El gobernante republicano se midió el martes por primera vez ante su rival demócrata, Joe Biden, en un debate presidencial que acaparó incontables titulares, no tanto por los temas abordados, como por el tono agresivo y feroz que marcó la discusión.
Trump, quien suele apelar a la hipérbole y los ataques para tratar con sus oponentes políticos, fue considerado en gran medida el responsable de que en la mente de los espectadores quedaran más los insultos y las interrupciones continuas, que las cuestiones tratadas en materia de economía, cuidado de salud, relaciones raciales y pandemia de la Covid-19, entre otras.
Calificado por diversas fuentes de circo y de el peor debate en la historia del país, el evento celebrado en Cleveland, Ohio, parecía destinado a convertirse en la noticia de la semana en una nación enfocada en la campaña electoral.
Sin embargo, el anuncio de que el jefe de la Casa Blanca contrajo el virus causante de la enfermedad Covid-19, tras meses de recibir críticas por minimizar la magnitud de la pandemia y de repetir que simplemente 'desaparecería', acapara desde ayer prácticamente toda la atención del país.
Fue el propio gobernante quien difundió el diagnóstico en la madrugada de este viernes a través de su cuenta en la red social Twitter, lo cual de inmediato provocó más incertidumbre en una nación donde el coronavirus causante de la Covid-19 ya dejó 7,5 millones de contagiados y 213 mil fallecidos, según datos del portal digital Worldometer.
Los mercados de valores, a los cuales suele hacer referencia el jefe de Estado cuando quiere presumir de la marcha de la economía, también se vieron resentidos por el padecimiento de Trump, quien anoche fue hospitalizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, ubicado en Bethesda, Maryland, próximo a esta capital.
De acuerdo con la Casa Blanca, el mandatario podría permanecer en la institución durante los próximos días, lo cual fue atribuido a una medida de precaución y no a un deterioro urgente del estado de Trump, quien tendría síntomas leves de la enfermedad.
Además de las preocupaciones de salud asociadas al hecho de que el presidente norteamericano padezca de la Covid-19, pues es un hombre que a sus 74 años se encuentra en edad de riesgo, el diagnóstico también resulta una sacudida para su campaña de cara a las elecciones del venidero 3 de noviembre.
En marzo pasado, cuando se incrementó el impacto de la pandemia en la nación norteña, el mandatario suspendió sus actividades públicas con vistas a los comicios, pero en junio comenzó a retomarlas y en las últimas semanas se hicieron cada vez más habituales.
Ahora, a solo cuatro semanas de la cita en las urnas, la campaña del republicano se ve obligada a enfrentar de forma directa las realidades del virus, advirtió el diario The New York Times en un texto relacionado con el modo en que se verá afectada la contienda en su última etapa.
Este viernes el equipo del gobernante informó que pospusieron todos los eventos previstos con la participación de Trump y miembros de su familia (la primera dama, Melania, también contrajo el SARS-CoV-2).
Tal decisión es una mala noticia para un aspirante a la reelección que marcha detrás de su rival en la mayoría de las encuestas nacionales y que también se ve superado en las recaudaciones de fondos, pues su equipo siempre había confiado en los eventos en persona como vía de incentivar a los votantes.
Asimismo, el hecho de que el propio presidente resultara infectado, luego de meses de realizar comentarios sin mérito científico y de atacar en público a los principales expertos en la materia, puede provocar cuestionamientos renovados hacia su manejo de la emergencia sanitaria.
En este contexto, la campaña de Biden tampoco queda sin sobresaltos, pues se verá obligada a replantear su estrategia y su dinámica, cuando incluso se ve peligrar la realización del segundo debate presidencial, fijado para el 15 de octubre.
Según el Times, es poco probable que el exvicepresidente vaya a reaccionar con el mismo arsenal de ataques frecuentemente usados por Trump y su administración en momentos en los que el mandatario enfrenta esta crisis de salud, lo cual se evidenció cuando ayer la campaña de Biden dijo que retirará por ahora toda la publicidad negativa.
Eso podría ser utilizado por el equipo del demócrata como una posibilidad para enfocarse en defender la agenda de Biden y presentarlo como el candidato ideal para la presidencia del país, en lugar de mostrarlo solo como la alternativa a Trump.
Dada la reciente noticia, también hay quienes consideran que la enfermedad del gobernante llevaría a un incremento del voto de simpatía a su favor, algo con lo que difirió Cailin Birch, una analista citada por el canal de televisión CNBC.
A decir de Birch, aunque existe la posibilidad de una cierta cuota de simpatía hacia el mandatario debido al diagnóstico, no cree que realmente nada vaya a tener un gran impacto en términos de cambiar los números a favor de Trump o Biden.
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