sábado, 13 de diciembre de 2014

EL presidente que todo lo deja a medias o menos

Por Esteban Morales.


 El presidente Barack Obama, comenzó dejando a porciento incompleto todo lo que prometió en su último discurso de campaña en el año 2008.

Según sus palabras, en aquella ocasión, conversaría con amigos y con enemigos, también con Cuba; levantaría las restricciones que sobre visados, remesas y paquetes había puesto G. Bush a Cuba , aunque mantendría el bloqueo. Como fundamentamos en un artículo nuestro de principios del 2009, Obama dividió el bloqueo en dos. Todo lo que le servía para subvertir al cubano común con sus mercaderías, lo dejó; todo lo que le permitía presionar sobre el gobierno cubano lo fortaleció.

Poco después, comenzando el año 2009, de las posibles medidas para paliar la crisis  económica, escogía el sinuoso camino de rescatar a la banca, para que esta estimulara los préstamos y solo daba esperanzas a medias para superar el problema de las hipotecas. Resultado de todo ello es que la recuperación económica de Estados Unidos también ha quedado a medias.

Cuando algunos reconocidos economistas como Krugman y Ztiglitz lo criticaron,  no hizo el menor caso. Finalmente no le exigió a la banca lo suficiente como para que esta jugara el papel que le correspondía. Cuando le sugirieron nacionalizarla, dijo que  tal acción no estaba acorde con la idiosincrasia norteamericana. Los banqueros se repartían el dinero, no dándose prestamos ni entre ellos mismos. Si Obama hubiera utilizado esos más de 700 miles de millones para estimular directamente a la economía, esta hoy estaría en mejores condiciones.

El llamado Obamacare tampoco está concluido y más recientemente las medidas migratorias anunciadas, hace solo unos días, también dejan a menos de la mitad la solución del problema. Unos inmigrante se beneficiaran, pero otros tantos  no verán satisfechas sus aspiraciones. Aparte de que no será  muy difícil para los republicanos darle marcha atrás a los asuntos que Obama ha anunciado como soluciones
.
En el orden interno, Obama no ha logrado anotarse un solo triunfo de política y las  tan esperadas medidas migratorias no parecen serlo tampoco. Continua  persiguiendo a los indocumentados, dividiendo a las familias y ofreciendo tiempos de estancia en el país que concluirán a mediados de la próxima administración. Fortalece el control de las fronteras para evitar mucho más las entradas ilegales. Por lo que es posible esperar que el nuevo presidente o presidenta deberá enfrentar problemas similares.

Cuando a principios del 2009, Obama enfocaba  en sus discursos las situaciones de los conflictos en el Medio Oriente, sus argumentaciones eran coherentes y enfiladas hacia soluciones que también lo parecían ser. Los discursos en Egipto, Turquía, etc., fueron ejemplos de ello. Parecía entender muy bien las situaciones y sus palabras resultaban conciliatorias, incluso con el mundo musulmán, no agresivas  y como si quisiera conciliar intereses con la política  a seguir.

Pero no pasó mucho tiempo para que comenzara a girar hacia alternativas de política, que lo tienen hoy en el callejón sin salida en que se encuentra. Pues la situación comenzó a caracterizarse, porque los conflictos, como Afganistán  e Irak, en particular, no concluyeron. Esos países invadidos por las tropas norteamericanas no han vuelto a reorganizarse políticamente. Del primero no se han podido ir definitivamente y al segundo retornan, para combatir contra el EI, que sus propios errores de política contribuyeron a formar.

Primero, retornaron  solo atacando con aviación, ahora aceptando finalmente que necesitan introducir hombres. Dice Obama que esos hombres son solo para asesorar a las tropas iraquíes, algo que ni el mismo puede creerse. Al principio enviaría solo 1,500, poco después eran el doble. Cualquier similitud con la situación anterior, es pura coincidencia. Pues no hay nada más parecido a una escalada, que no se sabe cómo terminara.

