El presidente John F. Kennedy momentos antes de ser asesinado, un día como hoy, en Dallas.
El Gobierno de Estados Unidos jamás desclasificará nada respecto al asesinato del presidente John F. Kennedy, según la tesis que sostiene el general retirado Fabián Escalante al cumplirse hoy 58 años del magnicidio en Dallas, Texas.
La Casa Blanca no lo hará por la sencilla razón que “esas acciones no se escriben en informes, ni tampoco se investigan, por lo tanto, no constan en archivos”, comentó Escalante, fundador de los servicios de seguridad cubanos, a Prensa Latina.
Dijo que quienes ordenaron el asesinato fueron los del “poder real de Estados Unidos y en ese entonces no existía Estado Islámico”, pero sí la estación en Miami JM/WAVE, principal instrumento de subversión, terrorismo e inteligencia de la CIA contra Cuba.
Jefe del Departamento de Seguridad del Estado de Cuba entre 1976-1996, Escalante advirtió que del enclave subversivo cubanoamericano de Miami salieron los que asesinaron a Kennedy.
El 22 de noviembre de 1963 a las 12:30 del día, el Presidente número 35 de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, fue abatido por varios balazos, en la ciudad de Dallas, sureño estado norteamericano de Texas.
Recordó el “complicado entramado de este magnicidio, las extrañas desapariciones de pruebas y testigos, la implicación de diversas agencias gubernamentales en estos hechos”.
Con el asesinato el 24 de noviembre de 1963 de Lee H. Oswald, presunto autor del crimen, se trató de “silenciar y cerrar aquel bochornoso capítulo de la historia contemporánea norteamericana”, añadió.
Un año después, Jack Ruby moría en prisión, en extrañas condiciones, luego de exigir a la Comisión Warren se le trasladara a Washington para exponer su “verdad”, expresó Escalante.
Más de 100 testigos o presuntos participantes fallecieron en misteriosas circunstancias y periódicamente la prensa norteamericana, a su conveniencia, activa la posibilidad de la inculpación cubana en el crimen.
También la campaña de prensa desatada, y las evidencias posteriores de la participación de organizaciones fundamentalistas del exilio cubano y la mafia, lo cual demuestra “que hubo un complot”, destacó.
“Las autoridades norteamericanas no han develado los culpables del crimen, y guardan celosamente los documentos y las investigaciones por ellos realizadas”, subrayó Escalante en uno de sus artículos sobre el tema. La denuncia de Cuba no se hizo esperar. El líder de la Revolución cubana Fidel Castro hizo un certero y visionario análisis.
Entonces alertó a la comunidad internacional que la muerte de Kennedy era el resultado de un complot de las fuerzas más oscuras y tenebrosas de Estados Unidos y que formaba parte de una conspiración contra la Revolución cubana.
Para Escalante, los principales ejecutores fueron la CIA, la Mafia, el FBI y los grupos fundamentalistas del exilio cubano, que desde sus inicios pretendieron involucrar al gobierno revolucionario.
Luego del magnicidio, tratarían de asesinar a Fidel Castro, provocar un golpe militar dentro de Cuba y contar con un “pretexto plausible” para desencadenar una invasión militar a la isla, concluyó.
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, retrasó a finales de octubre todavía más la publicación de archivos secretos sobre el asesinato de Kennedy, algo que atribuyó a la pandemia de Covid-19 y que no pocos observadores ven como una excusa.
De acuerdo con la nueva programación, los archivos (parciales) saldrán a la luz en dos partidas, una el 15 de diciembre de este año y otra el 22 de diciembre del 2022.
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