Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el Parque La Libertad de la Ciudad de Matanzas, en su recorrido hacia La Habana, el 7 de enero de 1959
Fecha:
Aún nos queda algo de energía y de voz para saludar al pueblo de
Matanzas (APLAUSOS). Lo único que no me gusta es que este balcón está
muy alto y yo estoy muy lejos de ustedes, yo quisiera estar más cerca de
ustedes. Yo quisiera estar allá abajo (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), pero
si ustedes me ven a mí, yo no los veo a ustedes. De todas formas, como
el pueblo es el que manda, que las luces se queden encendidas
(EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Decía que lamentaba no estar más cerca, porque yo no he venido a los
pueblos a hacer discursos, no he venido a los pueblos a hacer retórica,
no he venido a los pueblos a impresionar a nadie, he venido a los
pueblos a hablar con el pueblo (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Los tiempos de los discursos se acabaron, los tiempos de la politiquería
se acabaron, los tiempos de la demagogia se acabaron, los tiempos de
las promesas falsas y de los golpes de pecho se acabaron (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS). Se acabaron los politiqueros, los esbirros, los confidentes,
los dictadores. Aquí no queda más que una sola cosa: pueblo
(EXCLAMACIONES).
Ahora pueblo quiere decir algo, porque hacía mucho tiempo que el pueblo
no contaba para nada en nuestra patria. Todo el mundo hablaba en nombre
del pueblo, todo el mundo se sacrificaba por el pueblo, todo el mundo
quería al pueblo, todo el mundo quería el bien del pueblo y todo era
hablar de pueblo; pero nadie se acordó nunca del pueblo, ni tuvo en
cuenta al pueblo (EXCLAMACIONES).
Y desde que el pueblo de Cuba ha dado uno de los ejemplos más
extraordinarios de la historia de América, desde que el pueblo de Cuba,
desarmado, sin instrucción militar, sin un solo fusil, sorprendido una
madrugada infausta en que le lanzaron los tanques a la calle, le
arrebataron sus derechos, le pisotearon su Constitución, humillaron su
dignidad y lo han estado asesinando durante siete años (APLAUSOS); ese
pueblo sin armas, sin tanques, sin cañones, sin aviones, solo con el
coraje, con la dignidad y con el valor, aunque ha tenido que pagarlo en
un precio muy alto de vidas, arrebató a la tiranía sus fusiles, sus
tanques, sus cañones, sus aviones (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS); arrebató a
la tiranía, le arrancó de las manos las armas homicidas y hoy es un
pueblo libre.
¿Cuándo se había dado un caso semejante? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”)
No conocemos ningún caso igual en el siglo XX, porque desde que existen
las armas modernas, desde que los ejércitos tienen armas automáticas,
aviones, tanques, bombas de 500 y de 1 000 libras y equipos bélicos de
todas clases, modernos, se decía que era imposible que los pueblos
hicieran nada.
Los dictadores vivían engreídos de que podían permanecer indefinidamente
en el poder, de que bastaba con tener sobornados a los generales y a
los coroneles, repartir billetes de lotería y prebendas de todas clases,
permitir que los coroneles se enriquecieran con el juego ilícito, con
el robo y el chantaje, con la picada y con la excedencia; creían que
permitiendo las piraterías... (SALTO EN LA GRABACION)... que mandaban
soldados y tenían las armas en la mano, mantenerlos
incondicionalmente... (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.) No, yo no soy el
hombre, yo soy un servidor de mi pueblo, sencillamente (APLAUSOS).
Los hombres, en el sentido que hablaban ellos, se acabaron
(EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). El hombre ahora es el pueblo, porque lo ha
demostrado sobradamente (APLAUSOS).
Ellos creían que la dictadura iba a ser eterna, si no lo hubiesen
creído, no habrían cometido las barbaridades que cometieron, si no lo
hubiesen creído así, no habrían estado asesinando bárbaramente como lo
estuvieron haciendo hasta última hora (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva la
Revolución! ¡Abajo Batista!”).
¿Abajo Batista? ¿Quién se preocupa ya de gritar abajo Batista?
(EXCLAMACIONES.) Aquí lo más que cabe preguntar es: ¿Dónde estará
Batista? Me parece qua está tan lejos, tan lejos, que esta vez sí que no
vuelve nunca más aquí (APLAUSOS).
En el año 1944 hizo como que se iba, y claro, se fue y dejó a sus
soldados aquí, se fue y dejó a sus amigos con los fusiles, las balas y
las armas de todas clases. El gobierno que vino, tan incauto y tan
ingenuo, lo que se dedicó fue a robar descaradamente —porque la verdad
hay que decirla de una vez— y dejó a los amigos de Batista en los
cuarteles, con sus fusiles, sus armas y sus balas, y sus cañones, y sus
sargentos, y sus coroneles. ¿Y qué pasó?, que al cabo de ocho años
aproximadamente, cuando ya aquel señor se cansó de estar fuera del
poder, vino una madrugada, se metió en Columbia, y empezó a darles
órdenes a sus amigos. Era lógico, por la inmadurez, la irresponsabilidad
y la falta de sentido político y de sentido común, incluso, de los
señores que siguieron a Batista, que Batista pudiera regresar al poder;
pero esta vez (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), en que el pueblo ha llegado al
poder no mediante unas elecciones, sino mediante una revolución de
verdad, la cosa es bien distinta.
En primer lugar, desde luego, ese señor no vuelve a pisar tierra cubana
como no sea para morir aquí, por supuesto (APLAUSOS). Ni él, ni nada que
se parezca a él; ni él, ni la sombra de él; ni él, ni los restos de él
(APLAUSOS). Y, desde luego, si se le ocurriera... (EXCLAMACIONES.) Pero
hay algo más, hay algo más, les voy a decir una cosa: este señor —estoy
diciendo todo esto porque es lo que sentimos—, este señor es tan infeliz
hoy día, es tan impotente, que lo podemos dejar venir (EXCLAMACIONES
DE: “¡Fuera!”).
Yo le hago una pregunta al pueblo, yo le hago una pregunta al pueblo,
les voy a hacer una pregunta y me la van a contestar. ¿Se oye?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y cómo me oyeron ahora? (EXCLAMACIONES.) Yo
le voy a hacer una pregunta al pueblo: ¿Le tiene el pueblo de Cuba miedo
a Batista? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Entonces permítaseme hacer una
suposición para que comprendan bien qué distinta es esta Revolución de
las revoluciones anteriores.
Nosotros pudiéramos dejar —si quisiéramos, que no lo vamos a querer, por
supuesto— que el señor Batista viniera (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” ¿Le
tiene miedo a Batista el pueblo? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Pero déjenme
hablar. Yo les quiero explicar por qué antes pudo y ahora no puede.
¿Antes lo dejaron venir? Muy mal hecho, porque los que estaban en
Columbia eran los amigos de él, y ahora los que están en Columbia son
los barbudos, señores (EXCLAMACIONES). Eso es lo que yo quería decirles,
porque Batista llegaba a Columbia antes, cuando tenía allí a sus amigos
y decía: “Sargento, capitán”, y llamaba a toda aquella gente: “A sus
órdenes, a sus órdenes”; y ahora se encuentra un barbudo a la entrada de
Columbia (EXCLAMACIONES). ¿Qué le puede decir Batista a un barbudo?
(EXCLAMACIONES.)
Eso quiere decir, señores, eso quiere decir que esta vez sí que, de
verdad, ni él ni nadie parecido a él, puede venir a hacer lo que él hizo
(APLAUSOS).
Yo quisiera orientar al pueblo, o al menos aclarar ante el pueblo
algunos conceptos sobre la Revolución. Ustedes saben que después del 10
de marzo, en aquellos momentos terribles de angustia y de tristeza, en
que todo el mundo se quedó impávido ante aquella puñalada, aquella
traición, aquel regreso funesto a nuestra patria, como si todo el mundo
comprendiera la sangre, el luto y el dolor que iba a costar, ustedes
recordarán, que todo el mundo se dedicó a la tarea de conspirar. Ustedes
recuerdan que todos los días venía una conspiración, todos los días
daban un golpe, ustedes se acuerdan, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Ese y el 20 de mayo, que si el 12 de agosto, que si el 27 de noviembre,
todos los meses venía una guerra, y una conspiración y se acababa la
dictadura.
