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Washington reportó hoy un supuesto nuevo caso “confirmado” de afectación a la salud de uno de sus funcionarios en la capital cubana.
“El Departamento de Estado no puede ocultar la manipulación política de dolencias reportadas por sus funcionarios”, señaló Cossío en su cuenta oficial en la red social Twitter. “Supuesta preocupación por salud y seguridad de sus diplomáticos se usa con oportunismo político”, añadió.
Carlos F. de Cossio@CarlosFdeCossio
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Señaló que ese país tiene una “agenda política bien definida y una carga de oportunismo”, con este tema.
Tras meses de investigaciones, tanto de especialistas cubanos como estadounidenses, no existe una sola evidencia científica de que tales hechos hayan ocurrido ni que el gobierno de la Mayor de las Antillas tenga alguna responsabilidad.
Bajo estas excusas, sin basamento científico, Estados Unidos retiró en septiembre del año pasado a su personal diplomático de su sede diplomática en La Habana y mantiene paralizado los servicios consulares para los cubanos, lo cual afecta a cientos de miles de personas a uno y otro lado del Estrecho de la Florida.
“Estados Unidos tiene largo historial de acudir a la manipulación política y la agresión por vías abiertas y encubiertas para lograr sus propósitos políticos y económicos”, señaló Fernández de Cossío.
Añadió que Cuba ha sido persisitentemente agredida por Washington y “tiene toda razón para rechazar imputaciones falsas y acusaciones difamatorias del Departamento de Estado”.
La vocera de la diplomacia norteamericana, Heather Nauert, dijo este jueves que el nuevo caso ha sido “médicamente confirmado” y coincide con los “síntomas” experimentados anteriormente por otros diplomáticos.
Sin embargo, Estados Unidos ha hecho pública escasa información sobre el historial médico de los supuestos afectados.
Especialistas de Cuba y Estados Unidos, no vinculados al gobierno norteamericano, coincidieron en criticar la validez científica de un reporte publicado en febrero pasado por la Revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA, por sus siglas en inglés).
Se ha intentado utilizar el texto como la confirmación científica de la hipótesis de Washington. Sin embargo, los autores Cristopher C. Muth y Steven L. Lewis afirman que “una explicación unificadora de los síntomas experimentados por los funcionarios (…) sigue siendo vaga y el efecto de una posible exposición a fenómenos auditivos no está claro”.
Robert Bartholomew, experto en la enfermedad sicogénica masiva (MPI, por sus siglas en inglés) y profesor en el instituto de Botany Downs en Auckland, Nueva Zelanda, dijo a la prensa que el estudio le dejó “sorprendido” y sostiene que tiene el aspecto de ser “propaganda” del Gobierno de Estados Unidos.
“Es como si los autores nos intentasen hacer creer que ha ocurrido un ataque”, declaró al periódico The Guardian.
En una declaración emitida el 10 de junio, el Ministerio de Relaciones Exteriores ya había difundido que el 29 de mayo la Embajada estadounidense le informó sobre nuevos síntomas de salud reportados por una funcionaria como resultado de “sonidos indefinidos”.
De forma inmediata, el gobierno cubano le concedió la máxima prioridad al asunto y solicitó que médicos e investigadores especializados pudieran entrevistar a dicha persona, indicó la declaración.
Según el comunicado, la exhaustiva y urgente investigación llevada a cabo en las inmediaciones de la residencia no encontró indicios de sonido que pudiera provocar daños, y como sucedió con otros casos, las autoridades y especialistas cubanos no tuvieron acceso alguno a la funcionaria.
Johana tablada@JohanaTablada
Con anuncio malintencionado de un supuesto nuevo caso salud @DeptEstadoPR #EEUU completa un año entero de calumnias… https://t.co/OBiiNaYUt8
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