Tomado de Prensa Latina.
Por: Deisy Francis Mexidor.
La Habana, 5 sep (PL) Giustino Di Celmo expresó que su lugar está en Cuba, donde permanecerá hasta que sean juzgados todos los responsables de la muerte de su hijo, Fabio, víctima de un atentado terrorista en 1997.
Al cumplirse 13 años del asesinato del joven italiano, Di Celmo reiteró, en exclusiva con Prensa Latina, que el compromiso de luchar contra el terrorismo lo acompañará hasta el final de sus días.
El 4 de septiembre de 1997, el mercenario salvadoreño Raúl Ernesto Cruz, siguiendo órdenes de su coterráneo, el criminal Francisco Chávez Abarca, hizo estallar una bomba en el hotel Copacabana, en esta capital, "que puso fin a la vida de mi Fabio, de apenas 32 años de edad. Minutos antes de la explosión él y yo habíamos hablado".
"Chávez Abarca (El Panzón) ha sido la mano derecha de otro terrorista mayor, Luis Posada Carriles", dice Di Celmo al comentar que "con el arresto de El Panzón a inicios de julio en Venezuela y su posterior extradición a Cuba tenemos un nuevo escenario frente a nosotros".
"Lo primero que me vino a la mente después de su captura es que si él habla â?öcomo empezó a hacerlo en Caracasâ?ö puede decir cosas de gran importancia política, sabremos quién financia y da órdenes para sembrar el terror, y todo eso está muy vinculado con Posada", añade.
De hecho, comentó, Abarca reconoció que fue mandado allá (Venezuela) a hacer sabotajes, crear el caos de cara a las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre en ese país".
Refiere que cuando supo de la detención de ese terrorista recordó "un adagio que me enseñó mi abuela. Ella me repetía que quien hace el mal tarde o temprano tiene que pagarlo".
Desde la pérdida de su hijo menor, el dolor y el deseo de que se haga justicia han marchado juntos para Giustino, pero "nunca he pedido venganza, eso es de cobardes. Yo sólo quiero que se haga justicia".
Una justicia que, según afirma, también sería "para los más de tres mil muertos por el terrorismo practicado impunemente desde territorio estadounidense contra Cuba durante más de 50 años".
"El terrorismo tiene que desaparecer", subraya y lamenta también cómo se estimula en las naciones capitalistas fundamentalmente a la violencia desde edades tempranas.
"Se enseñan video juegos terribles sobre cómo aprender a matar seres humanos. Enseñan a los niños a disfrutar viendo la sangre, a la gente calcinada, los cadáveres. Es una sociedad enferma".
Durante el diálogo condenó además la actitud del gobierno de Estados Unidos de ignorar el pedido de extradición que hace más de cinco años hizo Caracas respecto a Posada.
Según él, al tomar esa actitud, la Casa Blanca se ha burlado de "un tratado entre los dos países que data de 1922 y que está en ejecución, es válido".
Sin embargo, advierte que Posada, pese a todo el daño que ha hecho "está amparado por la ley estadounidense, es un protegido de Washington".
Más adelante, y siguiendo el hilo de sus pensamientos, Di Celmo apuntó: "cuando ganó Barack Obama la presidencia estábamos esperanzados con que se produciría un cambio en ese país, pero no cambió nada.
"Me parece que el mundo va en la dirección equivocada. Se anuncia una guerra nuclear y Obama debe impedirlo", enfatiza este hombre nonagenario que conoció los horrores del fascismo y participó en la segunda conflagración mundial.
"Fidel (Castro) tiene razón: si no se persuade a Obama podría provocarse la destrucción de la humanidad. No tenemos más tiempo. Si durante la Segunda Guerra Mundial fueron 60 millones los muertos, ahora nadie contaría las víctimas, las víctimas alcanzarían a casi todo el planeta".
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