El hecho cierto es que muchos dirigentes políticos, muchos dirigentes
políticos, se dedicaron a hacer contacto con los militares, se dedicaron
a conquistar militares para que les quitaran a Batista de encima; se
dedicaron a fraguar conspiraciones para ver cómo un grupo de capitanes,
un grupo de comandantes, un grupo de coroneles quitaba a Batista, y
entonces convocaba a unas elecciones, restablecía algunos derechos y se
resolvía el problema de Cuba. ¿Eso era revolucionario? (EXCLAMACIONES
DE: “¡No!”) ¿Por qué? (EXCLAMACIONES). Pues muy sencillo, esos líderes
políticos no tenían noción de lo que era la Revolución. Los militares
habían dado el golpe de Estado junto con Batista arrebatándole al país
sus derechos, ¿y qué querían algunos seudorrevolucionarios? —que aquí
han abundado mucho los seudorrevolucionarios y tenemos que tenerlos muy
en cuenta—, pues querían que los militares vinieran y quitaran a Batista
para poner a otro; después, cualquier día, esos militares se sentían
con el derecho de quitar a ese que habían puesto y poner a otro, y, en
definitiva, el pueblo no contaba para nada.
Los militares quitaban y ponían presidentes, los militares decidían
todas las cuestiones; el pueblo, para esos líderes políticos, era un
cero a la izquierda. Y a eso llamaban revolución, y a eso llamaban
solución. ¡Qué distinto lo que ha ocurrido, compatriotas!
Nosotros nunca fuimos a los cuarteles a hacer conspiraciones, nosotros
nunca fuimos a mendigar a las puertas de los cuarteles que nos ayudaran a
resolver los problemas de Cuba. Nosotros nunca fuimos a guataquearles a
los militares para que nos recobraran nuestras libertades, porque los
derechos —como dijo el Apóstol— se toman, no se mendigan; se arrancan,
no se piden (EXCLAMACIONES).
El ejército nos había arrebatado nuestra libertad y nuestra
Constitución. ¿Qué había que hacer? Pues arrebatarle al ejército nuestra
libertad y nuestra Constitución. ¿Qué hicimos nosotros? Reunir un grupo
de fusiles 22, de escopetas calibre 12, de revólveres y de pistolas,
marchar hacia Santiago de Cuba y atacar el cuartel Moncada
(EXCLAMACIONES). No había otra forma; si queríamos recobrar nuestros
derechos y queríamos hacer una revolución de verdad, teníamos que
empezar por quitarles los fusiles a aquellos que estaban utilizando los
fusiles para oprimir al pueblo (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Sufrimos un revés, fracasó el ataque, no se pudo tomar el cuartel
Moncada, infinidad de compañeros fueron asesinados cobardemente. ¡Qué
distinto, qué distinto de lo que ha sido cuando fuimos nosotros los que
hicimos prisionero a casi todo el ejército! Si lo hubiésemos asesinado,
hoy habría 15 000 muertos a lo largo de la isla, porque hemos hecho
prisionero al ejército entero, se puede decir (EXCLAMACIONES); por lo
menos, excepto a las unidades que desde el primer momento se sumaron a
la Revolución, que, por lo tanto, las dejamos con sus armas y que
algunas de las cuales vienen con nosotros aquí, y que tuvieron un gesto
revolucionario en aquel momento, el resto de las armas fueron ocupadas,
o, por lo menos, fueron tomadas y repartidas.
Tuvimos un revés, fracasó el ataque, muchos fueron asesinados
(EXCLAMACIONES DE: “¡Viva Cuba Libre!”). Decía que en aquella ocasión
muchos compañeros murieron asesinados después de caer prisioneros y
otros fuimos a parar a las cárceles donde estuvimos casi dos años. Era
un revés, pero un revés no es nada. Aquel no iba a ser ni el primero, ni
el último.
Realmente, comparadas las fuerzas y los recursos con que contaba la
dictadura, lo que nosotros podíamos enfrentarle era absolutamente nada.
Lo que nosotros pudimos reunir después de casi dos años de actividad
revolucionaria, fueron 82 hombres escasamente armados; 82 hombres no
podían compararse con los 40 000 miembros de las fuerzas armadas; 82
hombres en un barco de 60 pies, no podían compararse con los recursos
bélicos con que contaba la dictadura de Batista; 82 hombres que recogían
los recursos para hacer la guerra peso a peso, sus recursos no podían
compararse con los millones de pesos de que disponía la dictadura.
Sin embargo, había otro factor, había otras circunstancias en las que
nadie creía, y sin embargo, creíamos nosotros. Había algo con lo que
nadie contaba y con lo que, sin embargo, contábamos nosotros, y ese
algo, ese algo en lo que no creían los politiqueros, ese algo en que no
creían los conspiradores que iban a Columbia a mendigar a los militares
que le devolviesen su libertad, ese algo era el pueblo (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS). Porque, ¿con qué contábamos nosotros si no era con el
pueblo?, ¿con qué íbamos a ganar la guerra si no era con el pueblo?,
¿quiénes iban a sustituir a los hombres que cayeran, si no los hombres
del pueblo?, ¿quiénes nos iban a dar alimentos, si no los hombres del
pueblo?, ¿quiénes nos iban a servir de guía, si no los hombres del
pueblo?, ¿quiénes nos iban a brindar información sobre el enemigo, si no
los hombres del pueblo?, ¿quién iba a nutrir las filas del ejército
libertador, si no los hombres del pueblo? (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.)
¿Quién compraba los bonos? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) ¿Quién
mandaba frazadas y hamacas, abrigos y medicinas? (EXCLAMACIONES DE: “¡El
pueblo!”) ¿Quién nos daba aliento? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”)
¿Quién demostraba sus simpatías a la causa? (EXCLAMACIONES DE: “¡El
pueblo!”) ¿Quién iba a las huelgas? (EXCLAMACIONES.) ¿Quién se negaba a
votar? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) ¿Quién era el que pagaba en un
precio más alto de vida la lucha contra la tiranía? (EXCLAMACIONES DE:
“¡El pueblo!”) ¿A quién le asesinaban sus hijos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Al
pueblo!”) ¿Quién intimidaba con su presencia, con su respaldo, a los
esbirros del régimen? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) ¿Por quién
luchábamos nosotros? (EXCLAMACIONES DE: “¡Por el pueblo!”) ¿Quién ganó
la guerra? (EXCLAMACIONES PROLONGADAS.) ¿Quiénes creyeron en el pueblo?
(EXCLAMACIONES.)
Nosotros creíamos en el pueblo cuando muy pocos creían en el pueblo.
Para muchos el pueblo era una turba, para muchos el pueblo era una masa
desarmada, desorganizada e impotente, sobre todo para el tirano; el
tirano no hacía más que ir a Columbia, reunirse con sus soldados,
marinos y policías; al pueblo lo que hacía era insultarlo, humillarlo,
engañarlo, ofenderlo. No contaban con el pueblo; ni contaba con el
pueblo la dictadura, ni contaban con el pueblo los seudorrevolucionarios
que iban a Columbia a mendigar a los militares la libertad que había
que conquistar a base de sacrificio, porque si no, sería una libertad
efímera.
¿Se sentiría el pueblo hoy seguro y tranquilo si en vez de haberse
librado esta guerra, hoy la libertad fuese consecuencia de que un grupo
de capitanes o de comandantes se hubiese sublevado en Columbia?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Si estos derechos restablecidos hubiesen sido
consecuencia de un golpe militar, ¿podría estar tranquilo el pueblo?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Y no estaría tranquilo, porque es posible que
las libertades que se conquistasen de esa forma, durasen lo que dura un
merengue en la puerta de un colegio (EXCLAMACIONES)... (INTERRUPCION EN
LA GRABACION)... porque el pueblo ha visto los cañones desfilar hacia
La Habana, y sabe que esos cañones son del pueblo (APLAUSOS). El pueblo
ha visto los fusiles desfilar hacia La Habana... (INTERRUPCION)... los
sargentos se reunieron, botaron a los oficiales, quitaron a Carlos
Manuel y pusieron una pentarquía. Al poco tiempo, quitaron la pentarquía
y dejaron a uno, y a los tres meses quitaron aquel uno y pusieron a
Batista que estuvo 11 años saqueando y asesinando cubanos. Esta vez
quisieron hacer lo mismo, se dieron cuenta de que la dictadura estaba
derrotada, tan formidables habían sido las victorias del Ejército
Rebelde, que si dura 20 días más rendimos hasta la última guarnición de
la república.
