero no tengan duda. Así como Cuba aprendió a defenderse de las
incursiones militares extranjeras, el terrorismo, la guerra biológica y
un bloqueo brutal durante más de cinco décadas, la Revolución aprenderá a
defenderse de los que ahora quieren cruzar, con malvados planes contra
Cuba, un puente recién construido sobre el Estrecho de la Florida.
Queda un montón de trabajo por hacer aquí, de este lado del
puente. El bloqueo sigue en vigor y sólo el Congreso de Estados Unidos
puede eliminarlo. Tenemos que llegar hasta los norteamericanos de buena
fe para que nos ayuden a convencer al Congreso de que haga precisamente
eso.
Sin embargo, también hay muchas cosas que el presidente puede
hacer. Él ya ha hecho algunas cosas muy importantes. Sabe que para
construir puentes de acero, primero tenemos que construir puentes de
personas. Cuando los norteamericanos viajan a Cuba para conocer a los
cubanos en la isla, hacen amigos. Algunas de esas amistades se
convierten en duraderas, y algunos colaboran para crear proyectos que
beneficien a ambos países. Así que el presidente Obama ha cambiado las
regulaciones y concedido una licencia general para los viajes pueblo a
pueblo a la isla.
Algunos de los cambios anunciados por la administración de Obama
incluyen un aumento del monto de las remesas permitidas, licencias para
el comercio con el sector privado en Cuba, permiso a las agencias de
viajes y compañías aéreas para que ofrezcan viajes autorizados a Cuba,
permiso a las compañías de seguros para dar cobertura de salud, vida y
viajes a la isla, una licencia general de la OFAC facilitará la creación
de instalaciones de telecomunicaciones comerciales, autorización para
la venta comercial de ciertos dispositivos de comunicaciones de consumo y
softwares relacionados, permiso para el uso de algunas tarjetas
norteamericanas de crédito en Cuba. ¡Vaya, hasta podemos traer ahora los
mejores puros del mundo por valor de $100! Todo esto, el presidente
Obama lo anunció el pasado 17 de diciembre.
El 20 de julio fue el día en que se restauraron las relaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, pero el puente entre las dos
naciones no estará terminado hasta que no haya relaciones verdaderamente
normales. Las relaciones no pueden ser normales mientras continúe en
vigor el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Pero el bloqueo no ha impedido que las dos partes construyan un
puente sobre las aguas turbulentas de las relaciones entre Estados
Unidos y Cuba. El trabajo continúa. En los semanas y meses siguientes,
habrá conversaciones bilaterales acerca de temas como medio ambiente,
desastres naturales, salud, aviación civil, tráfico de drogas, derechos
de autor, patentes, y una de los más espinosos de todos los temas: la
indemnización. EE.UU. alega que Cuba debe compensar a las compañías
norteamericanas que fueron nacionalizadas después del triunfo de la
Revolución, y Cuba afirma que tiene derecho a una indemnización por los
daños causados por el bloqueo de Estados Unidos contra la isla. Hace
quince años, Cuba calculó que esa cantidad era de $121 mil millones de
dólares en daños económicos y $181 mil millones en daños humanos.
Las cosas se están moviendo en una dirección positiva. Damos la
bienvenida al llamado del presidente Obama de que el Congreso elimine el
bloqueo y de su uso discrecional de la autoridad presidencial para
tratar de convertir el bloqueo en queso suizo. Pero tenemos que mantener
los pies del presidente Obama sobre el fuego para garantizar que siga
avanzando hacia la plena normalización. También tenemos que asegurarnos
de que las tácticas de abuso de los políticos cubanoamericanos que se
oponen a la eliminación del bloqueo no sigan intimidando a
representantes y senadores.
Aprendamos de la historia. Los anteriores intentos por mejorar las
relaciones fracasaron debido a las muchas trampas establecidas
deliberadamente a lo largo del camino. Quienes se oponen a la
normalización, ya sea en Langley, Foggy Bottom, el Pentágono o Miami,
han conjurado históricamente maneras de impedir la normalización. El
derribo de un avión civil cubano en 1976 por Luis Posada Carriles fue un
esfuerzo de los terroristas cubanoamericanos y otros en Washington para
echar por tierra las negociaciones secretas que estaban en curso entre
la administración Ford y Cuba. Otra arma de preferencia que algunos en
Washington han utilizado históricamente para obstaculizar la
normalización es la mendacidad: las mentiras con que funcionarios del
Departamento de Estado de Estados Unidos alimentaron a los periódicos
acerca de la presunta participación de Cuba en la incursión militar
Shaba II en Angola, el mito de la brigada soviética de “combate” en Cuba
y las descaradas mentiras del subsecretario de Estado, John Bolton,
quien afirmó en 2002 que Cuba estaba fabricando armas de destrucción
masiva (v.g. armas biológicas) en la isla. Una patología del poder
impregna a este país.
