Nota de José Miguel:
Hace algunos días al órgano oficial de la contrarrevolución miamense Miami Herald, publicó unas declaraciones de un tal Levy López sobre nuestros 5 Héroes, que según se dice era un supuesto integrante del grupo antiterrorista que después cogió "otro camino". Les propongo leer con detenimiento este trabajo que encontré en el Blog Kimbomboqueresbala de nuestra amiga Deisy Francis Mexidor, periodista de Prensa Latina.
Un señor llamado Ed Levy López ha hecho declaraciones en Miami sobre los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos por sus labores anti – terroristas. Esta persona era parte del grupo enviado para esas funciones, pero por circunstancias que seguramente estuvieron más sustentadas en el miedo que en el convencimiento, se convirtió en uno de los testigos excepcionales del caso y fue exonerado del delito menor de agente, mientras a los otros se les consideró en la categoría mayor de espías, para satisfacer cierta plebe irracional, muy pequeña, que subsistía en el Miami de esa época y que moviliza aún a ciertos fanáticos.
Las personas fueron condenadas luego de un circo judicial, cuyas carpas fueron montadas en la ciudad de Miami, cuna del anticastrismo, la revancha, el apetito de hacerse del poder político en Cuba, el miedo y el terror. Es cierto que estos aspectos de la ciudad, dominada por antiguos personeros de la dictadura de Batista, que fue la razón y origen de la insurrección armada que terminó en un proceso revolucionario, han disminuido. Las denuncias internacionales respecto a las agresiones a Cuba, consentidas unas veces y dirigidas durante decenas de años por Estados Unidos, junto al reconocimiento de algunos de sus gobiernos de las barbaridades cometidas en contra del Estado y la población cubana, han logrado apacentarlos paulatinamente.
Esta persona, por motivos no muy claros aún, trató de confirmar con sus declaraciones que los cinco luchadores anti-terroristas, ejercían realmente la función de espías, para lo cual dice que sus antiguos compañeros tenían instrucciones de vigilar el Comando Sur que por aquella época se trasladó de Panamá al Condado de Miami.
Al margen de la veracidad que puedan tener sus declaraciones en este sentido, no es menos cierto que dicho Comando se utilizó para reforzar a los gobiernos de dudosa legitimidad en Centro América y el resto del Continente y para exterminar los focos insurgentes que clamaban justicia social para sus pueblos e independencia de Washington. Eran las épocas en que no existían márgenes de participación en las esferas del Poder de esas naciones y la lucha armada se consideró el camino idóneo.
Por todo esto no es de dudar que, marginalmente a sus labores de detectar el movimiento de connotados terroristas como Posada Carriles, Orlando Bosch, Santiago Álvarez y muchos más, materialmente implicados unos y financieramente los otros, les instruyeran de ver qué propósito tendría montar en la Florida, a pocos kilómetros de un país, cuyo Estado han intentado incansablemente de desestabilizar, una base conocida por sus labores ofensivas, contra todo gobierno que no responda íntegramente a sus intereses.
Prescindiendo de tales especulaciones, la presencia y declaraciones del arrepentido agente, no cambian en nada la injusticia de unas condenas que van más allá del delito cometido a los efectos de las leyes estadounidenses. La verdad redonda es que a ninguno de los cinco se les probó que hayan entregado o intentado acopiar “informaciones sensibles” que pudiesen perjudicar al Estado de Los Estados Unidos de América. La otra verdad es que las condenas, no sólo excedieron las aplicadas a agentes extranjeros, antes y después del caso cubano, sino incluso a espías que causaron grandes daños al país.
Es curioso que a estas alturas aparezca esta persona con tales declaraciones. No es de pensar que se trate de una decisión personal, porque gente de esta naturaleza quedan siempre sujetas a los organismos de inteligencia y contrainteligencia y todo lo que hagan debe ser con el consentimiento de estos. No sólo por la necesidad de controlarlos, sino para evita que salgan a relucir informaciones contrarias a los propósitos de dichos organismos.
La otra declaración a lo James Bond, de éste personaje, es que tenían instrucciones para valorar la posibilidad de introducir armas y explosivos en territorio estadounidense.
Todo organismo de Estado o privado, comete errores, pero pensar que semejante orden haya sido dada por un cuerpo de inteligencia que, a contrapelo de las necesidades de Cuba, ha debido convertirse en uno de los mejores y mayores del mundo, es pura novela de ficción introducida con algún fin.
En Estados Unidos si algo es fácil de adquirir, son armas de casi cualquier tipo. Es legal. Ud. va a la armería se identifica y las compra. Así de simple. Es más fácil conseguir un arma que conseguir un empleo.
En momentos que se incrementan las gestiones de todo tipo para terminar con la ignominia de mantener en prisión por más de diez años a estos cinco cubanos, gente decente, de familia, profesionales, que trabajaron para evitar hechos de sangre, como los que provocaron la voladura de un avión cubano de pasaje el 6 de Octubre de 1976, o la muerte de un turista, como consecuencia de una bomba, en un hotel de La Habana el 4 de Setiembre de 1997, llama la atención la aparición de un personaje de oscura naturaleza como éste.
Esperemos que todo quede como una bufonada más de la programación donde la entrevista tuvo lugar.
