Llegamos a la hermosa y próspera Bakú, después de recorrer más de 11
300 kilómetros, rompiendo el cerco del bloqueo -que en los últimos meses
se ha recrudecido brutalmente-, porque los graves desafíos actuales nos
exigen retomar el papel que, como el movimiento que agrupa a la mayoría
del planeta, le corresponde a los No Alineados en la arena
internacional.
Otra vez, como en 1961, es crucial que trabajemos juntos,
apegados a los principios fundacionales de Bandung, por la paz y el
desarrollo de los pueblos. Porque es nuestra responsabilidad como
políticos y porque nadie lo hará por nosotros.
Ante el abierto desprecio de Estados Unidos y otros gobiernos por los
justos reclamos de las naciones del Sur; ante la obscena politización
de los derechos humanos y el irrespeto flagrante al derecho de los
pueblos a decidir su sistema político, socioeconómico y cultural; ante
la falta de compromiso en el multilateralismo y los tratados
internacionales, otros podrán ser indiferentes. Nosotros no, porque
todas esas acciones van contra nuestros pueblos.
Las naciones que con su sangre, su sudor y su sufrimiento han pagado
el mayor precio del progreso, y que emergieron de la explotación y el
saqueo colonial con siglos de atraso económico y social tienen todo el
derecho a preguntar:
¿Por qué se siguen incrementando de manera irracional los gastos
militares, mientras se reducen las inversiones para el desarrollo y la
cooperación?
¿Por qué se subestima la gravedad del cambio climático que ha puesto
en peligro la existencia de los Pequeños Estados Insulares y la propia
supervivencia de la humanidad?
¿Por qué no se silencian las armas y se compensa a las naciones más
atrasadas y empobrecidas por el saqueo con un trato justo, especial y
diferenciado?
Excelencias:
Cuba se honra con ser el primer país latinoamericano en los
No Alineados. Este concierto de naciones libres que opera bajo reglas
democráticas y sin veto es lo que defendemos y soñamos ver un día en la
Organización de las Naciones Unidas. En la fuerza de esos valores nos apoyamos para reiterar aquí:
Nuestra solidaridad con todos los pueblos que luchan porque se reconozca su libre derecho a la autodeterminación.
Nuestro rechazo a las decisiones unilaterales de Estados Unidos en
apoyo a Israel y contra Irán, que incrementan la inestabilidad en la
volátil región de Oriente Medio.
Nuestro llamado a poner fin a la guerra contra el pueblo sirio y a
encontrar una solución amplia, justa y duradera al conflicto
israelo-palestino.
Nuestra bienvenida al proceso de acercamiento y diálogo intercoreano y
nuestra condena a las sanciones unilaterales contra la República
Popular Democrática de Corea.
Nuestro enérgico rechazo a las campañas de Estados Unidos contra
fuerzas políticas, líderes de izquierda y gobiernos progresistas de
América Latina y el Caribe.
Nuestra firme solidaridad con el presidente constitucional de
Venezuela, Nicolás Maduro, la Revolución Bolivariana y chavista y la
unión cívico-militar de su pueblo, que ha sabido defender la soberanía
del país frente a las mayores amenazas y peligros.
Reafirmamos igualmente, nuestro apoyo y solidaridad con el gobierno
de Nicaragua ante los intentos estadounidenses de desestabilizar a esa
hermana nación.
Nuestra felicitación al pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia
por su activa participación en el proceso electoral y al presidente
Evo Morales Ayma por su reelección.
Denunciamos el intento de golpe de Estado y la campaña de
te
rgiversaciones, desestabilización y violencia desatada por sectores de
la oposición e instigada por Estados Unidos contra la paz y la
seguridad ciudadana en Bolivia. La Bolivia de los pueblos originarios y
vilipendiados durante siglos, que fue colocada por su extraordinario
líder entre los países con mayor crecimiento y reservas en nuestra
región.
Y, de manera particular, por los graves riesgos que entraña para
nuestra región y para el mundo, rechazamos la decisión de activar el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, orientado a respaldar
militarmente el afán estadounidense de revivir la Doctrina Monroe en el
trasnochado empeño de hacer “Grande a América”, a costa de recuperar a
las naciones libres del continente como su traspatio.
Estimados líderes aquí presentes:
Durante la Guerra Fría nos llamaron Tercer Mundo. Se suponía que al
no pertenecer a un bloque ni a otro, estaríamos libres de las guerras.
Pero nuestros pueblos saben, porque nos tocó poner los muertos y las
pérdidas, que, si alguna vez las armas se enfriaron, fue solo entre los
poderosos.
Prácticamente no existe una nación de África, Asia y América Latina
que no haya sufrido el doloroso costo de las guerras, de liberación o de
intervención, de baja, mediana o alta intensidad, durante la segunda
mitad del siglo XX y hasta nuestros días.