En Santiago de Cuba, en Oriente, había 10 000 soldados copados. Entre
Oriente y Las Villas, había 5 000 soldados más copados, los tanques
estaban todos del lado de allá y estaban copados también, porque los
puentes estaban volados y no podían moverse (EXCLAMACIONES). La
desmoralización en las filas de las fuerzas armadas era completa, no
tenían posibilidad de resistir 20 días más.
Es en ese momento, cuando se acerca el general Cantillo, ofrece levantar
el ejército y apoyar incondicionalmente la Revolución, sin condiciones.
Desde luego que no podía poner condiciones porque estaba derrotado, y
los derrotados no pueden poner condiciones, las condiciones las ponen
los vencedores (EXCLAMACIONES). Pero cuando este señor viene a plantear
eso, nosotros hubiéramos podido hacer dos cosas, nosotros hubiéramos
podido decir: Bueno, si la guerra está ganada, ¿por qué aceptar ningún
movimiento militar a esta hora, aunque sea respaldándonos
incondicionalmente? Pero cuando se le plantea a un dirigente
revolucionario un apoyo de esa índole, hay una cuestión de conciencia;
la pregunta que se hace el dirigente revolucionario es esta: ¿Cuántos
compañeros más van a morir en esos 15 ó 20 días que van a ser los más
duros de la guerra? ¿Es posible obtener los mismos fines sin que mueran
más compañeros? Entonces uno dice: Bueno, si podemos lograr lo mismo
porque ofrecen un apoyo incondicional, porque se da el triunfo de la
Revolución, vamos a aceptar ese movimiento militar de respaldo a la
Revolución. Y fue lo que yo hice.
Me quedé esperando; porque no podía concebir que fueran tan brutos, tan
estúpidos que, estando derrotados, vinieran a tratar, además, de
traicionarnos (APLAUSOS). ¿Y qué hacen? En vez de aprovechar la
oportunidad de que podían ahorrarnos a nosotros muchas vidas, y que la
situación del ejército hubiese sido mejor si ellos realizan ese
movimiento, se ponen a elucubrar planes fantásticos, faltan a la palabra
empeñada, y en vez de hacer lo que habían acordado, en el día y la hora
acordada, viene el señor Cantillo para La Habana, se reúne aquí con sus
amiguitos, da un golpecito de Estado, se erige jefe del ejército, llama
a un tal Carlos Manuel —otro Carlos Manuel para hacerlo más parecido a
lo de Machado— y lo designa presidente. Inmediatamente empezó a llamar
una comisión de paz para que fuera a vernos a nosotros, poco faltó para
que nos dijera que entregáramos los fusiles de una vez también.
Este señor se creyó que nosotros estábamos pintados en la pared, o que
no sabíamos lo que estábamos haciendo; creyó, a lo mejor, que al decir
que Batista se había caído, todo el mundo se iba a poner muy contento, y
le iba a tomar el pelo a toda el mundo (EXCLAMACIONES DE: “¡No saben
quiénes son los barbudos!”). ¿Y qué pasó? Que tan pronto supimos a las
8:00 de la mañana que había dado un golpe... Porque se le había
advertido bien claramente: “Oigame, usted va a La Habana, ¿usted me
promete que no se va a dejar arrastrar por la tentación de darle un
golpe de Estado a La Habana?” “No.” “¿Me jura que usted no va a realizar
ningún movimiento en la capital?” “No.” Y eso fue precisamente lo que
hizo. Empezó inmediatamente a decir que era un golpe de acuerdo con los
rebeldes y que nosotros íbamos para La Habana. Sí, nosotros íbamos para
La Habana, pero era para sacarlo a él de Columbia.
Sin pérdida de tiempo, esa misma mañana nosotros hicimos una declaración
diciendo que no respaldábamos ese golpe, y les dimos la orden a todas
las tropas de seguir hostigando, atacando y avanzando sobre los
cuarteles. Esa misma mañana me comuniqué con los comandantes de las
columnas que operaban en Camagüey y en Las Villas, y a Camilo le dije
que en el término de dos horas partiera hacia La Habana y atacara
Columbia. Al comandante Ernesto Guevara le dije que inmediatamente
saliera hacia La Habana y atacara la fortaleza de La Cabaña. A las
tropas que estaban en Camagüey se les dio la orden de avanzar sobre el
regimiento de Camagüey, a las demás tropas de Oriente se les dio la
orden de avanzar sobre Holguín e inmediatamente íbamos a avanzar sobre
Santiago de Cuba.
Lanzamos al pueblo de Santiago de Cuba a la huelga a las 3:00 de la
tarde, y lanzamos a todo el país la consigna de huelga general. El
resultado fue este: a las 24 horas estaban desarmadas todas las
guarniciones de la república (APLAUSOS).
Creyeron que iba a repetirse la misma historia de Machado. Repito que,
para no dejar de parecerse, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel y
esta vez pusieron a otro Carlos Manuel; pero no contaron, no contaron
con que aquella vez no había un Ejército Rebelde, y esta vez había un
Ejército Rebelde, un Ejército Rebelde que actuó rápidamente y consumó en
24 horas una victoria, que ha constituido uno de los acontecimientos
revolucionarios más asombrosos que han ocurrido en América Latina
(APLAUSOS). No porque lo digamos nosotros, estaría mal que nosotros lo
dijéramos, para que no se fuera a pensar que es vanidad del pueblo de
Cuba y de nosotros, es lo que dicen los periodistas que vienen de todas
partes del mundo, que toda la América está asombrada de cómo el pueblo
ha podido desarmar al ejército entero; y todo el mundo está asombrado
del civismo, del valor, de la agresividad, del patriotismo y del
espíritu revolucionario del pueblo de Cuba, y eso que posiblemente no
conocen al pueblo.
Si vieran lo que he visto yo, si hubieran presenciado estas
manifestaciones multitudinarias, si hubieran hablado con el pueblo de
Cuba como he hablado yo, es posible que la admiración que sintieran por
nuestro pueblo fuera realmente más grande de la que sienten; porque para
saber lo que es el pueblo de Cuba, era necesario haber recorrido, como
hemos recorrido nosotros la isla de un extremo a otro, era necesario ver
esas manifestaciones multitudinarias de hombres y mujeres delirantes,
llenos de fe en su destino, decididos a todos los sacrificios, decididos
a todos los esfuerzos y, sobre todo, con el entusiasmo, y con el cariño
con que ofrecían su estímulo a los combatientes que iniciaron esta
guerra en la Sierra Maestra hace más de dos años.
Si hubieran visto este pueblo unido, si hubieran visto al pueblo reunido
a las 2:00, a las 3:00, a las 4:00, a las 5:00, a las 6:00 de la
mañana, a cualquier hora; porque ya aquí se acabó aquello de que los
mítines se dan a las 7:00 o a las 6:00; ya los mítines aquí, las
reuniones, los mítines revolucionarios, lo mismo son a las 9:00, que a
las 11:00, que a las 2:00, que a las 3:00, que a las 5:00 de la mañana
(APLAUSOS). Algo que no se ha visto nunca en Cuba: un mitin a las 4:00
de la mañana (LE DICEN QUE NO SE OYE). Debe haber algún sabotaje por ahí
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!” Y DE: “¡Eso no existe en Cuba!”) ¿No? Ya no
existen en Cuba los sabotajes.
Yo decía que hay cosas que nunca se habían visto como es el pueblo
congregado a las 2:00, a las 3:00, a las 4:00 de la mañana, a cualquier
hora. Son las 12:00, buenos días compatriotas (RISAS Y APLAUSOS). Y
sobre todo, yo decía que si conocieran al pueblo como lo conocemos
nosotros, si hubiesen visto el grado de conciencia revolucionaria que
hay en nuestro país, la admiración que sentirían por el pueblo de Cuba
sería dos veces más grande (APLAUSOS).
