El presidente Barack Obama, comenzó dejando a porciento incompleto todo lo que prometió en su último discurso de campaña en el año 2008.
Según sus palabras, en aquella ocasión, conversaría con amigos y con
enemigos, también con Cuba; levantaría las restricciones que sobre
visados, remesas y paquetes había puesto G. Bush a Cuba , aunque
mantendría el bloqueo. Como fundamentamos en un artículo nuestro de
principios del 2009, Obama dividió el bloqueo en dos. Todo lo que
le servía para subvertir al cubano común con sus mercaderías, lo dejó;
todo lo que le permitía presionar sobre el gobierno cubano lo
fortaleció.
Poco después, comenzando el año 2009, de las posibles medidas para
paliar la crisis económica, escogía el sinuoso camino de rescatar a la
banca, para que esta estimulara los préstamos y solo daba esperanzas a
medias para superar el problema de las hipotecas. Resultado de todo ello
es que la recuperación económica de Estados Unidos también ha quedado a
medias.
Cuando algunos reconocidos economistas como Krugman y Ztiglitz lo
criticaron, no hizo el menor caso. Finalmente no le exigió a la banca
lo suficiente como para que esta jugara el papel que le correspondía.
Cuando le sugirieron nacionalizarla, dijo que tal acción no estaba
acorde con la idiosincrasia norteamericana. Los banqueros se repartían
el dinero, no dándose prestamos ni entre ellos mismos. Si Obama
hubiera utilizado esos más de 700 miles de millones para estimular
directamente a la economía, esta hoy estaría en mejores condiciones.
El llamado Obamacare tampoco está concluido y más recientemente las
medidas migratorias anunciadas, hace solo unos días, también dejan a
menos de la mitad la solución del problema. Unos inmigrante se
beneficiaran, pero otros tantos no verán satisfechas sus aspiraciones.
Aparte de que no será muy difícil para los republicanos darle marcha
atrás a los asuntos que Obama ha anunciado como soluciones
.
En el orden interno, Obama no ha logrado anotarse un solo triunfo de
política y las tan esperadas medidas migratorias no parecen serlo
tampoco. Continua persiguiendo a los indocumentados, dividiendo a las
familias y ofreciendo tiempos de estancia en el país que concluirán a
mediados de la próxima administración. Fortalece el control de las
fronteras para evitar mucho más las entradas ilegales. Por lo que es
posible esperar que el nuevo presidente o presidenta deberá enfrentar
problemas similares.
Cuando a principios del 2009, Obama enfocaba en sus discursos las
situaciones de los conflictos en el Medio Oriente, sus argumentaciones
eran coherentes y enfiladas hacia soluciones que también lo parecían
ser. Los discursos en Egipto, Turquía, etc., fueron ejemplos de ello.
Parecía entender muy bien las situaciones y sus palabras resultaban
conciliatorias, incluso con el mundo musulmán, no agresivas y como si
quisiera conciliar intereses con la política a seguir.
Pero no pasó mucho tiempo para que comenzara a girar hacia
alternativas de política, que lo tienen hoy en el callejón sin salida en
que se encuentra. Pues la situación comenzó a caracterizarse, porque
los conflictos, como Afganistán e Irak, en particular, no concluyeron.
Esos países invadidos por las tropas norteamericanas no han vuelto a
reorganizarse políticamente. Del primero no se han podido ir
definitivamente y al segundo retornan, para combatir contra el EI, que
sus propios errores de política contribuyeron a formar.
Primero, retornaron solo atacando con aviación, ahora aceptando
finalmente que necesitan introducir hombres. Dice Obama que esos hombres
son solo para asesorar a las tropas iraquíes, algo que ni el mismo
puede creerse. Al principio enviaría solo 1,500, poco después eran el
doble. Cualquier similitud con la situación anterior, es pura
coincidencia. Pues no hay nada más parecido a una escalada, que no se
sabe cómo terminara.
En medio de tal situación asesinaron a Bin Laden, invadieron Libia y
asesinaron a Kadhafy, sin que ello haya reportado ningún beneficio en
sentido práctico. En particular, la muerte de Bin Laden no tuvo un
significativo impacto en la lucha contra el terrorismo, al contrario, la
hizo más compleja y menos focalizada. Libia, por su parte, no ha vuelto
a ser un país. A pesar de haber tenido el mejor nivel de vida en la
región. Obama no ha logrado terminar ninguna guerra, al contrario,
parece que las reedita una y otra vez. Y así parece será hasta que se
despida de la administración del país.
