Según un sondeo reciente, la mayoría de los estadounidenses apoyan la decisión del mandatario, Barack Obama, de excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, a pesar de la oposición del algunos congresistas republicanos como Ileana Ros-Lehtinen.
Una encuesta publicada este viernes por CNN/ORC revela que el 59 por
ciento de los norteamericanos respaldan la determinación del presidente
Barack Obama, quien el pasado 14 de abril notificó al Congreso su
intención de retirar a Cuba de la unilateral lista de naciones, que
según el Departamento de Estado, patrocinan el terrorismo internacional.
A partir de esa fecha, el Legislativo dispone de 45 días para
pronunciarse al respecto y en caso de oponerse a la medida ambas cámaras
tendrían que aprobar un proyecto de ley para enfrentar la voluntad de
la Casa Blanca.
Algo que parece improbable, tal como se desprende de las recientes
declaraciones de la legisladora de origen cubano Ros-Lehtinen -una de
las más fervientes sostenedoras de la política anticubana en Washington-
a la revista Foreign Policy (FP): “No podemos deshacerlo”, reconoció.
Según FP, esta integrante de la Cámara de Representantes por el
estado de Florida, tenía el respaldo de 35 copatrocinadores para un
proyecto de ley diseñado con el fin de bloquear la movida de Obama
respecto a Cuba y planeaba introducirlo esta semana, sin embargo, sus
planes se deshicieron.
Ella y sus correligionarios pensaron que podían hacerlo, pero -según
se explica en el artículo de FP- la confusión sobre la autoridad del
Congreso parte de una mala interpretación de la Ley Helms Burton (1996),
que codificó, extendió y recrudeció el bloqueo económico que Washington
mantiene desde hace más de medio siglo contra La Habana.
Debido a esa legislación, ahora solo el Capitolio puede levantar el
bloqueo, a pesar de que Obama tiene un grupo de facultades para deshacer
una buena parte de estas sanciones unilaterales.
En principio, el Congreso solo tiene palabra en este asunto y en tal
sentido la opinión pública estadounidense ya se adelantó, pues seis de
cada 10 consultados en el sondeo de marras ha manifestado su apoyo a la
salida de Cuba -incluida desde 1982- de esa “lista negra”.
De acuerdo con la pesquisa de CNN/ORC, apenas el 38 por ciento
desaprueba la decisión de Obama de excluir a la mayor de las Antillas de
esa relación unilateral.
La encuesta -realizada del 16 al 19 de abril, con entrevistas
telefónicas a mil 18 adultos- indica que los demócratas (77 por ciento) e
independientes (60) están ampliamente a favor de este paso en el
acercamiento bilateral iniciado el 17 de diciembre pasado.
Mientras la mayoría de los republicanos (61 por ciento) se mantienen
reacios -como es habitual- a la postura de la Casa Blanca, los
demócratas (62) y los independientes (53) opinan que Cuba no constituye
amenaza alguna.
En general, 52 por ciento de los ciudadanos de este país no considera
a la mayor de las Antillas un peligro, lo que deja sin justificación su
presencia en una lista que determina sanciones comerciales y
financieras contra La Habana.
Tras conocerse el paso de Obama a mediados de este mes, la
Cancillería cubana reconoció la “justa decisión” del Gobierno de Estados
Unidos de eliminar a la isla de una lista en la que “nunca debió ser
incluida”.
En la ocasión, las autoridades cubanas recordaron que su país fue
víctima de centenares de actos terroristas que costaron la vida a tres
mil 478 personas e incapacitaron a dos mil 099 ciudadanos.
Asimismo, ratificaron que Cuba rechaza y condena los actos de
terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como cualquier
acción que tenga por objeto alentar, apoyar, financiar o encubrir
actividades de ese tipo.
Pocos días antes, el presidente Obama y su homólogo cubano, Raúl
Castro, habían sostenido un histórico -por inédito- encuentro en el
contexto de la VII Cumbre de las Américas, en Panamá.
En sucesivos intercambios bilaterales, realizados tanto en La Habana
como en Washington, la parte cubana dejó claro que considera muy
importante su eliminación de esta lista del Departamento de Estado.
Sin embargo, no establecieron su exclusión como requisito previo para
retomar las relaciones diplomáticas con el vecino norteño y reabrir
embajadas en las respectivas capitales.
(Con información de PL)
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