Tengo casi la seguridad de que nunca en nuestra patria se habían
observado muchedumbres tan gigantescas como las que estamos observando
en estos momentos (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!” Y APLAUSOS).
Tengo la impresión de que no ha quedado una sola alma en las casas de
Matanzas (EXCLAMACIONES DE: “¡Nadie!”). Tengo la impresión de que aquí
está Matanzas entero; es todo el pueblo, y todo el pueblo unido. Si a
este pueblo, cuando estaba desarmado y cuando no estaba unido, no pudo
aplastarlo la dictadura, ¿quién puede en estos momentos derrotar al
pueblo de Cuba? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nadie!”)
No hay un solo ciudadano en estos momentos que sea indiferente a los
problemas del país, porque todo el mundo ha sufrido en sus carnes la
tiranía. Ya no es como antes, a mucha gente no le importaban estas
cuestiones, porque claro, vivían más o menos en paz después de siete
años de tiranía. Después de siete años de terror, después de siete años
de intranquilidad, después de siete años de crímenes, de ver que partía
el hijo de la casa sin tener la seguridad de que regresara, de ver
crímenes a todas horas, de ver docenas de cadáveres amanecer en las
esquinas de los pueblos, es posible que no haya un solo cubano
indiferente a los destinos de su patria.
Estoy seguro de que las libertades que ha conquistado nuestro pueblo con
tanto sacrificio, nada ni nadie podrá volver arrebatárselas (APLAUSOS).
Estoy seguro de que los días de terror no volverán, de que los días de
miedo espantoso han quedado atrás, de que los días de torturas, de
golpes y de asesinatos han quedado muy atrás (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Y algo ya es saber que, en lo adelante, cada hombre tendrá al menos
asegurada su vida, cada hombre tendrá asegurados sus derechos
individuales, cada ciudadano podrá salir de día o de noche de su casa,
sin que nadie lo moleste.
Ya no cruzarán microondas por las calles en tono amenazante (APLAUSOS),
ya no veremos pasar a los asesinos por nuestro lado con caras de
perdonavidas (EXCLAMACIONES DE VIVAS AL PUEBLO DE CUBA Y APLAUSOS);
porque casi, casi, casi, casi, cuando un ciudadano estaba parado en una
esquina y pasaba un microonda, casi, casi, había que darle las gracias
de que no lo asesinaran (APLAUSOS). Se vivía como de misericordia.
A cualquier ciudadano lo podían asesinar tranquilamente en una calle y
no pasaba nada, lo lloraban impotentes sus seres queridos, su madre o
sus hijos; podían torturarlo y no pasaba nada, podían desaparecerlo y no
pasaba nada, ni siquiera el pueblo podía informarse de esas cosas. No
había libertad de prensa, no había periódico que pudiera publicar una
noticia, era un terror infinito, un terror en silencio, porque ni
siquiera quedaba aquello de que la opinión pública conociera las cosas
que ocurrían. Nadie vivía tranquilo (EXCLAMACIONES).
Así hemos vivido durante siete años, así, pisoteados por la bota
militar, humillados, reducidos a la impotencia, casi, casi sin
esperanzas; porque fueron 17 años, más, fueron 18 años —11 la primera
vez y 7 ahora—, 18 años gravitando un hombre sobre los destinos de la
patria, 18 años robando y matando sin que el pueblo pudiera arrancárselo
de arriba (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Dieciocho años de tiranía parecen
18 siglos; 18 años sin libertad son como 18 siglos sufriendo, 18 siglos
de terror, de intranquilidad, de humillación, de tristeza, de
infelicidad (APLAUSOS).
Se explica la alegría del pueblo, se explica el entusiasmo de nuestro
pueblo al ver que todo eso ha desaparecido, se explica el entusiasmo del
pueblo al ver que de nuevo ha vuelto a la vida.
(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Dónde está Almeida?”) Almeida está
avanzando hacia la capital a la cabeza de la Columna, yo me he quedado
atrás. (DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Raúl?”) ¿Qué dicen? ¿Raúl?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Raúl, está en el Moncada (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS).
(LE DICEN QUE EL PUEBLO DE MATANZAS QUIERE SABER DE LOS ASESINOS.) ¿Los
asesinos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¡Ah!, nadie se preocupe por los
asesinos, los asesinos van a recibir sencillamente el castigo que
merecen (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Los que no tuvieron piedad para sus
semejantes, los que no vacilaron en asesinar docenas de compatriotas,
sin un solo sentimiento de escrúpulo para las madres que se quedaron sin
hijos, los hijos que se quedaban huérfanos (EXCLAMACIONES DE:
“¡Asesinos!”), para esos monstruos que destrozaban a los revolucionarios
en los calabozos, para esos cobardes, para esos miserables que se
ensañaban con el hombre impotente y desarmado, para esos no puede haber
compasión posible (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
El pueblo, que es justo, está pidiendo para ellos la pena que merecen
(EXCLAMACIONES). ¿Qué dicen? Que hable uno solo, que hable uno solo; no,
no, a ver, hable usted, hable usted, ¿qué dice? ¿Los chivatos?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Los chivatos, los que delataban a sus
compatriotas sin importarles que mataran lo mismo 10, que 15, que 20
(EXCLAMACIONES), los chivatos, esos tampoco escaparán a la justicia de
los tribunales (EXCLAMACIONES). ¡Ah!, ¿pero creía alguien que los
chivatos iban a escapar? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Yo sé que hay
chivatos que se ponen un brazalete del 26 de Julio (EXCLAMACIONES); pero
con eso no engañan a nadie, porque todo el mundo los conoce
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), aunque se pongan 20 brazaletes, enseguida se
aparece la gente del pueblo y dice: “Ese es chivato, ese es chivato”
(EXCLAMACIONES). Y nosotros, que no tenemos compromiso con nadie, ¡con
nadie!, dondequiera que haya un chivato, aunque se haya disfrazado de
revolucionario, aunque se parezca..., aunque nos haya traído 25 cañones,
a ese no lo salva nadie (EXCLAMACIONES).
Yo les voy a contar una cosa. A fines del mes de diciembre, desde
Bayamo, un tal capitán Morejón, conocido esbirro, nos manda un mensaje
que decía... (SALTO EN LA GRABACION)... “No señor, que no venga, que los
300 soldados van a venir solos, que no lo podemos aceptar, porque
cualquier día se aparece también Batista con 20 000 soldados”
(EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). La respuesta fue que no, y el resultado ha
sido, que los 300 soldados se unieron a nosotros y ese señor ya está en
La Cabaña para ser sometido a los tribunales revolucionarios
(EXCLAMACIONES).
Pero hay una cosa con los chivatos que tenemos que ponerla a la
consideración del pueblo, y es la siguiente: hay muchos chivatos, basta
que 1 de cada 100 sea chivato, para que en un millón de habitantes haya
10 000 chivatos; basta con que 1 de cada 100 ciudadanos sea chivato,
para que en seis millones de ciudadanos haya 60 000 chivatos, y es
imposible fusilar 60 000 chivatos (EXCLAMACIONES).
Yo estoy seguro, además, la Revolución tiene que aplicar castigos
ejemplares; la Revolución no puede aplicar fusilamientos masivos, no.
Hay una cosa mejor, hay una cosa mejor con los chivatos. ¿Qué es el
chivato? El chivato es un señor repugnante, un señor despreciable, que
cobra por traicionar y delatar a los demás; el chivato es un señor que,
por no trabajar, por no ganarse la vida decentemente, es capaz de vender
a su propia familia (EXCLAMACIONES). Luego el chivato prefiere
cualquier cosa, menos trabajar.
Yo tengo una idea: aquí hay muchos trabajos que hacer en beneficio del
pueblo (EXCLAMACIONES), vamos a fusilar a los chivatos más malos, a
aquellos que ya todo el mundo conoce, que el pueblo conoce
(EXCLAMACIONES), porque es necesario dar un escarmiento ejemplar; pero
nosotros no vamos a fusilarlos a todos, vamos a condenarlos a 20 años de
trabajo forzado (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), o a 25, o a 30, o a 10, o a
5, de acuerdo con su culpabilidad, y entonces vamos a ponerlos a
desecar la Ciénaga de Zapata y otros trabajos, para darles tierras a los
campesinos, y para que le paguen al país el daño que han hecho.