Tenemos que estar en guardia. Tenemos que aprender a defender este
puente, ya que inevitablemente será objeto de ataques. Se aproximan unas
elecciones en este país, y no sabemos quien se convertirá en
presidente. A algunos de los candidatos presidenciales y a algunos
congresistas les encantaría ver que el avance hacia la normalización de
relaciones con Cuba volara como el puente sobre el río Kwai. No podemos
permitir que esto suceda. Este puente es la nueva fortaleza de
Cuba. Tenemos que ser sus soldados
.
Como escribió José Martí, “los puentes son las fortalezas del mundo
moderno.-Mejor que abrir pechos es juntar ciudades. ¡Esto son llamados
ahora a ser todos los hombres: soldados del puente!”.
José Pertierra pronunció estos comentarios el 18 de septiembre de
2015 en la iglesia bautista Calvary en Washington, D.C., durante una
conferencia titulada “El impacto del bloqueo de Estados Unidos contra
Cuba”.
jueves, 24 de septiembre de 2015
Llegó Raúl a Nueva York
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros llegó en horas del mediodía de hoy jueves a la
ciudad de Nueva York, para asistir a la Cumbre sobre la Agenda Post 2015
y participar en el Debate General del 70 periodo de sesiones de la
Asamblea General de la ONU.
Integran la delegación cubana Bruno Rodríguez Parrilla ministro de
Relaciones Exteriores; Abelardo Moreno Fernández, viceministro de
Relaciones Exteriores y Rodolfo Reyes Rodríguez, Embajador,
Representante Permanente de Cuba ante la Organización de las Naciones
Unidas.
Impactante discurso de Francisco en el Congreso de EEUU: “Es mi deber construir puentes”
Señor Vicepresidente,
Señor Presidente,
Distinguidos Miembros del Congreso, Queridos amigos:
Les agradezco la invitación que me han hecho a que les dirija la
palabra en esta sesión conjunta del Congreso en «la tierra de los libres
y en la patria de los valientes». Me gustaría pensar que lo han hecho
porque también yo soy un hijo de este gran continente, del que todos
nosotros hemos recibido tanto y con el que tenemos una responsabilidad
común.
Cada hijo o hija de un país tiene una misión, una responsabilidad
personal y social. La de ustedes como Miembros del Congreso, por medio
de la actividad legislativa, consiste en hacer que este País crezca como
Nación. Ustedes son el rostro de su pueblo, sus representantes. Y están
llamados a defender y custodiar la dignidad de sus conciudadanos en la
búsqueda constante y exigente del bien común, pues éste es el principal
desvelo de la política. La sociedad política perdura si se plantea, como
vocación, satisfacer las necesidades comunes favoreciendo el
crecimiento de todos sus miembros, especialmente de los que están en
situación de mayor vulnerabilidad o riesgo. La actividad legislativa
siempre está basada en la atención al pueblo. A eso han sido invitados,
llamados, convocados por las urnas.
Se trata de una tarea que me recuerda la figura de Moisés en una
doble perspectiva. Por un lado, el Patriarca y legislador del Pueblo de
Israel simboliza la necesidad que tienen los pueblos de mantener la
conciencia de unidad por medio de una legislación justa. Por otra parte,
la figura de Moisés nos remite directamente a Dios y por lo tanto a la
dignidad trascendente del ser humano. Moisés nos ofrece una buena
síntesis de su labor: ustedes están invitados a proteger, por medio de
la ley, la imagen y semejanza plasmada por Dios en cada rostro.
En esta perspectiva quisiera hoy no sólo dirigirme a ustedes, sino
con ustedes y en ustedes a todo el pueblo de los Estados Unidos. Aquí
junto con sus Representantes, quisiera tener la oportunidad de dialogar
con miles de hombres y mujeres que luchan cada día para trabajar
honradamente, para llevar el pan a su casa, para ahorrar y –poco a poco–
conseguir una vida mejor para los suyos. Que no se resignan solamente a
pagar sus impuestos, sino que –con su servicio silencioso– sostienen la
convivencia. Que crean lazos de solidaridad por medio de iniciativas
espontáneas pero también a través de organizaciones que buscan paliar el
dolor de los más necesitados.