Incluso, donde no hubo muerte y destrucción, hubo elevados costos, al
dispararse los precios de lo que compramos y bajar el precio de lo que
vendemos; al implantarse la dictadura del dólar y de las abusivas
instituciones financieras nacidas de los llamados acuerdos Bretton
Woods, esa gran estafa que puso al mundo a girar en torno a los vaivenes
de la política imperial.
Los poderosos, desde sus confortables espacios blindados, han
convertido a nuestros países en laboratorios y mercado de sus armas,
dejándonos como saldo millones de muertos, desplazados, refugiados,
hambrientos, violentados. Han dictado reglas de conducta
universal que ellos mismos violan constantemente, y han elaborado listas
para excluirnos o para castigarnos si no nos sometemos a las leyes
ciegas del mercado y a la hegemonía imperial.
La Tercera Guerra Mundial no es la próxima guerra. Es la guerra sin
fecha de comienzo ni cálculo de fin, que hace años desangra a naciones
nobles y pacíficas, con armas de los ejércitos imperiales, soldados
mercenarios y terroristas disfrazados de libertadores, en nombre del
combate al terrorismo, la defensa de la democracia, la libertad o los
derechos humanos. ¡Mentira! Jamás se mintió tanto, con mayor
desfachatez y más terrible costo para la inmensa mayoría de la
humanidad, en función de los intereses de una minoría que ha llevado sus
lujos a excesos alucinantes.
En pleno siglo XXI llueven amenazas y agresiones de diverso grado
sobre todos los gobiernos soberanos que se niegan a servir a la potencia
hegemónica para instalar bases militares, entregar sus recursos o ceder
a su mandato.
Ahí está la heroica Venezuela, a la que durante décadas saquearon sus
casi infinitas reservas energéticas, hasta que la Revolución
Bolivariana las rescató para ponerlas al servicio de su pueblo y de la
solidaridad y la cooperación regional e internacional.
Contra Venezuela, que resiste, se lanzan las más perversas
acusaciones, se aplican técnicas de guerra psicológica y se promueve la
desestabilización, en el intento mil veces fallido de desatar un
conflicto interno.
En el colmo de la infamia y el cinismo, el imperio acusa al Gobierno Bolivariano de ser un instrumento de Cuba.
Como no practican ni conocen la solidaridad, ciegos de maldad e
impotencia, acusan a nuestros colaboradores de la salud de militares
disfrazados y persiguen y bloquean el comercio entre nuestras naciones,
afectando la vitalidad de nuestras economías.
Rompen convenios, desatan guerras comerciales, electrónicas,
mediáticas; cierran puertas, levantan muros, confiscan activos, roban
fondos, prohíben intercambios; desconocen y violan las leyes
internacionales. Prometen hacer grande a América, su América que no es
la nuestra, a costa de reducir el espacio que queda para el resto del
planeta.
Van por el cielo engullendo mundos, diría nuestro Apóstol José Martí.
Y es tiempo de responderles
.
Los No Alineados representamos más de dos tercios de las Naciones Unidas y alrededor del 55 % de la población mundial.
Agrupamos nacionalidades, culturas, identidades, fuerzas humanas y
políticas de todos los signos, amantes de la paz y deseosas de alcanzar
su propio desarrollo, pero sin exclusiones ni hegemonismos.
Un repaso de nuestra historia común, de las palabras y los acuerdos
de nuestros líderes a lo largo de seis décadas nos enseña, en primer
lugar, la vocación libertaria y antiimperialista del Movimiento y la
extraordinaria fuerza que puede brotar de nuestra solidaridad y
cooperación.
Juntos hemos derrotado al colonialismo y al apartheid, hemos
enfrentado agresiones e injerencias, hambrunas y desastres naturales,
epidemias y cercos económicos y políticos.
Agradecemos al Movimiento No Alineado su histórica posición
de condena y rechazo al bloqueo de más de cinco décadas contra nuestro
país y a la Ley Helms-Burton, de marcado carácter extraterritorial, que
expresa el exacerbado grado de agresividad de Estados Unidos contra la
resistencia de nuestro pueblo.
Esa política criminal es el principal obstáculo a nuestro desarrollo,
pero también es una expresión del irrespeto de la gran potencia por los
derechos humanos de los cubanos, el Derecho Internacional y el libre
comercio.
Contra toda lógica humana de convivencia en el respeto a las diferencias,
el bloqueo se recrudece por día. Apenas pasa una semana sin que se anuncien nuevas medidas de estrangulamiento a nuestra economía.
Como los piratas de otras épocas, el actual Gobierno de los Estados Unidos ha extendido su política de cerco hasta el mar,
persiguiendo y sancionando con saña a empresas, buques y navieras que participen en el transporte de combustible a Cuba
.