Pero eso sí, eso sí, yo les voy a hacer una pregunta: ¿Lo que ustedes
quieren que hagamos es eso? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Y después no se
va a aparecer el pueblo, diciendo que pobrecito, que ya llevan dos años?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Seguro que después no se van a compadecer
de los chivatos? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y si se aparecen los
demagogos, y retratan a la familia del chivato, y retratan al chivato?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Seguro que no se van a ablandar?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) Bueno, pues acuérdense de que me lo han
prometido, después que el pueblo no venga lleno do sentimentalismo, y
lleno de pena a pedir que suelten a los chivatos (EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”).
Las mujeres chivatas, que desgraciadamente hay algunas, pero muy pocas,
las mujeres chivatas las ponemos también a trabajar (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”).
Pero yo quiero que ustedes sepan que los problemas de Cuba no se deben
exclusivamente a los esbirros y a los chivatos, no. Yo les voy a hacer
otra pregunta: ¿Qué hacemos con los ladrones del dinero del pueblo?
(EXCLAMACIONES.) ¿Qué me dicen? (EXCLAMACIONES.) Desde luego, primero
les quitamos todo lo que tienen, ¿no? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Y
después? (EXCLAMACIONES) ¿A la cárcel? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) No, a
trabajar también, pero no vayan a creer que los ladrones, los chivatos y
los esbirros son los únicos que tienen la culpa de los problemas de
Cuba (EXCLAMACIONES). ¿Y con los politiqueros, qué hacemos?
(EXCLAMACIONES.) ¿Y con los que venden el voto, qué hacemos?
(EXCLAMACIONES.) ¿Y con los botelleros, qué hacemos? (EXCLAMACIONES.) ¿Y
con los dirigentes obreros traidores, qué hacemos? (EXCLAMACIONES.)
¿Con los politiqueros, qué hacemos? ¿Con los senadores y los
representantes de la dictadura, que han estado cobrando un sueldo todos
estos años? (EXCLAMACIONES.) ¿Con los alcaldes y los concejales que han
estado aquí lucrando? (EXCLAMACIONES.)
Bueno, está muy bien, está muy bien, pero yo tengo que decirles una
cosa. Ustedes me dicen a mí que a toda esa gente hay que castigarla, que
hay que encarcelarla, que hay que fusilarla; pero antes ustedes veían
que había gente vendiendo el voto y ustedes no le decían nada
(EXCLAMACIONES). Antes ustedes veían que venía un aspirante a senador o a
representante comprando votos y no le decían nada (EXCLAMACIONES).
Antes ustedes veían un sargento político recogiendo cédulas y no le
decían nada (EXCLAMACIONES). Antes ustedes veían un botellero y no le
decían nada (EXCLAMACIONES). Sí, ustedes no podrían hace dos años, hace
tres años; pero esas cosas están pasando en Cuba hace 50 años y ustedes
no les decían nada (EXCLAMACIONES).
¿Qué pasa con el acueducto? (EXCLAMACIONES.) A ver, hable usted solo, el
que está al lado de la bandera. ¿Qué pasa con el acueducto?
(EXCLAMACIONES.) Uno solo, que no lo entiendo. Que todo el mundo se
calle, va a hablar el que yo le diga, se calla todo el mundo. Bueno,
¿ustedes son obedientes o no son obedientes? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
¿Ustedes son disciplinados o no son disciplinados? (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Y si les digo que todo el mundo se calle, ¿obedecen?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Bueno, cállese todo el mundo y dejen hablar a
uno solo. Que hable el señor que está al lado de la bandera, vestido de
azul con corbata roja, usted, sí. ¿Qué hicieron con el acueducto?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Lo vendieron!”) Hable uno solo señores, ustedes me
prometieron que iban a ser disciplinados. No, no hable usted, que usted
no tiene permiso, está hablando aquel señor. ¿De quién era el acueducto?
(EXCLAMACIONES.) Que hable uno solo, uno solo. Era del municipio. ¿A
quién se lo vendieron? Usted, usted diga (EXCLAMACIONES). ¿A Del Valle?
¿Quién es Del Valle? (EXCLAMACIONES.) Uno solo. ¿Dónde está Del Valle?
¿Dónde está? ¿Se fue? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Seguro? ¿Dónde está?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No se sabe!”) ¿Con quién tenía negocios?
(EXCLAMACIONES.)
¿Así que el pueblo considera que el acueducto fue vendido ilegalmente?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Y quién manda aquí hoy? (EXCLAMACIONES DE:
“¡El pueblo!”) ¿El pueblo es el que manda? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Y
qué quiere el pueblo? ¿Qué quiere el pueblo? ¿El acueducto otra vez?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!” “¡Ahora sí!”, “¡Ahora sí!”)
Ahora sí, ahora sí. El que manda es el pueblo (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”), y al que nosotros obedecemos es al pueblo. ¿Qué quiere el
pueblo? (EXCLAMACIONES DE: “¡El acueducto!”) ¿El acueducto?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Pues desde mañana mismo tendrá el pueblo el
acueducto, sencillamente (EXCLAMACIONES). Y el comandante rebelde que
está al frente del regimiento “Plácido”, cumplirá mañana la orden de
entregar al pueblo el acueducto de Matanzas (EXCLAMACIONES).
¿Y dónde están los concejales que se vendieron? ¿Se fueron?
(EXCLAMACIONES.) ¿Y no tienen propiedades los concejales que se fueron?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Tienen propiedades? (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Pues desde mañana mismo esas propiedades pertenecen al pueblo
también (EXCLAMACIONES). Ahora, eso sí, eso sí, después que nadie vaya a
decir: “Pobrecito don fulanito que se quedó sin casa” (EXCLAMACIONES
DE: “¡No!”) ¿De acuerdo, no? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Porque eso
merece un castigo por estar vendiendo a la colectividad; está bueno ya
de tolerancia y de mano izquierda con toda esa gente sinvergüenza. Hay
que castigarlos ejemplarmente.
¿Y qué otra cosa quiere el pueblo? (EXCLAMACIONES.) Un momento, que
hable el de ahorita, uno solo, a ver (EXCLAMACIONES). ¿Trabajo?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
No será para nosotros tan fácil resolver de la noche a la mañana el
problema del trabajo y ustedes lo saben; pero sí pueden tener la
seguridad de que la Revolución no descansará hasta que cada cubano tenga
una ocupación decorosa (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Y si el Estado, si
el Estado no puede obtener para cada cubano una ocupación decorosa, como
el hombre no puede vivir sin comer, como no es posible olvidarse de la
existencia individual de los componentes de una sociedad, si el Estado
no puede conseguir trabajo para cada ciudadano, tiene que sostener a ese
ciudadano (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
El ciudadano lo que quiere es trabajar (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”),
ganarse la vida y ganarse el pan con el sudor de su frente;
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) pero si el Estado no es capaz de conseguirle
el trabajo, no puede dejar morir de hambre a ese ciudadano, y, por lo
tanto, lo que planteo es el subsidio del desempleado (EXCLAMACIONES).
Continuando sobre el problema del trabajo... (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera
la bolita!”) La bolita está fuera hace mucho rato ya (EXCLAMACIONES);
pero eso sí, que el pueblo no la compre después (EXCLAMACIONES), porque,
¿quién vendía la bolita? (EXCLAMACIONES), ¿y quién la jugaba?
(EXCLAMACIONES.) Que levante la mano el que nunca haya comprado una
bolita (EXCLAMACIONES). Yo nunca he comprado una bolita (EXCLAMACIONES).
(EXCLAMACIONES DE: “¡Abajo el poder judicial!”) ¡Ah!, ¿el poder
judicial? Sí, yo lo único que les digo es que aquí va a haber justicia
para todo el mundo, no se va a quedar nadie fuera, tengan la seguridad.
