“Muchos en los propios Estados Unidos temen porque la aplicación del Título III se revierta sobre las finanzas estadounidenses y aclaman por aprender del fracaso de la Guerra Fría”, publicó Díaz-Canel en su cuenta en Twitter.
El miércoles último, en la misma red social, el presidente cubano recordó que “no cambiará la actitud frente a los que sostienen la espada contra nosotros. Los cubanos no nos rendimos, ni aceptamos leyes sobre nuestros destinos que estén fuera de la Constitución. En Cuba mandamos los cubanos”.
La Ley Helms-Burton fue diseñada para entorpecer la creciente inversión extranjera en Cuba tras la caída del campo socialista y la Unión Soviética a principios de los años 90.
La legislación ampara incluso a los estadounidenses que tengan demandas certificadas contra Cuba, aunque no fuesen ciudadanos norteamericanos en el momento de la nacionalización, lo cual va en contra de la práctica internacional.
Entre las reacciones en Estados Unidos ha estado la de Engage Cuba, un grupo que promueve una relación normal entre los dos países.
Luego de que el pasado 17 de abril el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, confirmara que Estados Unidos levantará todas las restricciones existentes a la aplicación del polémico título III de la ley Helms-Burton, Engage Cuba advirtió que “necesitamos una política que se enfoque en el empoderamiento del pueblo cubano y en avanzar los intereses estadounidenses, no continuar con una política fracasada de 60 años que solo sirve a mezquinos intereses domésticos de la Florida”.
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