En medio de tal situación asesinaron a Bin Laden, invadieron Libia y asesinaron a Kadhafy, sin que ello haya reportado ningún beneficio en sentido práctico. En particular, la muerte de Bin Laden no tuvo un significativo impacto en la lucha contra el terrorismo, al contrario, la hizo más compleja y menos focalizada. Libia, por su parte, no ha vuelto a ser un país. A pesar de haber tenido el mejor nivel de vida en la región. Obama no ha logrado terminar ninguna guerra, al contrario, parece que las reedita una y otra vez. Y así parece  será hasta que se despida de la administración del país.
Obama continua  con sus planes de atacar a Siria, aunque la variante de ligar eso con los ataques al EI, apoyando a los llamados rebeldes moderados anti siria,  resulta  bien compleja como para  poder asegurar que saldrá airoso de ese proyecto. Pues hasta ahora lo que parece más evidente es que Obama no entiende donde se ha metido. No conoce el terreno, ni las fuerzas con que tiene que lidiar.
De irán, Estados Unidos, ha tenido un poco que olvidarse momentáneamente, pues  los iraníes han manejado de manera muy inteligente la confrontación;  al ser también un país más fuerte, además de no haber sufrido el desgaste que sí está padeciendo Siria.

Irán está manejando muy bien las conversaciones sobre la cuestión nuclear, que tanto preocupaba a Estados Unidos y ha logrado enrolar a los aliados de este último  en unas negociaciones de las que está saliendo airoso, por lo pronto,  conjurando la posibilidad de  un ataque por parte  de Estados Unidos,  que al principio parecía presentársele como  la única variante de solución del problema.
Por su parte, Pakistán y los kurdos, aunque ligados a la lucha contra el EI, parecen tener una cierta independencia  relativa dentro de la estrategia norteamericana, que pretende utilizar  esta situación para atacar a Siria,  pero sin lograrlo totalmente. Siria tiene claridad, al igual que con  los bombardeos en la frontera  con Irak, que se trata de un subterfugio de Estados Unidos para mantenerla en jaque y finalmente  invadirla.

Sin dudas, controlar el petróleo del área se encuentra en el centro de toda la política norteamericana. En definitiva, eso fue lo que le costó la vida a Sadam  Hussein y a su régimen, cuando se atrevió a invadir Kuwait, siendo uno de los principales aliados de Estados Unidos en el área.

El otro foco de conflicto para Estados Unidos en la región, es el enfrentamiento entre Israel y los palestinos, estos últimos también con sus problemas de ciertas divisiones internas. Pero Obama no ha logrado controlar a Israel, este último continua representando una pieza muy compleja y casi incontrolable de la política norteamericana en el área. Últimamente se suman los reconocimientos que Palestina va recibiendo de los países aliados de Estados Unidos y que representan un ataque indirecto a las posiciones de Israel en el enfrentamiento con los palestinos.

En los últimos tiempos se ha sumado el conflicto en Ucrania, alimentado por las  fuerzas políticas que desean la unirse con la Unión Europea, pero que no cuentan con todo el apoyo de los ucranianos, sobre todo de procedencia rusa.

Es evidente que Crimea ya se perdió a favor de Rusia y de un modo tan elegante, que la Unión Europea ni Estados Unidos apenas pudieron protestar. Sin embargo, insistentemente  acusando a Putin de la presencia de tropas rusas dentro de Ucrania, Estados Unidos, la UE y demás aliados, sin dudas pretenden reeditar el conflicto, para en la confusión no solo impedir el separatismo de parte de ucrania, sino también  para tratar de recuperar Crimea de manos de Rusia.
Esta última, opera muy inteligentemente y no se deja provocar, pero sin dudas la situación en la región es sumamente peligrosa. De modo que se podría decir que es el otro foco potencial de una guerra de proporciones impredecibles.
Obama no ha tenido un solo logro en su política exterior en esta área
Su política en el medio oriente es un completo fracaso, con intentos de retroceso para rectificar lo que antes  no logro hacer.

Su peor fracaso ha sido el fruto de no conocer la región, así como meterse en alianzas con fuerzas políticas que no conoce y que  no  ha sido  capaz de controlar.

Pero en su “histórico traspatio”  la situación no se le presenta mejor.

En el discurso ya mencionado del 2008, Obama declaró que conversaría con amigos y con enemigos. En el área que ahora nos ocupa, se trataba  entonces de conversar principalmente con Cuba y Venezuela. Al parecer Obama tenía la intención de acercarse a Cuba y al mismo tiempo, tratar de entender qué ocurría en Venezuela.