Hoy queremos reiterar ante ustedes que no cederemos ante las
amenazas y las presiones y que no renunciaremos al empeño de avanzar en
nuestro proyecto de construcción de una nación próspera y sostenible.
Más próspera y más sostenible, mientras más libre, independiente,
socialista y soberana.
Excelencias:
En nombre de Cuba, quiero reconocer la labor de la Presidencia de
Venezuela al frente del Movimiento, en medio de las más complejas y
duras circunstancias bajo el asedio político imperial.
Al mismo tiempo, comprometemos todo nuestro apoyo con el desempeño de la República de Azerbaiyán en el trienio 2019-2021.
Si me permiten, voy a tomar una pequeña hoja de la larga historia de
los No Alineados para volver a sus esencias. Forma parte de un discurso
de Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana y uno de los
más valientes y audaces defensores del no alineamiento. Decía Fidel, en
la VI Cumbre de La Habana, en 1979
:
“La fuerza de nuestros países unidos es muy poderosa.
[...] Los aquí reunidos representamos la inmensa mayoría de los pueblos
del mundo. ¡Unámonos todos estrechamente; concertemos las crecientes
fuerzas de nuestro vigoroso Movimiento en las Naciones Unidas y en todos
los foros internacionales, para exigir justicia económica para nuestros
pueblos, para que cese el dominio sobre nuestros recursos y el robo de
nuestro sudor! ¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo,
nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir!”.
No esperemos que las bombas caigan sobre Venezuela o sobre Cuba, como
ya caen sobre Siria y antes sobre Irak y Libia, para apoyar su
reconstrucción. Impidamos la agresión. Paremos a tiempo la desbocada
ambición y la prepotencia del imperio.
Cuba se enorgullece de haber sido el escenario de la
Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz
y de haber acogido en nuestra Patria las conversaciones para el fin del
largo conflicto en Colombia, hoy también en riesgo por los constantes
intentos de desestabilizar la región que Estados Unidos promueve allí,
donde mantiene nueve de las 76 bases militares que posee en toda América
Latina.
Quisiera recordar también la permanente disposición de nuestro país
al diálogo sin condicionamientos y con base en el respeto recíproco.
Hace tres años, durante la cumbre anterior, apenas habían transcurrido
veintiún meses del restablecimiento de las relaciones entre
Estados Unidos y Cuba.
Allí en Isla Margarita, territorio de Venezuela, nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruz ratificó:
“…la voluntad de sostener relaciones de convivencia civilizada con Estados Unidos", pero,
al mismo tiempo advirtió que: “Cuba no va a renunciar a uno solo de sus
principios, ni a realizar concesiones inherentes a su soberanía e
independencia. No va a ceder en la defensa de sus ideales
revolucionarios y antiimperialistas, ni en el apoyo a la
autodeterminación de los pueblos”.
Confirmamos la decisión de seguir cooperando con los pueblos que lo
demanden, bajo el principio de compartir lo que tenemos, no de dar lo
que nos sobra, porque no nos sobra más que valor.
Venimos a ratificar al Movimiento No Alineado que las nuevas
generaciones de dirigentes de Cuba darán continuidad a los principios
que durante casi 60 años hemos sostenido en el concierto de las naciones
que lo integran y que tenemos el desafío y la fuerza para corregir los
desequilibrios que hoy ponen en riesgo la paz mundial.
Digo como José Martí refiriéndose a Nuestra América, que los países que integramos el Movimiento No Alineado:
“Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el
aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la
acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades;
¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las
siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida...”.
Ellos tienen la fuerza de las armas. Nosotros la fuerza de los pueblos.
Hay un mundo postergado históricamente que espera por nuestros acuerdos y acciones.
Les propongo alinearnos, pero solo en torno a nuestros consensos:
No por la guerra, sí por la paz.
No por hegemonismos, sí por el multilateralismo.
No por la injerencia, sí por la soberanía.
No por la exclusión, sí por la inclusión.
No por el odio, sí por la solidaridad.
No por el control del mundo entre poderosos, sí por la verdadera
libertad y democratización de las Naciones Unidas y las relaciones
internacionales.
¡Solo la unidad podrá salvarnos! ¡Somos más! ¡Hagamos más!
Muchas gracias.
(Ovación.)
El
presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
presidió la delegación cubana a la XVIII Cumbre de Jefes de Estado y de
Gobierno del Movimiento de Países No Alineados. Foto: Cubadebate.
El
presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
presidió la delegación cubana a la XVIII Cumbre de Jefes de Estado y de
Gobierno del Movimiento de Países No Alineados. Foto: Cubadebate.
El
presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,
presidió la delegación cubana a la XVIII Cumbre de Jefes de Estado y de
Gobierno del Movimiento de Países No Alineados. Foto: Cubadebate.
En video, el discurso del presidente Díaz-Canel