Por: José Miguel Vázquez..
Les confieso que me siento super deprimido tras vivir la derrota sufrida por mi equipo Los Cocodrilos de Matanzas ayer en el juego dominical del Capitan San Luís de Pinar del Río.
Es verdad que un juego se gana o se pierde, pero el de ayer, catalogado por varios cronistas deportivos como el más sensacional de los efectuados en series de Play Off finales, era un partido que por arte de magia se nos fue de las manos.
Increible por así decirlo que hayamos llegado al noveno inning con tres carreras de ventaja y que estas se hayan borrado , y si a eso le unimos los errores cometidos por Víctor Mesa a la hora de tomar decisiones entonces sumémosles más dolor a la derrota.
Nadie entiende como Víctor sustituyó a Yera, su estelar lanzador, Nadie entiende como sustituir en el décimo a Raúl González un extraordinario pelotero de Ciego de Avila traido de refuerzo, por un bateador de segunda categoría como Columbié cuando se encontraba la carrera del gane en la intermedia.
Y a eso le sumo lo que nadie dice, no sé si por pena con Víctor, mantener bateando a su hijo Víctor Víctor que vino dos veces al home con hombres en bases e irse en blanco cuando pudo ser sustituido por un emergente,que cualquiera que hubiera sido tenía mejores posibilidades de conectarle a la bola. Y digo como Pacheco el de Rebelde: Víctor Víctor será muy bueno dentro de dos años, pero ahora no está preparado para un Play Off.
Para mayor desdicha los bates de los yumurinos estuvieron silenciados a la hora buena, y como dice el dicho " si no la haces...te la hacen..." y así ocurrió cuando Osniel Madera quien menos se imaginaba uno que iba a decidir el juego, lo hizo despachando un jonrón por el jardín izquierdo.
Así las cosas, ahora mañana ,martes Matanzas, deberá remontar una diferencia muy difícil por no decir casi imposible para poder llegar a un séptimo y último juego y decidir el campeonado.
No soy derrotista ni mucho menos, pero como está Pinar del Río, su juego, su bateo oportuno, su tremendo picheo y su super capaz dirección, que no comete los errores de su contrario, no le arriendo las ganacias a mis Cocodrilos, ! Ojalá me equivoque ! Y si me equivoco ruego a Dios y a las veinte mil vírgenes que así sea, admitiré que me digan cualquier cosa.
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