Pero no se trataba solo de eso, sino de que cuando Obama llega a la presidencia,  se encuentra en América Latina y el Caribe con un ambiente político bien cambiado. Las invasiones a Afganistán e Irak, las intenciones sobre Siria e irán y Libia después, ocuparon demasiado tiempo a Estados Unidos. 

Tiempo que el “traspatio” aprovechó de manera muy inteligente para aflojar las amarras. Esas acciones tuvieron nombres, Hugo Chávez y Fidel Castro. Los que se percataron de las oportunidades que se abrían para la región, con un Estados Unidos en crisis económica y prácticamente empantanado en el Medio Oriente.

Los procesos que estaban teniendo lugar en países como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay, entre otros, estaban contribuyendo ya, como hasta hoy, a un cambio importante de la correlación de fuerzas, frente a la política norteamericana.

Resultado de ello, emergían un conjunto de esfuerzos integracionistas, que comenzaban a cohesionar a la región, tanto des el punto de vista económico, como social  y político. A su vez, los países caribeños comenzaban también a acercarse y el área comenzaba a exhibir una voluntad política colectiva de la que no se tenía  antecedentes. Al mismo tiempo, un tipo de integración, que comenzaba por debajo, es decir, por acercarse a la gente y a sus necesidades, con la lucha contra el analfabetismo, la salud pública,  la educación y  la llamada Operación Milagro,  servía de plataforma a un tipo de  movilidad social  de los pueblos latinoamericanos y caribeños, contando con los originarios, que nunca habían tenido  niveles  de  participación, como el que ahora se producía.

Las viejas estructuras hemisféricas comenzaban a desmoronarse y en su lugar empezaban a emerger otras, que Estados Unidos, no solo no había fundado, sino que ni las conocía y como si fuera poco, quedaba marginado de ellas.

La reacción de Estados Unidos fue entonces atacar a Venezuela, recrudecer el bloqueo contra Cuba y tratar de mover a las fuerzas de derecha  que dentro del hemisferio le ayudaran a disciplinar la situación.Todas sus reacciones fueron imperiales y estúpidas; dar el golpe en Honduras, apoyar el golpe contra Chávez, mover a las fueras reaccionarias en Bolivia, tratar de intervenir en Haití, desestabilizar a Ecuador, mover a las fuerzas más reaccionarias  con Uribe al frente en Colombia, para lanzarlas contra Venezuela, convertir a Honduras en el modelo   para recuperar  a Centroamérica, trabajar para subvertir a Cuba, tratar de sacar provecho a las complejidades de Brasil, moderar el movimiento hacia la izquierda en Chile y  tratar de utilizar a Perú que ya también se le iba de las manos.

Si observamos todo los movimientos políticos que Obama ha realizado en el hemisferio, ninguno ha ido dirigido a tratar de entenderse con las fuerzas políticas que han emergido, sino a  controlarlas, limitarlas y a tirarles las  derechas locales  encima. Una derecha que ya no presenta ni por asomo, la eficacia con que antes  actuó.

De tal modo que la política norteamericana hacia el hemisferio está enfrentando  el deterioro ético de los mismos  instrumentos  que pretende utilizar o que utiliza para atacar los procesos que cuestionan su hegemonía.

Esa es la razón por la cual la política de bloqueo contra Cuba esta tan desprestigiada, tanto interna como externamente y es tan cuestionado que la Isla esté en la lista de países terroristas. Es que el propio Estados Unidos destroza éticamente los instrumentos políticos  que pretende utilizar, al mismo tiempo que se alía con las fuerzas políticas peores del hemisferio. Tratando de revivir a un Uribe  y a las viejas fuerzas dictatoriales que le acompañan.

Por lo que razones sobran para decir también, que Obama ya no cuenta con aliados seguros en ninguna parte. En el medio oriente la confusión es aplastante. Se alió con fuerzas que ahora son enemigas  y combatió contra otras que se han dividido haciéndose inidentificables.

En nuestro hemisferio, los golpes de estado, la guerra y la represión pierden aliados de modo creciente. La muy reciente experiencia de México ha servido para reforzar  el movimiento de las masas organizadas, con reivindicaciones concretas. Las tendencias pacíficas, anti neoliberales, anti mafias e integracionistas, se mueven hacia adelante, haciendo retroceder la corrupción, el narcotráfico  y a  las fuerzas de la reacción en general.
Sin dudas, vivimos una etapa histórica de profundos cambios, que están generando un ineludible cambio de época.

