El mundo ha sido testigo de carteles con las peores groserías, de gritos insolentes que parecen estar asociados con el consumo de alucinógenos, de tipos con ojos desorbitados, como si estuvieran en actos de exorcismo satánico gritando, molestando, ofendiendo o invitando a los peloteros a quedarse… después de ofenderlos.
Su comportamiento no sólo es histérico, sino también muy cobarde, pues ninguno de ellos se atrevería a enfrentar ni ofender a esos dignos, fuertes y tenaces deportistas en un encuentro frente a frente, pero ¿quién dijo que el valor era atributo de los deplorables?
Sin embargo, todo en la vida, hasta lo peor, tiene algo positivo. Algo valioso que puede anidar en la memoria histórica de un pueblo donde algunos de los más jóvenes, no obstante la fenomenal madurez de la mayoría, pueden caer presa de los cantos de sirena que provienen de mi “lado del charco“.
Lo verdaderamente fabuloso aquí es que el pueblo cubano, desde su Isla Bella, está viendo la verdadera cara de los “patriotas” del jamón y el aire acondicionado, de la lacra inhumana que se rasga la piel con tal de mantener el injusto, ilegal y criminal bloqueo a Cuba, sin importarles un comino el sufrimiento de ese pueblo que un día también fue de ellos, pero ya no les pertenece, porque esa actitud les cierra las puertas y el abrazo que tantos hermanos estarían dispuestos a darles si se despojaran de viejos odios y rencores, o no se dejaran manipular por los que halan los hilos, quienes los usan y les pagan, pero los desprecian.
Yo sé que mi pueblo querido está atravesando por una situación más difícil, quizás, que cualquiera que pudo existir antes. Aunque me la cuentan a diario, realmente no puedo siquiera imaginar por lo que realmente están pasando…, pero tienen que resistir. No hay Plan B. Si no lo hicieran, esa turba que vieron ofendiendo a los peloteros, y sus voraces amos, tomarían el poder y de verdad todo sería peor.
Algunos ilusos todavía piensan que si Cuba cambiara de sistema social todos disfrutarían de las bondades que ven en las películas y en las historias que nosotros desde Miami les hacemos. Pero no es así.
Esos que gritan en el Stadium, o los que vinieron el domingo 30 de Mayo a provocar y ofender a los participantes en nuestra Caravana Anti Bloqueo Por la Familia Cubana, no son un segmento aislado de la sociedad. No. Son parte de esos que apoyaron y aún siguen adorando al peor presidente de la historia americana, Donald HP Trump.
Son los mismos que aplaudieron a la turba enardecida que atacó el Capitolio de los EEUU el pasado 6 de Enero, en la más grosera y antidemocrática muestra de carencia de los más elementales valores ciudadanos.
Quien escribe estas líneas se fue de Cuba hace 20 años y no repite vuestras consignas, pero créanme que cada día entiendo más a los cientos de miles de mis hermanos que gritan a voz en cuello: “Patria o Muerte“, porque es preferible ver a esa Isla preciosa, donde viven mi madre y hermanos, hundirse en el mar antes de que caiga de nuevo en las manos de los maestros titiriteros de estos monigotes y payasos desenfrenados que tanto asco nos han causado en estos días.
Ya la campaña de vacunación está en marcha, el turismo pronto fluirá en masa a Cuba y nosotros volveremos a viajar a la Patria y al calor de la familia que no olvidamos. Las cosas van a mejorar, y ustedes tienen aún que resistir… y sé que quizás algunos de ustedes piensen: “Pues a tí desde allá te es fácil decirlo“, y en parte tendrán razón y yo me callaré la boca, pero no dejaré jamás de luchar porque se elimine el bloqueo, y no me cansaré jamás de repetir en lo más hondo de mi alma, que ustedes no tienen otra opción que resistir, mantener sus posiciones y vencer.
Una vez más, queridos hermanos, no hay Plan B. Todo. Todo. Todo. Antes que ceder a las demandas de esos cuyas verdaderas y horribles caras han podido ustedes ver en el trasfondo de algo tan bello, tan noble y tan cubano, como un juego de pelota.
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