El
presidente de Siria se muestra satisfecho con la tregua acordada entre
Rusia y Turquía sobre Idlib y lo ve como un paso para “relanzar el
proceso político”.
“Los
acuerdos que se han alcanzado se encaminan en los esfuerzos para
garantizar la soberanía de Siria y la unidad de su territorio, además,
puede ayudar en preparar el ambiente para relanzar el proceso político
en el país”, así ha indicado Bashar al-Asad, en una llamada telefónica mantenida este viernes con su par ruso, Vladimir Putin.
Ayer jueves, el presidente de Rusia y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, sellaron en Moscú, la capital rusa, un acuerdo de alto el fuego para poner fin a semanas de tensión en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, y eliminar el riesgo de un choque directo entre tropas turcas y rusas, que combaten en bandos enfrentados en el país árabe.
El mandatario sirio, no obstante, ha resaltado que el “cese de las hostilidades” en la citada región podría resultar en repercusiones positivas para la nación siria en los diferentes aspectos, incluso el aspecto humanitario, social y económico, siempre y cuando la parte turca se comprometa a cumplir con los puntos firmados en la citada tregua.
Durante esta conversación telefónica, Putin ha informado a su homólogo sirio los detalles del alto el fuego alcanzo con Turquía, para después destacar que la implementación completa de este pacto “permitirá estabilizar la situación en la zona de Idlib”, según reza un comunicado oficial del Kremlin.
El jefe de Estado ruso, asimismo, ha felicitado al Gobierno de Damasco por los recientes logros conseguidos por el Ejército sirio en las últimas batallas en Idlib, considerado el último bastión de los grupos armados y terroristas en el territorio árabe.
Entre los acuerdos alcanzados entre Putin y Erdogan, que entró en vigor desde la medianoche del jueves, se anunció la creación de un corredor de seguridad de seis kilómetros al norte y seis kilómetros al sur de la estratégica carretera M-4 —que se extiende desde la ciudad costera de Latakia hasta Alepo— controlada actualmente por las fuerzas sirias.
El pacto ruso-turco supone una victoria para Damasco, ya que consolida los avances del Ejército sirio por Idlib, mientras significa una derrota para Turquía, que no logró frenar el progreso de los sirios ante los milicianos insurgentes, la mayoría extremista, que operan como fuerzas proxis de Ankara en el país levantino.
Damasco, que ha denunciado en reiteradas ocasiones a Ankara de violar los acuerdos de alto el fuego en Idlib, incluido el anterior pacto de Sochi (2018), ha advertido que responderá, de manera contundente, a toda violación de la tregua en la provincia de Idlib por parte de bandas terroristas.
myd/lvs/mkh
Ayer jueves, el presidente de Rusia y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, sellaron en Moscú, la capital rusa, un acuerdo de alto el fuego para poner fin a semanas de tensión en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, y eliminar el riesgo de un choque directo entre tropas turcas y rusas, que combaten en bandos enfrentados en el país árabe.
El mandatario sirio, no obstante, ha resaltado que el “cese de las hostilidades” en la citada región podría resultar en repercusiones positivas para la nación siria en los diferentes aspectos, incluso el aspecto humanitario, social y económico, siempre y cuando la parte turca se comprometa a cumplir con los puntos firmados en la citada tregua.
Durante esta conversación telefónica, Putin ha informado a su homólogo sirio los detalles del alto el fuego alcanzo con Turquía, para después destacar que la implementación completa de este pacto “permitirá estabilizar la situación en la zona de Idlib”, según reza un comunicado oficial del Kremlin.
El jefe de Estado ruso, asimismo, ha felicitado al Gobierno de Damasco por los recientes logros conseguidos por el Ejército sirio en las últimas batallas en Idlib, considerado el último bastión de los grupos armados y terroristas en el territorio árabe.
Entre los acuerdos alcanzados entre Putin y Erdogan, que entró en vigor desde la medianoche del jueves, se anunció la creación de un corredor de seguridad de seis kilómetros al norte y seis kilómetros al sur de la estratégica carretera M-4 —que se extiende desde la ciudad costera de Latakia hasta Alepo— controlada actualmente por las fuerzas sirias.
El pacto ruso-turco supone una victoria para Damasco, ya que consolida los avances del Ejército sirio por Idlib, mientras significa una derrota para Turquía, que no logró frenar el progreso de los sirios ante los milicianos insurgentes, la mayoría extremista, que operan como fuerzas proxis de Ankara en el país levantino.
Damasco, que ha denunciado en reiteradas ocasiones a Ankara de violar los acuerdos de alto el fuego en Idlib, incluido el anterior pacto de Sochi (2018), ha advertido que responderá, de manera contundente, a toda violación de la tregua en la provincia de Idlib por parte de bandas terroristas.
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