Desde el pasado domingo 9 de enero, cuando la Televisión Cubana estrenó la serie Calendario, buena parte de la nación caribeña se detiene frente a la pequeña pantalla; pocas producciones del patio han tenido la repercusión de este audiovisual, en tiempos en que el “Paquete Semanal” y los megas de conexión a internet compiten con una deprimida producción de dramatizados nacionales.
Amílcar Salatti, actualmente uno de los mejores guionistas del Instituto Cubano de Radio y Televisión, es el creador de la profesora Amalia y el controversial grupo 9no 3. En las historias y conflictos de estos personajes se resume una buena parte de los dilemas que enfrentamos hoy en el país. Quizás ahí radica el mayor peso del éxito de la propuesta.
―¿Cuánto entendiste que hacía falta una serie que visibilizara al maestro, pero sin estereotipos?
Es la segunda vez que construyo un personaje de maestro. Lo hice antes para la telenovela “Entrega” con el profesor de Historia, Manuel. Ahora repito con Amalia, de la asignatura Español-Literatura. La reiteración de esta figura en mi obra se deriva de una preocupación mía como padre y como alumno que fui, que canalizo a través de la creación. Tuve muy buenos maestros, pero no fueron la mayoría. Por lo que veo en las redes, sé que la gente anhela tener profesores de este tipo.
―¿Cómo retomar el tema de la escuela sin repetir la fórmula de Entrega?
Esa fue mi primera preocupación a la hora de crear la serie. Me senté junto con Magda Grau, la directora y las dos asesoras que trabajaron con nosotros en el diseño del proyecto, para buscar temáticas, conflictos que se alejaran de “Entrega”. Ellas me ayudaron mucho en ese punto de partida. Cuando ya teníamos esos temas, empecé a escribir. Creo que lo hemos logrado.
―¿Qué otros temas o dilemas podremos ver más adelante en la serie Calendario?
No he visto todos los capítulos, solo los tres que han salido al aire, y no tengo frescos todos los guiones; pues estoy escribiendo la segunda temporada. Recuerdo que hay temas de adicción, emigración, conflictos familiares, relaciones amorosas y otras zonas del bullying que no han sido exploradas, como fue el acoso al nuevo estudiante de Guantánamo.
―El proceso de grabación de la serie estuvo signado por la presencia de la COVID-19. Sin embargo, el éxito es indiscutible. ¿Cómo lo lograron?
Ese es un logro de Magda y su equipo de producción. Grabaron bajo condiciones muy difíciles en medio del pico de la enfermedad. Como guionista voy poco a los sets de rodaje. Bajo esas condiciones, tengo que confesarlo, le hice una sola visita a Magda en una locación. Todos los créditos son para ellos que son súper eficientes y profesionales. No fue sencillo, pues la serie tiene muchos personajes y locaciones. Lograr realizar esa producción, sin tener que detener la grabación por contagios, sin que nadie enfermara es admirable.
―¿Cuáles serán las características de la segunda temporada?
Se repiten algunos personajes y hay otros nuevos. Esta segunda historia se desarrolla en un preuniversitario, un año y tanto después de la primera entrega. Algunos actores no pudieron seguir trabajando y hubo que construir personajes y conflictos nuevos. Hay algunas historias que sí se arrastran. Básicamente es colocar a los muchachos en el 11no 3, con la profesora Amalia, quien se enfrentará a un grupo con otras dinámicas, donde hay alumnos que conoce y otros no.
―¿Qué repercusión esperas en la sociedad y aulas cubanas a raíz de Calendario?
Una serie influye mucho; pero el poder de transformar un sistema educacional y que los docentes asuman esta entrega a la hora de dar clases, es un trabajo más profundo y abarcador que el que pueda tener un audiovisual. Mi trabajo como artista es tratar de que el público reflexione, a partir de lo que uno le pone en la pantalla.
Voy feliz con el resultado, pero lograr una transformación se sale de las manos del arte. La serie solo se propuso pone frente a los ojos de las personas que tienen responsabilidad y poder de decisión en estos dilemas institucionales. Ese sería el primer paso para transformar algo más grande.
―En las escuelas de arte cubanas no existe una especialidad para la formación de guionista. De manera autodidacta has encontrado la fórmula del éxito. ¿Cuál es?
La fórmula que he tenido ha sido la disciplina y mucho estudio. He logrado que muchas cosas mías se hagan y, por tanto, he aprendido sobre el camino. El éxito de un guionista, más allá de que logres tener un buen guión, es tratar de asociarse con directores que lo lleven a buen puerto.
Pares un niño; pero te lo terminan de criar otras personas, con la responsabilidad máxima del director. Esa asociación es puntual para que tu carrera también tenga éxito. Creo he tenido surte, pues mis resultados más importantes han sido también con excelentes directores, como es el caso ahora de Magda
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