sábado, 13 de abril de 2013

Niños de Iraq, 10 años de infancia arrebatada

Nota de José Miguel: El siguiente artículo tomado de Granma, refleja la cruda realidad de las secuelas que ha dejado en la población de IRAK la agresión de Estados Unidos contra ese país. Pasarán muchos años y permanecerán sus huellas.

Transcurrida una década desde que el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenara invadir Iraq, la ola de sufrimiento no se detiene. El uso de armas prohibidas hizo estragos en la salud de la población civil, especialmente en los niños

La guerra que condujo al derrocamiento de Sadam Hussein ha acabado traduciéndose en una larga agonía para la población del país árabe. Los iraquíes recibieron como herencia "envenenada" una interminable crisis que recae, sobre todo, en los frágiles hombros de los más desprotegidos: los niños.

El uso de armas químicas por parte de las tropas de Estados Unidos ocasionó un aumento drástico en la cantidad de menores nacidos con mutaciones, defectos y diferentes tipos de enfermedades, denuncian las víctimas.

"Lo que ocurrió en 1991 y después, en el 2003, es una verdadera catástrofe. Fueron utilizados todos los tipos de municiones: de racimo, de fósforo, de uranio empobrecido, gases venenosos y sustancias tóxicas. Es decir, armas químicas. Todo esto fue usado deliberadamente y de forma masiva. Su uso en Iraq acarreó consecuencias tan terribles en lo que se refiere a contaminación del medio ambiente, que incluso no pueden ser comparadas con las de Hiroshima", declara el doctor Omar al-Kubeisi, un cardiólogo especializado en investigar las enfermedades que afectan a la población tras la invasión.

Según los datos publicados, el índice de malformaciones congénitas en Faluya, 65 kilómetros al oeste de Bagdad, posiblemente ha sido 14 veces superior a la tasa en las zonas afectadas por la radiación durante los bombardeos nucleares contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
A pesar de los numerosos llamamientos de los científicos iraquíes reconocidos a nivel mundial, el gobierno estadounidense decidió hacer caso omiso e incluso prohibió hacer publicaciones sobre este tema.

La influencia de las sustancias radioactivas es acumulativa y, según los médicos, pueden permanecer centenares

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