domingo, 5 de enero de 2020

Una reflexión objetiva sobre el caso de Andy Vázquz.

Un editorial de Cibercuba me obliga a romper el silencio sobre el tema de Vivir del cuento: "Periodista oficialista justifica expulsión de Andy Vázquez del ICRT: "Lo acontecido en Cuatro Caminos lastimó al pueblo", en referencia a un post que publicó Any Ortega en su muro de Facebook. 

Any Ortega está en el derecho de expresar la opinión que considere en su muro. Como periodista también tiene el derecho de realizar una crítica a un artista. Los presuntos errores del ICRT no se le pueden atribuir a ella. Simpatizo con los personajes de Andy Vázquez, le eché menos en la nueva temporada. El sustituto, igualmente un gran humorista, no consiguió estar a la altura de lo que se necesitaba. 

Más allá de cualquier consideración extra artística, el video de Andy sobre Cuatro Caminos fue un pujo, que terminó en panfleto político cuando se anunció como "las chivaterrías de Facundo Correcto". Hacerlo desde Miami en medio de una escalada de la guerra anticubana y de las tensiones en las relaciones bilaterales sin precedentes desde la era de Reagan, es, cuando menos, irresponsable. En lo personal, considero que Andy vio la barba de sus vecinos arder y puso la suya en remojo. O sea, que le cogió miedo a Ota Ola y decidió hacer una concesión, una bufonada. Cabe preguntarse: ¿Por qué no hace un chiste contra Mauricio Claver-Carone o contra Marcos Rubios? ¿Por qué no inventa en Miami un personaje para ridiculizar a los batistianos y los terroristas de la Calle 8? ¿Por qué desde el humor no enfrenta a Ota Ola en la defensa de los artistas de la Isla que están siendo objeto de un linchamiento mediático? 

No estoy de acuerdo con que lo sacaran del programa. A mi juicio, más dañino resultó el programa que "Vivir del cuento" le dedicó a Obama, cuyo guion debió ser aprobado por la Casa Blanca. La medida que muy pocos comprenden, junto a la respuesta tardía del director de Cubavisión, han agravado el problema. Un artículo de un crítico de arte, o este propio de Any Ortega hubiera llamado a Andy a la vergüenza, no tengo duda. Eso es lo que pienso. 

Ahora bien, el tema lo está aprovechando la contrarrevolución ---la tradicional y la de nuevo signo--- para denigrar a nuestra institucionalidad y a la Revolución misma. Una bandera cubana tatuada en la piel no dice nada, absolutamente nada. A Céspedes lo delató un cubano, sino el batallón de San Quintín no llega a San Lorenzo; a Martí lo remató otro cubano; Gerardo Machado fue general mambí; Batista era de Banes, Holguín, la provincia de Calixto García y de Fidel. No podemos ser ingenuos, la Revolución es de nuestro pueblo y la pelea, incluida la batalla cultural, es por el corazón de los cubanos. Mienten quienes han dicho que la mayoría de nuestros artistas e intelectuales han abandonado el país.

 La inmensa mayoría tiene un pensamiento descolonizado y antimperialista. Y su proyección es lógica y necesariamente crítica, porque de lo contrario no cumple con su objeto: acompañar a la dirección de la Revolución y a nuestras bases populares en las transformaciones sociales que emprendimos hace 61 años cuando tomamos el poder político mediante una insurrección armada. Traidores los hubo y los habrá en todos los niveles. No creo a Andy un traidor y no estoy de acuerdo en empujarlo hacia el enemigo. Considero que debemos ser cuidadosos para no lacerar más de lo que este intenso debate debe haber lacerado tanto a él como a su familia

. Por lo sensible del tema no había querido opinar, pero no puedo mantenerme al margen cuando un medio proyanqui como Cibercuba intenta formar opinión en nuestro país.

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