domingo, 22 de marzo de 2020

El nuevo coronavirus no es un producto de laboratorio, según estudio de Nature Medicine



Por: Iramis Alonso Porro

 
Los datos genéticos estarían mostrando de manera irrefutable que el SARS-CoV-2 no se deriva de ningún esqueleto de virus usado previamente. Foto: JT.

Un estudio publicado en la revista Nature Medicine, el pasado 17 de marzo, intenta responder a la pregunta que se hace la comunidad científica desde que apareció el nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan: ¿cuál es el origen del denominado SARS-CoV-2, que ya ha afectado a más de 190 mil personas en todo el mundo y provocado la muerte de casi ocho mil?

Los investigadores Kristian G. Andersen, Andrew Rambaut, W. Ian Lipkin, Edward C. Holmes y Robert F. Garry realizaron un análisis para valorar los diferentes escenarios por los cuales el SARS-CoV-2, séptimo coronavirus que infecta a los humanos, podría haber surgido. De él se deriva que “no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito”.

La publicación explica que si bien estudios estructurales y experimentos bioquímicos sugieren que el SARS-CoV-2 parece estar optimizado para unirse al receptor humano ACE2, los análisis computacionales predicen que esa interacción no es ideal, razón por la cual se valoró que es probablemente “resultado de la selección natural “ y constituye “una evidencia fuerte de que no es producto de una manipulación intencionada”.

Además, los científicos señalan que si se hubiera realizado la manipulación genética, probablemente se habría utilizado uno de los varios sistemas de genética inversa disponibles para los betacoronavirus, que son uno de los cuatro géneros de coronavirus. Sin embargo, los datos genéticos estarían mostrando de manera irrefutable que el SARS-CoV-2 no se deriva de ningún esqueleto de virus usado previamente.

Este análisis propone dos escenarios que podrían explicar el origen del SARS-CoV-2: la selección natural en un huésped animal antes de la transferencia zoonótica y la selección natural en humanos después de la transferencia zoonótica.
Aunque el virus del murciélago RaTG13 sigue siento el más cercano al SARS-CoV-2, también algunos coronavirus de los pangolines de Malasia, muestran gran similitud. Foto: JT.
  • Escenario 1: Selección natural en un huésped animal antes de la transferencia zoonótica
Muchos de los primeros casos de COVID-19 estaban vinculados al mercado de Huanan en Wuhan; por tanto, sería posible que exista allí una fuente de tipo animal, por ejemplo, los murciélagos. Según el estudio, aunque el virus del murciélago RaTG13 sigue siento el más cercano al SARS-CoV-2, también algunos coronavirus de los pangolines de Malasia, muestran gran similitud.
  • Escenario 2: Selección natural en humanos después de la transferencia zoonótica
La ciencia explica que también es posible que un progenitor de SARS-CoV-2 salte a los humanos, a través de la adaptación durante la transmisión no detectada de humano a humano. Una vez adquiridas, tales adaptaciones permitirían que la pandemia despegue y produzca un grupo de casos lo suficientemente grande.

Más adelante el artículo señala que las estimaciones del momento del antepasado común más reciente del SARS-CoV-2 apuntan a que el virus apareció a fines de noviembre de 2019 hasta principios de diciembre de 2019, periodo que sería compatible con los primeros casos confirmados. Ese lapso supondría un momento de transmisión no reconocida en humanos luego del evento zoonótico inicial.

No obstante, como la investigación básica sobre el paso de coronavirus de tipo SARS-CoV de murciélago en cultivos celulares y / o modelos animales ha estado en curso durante muchos años en laboratorios de nivel 2 de bioseguridad en todo el mundo, y hay casos documentados de escapes de laboratorio de SARS-CoV-2, los científicos no dejaron de examinar la posibilidad de una liberación inadvertida.

Sin embargo, el hallazgo de coronavirus de tipo SARS-CoV de pangolinas casi idénticos, les proporcionó una explicación mucho más fuerte de su probable surgimiento.

Finalmente los investigadores concluyen que son necesarios más datos científicos para precisar mejor las hipótesis sobre la aparición del nuevo coronavirus, así como la vigilancia continua de la neumonía en humanos y otros animales.

(Tomado de Juventud Técnica)

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