Me gustaría dialogar con tantos abuelos que atesoran la sabiduría
forjada por los años e intentan de muchas maneras, especialmente a
través del voluntariado, compartir sus experiencias y conocimientos. Sé
que son muchos los que se jubilan pero no se retiran; siguen activos
construyendo esta tierra. Me gustaría dialogar con todos esos jóvenes
que luchan por sus deseos nobles y altos, que no se dejan atomizar por
las ofertas fáciles, que saben enfrentar situaciones difíciles, fruto
muchas veces de la inmadurez de los adultos. Con todos ustedes quisiera
dialogar y me gustaría hacerlo a partir de la memoria de su pueblo.
Mi visita tiene lugar en un momento en que los hombres y mujeres de buena voluntad conmemoran el aniversario de algunos ilustres norteamericanos. Salvando los vaivenes de la historia y las ambigüedades propias de los seres humanos, con sus muchas diferencias y límites, estos hombres y mujeres apostaron, con trabajo, abnegación y hasta con su propia sangre, por forjar un futuro mejor. Con su vida plasmaron valores fundantes que viven para siempre en el alma de todo el pueblo. Un pueblo con alma puede pasar por muchas encrucijadas, tensiones y conflictos, pero logra siempre encontrar los recursos para salir adelante y hacerlo con dignidad. Estos hombres y mujeres nos aportan una hermenéutica, una manera de ver y analizar la realidad. Honrar su memoria, en medio de los conflictos, nos ayuda a recuperar, en el hoy de cada día, nuestras reservas culturales.
Me limito a mencionar cuatro de estos ciudadanos: Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton.
Estamos en el ciento cincuenta aniversario del asesinato del
Presidente Abraham Lincoln, el defensor de la libertad, que ha trabajado
incansablemente para que «esta Nación, por la gracia de Dios, tenga una
nueva aurora de libertad». Construir un futuro de libertad exige amor
al bien común y colaboración con un espíritu de subsidiaridad y
solidaridad.
Todos conocemos y estamos sumamente preocupados por la inquietante
situación social y política de nuestro tiempo. El mundo es cada vez más
un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo, de sangrienta
atrocidad, cometida incluso en el nombre de Dios y de la religión. Somos
conscientes de que ninguna religión es inmune a diversas formas de
aberración individual o de extremismo ideológico.
Esto nos urge a estar
atentos frente a cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o
del tipo que fuere. Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de
una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo,
proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas
requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar. Y, por
otra parte, puede generarse una tentación a la que hemos de prestar
especial atención: el reduccionismo simplista que divide la realidad en
buenos y malos; permítanme usar la expresión: en justos y pecadores. El
mundo contemporáneo con sus heridas, que sangran en tantos hermanos
nuestros, nos convoca a afrontar todas las polarizaciones que pretenden
dividirlo en dos bandos.
Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior
podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior.
Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor
manera de ocupar su lugar. A eso este pueblo dice: No.
Nuestra respuesta, en cambio, es de esperanza y de reconciliación, de
paz y de justicia. Se nos pide tener el coraje y usar nuestra
inteligencia para resolver las crisis geopolíticas y económicas que
abundan hoy. También en el mundo desarrollado las consecuencias de
estructuras y acciones injustas aparecen con mucha evidencia. Nuestro
trabajo se centra en devolver la esperanza, corregir las injusticias,
mantener la fe en los compromisos, promoviendo así la recuperación de
las personas y de los pueblos. Ir hacia delante juntos, en un renovado
espíritu de fraternidad y solidaridad, cooperando con entusiasmo al bien
común.
El reto que tenemos que afrontar hoy nos pide una renovación del
espíritu de colaboración que ha producido tanto bien a lo largo de la
historia de los Estados Unidos. La complejidad, la gravedad y la
urgencia de tal desafío exige poner en común los recursos y los talentos
que poseemos y empeñarnos en sostenernos mutuamente, respetando las
diferencias y las convicciones de conciencia.
En estas tierras, las diversas comunidades religiosas han ofrecido una gran ayuda para construir y reforzar la sociedad. Es importante, hoy como en el pasado, que la voz de la fe, que es una voz de fraternidad y de amor, que busca sacar lo mejor de cada persona y de cada sociedad, pueda seguir siendo escuchada. Tal cooperación es un potente instrumento en la lucha por erradicar las nuevas formas mundiales de esclavitud, que son fruto de grandes injusticias que pueden ser superadas sólo con nuevas políticas y consensos sociales.
