Por: Ana González Goicochea
José Miguel Vázquez.
Con seguridad la acaudalada familia Junco nunca imaginó que su nombre trascendiera en el tiempo más por La posesión de un terreno sembrado de palmas, que por su vasta fortuna, y es que en área de su propiedad ubicada en el barrio de Pueblo Nuevo en la ciudad de Matanzas, devino sitio en que se efectuara por vez primera en Cuba un juego de béisbol organizado.
Fue el 27 de diciembre de 1874 cuando el hermoso y extenso placer entró en la historia para convertirse en orgullo de los matanceros de la época y de las generaciones que le sucederían.
La presencia del umpire (árbitro), el anotador, el reglamento y los uniformes que vistieron los equipos de Matanzas Baseball Club y Habana Baseball Club, le dieron la oficialidad a este encuentro del que los de la capital en calidad de visitadores se alzaron con la victoria.
Cuatro años más tarde tendría por escenario también el Palmar de Junco, el Primer Campeonato Nacional, evento que se desarrolló con la presencia de las selecciones Almendares, Habana y Matanzas.
En el propio terreno se realizaron además variados programas de actividades culturales, deportivas y recreativas como la Feria-Exposición de 1881 en que participaron 75 países para exhibir sus productos.
Estos antecedentes acercan a los beisboleros de la isla al torneo profesional que realizado en 1892 permitió por vez primera el triunfo de los matanceros. La tarea de amenizar el certamen atlético corrió a cargo de la Charanga de Miguel Failde, orquesta que inauguró en Cuba ese tipo de distracciones.
Emilio Sabourin patriota de nuestras gestas de independencia participó como jardinero izquierdo del equipo vencedor que contaba con refuerzos como Ernesto Bellan que fue el primer cubano en participar en juegos de las “Grandes Ligas” norteamericanas y el Picher Rubén Mora el cual se distinguía por su gran velocidad.
La importancia de dicho encuentro se pone de manifiesto en el hecho de que el mismo fue reseñado no solo por el diario yumurino “La Aurora”, sino también el Periódico “El Artista” que se editaba en La Habana.
Las reseñas periodísticas coinciden en que la asistencia fue numerosa, quedando pendiente la celebración de futuros encuentros entre ambos equipos.
El hecho histórico marcó la pauta para que en “ El Palmar de Junco”, se continuara desarrollando el béisbol como deporte que identifica al pueblo, y hoy podemos afirmar que esta joya que se mantiene en la ciudad de Matanzas ha servido de escuela en la formación de atletas que posteriormente han dejado escritas páginas de gloria.
De este mismo terreno surgieron figuras como Martín Dihigo el ídolo de ébano que rompió la primera línea de racismo en el béisbol, también Félix Isasi, Rigoberto Rosique, Wilfredo Sánchez, Gaspar “ El Curro” Pérez, y otros más.
En este mismo Palmar de Junco en la guerra de 1895 su terreno fue utilizado por el tristemente recordado General Español Valeriano Weyler, que ordenó la reconcentración de miles de patriotas cubanos en ésta página oscura de nuestra historia.
Posteriormente fue construido el estadio a un costo de 60 mil pesos y fue considerado por la prensa de la época como el mejor erigido en una provincia del interior en cuanto a modernismo y construcción.
En este histórico estadio “Palmar de Junco” de Matanzas, será erigido algún día “El Salón de la Fama” del béisbol cubano, que es una vieja aspiración de los matanceros.
José Miguel Vázquez.
Con seguridad la acaudalada familia Junco nunca imaginó que su nombre trascendiera en el tiempo más por La posesión de un terreno sembrado de palmas, que por su vasta fortuna, y es que en área de su propiedad ubicada en el barrio de Pueblo Nuevo en la ciudad de Matanzas, devino sitio en que se efectuara por vez primera en Cuba un juego de béisbol organizado.
Fue el 27 de diciembre de 1874 cuando el hermoso y extenso placer entró en la historia para convertirse en orgullo de los matanceros de la época y de las generaciones que le sucederían.
La presencia del umpire (árbitro), el anotador, el reglamento y los uniformes que vistieron los equipos de Matanzas Baseball Club y Habana Baseball Club, le dieron la oficialidad a este encuentro del que los de la capital en calidad de visitadores se alzaron con la victoria.
Cuatro años más tarde tendría por escenario también el Palmar de Junco, el Primer Campeonato Nacional, evento que se desarrolló con la presencia de las selecciones Almendares, Habana y Matanzas.
En el propio terreno se realizaron además variados programas de actividades culturales, deportivas y recreativas como la Feria-Exposición de 1881 en que participaron 75 países para exhibir sus productos.
Estos antecedentes acercan a los beisboleros de la isla al torneo profesional que realizado en 1892 permitió por vez primera el triunfo de los matanceros. La tarea de amenizar el certamen atlético corrió a cargo de la Charanga de Miguel Failde, orquesta que inauguró en Cuba ese tipo de distracciones.
Emilio Sabourin patriota de nuestras gestas de independencia participó como jardinero izquierdo del equipo vencedor que contaba con refuerzos como Ernesto Bellan que fue el primer cubano en participar en juegos de las “Grandes Ligas” norteamericanas y el Picher Rubén Mora el cual se distinguía por su gran velocidad.
La importancia de dicho encuentro se pone de manifiesto en el hecho de que el mismo fue reseñado no solo por el diario yumurino “La Aurora”, sino también el Periódico “El Artista” que se editaba en La Habana.
Las reseñas periodísticas coinciden en que la asistencia fue numerosa, quedando pendiente la celebración de futuros encuentros entre ambos equipos.
El hecho histórico marcó la pauta para que en “ El Palmar de Junco”, se continuara desarrollando el béisbol como deporte que identifica al pueblo, y hoy podemos afirmar que esta joya que se mantiene en la ciudad de Matanzas ha servido de escuela en la formación de atletas que posteriormente han dejado escritas páginas de gloria.
De este mismo terreno surgieron figuras como Martín Dihigo el ídolo de ébano que rompió la primera línea de racismo en el béisbol, también Félix Isasi, Rigoberto Rosique, Wilfredo Sánchez, Gaspar “ El Curro” Pérez, y otros más.
En este mismo Palmar de Junco en la guerra de 1895 su terreno fue utilizado por el tristemente recordado General Español Valeriano Weyler, que ordenó la reconcentración de miles de patriotas cubanos en ésta página oscura de nuestra historia.
Posteriormente fue construido el estadio a un costo de 60 mil pesos y fue considerado por la prensa de la época como el mejor erigido en una provincia del interior en cuanto a modernismo y construcción.
En este histórico estadio “Palmar de Junco” de Matanzas, será erigido algún día “El Salón de la Fama” del béisbol cubano, que es una vieja aspiración de los matanceros.
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