Por: José Miguel.
Corria el año 1960, arreciaba la política agresiva del gobierno de Estados Unidos que nunca vió con buenos ojos las medidas populares tomadas por el gobierno revolucionario, y como resultado de esto la dirección del país, se vió obligada a tomar algunas medidas como fue la nacionalización de empresas norteamericanas, y como consecuencia comenzó el rumbo paulatino hacia el socialismo.
Esa voluntad
de independencia económica, la poseía el país, desde la década de 1930, momento en que los revolucionarios cubanos se habían
trazado, entre sus objetivos de lucha por la emancipación nacional. Así lo
reflejaron en sus programas y proyectos tanto el primer Partido Comunista, como la Joven Cuba.
Antonio
Guiteras había
alertado en su articulo Septembrismo, publicado en la revista Bohemia el 1 de abril de 1934, que todo movimiento o partido en la Isla, para
considerarse revolucionario, tenía que ser necesariamente antiimperialista.
Inmediatamente
luego del Triunfo de la Revolución, y antes de que arreciaran las
agresiones de los Estados
Unidos, Fidel afirmaba que el enfrentamiento con el capital extranjero:
"(...) era el camino correcto
de un pueblo que quisiera liberarse (…) que las industrias sen de la nación; y
la nación pague con su producción; pero que las empresas sean nacionales, que
el país no tenga que estar dependiendo de la voluntada de amos extranjero. Que
el amo de sus riquezas sea el país, porque no se concibe que un país libre,
cuya economía es economía de extranjeros".
Durante
décadas, tres empresas foráneas (ESSO, Texaco y Shell), asumían la importación, refinación y el suministro
de combustible en Cuba. Transportaban el Petróleo en sus barcos desde pozos de su
propiedad y se lo vendían al Estado cubano a casi tres dólares el barril. Luego
el Estado les pagaba por la refinación y la producción de derivados, los que
eran vendidos luego, en la red de gasolineras de esas trasnacionales.
Por órdenes
del gobierno de los Estados Unidos, las compañías limitaron la
importación y refinación para provocar una escasez artificial en nuestro país.
Sucedió entonces que Cuba adquiría petróleo en Venezuela, sin embargo las empresas yanquis
se rehusaron a alquilar sus supertanqueros
Al clausurar
el I Congreso
Latinoamericano de Juventudes, en el Estadio del Cerro, (hoy llamado Estadio
Latinoamericano), durante
la noche del sábado 6
de agosto de 1960,
Fidel anunció la nacionalización de 26 compañías yanquis que poseían tres
refinerías de petróleo, los monopolios de la electricidad y del teléfono, así
como 36 de los mejores centrales azucareros del país, cuya producción abarcaba
el 36 % del total nacional y un volumen similar a lo elaborado entonces
por Hawai y Puerto Rico.
Las
nacionalizaciones de 1960 tenían obviamente un marcado carácter
antimperialista, pero no eliminaban la propiedad privada, la burguesía cubana,
lejos de verse afectada, estuvo en mejores condiciones de desarrollar una
producción nacional al librarse de la desleal competencia de los monopolios
norteamericanos. En ocasiones se le brindó apoyo por parte del sector estatal,
robustecido por la recuperación de los bienes bajo la antigua posesión de la
tiranía batistiana, y su reciente control de las empresas foráneas expropiada.
Desde horas
tempranas el 17
de agosto de 1960,
numerosas personas se concentraron ante el edificio de la Cuban
Telephone Company, en la
capitalina calle Dragones. Auxiliándose de una escalera, un
obrero retiraba todo letrero alusivo a la transnacional. Otros trabajadores
despojaban de las paredes los afiches de Tonito Rin Rin, logo
utilizado para la publicidad por esa firma. En la calle, los ciudadanos
portaban carteles que transmitían el júbilo del pueblo cubano por las recientes
nacionalizaciones de las empresas yanquis.
A esa misma
hora, en el edificio principal de la Cuba Electric Company (Cubaneleco), ubicado en la calle Carlos III, funcionarios del gobierno
revolucionario hacían efectiva la nacionalización. Irónicamente, desde las
puertas de vidrio que custodiaban la entrada, el logo de esta trasnacional (un
bombillo risueño y con casco llamado K- Listo Kilowatt) permanecía a la
entrada.
Ante el Palacio de los
Trabajadores (actual
sede de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), se congregaron muchas personas que representaban
los intereses de las masas populares. Varios ataúdes, que representaban a
diversos monopolios expropiados, a los que seguían actores y actrices
disfrazados de llorosas viudas, fueron cargados en hombros. La muchedumbre se
dirigió hacia las calles Carlos III, continuó por Reina y luego por Prado.
En el Capitolio
Nacional aguardaba
otra multitud, hasta el Malecón
habanero, los cuales
exclamaban: "Hay Fidel para rato (...)". Allí se mencionaban
cada una de las compañías yanquis expropiadas (ESSO, United
Fruit Company, Texaco, Manatí Sugar Company y otras) y un coro gigantesco
replicaba al unísono: "Se llamaba".
A lo anterior agrego que el gobierno cubano siempre tuvo disposición de imdennizar a las compañías estadounidenses por el monto de estas nacionalizaciones, pero el gobierno de Estados Unidos lo impidió, agravando con esto la situación existente entonces,
Al calor del restablecimiento de las relaciones entre nuestros dos países, se habla nuevamente de la obligación de Cuba de pagar a estas empresas el costo total de estas nacionalizaciones de los años 60, por nuestra parte agregamos que también el gobierno de Estados Unidos debe imdennizar al pueblo cubano por las pérdidas provocadas en más de 50 años como resultado del criminal bloqueo económico que ascienden a millones de millones de dólares.
Entonces habría que tirar a una balanza·ambas deudas" y sacar las conclusiones de quién fue realmente la parte más perjudicada de esta política contra Cuba proveniente de las administraciones norteamericanas.
cc. Fuente ECURED.
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