Obama continua con sus planes de atacar a Siria, aunque la variante
de ligar eso con los ataques al EI, apoyando a los llamados rebeldes
moderados anti siria, resulta bien compleja como para poder asegurar
que saldrá airoso de ese proyecto. Pues hasta ahora lo que parece más
evidente es que Obama no entiende donde se ha metido. No conoce el
terreno, ni las fuerzas con que tiene que lidiar.
De irán, Estados Unidos, ha tenido un poco que olvidarse
momentáneamente, pues los iraníes han manejado de manera muy
inteligente la confrontación; al ser también un país más fuerte, además
de no haber sufrido el desgaste que sí está padeciendo Siria.
Irán está manejando muy bien las conversaciones sobre la cuestión
nuclear, que tanto preocupaba a Estados Unidos y ha logrado enrolar a
los aliados de este último en unas negociaciones de las que está
saliendo airoso, por lo pronto, conjurando la posibilidad de un ataque
por parte de Estados Unidos, que al principio parecía presentársele
como la única variante de solución del problema.
Por su parte, Pakistán y los kurdos, aunque ligados a la lucha contra
el EI, parecen tener una cierta independencia relativa dentro de la
estrategia norteamericana, que pretende utilizar esta situación para
atacar a Siria, pero sin lograrlo totalmente. Siria tiene claridad, al
igual que con los bombardeos en la frontera con Irak, que se trata de
un subterfugio de Estados Unidos para mantenerla en jaque y finalmente
invadirla.
Sin dudas, controlar el petróleo del área se encuentra en el centro
de toda la política norteamericana. En definitiva, eso fue lo que le
costó la vida a Sadam Hussein y a su régimen, cuando se atrevió a
invadir Kuwait, siendo uno de los principales aliados de Estados Unidos
en el área.
El otro foco de conflicto para Estados Unidos en la región, es el
enfrentamiento entre Israel y los palestinos, estos últimos también con
sus problemas de ciertas divisiones internas. Pero Obama no ha logrado
controlar a Israel, este último continua representando una pieza muy
compleja y casi incontrolable de la política norteamericana en el área.
Últimamente se suman los reconocimientos que Palestina va recibiendo de
los países aliados de Estados Unidos y que representan un ataque
indirecto a las posiciones de Israel en el enfrentamiento con los
palestinos.
En los últimos tiempos se ha sumado el conflicto en Ucrania,
alimentado por las fuerzas políticas que desean la unirse con la Unión
Europea, pero que no cuentan con todo el apoyo de los ucranianos, sobre
todo de procedencia rusa.
Es evidente que Crimea ya se perdió a favor de Rusia y de un modo tan
elegante, que la Unión Europea ni Estados Unidos apenas pudieron
protestar. Sin embargo, insistentemente acusando a Putin de la
presencia de tropas rusas dentro de Ucrania, Estados Unidos, la UE y
demás aliados, sin dudas pretenden reeditar el conflicto, para en la
confusión no solo impedir el separatismo de parte de ucrania, sino
también para tratar de recuperar Crimea de manos de Rusia.
Esta última, opera muy inteligentemente y no se deja provocar, pero
sin dudas la situación en la región es sumamente peligrosa. De modo que
se podría decir que es el otro foco potencial de una guerra de
proporciones impredecibles.
Obama no ha tenido un solo logro en su política exterior en esta área
Su política en el medio oriente es un completo fracaso, con intentos de retroceso para rectificar lo que antes no logro hacer.
Su peor fracaso ha sido el fruto de no conocer la región, así como
meterse en alianzas con fuerzas políticas que no conoce y que no ha
sido capaz de controlar.
Pero en su “histórico traspatio” la situación no se le presenta mejor.
En el discurso ya mencionado del 2008, Obama declaró que conversaría
con amigos y con enemigos. En el área que ahora nos ocupa, se trataba
entonces de conversar principalmente con Cuba y Venezuela. Al parecer
Obama tenía la intención de acercarse a Cuba y al mismo tiempo, tratar
de entender qué ocurría en Venezuela.
Pero no se trataba solo de eso, sino de que cuando Obama llega a la
presidencia, se encuentra en América Latina y el Caribe con un ambiente
político bien cambiado. Las invasiones a Afganistán e Irak, las
intenciones sobre Siria e irán y Libia después, ocuparon demasiado
tiempo a Estados Unidos.