Apelo aquí a la historia política de los Estados Unidos, donde la
democracia está radicada en la mente del Pueblo. Toda actividad política
debe servir y promover el bien de la persona humana y estar fundada en
el respeto de su dignidad. «Sostenemos como evidentes estas verdades:
que todos los hombres son creados iguales; que han sido dotados por el
Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos está la vida,
la libertad y la búsqueda de la felicidad» (Declaración de
Independencia, 4 julio 1776). Si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se sigue que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas. La
política responde a la necesidad imperiosa de convivir para construir
juntos el bien común posible, el de una comunidad que resigna intereses
particulares para poder compartir, con justicia y paz, sus bienes, sus
intereses, su vida social. No subestimo la dificultad que esto conlleva,
pero los aliento en este esfuerzo.
En esta sede quiero recordar también la marcha que, cincuenta años
atrás, Martin Luther King encabezó desde Selma a Montgomery, en la
campaña por realizar el «sueño» de plenos derechos civiles y políticos
para los afro-americanos. Su sueño sigue resonando en nuestros
corazones. Me alegro de que Estados Unidos siga siendo para muchos la
tierra de los «sueños». Sueños que movilizan a la acción, a la
participación, al compromiso. Sueños que despiertan lo que de más
profundo y auténtico hay en los pueblos.
En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes.
Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que
nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones,
desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi
más alta estima y reconocimiento. Aquellos primeros contactos fueron
bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado
con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos
interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado
Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y
justo posible, mientras formamos las nuevas generaciones, con una
educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo
que nos rodea. Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en
relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la
lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío
que lo haremos.
Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin
precedentes desde los tiempos de la II Guerra Mundial. Lo que representa
grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en
este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar
hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres
queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es
lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos
intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros,
escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor
respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y
fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo
que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás
como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12)
.
Esta regla nos da un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los
demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados.
Busquemos para los demás las mismas posibilidades que deseamos para
nosotros. Acompañemos el crecimiento de los otros como queremos ser
acompañados. En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad;
queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos
oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro
que el tiempo usará con nosotros. La regla de oro nos recuerda la
responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en
todas las etapas de su desarrollo.
Esta certeza es la que me ha llevado, desde el principio de mi
ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición
mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor
camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de
una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la
rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito. Recientemente,
mis hermanos Obispos aquí, en los Estados Unidos, han renovado el
llamamiento para la abolición de la pena capital. No sólo me uno con mi
apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una
pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y
el objetivo de la rehabilitación.
En estos tiempos en que las cuestiones sociales son tan importantes,
no puedo dejar de nombrar a la Sierva de Dios Dorothy Day, fundadora del
Movimiento del trabajador católico. Su activismo social, su pasión por
la justicia y la causa de los oprimidos estaban inspirados en el
Evangelio, en su fe y en el ejemplo de los santos.
¡Cuánto se ha progresado, en este sentido, en tantas partes del
mundo! ¡Cuánto se viene trabajando en estos primeros años del tercer
milenio para sacar a las personas de la extrema pobreza! Sé que
comparten mi convicción de que todavía se debe hacer mucho más y que, en
momentos de crisis y de dificultad económica, no se puede perder el
espíritu de solidaridad internacional. Al mismo tiempo, quiero
alentarlos a recordar cuán cercanos a nosotros son hoy los prisioneros
de la trampa de la pobreza. También a estas personas debemos ofrecerles
esperanza. La lucha contra la pobreza y el hambre ha de ser
combatida constantemente, en sus muchos frentes, especialmente en las
causas que las provocan. Sé que gran parte del pueblo norteamericano hoy, como ha sucedido en el pasado, está haciéndole frente a este problema.No es necesario repetir que parte de este gran trabajo está constituido por la creación y distribución de la riqueza. El
justo uso de los recursos naturales, la aplicación de soluciones
tecnológicas y la guía del espíritu emprendedor son parte indispensable
de una economía que busca ser moderna pero especialmente solidaria y
sustentable. «La actividad empresarial, que es una noble
vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos,
puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus
emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de
trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común» (Laudato si’,
129). Y este bien común incluye también la tierra, tema central de la
Encíclica que he escrito recientemente para «entrar en diálogo con todos
acerca de nuestra casa común» (ibíd., 3). «Necesitamos una conversación
que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus
raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos» (ibíd., 14).
En Laudato si’, aliento el esfuerzo valiente y responsable para
«reorientar el rumbo» (N. 61) y para evitar las más grandes
consecuencias que surgen del degrado ambiental provocado por la
actividad humana. Estoy convencido de que podemos marcar la
diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos –y este
Congreso– están llamados a tener un papel importante.