Hace algunos días al órgano oficial de la contrarrevolución miamense Miami Herald, publicó unas declaraciones de un tal Levy López sobre nuestros 5 Héroes, que según se dice era un supuesto integrante del grupo antiterrorista que después cogió "otro camino". Les propongo leer con detenimiento este trabajo que encontré en el Blog Kimbomboqueresbala de nuestra amiga Deisy Francis Mexidor, periodista de Prensa Latina.
Un señor llamado Ed Levy López ha hecho declaraciones en Miami sobre los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos por sus labores anti – terroristas. Esta persona era parte del grupo enviado para esas funciones, pero por circunstancias que seguramente estuvieron más sustentadas en el miedo que en el convencimiento, se convirtió en uno de los testigos excepcionales del caso y fue exonerado del delito menor de agente, mientras a los otros se les consideró en la categoría mayor de espías, para satisfacer cierta plebe irracional, muy pequeña, que subsistía en el Miami de esa época y que moviliza aún a ciertos fanáticos.
Las personas fueron condenadas luego de un circo judicial, cuyas carpas fueron montadas en la ciudad de Miami, cuna del anticastrismo, la revancha, el apetito de hacerse del poder político en Cuba, el miedo y el terror. Es cierto que estos aspectos de la ciudad, dominada por antiguos personeros de la dictadura de Batista, que fue la razón y origen de la insurrección armada que terminó en un proceso revolucionario, han disminuido. Las denuncias internacionales respecto a las agresiones a Cuba, consentidas unas veces y dirigidas durante decenas de años por Estados Unidos, junto al reconocimiento de algunos de sus gobiernos de las barbaridades cometidas en contra del Estado y la población cubana, han logrado apacentarlos paulatinamente.
Esta persona, por motivos no muy claros aún, trató de confirmar con sus declaraciones que los cinco luchadores anti-terroristas, ejercían realmente la función de espías, para lo cual dice que sus antiguos compañeros tenían instrucciones de vigilar el Comando Sur que por aquella época se trasladó de Panamá al Condado de Miami.
Al margen de la veracidad que puedan tener sus declaraciones en este sentido, no es menos cierto que dicho Comando se utilizó para reforzar a los gobiernos de dudosa legitimidad en Centro América y el resto del Continente y para exterminar los focos insurgentes que clamaban justicia social para sus pueblos e independencia de Washington. Eran las épocas en que no existían márgenes de participación en las esferas del Poder de esas naciones y la lucha armada se consideró el camino idóneo.
Por todo esto no es de dudar que, marginalmente a sus labores de detectar el movimiento de connotados terroristas como Posada Carriles, Orlando Bosch, Santiago Álvarez y muchos más, materialmente implicados unos y financieramente los otros, les instruyeran de ver qué propósito tendría montar en la Florida, a pocos kilómetros de un país, cuyo Estado han intentado incansablemente de desestabilizar, una base conocida por sus labores ofensivas, contra todo gobierno que no responda íntegramente a sus intereses.
Prescindiendo de tales especulaciones, la presencia y declaraciones del arrepentido agente, no cambian en nada la injusticia de unas condenas que van más allá del delito cometido a los efectos de las leyes estadounidenses. La verdad redonda es que a ninguno de los cinco se les probó que hayan entregado o intentado acopiar “informaciones sensibles” que pudiesen perjudicar al Estado de Los Estados Unidos de América. La otra verdad es que las condenas, no sólo excedieron las aplicadas a agentes extranjeros, antes y después del caso cubano, sino incluso a espías que causaron grandes daños al país.
Es curioso que a estas alturas aparezca esta persona con tales declaraciones. No es de pensar que se trate de una decisión personal, porque gente de esta naturaleza quedan siempre sujetas a los organismos de inteligencia y contrainteligencia y todo lo que hagan debe ser con el consentimiento de estos. No sólo por la necesidad de controlarlos, sino para evita que salgan a relucir informaciones contrarias a los propósitos de dichos organismos.
La otra declaración a lo James Bond, de éste personaje, es que tenían instrucciones para valorar la posibilidad de introducir armas y explosivos en territorio estadounidense.
Todo organismo de Estado o privado, comete errores, pero pensar que semejante orden haya sido dada por un cuerpo de inteligencia que, a contrapelo de las necesidades de Cuba, ha debido convertirse en uno de los mejores y mayores del mundo, es pura novela de ficción introducida con algún fin.
En Estados Unidos si algo es fácil de adquirir, son armas de casi cualquier tipo. Es legal. Ud. va a la armería se identifica y las compra. Así de simple. Es más fácil conseguir un arma que conseguir un empleo.
En momentos que se incrementan las gestiones de todo tipo para terminar con la ignominia de mantener en prisión por más de diez años a estos cinco cubanos, gente decente, de familia, profesionales, que trabajaron para evitar hechos de sangre, como los que provocaron la voladura de un avión cubano de pasaje el 6 de Octubre de 1976, o la muerte de un turista, como consecuencia de una bomba, en un hotel de La Habana el 4 de Setiembre de 1997, llama la atención la aparición de un personaje de oscura naturaleza como éste.
Esperemos que todo quede como una bufonada más de la programación donde la entrevista tuvo lugar.
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