Tiempo que el “traspatio” aprovechó de manera
muy inteligente para aflojar las amarras. Esas acciones tuvieron
nombres, Hugo Chávez y Fidel Castro. Los que se percataron de las
oportunidades que se abrían para la región, con un Estados Unidos en
crisis económica y prácticamente empantanado en el Medio Oriente.
Los procesos que estaban teniendo lugar en países como Venezuela,
Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay, entre otros, estaban contribuyendo
ya, como hasta hoy, a un cambio importante de la correlación de fuerzas,
frente a la política norteamericana.
Resultado de ello, emergían un conjunto de esfuerzos
integracionistas, que comenzaban a cohesionar a la región, tanto des el
punto de vista económico, como social y político. A su vez, los países
caribeños comenzaban también a acercarse y el área comenzaba a exhibir
una voluntad política colectiva de la que no se tenía antecedentes. Al
mismo tiempo, un tipo de integración, que comenzaba por debajo, es
decir, por acercarse a la gente y a sus necesidades, con la lucha contra
el analfabetismo, la salud pública, la educación y la llamada
Operación Milagro, servía de plataforma a un tipo de movilidad social
de los pueblos latinoamericanos y caribeños, contando con los
originarios, que nunca habían tenido niveles de participación, como
el que ahora se producía.
Las viejas estructuras hemisféricas comenzaban a desmoronarse y en su
lugar empezaban a emerger otras, que Estados Unidos, no solo no había
fundado, sino que ni las conocía y como si fuera poco, quedaba marginado
de ellas.
La reacción de Estados Unidos fue entonces atacar a Venezuela,
recrudecer el bloqueo contra Cuba y tratar de mover a las fuerzas de
derecha que dentro del hemisferio le ayudaran a disciplinar la
situación.Todas sus reacciones fueron imperiales y estúpidas; dar el golpe en
Honduras, apoyar el golpe contra Chávez, mover a las fueras
reaccionarias en Bolivia, tratar de intervenir en Haití, desestabilizar a
Ecuador, mover a las fuerzas más reaccionarias con Uribe al frente en
Colombia, para lanzarlas contra Venezuela, convertir a Honduras en el
modelo para recuperar a Centroamérica, trabajar para subvertir a
Cuba, tratar de sacar provecho a las complejidades de Brasil, moderar el
movimiento hacia la izquierda en Chile y tratar de utilizar a Perú que
ya también se le iba de las manos.
Si observamos todo los movimientos políticos que Obama ha realizado
en el hemisferio, ninguno ha ido dirigido a tratar de entenderse con las
fuerzas políticas que han emergido, sino a controlarlas, limitarlas y a
tirarles las derechas locales encima. Una derecha que ya no presenta
ni por asomo, la eficacia con que antes actuó.
De tal modo que la política norteamericana hacia el hemisferio está
enfrentando el deterioro ético de los mismos instrumentos que
pretende utilizar o que utiliza para atacar los procesos que cuestionan
su hegemonía.
Esa es la razón por la cual la política de bloqueo contra Cuba esta
tan desprestigiada, tanto interna como externamente y es tan cuestionado
que la Isla esté en la lista de países terroristas. Es que el propio
Estados Unidos destroza éticamente los instrumentos políticos que
pretende utilizar, al mismo tiempo que se alía con las fuerzas políticas
peores del hemisferio. Tratando de revivir a un Uribe y a las viejas
fuerzas dictatoriales que le acompañan.
Por lo que razones sobran para decir también, que Obama ya no cuenta
con aliados seguros en ninguna parte. En el medio oriente la confusión
es aplastante. Se alió con fuerzas que ahora son enemigas y combatió
contra otras que se han dividido haciéndose inidentificables.
En nuestro hemisferio, los golpes de estado, la guerra y la represión
pierden aliados de modo creciente. La muy reciente experiencia de
México ha servido para reforzar el movimiento de las masas organizadas,
con reivindicaciones concretas. Las tendencias pacíficas, anti
neoliberales, anti mafias e integracionistas, se mueven hacia adelante,
haciendo retroceder la corrupción, el narcotráfico y a las fuerzas de
la reacción en general.
Sin dudas, vivimos una etapa histórica de profundos cambios, que están generando un ineludible cambio de época.