La mayor frustración de la presidencia de Obama.

Pero una de las frustraciones más grandes que ha  aportado la administración de Barak Obama,   ha sido el comportamiento del Presidente frente al problema racial.
Es cierto que Obama no podía presentarse como un negro a la candidatura presidencial. Ello ya había representado, parte del fracaso del luchador por los Derechos Civiles Jesse Jackson. Mostrándose claramente, con toda fuerza para la época, que la candidatura de un negro a  la presidencia de Estados Unidos, levantaba preocupaciones y sospechas imposibles de superar dentro del corto espacio de tiempo de un proceso electoral. Aunque se tratara de una persona de largo historial político como el mencionado.

A Obama, sin embargo, le correspondió  aprovechar la ventaja combinada de la crítica situación en que la crisis económica del 2008 había sumido a toda la sociedad norteamericana, sobre todo a la inmensa  mayoría de la clase media,  así como  lo que la sociedad estadounidense había logrado avanzar en términos de una reducción del racismo y la discriminación.

No hay dudas de que la Lucha por los Derechos Civiles, la llamada Acción Afirmativa durante los años sesenta y la larga expansión económica vivida con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, habían hecho avanzar a los afroamericanos, situando a muchos  dentro de la clase media. No obstante los negros formar parte de los sectores más pobres, excepción solo de los nativos americanos y los esquimales.

Ya durante la campaña presidencial, Obama reacciono muy preocupado cuando su pastor Wright hizo manifestaciones antirracistas, que provocaron su apartamiento del reverendo. Así como lo rápido que reacciono cuando la Ferraro, sin dudas  estimulada por la campaña de la Clinton, llego a decir que Obama disfrutaba de la ventaja de ser negro.

Obama nunca permitió que el tema racial le desviara de sus intenciones de no presentarse ante los electores como un candidato negro. Sabía lo que eso representaba  y a mi entender actuaba inteligentemente en tal sentido. No debía correr ese riesgo.

Pero ya desde la presidencia Obama traspaso limites potenciales de frustración para los negros, no obstante este último haber reaccionado en su reelección, como era de esperar, considerando más importante tener a un negro en la Casa Blanca, que los beneficios que pudieran esperar de ello. Por lo que los afros norteamericanos en el 2012, volvieron a votar masivamente por Obama. Sin dudas, los racistas blancos, no temieron volver a manifestarse, con los incidentes del Profesor Henry Louis Gates de Harvard, los negros asesinados durante su administración, el trato que los negros han continuado recibiendo, junto a la actitud del K K Klan  volviéndose a lanzar a las calles en actitud amenazante.

Todo lo cual nos dice, que los afroamericanos no solo continúan siendo los más pobres, sino que su pobreza se ha agudizado, continúan presentando las mismas desventajas sociales, educacionales, de viviendas, ante la aplicación de la justicia, continúan siendo vilmente asesinados en las calles, no pudiendo esperar del Presidente Negro, nada que indique, siquiera que este podría luchar para que se les prodigue un trato igualitario. Pues no creo que los negros pensasen que tener a un presidente negro en la Casa Blanca les prodigara ninguna ventaja sobre los blancos; sería absurdo pedir semejante cosa, pero si al  menos que este los defendiera de los abusos que históricamente se han cometido con la población negra dentro de la sociedad norteamericana. Y mucho menos, que a más de 60 años de la Lucha por los Derechos Civiles y teniendo un presidente negro este no fuera capaz de vigilar por sus derechos.

Entonces, Obama, como presidente negro no ha representado nada para la población afro norteamericana. Lo cual significa  que Obama lo poco que conoce respecto a cómo vivir como un negro dentro de la sociedad norteamericana se lo ha trasmitido la esposa, porque Obama no es realmente afro norteamericano, es millonario  y no estaría nunca sometido a los rigores de vivir como afro norteamericano en los Estados Unidos.

De lo que si puede estar seguro Obama, es que esa clase blanca, neoliberal de extrema derecha, que es quien controla la política en los Estados Unidos, se va asegurar muy bien de que Obama se despida de la presidencia, de tal modo, que en los próximos, al menos 100 años, a más nadie se le pueda ocurrir que un negro puede volver a ser de nuevo presidente de los Estados Unidos.

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