¿Los garroteros? A los garroteros también hay que aplicarles la ley,
porque son unos explotadores (EXCLAMACIONES). Ese es otro de los
servicios que tiene que prestar el Estado; el Estado no puede permitir
que el ciudadano, cuando se ve en un aprieto, tenga que acudir a un
garrotero. El Estado debe organizar instituciones de créditos para
facilitarles dinero a los ciudadanos cuando se vean en estado de
necesidades urgentes, para que no tengan que ser víctimas de los
garroteros; porque creo que el 80% de los trabajadores y los empleados,
son víctimas de los garroteros (EXCLAMACIONES). El garrote, como su
nombre lo dice, es una explotación, es un saqueo y es un crimen
(EXCLAMACIONES DE: “¡Un robo!”) Un robo no, algo peor que un robo, es un
crimen; pero por eso es bueno que el pueblo diga lo que quiere.
Por eso nosotros, en vez de venir a hablar al pueblo para decirle lo que
a nosotros nos parezca, venimos a donde está el pueblo, para que el
pueblo nos diga lo que quiere, porque nosotros somos servidores del
pueblo, sencillamente.
(EXCLAMACIONES DE: “¡Comandante!” Diga (EXCLAMACIONES). ¿El pueblo
quiere que el acueducto pase al Patronato de los mil? (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) ¿Eso es lo que quiere todo el pueblo? (EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Pues así se hará. Mañana mismo, el comandante rebelde de la
Plaza de Matanzas, entregará el acueducto al Patronato de los mil
(EXCLAMACIONES).
Ya el pueblo ha hablado, ha dicho lo que quiere con los asesinos, ha
dicho lo que quiere con los chivatos, ha dicho lo que quiere con el
acueducto, ha dicho lo que quiere con la bolita, ha dicho lo que quiere
con el trabajo, ha dicho lo que quiere con los concejales
(EXCLAMACIONES).
A ver, un momento, no hable nadie, no hable nadie. Silencio, silencio
todos. Todo el mundo disciplinadamente para que vean lo disciplinado que
es el pueblo. Nadie hable. Va a hablar usted, el del traje azul. ¿Qué
es lo que quiere el pueblo ahora? Uno solo, uno solo (EXCLAMACIONES).
¿Aumento de plazas para los maestros? (EXCLAMACIONES.) ¿No? ¿Es eso?
(EXCLAMACIONES.) ¿Que haya dinero dicen? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Qué
dicen? (EXCLAMACIONES.) ¿Que bajen los artículos de primera necesidad?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Mañana mismo nos comunicaremos con el
Ministro de Comercio para exponerle esta petición del pueblo de Matanzas
(EXCLAMACIONES). Porque esas, esas no son atribuciones mías; pero
nosotros podemos, como compañeros, solicitar del Ministro de Comercio
que atienda esa petición del pueblo, que estudie el caso y actúe con
justicia; porque debe acabarse la especulación también (EXCLAMACIONES).
Silencio, silencio, silencio. ¿Qué dicen, los alquileres? (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”) Bueno, yo le voy a proponer una cosa al pueblo, yo quiero
que sepan que yo no puedo resolver todos esos problemas; si en mis manos
estuviera, tengan la seguridad de que inmediatamente los resolvía; pero
yo tengo nada más que ciertas atribuciones, ciertas funciones. Si yo
pudiera rebajar los alquileres, los rebajaba ahora mismo, tengan la
seguridad; pero el pueblo tiene que elevar su petición al Gobierno
Revolucionario provisional.
No basta... yo espero que haya ministros que estén oyendo esta
transmisión y estén oyendo al pueblo y sepan que el pueblo quiere que le
rebajen los víveres y que le rebajen los alquileres también
(EXCLAMACIONES); y, por lo pronto, nosotros quedamos informados de que
ese es uno de los deseos del pueblo y todo lo que esté al alcance de
nuestras manos, para lograr que los funcionarios encargados de esos
problemas los estudien y los resuelvan con justicia, todo lo que esté al
alcance de nuestras manos lo haremos, porque ya yo sé que esa es otra
de las cosas que quiere el pueblo de Matanzas (EXCLAMACIONES).
Lo del acueducto sí lo podemos resolver enseguida, porque está aquí
dentro de la jurisdicción nuestra, lo de los concejales, son problemas
que podemos resolver (EXCLAMACIONES).
¿La universidad? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Pero la universidad no la
pide todo el mundo, la pide una parte nada más (EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) Pero, ¿todo el mundo piensa estudiar en la universidad ahora?
(EXCLAMACIONES.) Pero, ¿para qué queremos más graduados universitarios,
si lo que hace falta son técnicos, hombres que sepan trabajar en las
máquinas, que conozcan la industria y que estén preparados para el
progreso del país? (EXCLAMACIONES.)
¿Por qué no piden escuelas técnicas? (EXCLAMACIONES.) Desde luego, es
justo que pidan universidades, puesto que piensan que las necesitan;
pero tengan muy presente que salen muchos graduados universitarios y
después no pueden ganarse la vida. Deben pensar que hay un exceso de
abogados, y que puede haber un exceso de profesionales, y que en cambio
en Cuba hacen falta hombres que tengan conocimientos técnicos en la
industria y que el país tiene que industrializarse (EXCLAMACIONES).
¿El estadio? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No tienen estadio?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y ustedes quieren que el Patronato se
encargue de hacer el estadio? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Bueno, ¿cuánto
calculan que valga el estadio? Nosotros podemos conseguir un arquitecto o
un ingeniero civil que haga los planos gratis y, ¿por qué la juventud
no se reúne y nosotros ponemos los ladrillos y las máquinas y la
juventud va a trabajar allí? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Dónde quieren
poner el estadio? (EXCLAMACIONES.) ¿No hay ningún concejal que tenga una
finquita por ahí cerca? (EXCLAMACIONES.) ¿No hay ningún ministro
batistiano que tenga una finquita por ahí cerca? (EXCLAMACIONES.) ¿No
hay un representante o un senador batistiano que tenga una finquita por
ahí cerca? (EXCLAMACIONES.) Me informan que el municipio tiene terreno
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”).
Bueno, les voy a ofrecer una cosa, y es que inmediatamente se va a
comenzar a hacer el estadio en El palmar del Junco, que dicen que es del
municipio (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Si el municipio no dispone de
recursos, si el Ministerio de Obras Públicas no dispusiera de fondos
para ese trabajo, el Ejército Rebelde va a hacer un aporte de 10 000
pesos para empezar a hacer el estadio; y, además, solicitamos del
Movimiento 26 de Julio, de Matanzas, que reclute 50 jóvenes voluntarios
para trabajar en la construcción del estadio (EXCLAMACIONES).
Solicitamos del Movimiento 26 de Julio, de Matanzas, que obtenga los
servicios de un arquitecto y de un ingeniero civil para hacer el
estadio, porque las obras, además del material, requieren trabajo
humano. El material cuesta dinero; pero el trabajo lo tenemos nosotros
en nuestros músculos y en nuestra voluntad.
Es una vergüenza que Matanzas no tenga un estadio, y eso demuestra que
los gobernantes, los alcaldes, los concejales han sido todos unos
abandonados (EXCLAMACIONES), y que los gobernantes no han querido hacer
nunca nada por el pueblo, porque nada más fácil ni más sencillo que
hacer un estadio para el pueblo. A nosotros nos interesa que el pueblo
tenga estadio porque el deporte es muy necesario para la salud del
pueblo, para el carácter de los ciudadanos (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva
Fidel Castro!”).
Les voy a decir por qué, les voy a decir por qué nosotros estamos
dispuestos a dar gustosamente una cantidad inicial para el estadio:
porque queremos darle instrucción militar al pueblo (EXCLAMACIONES). No
queremos vestir al pueblo de uniforme y meterlo en los cuarteles, no;
pero sí queremos que todo el mundo sepa manejar un arma (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”) Sí queremos que todo el mundo esté en condiciones de
defender la Revolución y de defender la patria si está en peligro.
¿Qué vale más, un pueblo donde nadie sabe manejar un arma o un pueblo
donde todo el mundo sabe manejar el arma? (EXCLAMACIONES.) ¿Ustedes
están de acuerdo en que hasta las mujeres, los hombres y las mujeres
tienen que saber manejar armas? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Pues vamos a
organizar también la instrucción militar del pueblo, porque el pueblo
tiene que aprender a manejar las armas, y en el estadio vamos a poner un
campo de entrenamiento también, a determinadas horas del día
(EXCLAMACIONES).