La mayor frustración de la presidencia de Obama.
Pero una de las frustraciones más grandes que ha aportado la
administración de Barak Obama, ha sido el comportamiento del
Presidente frente al problema racial.
Es cierto que Obama no podía presentarse como un negro a la
candidatura presidencial. Ello ya había representado, parte del fracaso
del luchador por los Derechos Civiles Jesse Jackson. Mostrándose
claramente, con toda fuerza para la época, que la candidatura de un
negro a la presidencia de Estados Unidos, levantaba preocupaciones y
sospechas imposibles de superar dentro del corto espacio de tiempo de un
proceso electoral. Aunque se tratara de una persona de largo historial
político como el mencionado.
A Obama, sin embargo, le correspondió aprovechar la ventaja
combinada de la crítica situación en que la crisis económica del 2008
había sumido a toda la sociedad norteamericana, sobre todo a la inmensa
mayoría de la clase media, así como lo que la sociedad estadounidense
había logrado avanzar en términos de una reducción del racismo y la
discriminación.
No hay dudas de que la Lucha por los Derechos Civiles, la llamada
Acción Afirmativa durante los años sesenta y la larga expansión
económica vivida con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, habían
hecho avanzar a los afroamericanos, situando a muchos dentro de la
clase media. No obstante los negros formar parte de los sectores más
pobres, excepción solo de los nativos americanos y los esquimales.
Ya durante la campaña presidencial, Obama reacciono muy preocupado
cuando su pastor Wright hizo manifestaciones antirracistas, que
provocaron su apartamiento del reverendo. Así como lo rápido que
reacciono cuando la Ferraro, sin dudas estimulada por la campaña de la
Clinton, llego a decir que Obama disfrutaba de la ventaja de ser negro.
Obama nunca permitió que el tema racial le desviara de sus
intenciones de no presentarse ante los electores como un candidato
negro. Sabía lo que eso representaba y a mi entender actuaba
inteligentemente en tal sentido. No debía correr ese riesgo.
Pero ya desde la presidencia Obama traspaso limites potenciales de
frustración para los negros, no obstante este último haber reaccionado
en su reelección, como era de esperar, considerando más importante tener
a un negro en la Casa Blanca, que los beneficios que pudieran esperar
de ello. Por lo que los afros norteamericanos en el 2012, volvieron a
votar masivamente por Obama. Sin dudas, los racistas blancos, no
temieron volver a manifestarse, con los incidentes del Profesor Henry
Louis Gates de Harvard, los negros asesinados durante su administración,
el trato que los negros han continuado recibiendo, junto a la actitud
del K K Klan volviéndose a lanzar a las calles en actitud amenazante.
Todo lo cual nos dice, que los afroamericanos no solo continúan
siendo los más pobres, sino que su pobreza se ha agudizado, continúan
presentando las mismas desventajas sociales, educacionales, de
viviendas, ante la aplicación de la justicia, continúan siendo vilmente
asesinados en las calles, no pudiendo esperar del Presidente Negro, nada
que indique, siquiera que este podría luchar para que se les prodigue
un trato igualitario. Pues no creo que los negros pensasen que tener a
un presidente negro en la Casa Blanca les prodigara ninguna ventaja
sobre los blancos; sería absurdo pedir semejante cosa, pero si al menos
que este los defendiera de los abusos que históricamente se han
cometido con la población negra dentro de la sociedad norteamericana. Y
mucho menos, que a más de 60 años de la Lucha por los Derechos Civiles y
teniendo un presidente negro este no fuera capaz de vigilar por sus
derechos.
Entonces, Obama, como presidente negro no ha representado nada para
la población afro norteamericana. Lo cual significa que Obama lo poco
que conoce respecto a cómo vivir como un negro dentro de la sociedad
norteamericana se lo ha trasmitido la esposa, porque Obama no es
realmente afro norteamericano, es millonario y no estaría nunca
sometido a los rigores de vivir como afro norteamericano en los Estados
Unidos.
De lo que si puede estar seguro Obama, es que esa clase blanca,
neoliberal de extrema derecha, que es quien controla la política en los
Estados Unidos, se va asegurar muy bien de que Obama se despida de la
presidencia, de tal modo, que en los próximos, al menos 100 años, a más
nadie se le pueda ocurrir que un negro puede volver a ser de nuevo
presidente de los Estados Unidos.
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