Ahora es
el tiempo de acciones valientes y de estrategias para implementar una
«cultura del cuidado» (ibíd., 231) y una «aproximación integral para
combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y
simultáneamente para cuidar la naturaleza» (ibíd., 139). La libertad
humana es capaz de limitar la técnica (cf. ibíd., 112); de interpelar
«nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y
limitar nuestro poder» (ibíd., 78); de poner la técnica al «servicio de
otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral»
(ibíd., 112). Sé y confío que sus excelentes instituciones académicas y
de investigación pueden hacer una contribución vital en los próximos
años.
Un siglo atrás, al inicio de la Gran Guerra, «masacre inútil», en
palabras del Papa Benedicto XV, nace otro gran norteamericano, el monje
cisterciense Thomas Merton. Él sigue siendo fuente de inspiración
espiritual y guía para muchos. En su autobiografía escribió: «Aunque
libre por naturaleza y a imagen de Dios, con todo, y a imagen del mundo
al cual había venido, también fui prisionero de mi propia violencia y
egoísmo. El mundo era trasunto del infierno, abarrotado de hombres como
yo, que le amaban y también le aborrecían. Habían nacido para amarle y,
sin embargo, vivían con temor y ansias desesperadas y enfrentadas».
Merton fue sobre todo un hombre de oración, un pensador que desafió
las certezas de su tiempo y abrió horizontes nuevos para las almas y
para la Iglesia; fue también un hombre de diálogo, un promotor de la paz
entre pueblos y religiones.
En tal perspectiva de diálogo, deseo reconocer los esfuerzos
que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las
históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado. Es mi
deber construir puentes y ayudar lo más posible a que todos los hombres y
mujeres puedan hacerlo. Cuando países que han estado en conflicto
retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por
motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos. Esto ha
requerido y requiere coraje, audacia, lo cual no significa falta de
responsabilidad. Un buen político es aquel que, teniendo en mente los
intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y
pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que
por ocupar espacios (cf. Evangelii gaudium, 222-223).
Igualmente, ser un agente de diálogo y de paz significa estar
verdaderamente determinado a atenuar y, en último término, a acabar con
los muchos conflictos armados que afligen nuestro mundo. Y sobre esto
hemos de ponernos un interrogante: ¿por qué las armas letales
son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible
sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta,
que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de
sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas.
Tres hijos y una hija de esta tierra, cuatro personas, cuatro sueños:
Abraham Lincoln, la libertad; Martin Luther King, una libertad que se
vive en la pluralidad y la no exclusión; Dorothy Day, la justicia social
y los derechos de las personas; y Thomas Merton, la capacidad de
diálogo y la apertura a Dios. Cuatro representantes del pueblo
norteamericano.
Terminaré mi visita a su País en Filadelfia, donde participaré en el
Encuentro Mundial de las Familias. He querido que en todo este Viaje
Apostólico la familia fuese un tema recurrente. Cuán fundamental ha sido
la familia en la construcción de este País. Y cuán digna sigue siendo
de nuestro apoyo y aliento.
No puedo esconder mi preocupación por la
familia, que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y
desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda,
como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia. No puedo más
que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y
la belleza de vivir en familia.
De modo particular quisiera llamar su atención sobre aquellos
componentes de la familia que parecen ser los más vulnerables, es decir,
los jóvenes. Muchos tienen delante un futuro lleno de innumerables
posibilidades, muchos otros parecen desorientados y sin sentido,
prisioneros en un laberinto de violencia, de abuso y desesperación. Sus
problemas son nuestros problemas. No nos es posible eludirlos. Hay que
afrontarlos juntos, hablar y buscar soluciones más allá del simple
tratamiento nominal de las cuestiones.
Aun a riesgo de simplificar,
podríamos decir que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a
no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de
futuro. Sin embargo, esa misma cultura concede a muchos otros, por el
contrario, tantas oportunidades, que también ellos se ven disuadidos de
formar una familia.
Una Nación es considerada grande cuando defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln; cuando genera una cultura que permita a sus hombres «soñar» con plenitud de derechos para sus hermanos y hermanas, como intentó hacer Martin Luther King; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day en su incesante trabajo; siendo fruto de una fe que se hace diálogo y siembra paz, al estilo contemplativo de Merton.
Me he animado a esbozar algunas de las riquezas de su patrimonio
cultural, del alma de su pueblo. Me gustaría que esta alma siga tomando
forma y crezca, para que los jóvenes puedan heredar y vivir en una
tierra que ha permitido a muchos soñar. Que Dios bendiga a América.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)