Por: José Miguel.
Los matanceros, que en l974 iniciaron en el país la primera experiencia de elecciones para elegir a sus representantes a las Asambleas Municipales del Poder Popular, volvieron hoy domingo 21 a las urnas, para elegir a sus delegados de circunscripciones y demostrar con ello, el apoyo sin condiciones a la Revolución y a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro.
Fue una jornada patriótica e inolvidable, desde bien temprano en la mañana, en un día de óptimas condiciones meteorológicas, acudieron masivamente a sus colegios electorales para depositar allí su voto para elegir a los mejores por su mérito y capacidad.
Habría que ver en qué país del mundo existen elecciones tan transparentes como las nuestras, donde las urnas son custodiadas no por soldados armados, sino por niños con sus uniformes escolares dando fe de la pureza y ejemplaridad de este proceso.
Fue verdaderamente una fiesta de pueblo, con la alegría que nos caracteriza como nación libre y soberana, y que demuestra de esta forma la irrenunciable decisión de defender las conquistas alcanzadas el Primero de Enero de 1959.
Esta es la única transición que reconocemos los cubanos, y no la que preconiza el presidente Bush, que se cree dueño del mundo y con el derecho de gobernar donde se le antoje.
El mundo ha sido testigo en este día histórico que somos nosotros los que decidimos el destino de Cuba, y los que elegimos a quienes consideramos nos deben representar ante los órganos de gobierno, de una manera abierta, diáfana, sin ocultar nada, esta es nuestra democracia, la que concebimos como verdadera democracia, las otras son las que impone el dinero y el poder extranjero.
Los matanceros, que en l974 iniciaron en el país la primera experiencia de elecciones para elegir a sus representantes a las Asambleas Municipales del Poder Popular, volvieron hoy domingo 21 a las urnas, para elegir a sus delegados de circunscripciones y demostrar con ello, el apoyo sin condiciones a la Revolución y a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro.
Fue una jornada patriótica e inolvidable, desde bien temprano en la mañana, en un día de óptimas condiciones meteorológicas, acudieron masivamente a sus colegios electorales para depositar allí su voto para elegir a los mejores por su mérito y capacidad.
Habría que ver en qué país del mundo existen elecciones tan transparentes como las nuestras, donde las urnas son custodiadas no por soldados armados, sino por niños con sus uniformes escolares dando fe de la pureza y ejemplaridad de este proceso.
Fue verdaderamente una fiesta de pueblo, con la alegría que nos caracteriza como nación libre y soberana, y que demuestra de esta forma la irrenunciable decisión de defender las conquistas alcanzadas el Primero de Enero de 1959.
Esta es la única transición que reconocemos los cubanos, y no la que preconiza el presidente Bush, que se cree dueño del mundo y con el derecho de gobernar donde se le antoje.
El mundo ha sido testigo en este día histórico que somos nosotros los que decidimos el destino de Cuba, y los que elegimos a quienes consideramos nos deben representar ante los órganos de gobierno, de una manera abierta, diáfana, sin ocultar nada, esta es nuestra democracia, la que concebimos como verdadera democracia, las otras son las que impone el dinero y el poder extranjero.
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