El hospital. ¿No hay medicinas? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y qué se
hicieron las medicinas? ¿Se las robaron? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Bueno, pues les voy a comunicar que afortunadamente, y para honra de
nosotros, un comandante del Ejército Rebelde, el doctor Martínez Páez,
fue designado ministro de Salubridad (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS); y yo
espero que a través de estos micrófonos él esté escuchando la petición
del pueblo de Matanzas, una petición tan justa como es la de que se le
envíen medicinas para el hospital, que no tiene medicinas. ¿Para qué
sirve un hospital sin medicinas? (EXCLAMACIONES.)
De una cosa ustedes pueden tener la seguridad, de que en el Gobierno
Revolucionario no habrá quien se robe un solo centavo. El Gobierno
Revolucionario no podrá resolver todos los problemas en un día, puede
ser que el Gobierno Revolucionario no tenga actualmente fondos para
resolver todos los problemas; pero de lo que sí pueden estar seguros es
de que hasta el último centavo se invertirá honradamente, y de que todas
las demandas y las necesidades del pueblo serán atendidas dentro de las
posibilidades del gobierno provisional (EXCLAMACIONES).
(EXCLAMACIONES DE: “¡Un edificio para la Cruz Roja!”) ¿Edificio para la
Cruz Roja? ¿No tiene edificio la Cruz Roja? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”)
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fósforos!”) Bueno, ¿fósforos? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué
pasa con los fósforos? (EXCLAMACIONES.) ¿Dónde están las fábricas de
fósforos? (EXCLAMACIONES.) ¿Se las llevaron? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
¿Que hay un monopolio con los fósforos que es del hijo de Batista?
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Por supuesto, pueden tener la más completa
seguridad de que ese monopolio murió el mismo día primero de enero
(EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Lo que sí yo quiero es que comprendan que todas estas cosas llevan
tiempo. Ustedes estarán de acuerdo conmigo en que no podemos resolverlo
todo en una sola noche (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!“).
Vamos a conformarnos con lo de hoy ya, con los acuerdos que hemos tomado
aquí (EXCLAMACIONES). Lo del acueducto, el estadio, el hospital y todo
eso. La próxima vez, yo pienso hacer una tribuna cerquita del pueblo,
para poder entendernos mejor (EXCLAMACIONES).
Hay otra cosa que nosotros queremos pedirle al pueblo y es...
(EXCLAMACIONES DE: “¡El teléfono!”) Por supuesto que lo del teléfono
tiene que revisarse, no les quepa la menor duda de eso, las tarifas y
todo eso, y rápido (EXCLAMACIONES).
¿La electricidad? (EXCLAMACIONES)... (INTERRUPCION EN LA GRABACION...)
... ¿Tienen bibliotecas suficientes para la población de Matanzas?
(EXCLAMACIONES.) Entonces no hay nada en Matanzas. Y supongo que el
resto de la isla esté igual; luego, hay que trabajar mucho y será
cuestión de tiempo, no se podrá resolver todo de la noche a la mañana,
eso lo tienen que saber ustedes, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Y
eso es lo importante, que ustedes tengan confianza en nosotros y tengan
la seguridad de que los problemas los vamos a resolver, cueste lo que
cueste (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Bueno, yo quiero que ustedes sigan creando estados de opinión y sigan
analizando las cosas que se necesitan (EXCLAMACIONES); pero todas las
cosas en un día no, tienen que guardar algunas cosas para la próxima vez
que vengamos a Matanzas, que yo pienso volver pronto a Matanzas
(APLAUSOS). Y pienso venir menos cansado que hoy, porque ya venimos
agotados de muchas noches sin descanso. (DEL PUBLICO LE PREGUNTAN:
“¿Cuándo?”) Pronto, no les puedo decir exactamente, porque tengo que
visitar muchos pueblos todavía; pero yo les prometo, eso sí, que volveré
a Matanzas y no una sola vez, sino cuantas veces pueda (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS).
Lo que, por nuestra parte, le vamos a pedir al pueblo de Matanzas es que
a través de su municipio les erija un modesto monumento a los
revolucionarios de esta provincia que han caído luchando contra la
tiranía (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), un monumento que lleve inscritos los
nombres de José Antonio Echeverría, José Smith, Horacio Rodríguez,
Enrique Hart, Mario Muñoz, Julián Alemán, Julio Reyes, René Fraga y a
todos los compañeros que han caído heroicamente (APLAUSOS).
El hecho de que el pueblo de Matanzas diga uno por uno sus nombres,
demuestra que no los han olvidado (APLAUSOS), porque el pueblo no
olvidará jamás a sus muertos. El pueblo sabe que esa libertad que hoy se
disfruta, el pueblo sabe que estos derechos que hoy se han conquistado,
para que de ellos puedan sentirse orgullosos y puedan disfrutarlos
todos los matanceros y todos los cubanos, todos los hombres y mujeres de
este pueblo y de toda la república; para que esos derechos hoy los
pueda disfrutar nuestro pueblo, fue necesario que muchos compatriotas
hayan dejado sus vidas en el camino, fue necesario que muchas madres
hayan perdido a sus hijos, fue necesario que muchas esposas hayan
perdido a sus esposos, fue necesario que muchas familias hayan perdido a
algún ser querido.
En nuestra ruta, nos hemos encontrado con muchas mujeres vestidas de
negro, nos hemos encontrado con muchos padres que no han tenido la
fortuna de ver regresar a sus hijos. Ha habido, sin embargo, para ellos
un consuelo, una compensación en medio del dolor grande: no ha sido vano
el sacrificio.
La Revolución ha logrado su primera etapa: la tiranía ha sido derrocada,
y esas madres y esas esposas saben que esa alegría, que ese entusiasmo,
que esta felicidad presente y el espléndido porvenir que tiene por
delante el pueblo de Cuba, hay que agradecérselo a sus hijos, a sus
esposos (APLAUSOS). Y, además, porque cada madre que ha perdido a su
hijo, sabe que tiene en cada revolucionario un hijo (APLAUSOS), sabe que
nos tiene a todos nosotros, sabe que tiene al pueblo, sabe que no se
verá jamás desamparada y sabe que siempre podrá llevar la frente en
alto; porque nada será mayor motivo de orgullo para una madre, que saber
que la libertad que disfruta su pueblo, que la felicidad que disfruta
su pueblo, se le debe al hijo que llevó en sus entrañas (APLAUSOS).
Tristes hubieran sido esas muertes si la tiranía hubiese ganado la
guerra, tristes habrían sido esas muertes si nuestro pueblo no hubiese
recobrado su libertad; pero en esta ocasión como en ninguna otra, pueden
repetirse los himnos, los versos de nuestro himno, o los versos del
Apóstol, que morir por la patria es vivir (APLAUSOS), que para el que
muere en brazos de la patria agradecida, la muerte acaba, la prisión
termina, y empieza, al fin, con el morir la vida (APLAUSOS).
Viven en el corazón de nuestro pueblo los héroes caídos, sus restos
están lejos, esparcidos muchos de ellos en las abruptas montañas en cada
uno de los campos de batalla, donde la victoria se logró a costa de
sacrificios. Yacen allá sus despojos mortales; pero sus nombres, su
recuerdo, su presencia es algo palpable, porque la muerte se convirtió
en libertad, la muerte se convirtió en victoria, y la muerte se
convirtió en vida para el pueblo.
Días atrás, hace apenas 10 días, cruzar por estas calles era ver el
terror, era ver la tristeza, era ver el dolor sin esperanza; cruzar por
estas calles hace 10 días era ver la muerte, la muerte que sufren los
pueblos bajo la opresión, bajo la tiranía. Venir hoy por estas calles,
viajar a través de Cuba en los últimos días, es ver la alegría, es ver
la energía, es ver el entusiasmo, es ver la vida, y ¿cómo ha sido
posible este renacer del pueblo, si no con los sacrificios de los que
han caído? Porque ellos cayeron, porque ellos murieron, nuestro pueblo
tiene hoy alegría, nuestro pueblo tiene hoy vida, nuestro pueblo es
feliz; luego, la muerte se ha transformado en vida, nuestros muertos
viven en la alegría y la felicidad de nuestro pueblo (APLAUSOS).
