Por: José Miguel Vázquez.
Uno de los problemas globales más urgentes que afectan el medio ambiente y la vida del planeta es el debilitamiento de la capa de ozono que nos protege de los dañinos rayos ultravioletas del sol.
Al tomarse conciencia de esta realidad, la Organización de Naciones Unidas logró, con el consenso internacional el convenio de Viena, para la protección de la Capa de Ozono, y el protocolo de Montreal del cual Cuba es firmante desde 1992, para la eliminación de las sustancias agotadoras de esta capa protectora conocidas por las siglas SAO.
Desde el mismo momento en que nuestro país de adhirió a este convenio, realiza ingentes esfuerzos para la eliminación de estas nocivas sustancias, mediante la implementación del “Programa País”, y el Programa Nacional del Protocolo de Montreal.
Ya desde 1999, los países en desarrollo tomaron la medida de congelar las SAOS, del anexo A del Protocolo, y en el año 2005, la reducción del 50 % del consumo de estos, además de un 20 % del consumo del Bromuro de Metilo, un 85 % del Tetracloruro de Carbono, y un 30 % del metil cloroformo.
Una de las medidas más efectivas adoptadas por Cuba fue la promulgación de la Ley 81 del Medio Ambiente, base jurídica regulatoria que ampara estos esfuerzos.
El Capítulo VII de esta Ley, relativo a la atmósfera, establece el control de las emisiones y las restricciones y requerimientos a las sustancias y tecnologías que afectan la Capa de Ozono.
Desde entonces el país mediante Resoluciones Gubernamentales dispuso el control entre otros de equipos de transporte con sistemas de refrigeración y climatización, máquinas y aparatos para el acondicionamiento de aire, Refrigeradores, Congeladores-Conservadores, y demás materiales, máquinas y aparatos para producir frío y bombas de calor.. Productos de aerosol, excepto los de uso médico y extintores.
Cuba también ha establecido un cronograma de eliminación de las sustancias agotadoras del ozono, que inició en 1999 y concluirá en el 2040. En este lapso proyecta la congelación de Halones, los CFC, Cloroformo de Metilo, Tetracloruro de Carbono, y los HCHC, basándose en las cantidades medidas del año 2015.
Para ello se apoya en el trabajo y coordinación de la Oficina Técnica de Ozono, OTOZ, perteneciente a la Agencia del Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, CITMA, para de esta forma materializar el convenio de Viena y el Protocolo de Montreal.
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