Y nosotros —no hace falta apenas decirlo— seremos leales a ellos, lo que
quiere decir ser leales a nuestro pueblo. Nosotros —es innecesario
decirlo— sabremos seguir en nuestra línea sin que nada ni nadie nos
aparte de ella. Nosotros somos hombres hechos a una idea: antes de
perder el cariño y la confianza de nuestro pueblo, antes de ver trocado
en odio el cariño de hoy, antes de ver trocado en desprecio el afecto
que el pueblo nos ha evidenciado en todas partes, mil veces será
preferible para todos nosotros la muerte; mil veces, porque, créanlo, no
podríamos concebir la vida de otra forma. Y ese aliento que el pueblo
nos brinda, es el que nos hace luchar sin descanso, es el que compensa
las horas de sueño que nos faltan, es el que nos da energía aun cuando
parece que vamos a desfallecer de cansancio.
He llegado a Matanzas, me falta Cárdenas, me falta La Habana, y espero
llegar. Confieso que hoy estoy muy cansado (APLAUSOS), confieso que casi
apenas podemos sostenemos en pie. Pero debo decir también al finalizar,
que estamos contentos, que estamos satisfechos, (EXCLAMACIONES DE:
“¡Viva!” Y APLAUSOS), que nos vamos llenos de reconocimiento y de
admiración hacia el pueblo de Matanzas (APLAUSOS), que nos vamos más
revolucionarios, que nos vamos más optimistas, que nos vamos más seguros
del porvenir de nuestra patria; porque cada vez que nosotros, los
revolucionarios presenciamos estos hechos, observamos estas
concentraciones de pueblo, esta disciplina de hombres y mujeres que en
masa compacta permanecen en pie sin moverse, millares de cabezas
atentas, millares de corazones latiendo al unísono, un mismo fervor, un
mismo sueño, un mismo destino, una misma palabra, una misma fe, tenemos
razones para sentirnos más seguros que nunca del porvenir lisonjero que
espera la patria.
El destino para Cuba tiene que ser grande, porque nuestro pueblo se ha
puesto en marcha, nuestro pueblo está de pie y decidido a cualquier
cosa; y cuando los pueblos se levantan como se ha levantado el pueblo de
Cuba, cuando los pueblos se ponen en marcha como se ha puesto el pueblo
de Cuba, con su Ejército Rebelde a la vanguardia (APLAUSOS), entonces
no hay alternativa. Ese pueblo no seguirá viviendo en la morosidad en
que ha vivido hasta hoy, ese pueblo no continuará viviendo en el letargo
en que ha vivido hasta hoy, este pueblo no seguirá soportando la vida
mediocre que ha tenido que soportar hasta hoy.
Cuando los pueblos se ponen en marcha, solo dos cosas pueden ocurrir: o
logran lo que se proponen y conquistan aquello a lo que tienen derecho, o
hay que exterminarlos, hay que desaparecerlos, porque sería la única
manera de impedir su triunfo. Y como no creo que nada ni nadie nos pueda
desaparecer, como soy de los que creo que un pueblo cuando se decide a
defender y a defender sus derechos es invencible por pequeño que sea, es
por lo que creo que nuestro pueblo, esta vez, la primera ocasión en que
triunfa plenamente una revolución —la revolución que no triunfó en 1895
porque terminó en intervención, la revolución que no terminó en 1933
porque el golpe castrense lo impidió—, esta vez que no hay ni puede
haber intervención, esta vez que no hay ni puede haber traición
castrense, esta vez que el pueblo está en pie, tiene experiencia, tiene
vanguardia revolucionaria y tiene las armas en la mano, esta vez el
pueblo alcanzará lo que tantas veces le han arrebatado (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS).
Este es un pueblo lleno hoy de fe en sí mismo, un pueblo que ha decidido
romper con la podredumbre, con el vicio, con la corrupción y con todas
las inmoralidades que han retrasado su progreso; un pueblo que sabe lo
que quiere y sabe cómo lo quiere, un pueblo que está seguro de sí mismo,
que tiene confianza en los hombres que hoy lo dirigen (APLAUSOS),
porque sabe muy bien que esta vez no lo engañarán ni lo traicionarán,
como sabemos nosotros que mientras podamos contar con el pueblo, y
contaremos con el pueblo mientras seamos leales al pueblo, no habrá
obstáculo por delante que no seamos capaces de vencer.
Volveré a Matanzas otro día (APLAUSOS). Volveré con más calma para poder
informarme mejor de todos los problemas de esta ciudad, volveré a
hablar con ustedes codo a codo, más cerca (APLAUSOS). Y conste que yo
estoy aquí en contra de mi voluntad, porque yo pasé por ahí, pasé por el
medio de todo el pueblo y hubiera querido quedarme ahí (APLAUSOS);
pregunté dónde estaban los micrófonos y me dijeron: En aquel balcón, y
subí aquí, y realmente hubiera sido mucho más cómodo estar allí; a mí no
me importa estar dentro del pueblo, ni me importa que pueda haber
peligro de que se infiltre un traidor o un tirano (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS).
Yo sé que para nosotros la guerra no se ha acabado, o sea, que aquí
nosotros dejamos de disparar, nosotros ponemos las armas a un lado, pero
que nuestros enemigos siguen armados; eso no nos importa, aquí también
seguimos cumpliendo con nuestro deber en este campo de batalla.
Yo siempre estaré junto al pueblo. Esa advertencia se la hago a mis
enemigos, a los traidores, a los esbirros, a los confidentes que queden
por ahí, para explicarles que conmigo no tendrán muchos problemas,
porque yo siempre estaré mezclado con el pueblo (APLAUSOS), y no
necesitaré escoltas, ni fusiles, ni nada para andar junto al pueblo. Si
llevo una escolta es para poder pasar, porque de otra manera ustedes
saben que no puedo pasar; además, para que luego hasta me suelten,
porque me dan la mano, son veinte los que me dan la mano y no me
sueltan, y tengo que buscar ayuda para que me suelten: yo sé que todo
eso es cariño del pueblo y simpatía del pueblo (APLAUSOS).
(DEL PUBLICO LE PIDEN HACER UN EDIFICIO PARA LA CRUZ ROJA.) Hombre, si
hacer un edificio de la Cruz Roja no puede ser tan difícil para un
gobierno revolucionario, cuenten con la ayuda de nosotros (APLAUSOS).
Volveré aquí, y mi mayor deseo es que el día que vuelva, pues venga
después de haber dormido algunas horas y pueda dedicarle al pueblo de
Matanzas más atención, más coordinación, incluso, de ideas; porque el
cansancio y la falta de sueño nos hacen perder la voz, nos hacen perder,
a veces, hasta el orden de las ideas, y de milagro no nos dormimos aquí
en el micrófono: nos ha pasado algunas veces (APLAUSOS).
Esa es la única excusa que quiero pedirle al pueblo de Matanzas,
reiterarle nuestra voluntad de llegar aquí y estar con ustedes el mayor
tiempo posible, pedirles que me perdonen lo que les hice esperar durante
toda la tarde (EXCLAMACIONES), darles las gracias por la atención que
nos han prestado durante horas sin moverse de su sitio, darles las
gracias por la confianza que tienen en nosotros, y darles las gracias
también por las muestras de simpatía, que tan generosamente nos han dado
en el día de hoy, muy superiores a nuestros méritos; porque creemos
sinceramente (EXCLAMACIONES DE: “¡No!“), creemos sinceramente que hemos
hecho muy poco, que los sacrificios realizados hasta aquí no son nada,
que dos años y un mes combatiendo no significan gran cosa cuando
estábamos dispuestos a luchar 40 años si fuera necesario (APLAUSOS). Que
realmente todo para nosotros está por hacer, y que los mayores
esfuerzos sin otra recompensa ni otros premios que los que ya
sobradamente nos han dado... porque creo que más que por lo que hemos
hecho, el pueblo nos está rindiendo tributo por lo que espera de
nosotros (APLAUSOS); y nos ha demostrado tanto cariño, no por lo que
hemos hecho, sino por lo que saben que vamos a hacer (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS PROLONGADOS).
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