Autor:Lázaro Fariñas.
Me
gusta la historia, ya sea narrada por historiadores profesionales, o
novelada por buenos escritores que se basan en hechos históricos.
Actualmente, y de nuevo, me estoy leyendo un libro sobre las causas
por las cuales los países europeos, Japón y Estados Unidos, entraron en
la Segunda Guerra Mundial.
Básicamente, este libro hace un análisis a profundidad de la
personalidad de Adolf Hitler, y de cómo este hombre inculto, mitómano,
malvado, egocentrista y mentiroso arrastró a Alemania a una criminal
guerra contra sus vecinos. La historia de Adolf Hitler, que se hizo
llamar con el nombre de Führer, es sumamente aborrecible. Se rodeó de
una pandilla de delincuentes criminales que lograron asesinar a cientos
de millares de personas en campos de concentración, y con los cuales
llevó a su país a una sangrienta guerra que dejó millones de seres
humanos muertos de este a oeste y de norte a sur del territorio europeo.
Hitler, un incansable pícaro, astuto y sin ningún tipo de escrúpulos,
llegó a cautivar a los alemanes hasta un punto casi imposible de creer.
Aquel pueblo culto se volvió loco de fanatismo con sus histéricos
discursos. Sus mentiras repetidas, una y otra vez, llegaron a
convertirse en verdades para aquella población. Hitler comenzó su
carrera política con un grupo reducido de incondicionales, pero poco a
poco, llegó a tener al pueblo alemán rendido a sus pies.
Definitivamente, algo vieron en aquel hombre que los llenaba de orgullo.
Su carismática figura le prometió toda la grandeza posible y los
envolvió en un fanatismo que merodeaba la irracionalidad y la locura.
Hitler podía asesinar a plena luz del día a cualquier persona en una
calle alemana y la gente lo iba a seguir apoyando.
El desenfreno de sus seguidores no tenía paralelo y la adoración por
el Führer llegó a tener dimensiones espectaculares. Al denunciar el
humillante Tratado de Versalles, Hitler le prometía a los alemanes la
reivindicación contra lo que le ha-bían impuesto en París después de la
derrota de la Primera Guerra Mundial.
Un demagogo del tipo de aquel líder alemán puede hacer mucho daño, ya
que no tiene límites para las mentiras y los engaños. Cualquier
sociedad puede rendirse a sus caprichos, basta con que le encuentre el
punto débil a esa sociedad.
Saco todo esto a colación porque en Estados Unidos ha llegado a la
presidencia un hombre con características muy parecidas a las de Adolf
Hitler. Un hombre sin escrúpulos, mentiroso, narcisista, mitómano y
demagogo, un hombre a quien poco le importa la opinión pública, que lo
mismo ataca a amigos que a enemigos y que, evidentemente, ha encontrado
un punto débil en la sociedad americana. Un hombre que rompe pactos y
tratados firmados por el Estado, que abandona organismos internacionales
—como recientemente abandonó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU—;
que ataca las instituciones del país, incluso a su Ministerio de
Justicia, a su organismo de seguridad, el FBI, y a las agencias de
inteligencia; que ha llegado a decir que sabe más que todos los
generales juntos, a pesar de haber buscado excusas para no participar en
las fuerzas armadas; que la agarra contra la prensa acusándola de
propagar mentiras, que se burla de políticos, jueces y periodistas, que
hace y dice lo que le da la gana y nada le pasa; que acusa a los
inmigrantes latinoamericanos y musulmanes de ser los causantes de todo
lo malo que sucede en el país, de crímenes, actos terroristas y de
violaciones —más o menos como Hitler acusaba a los judíos y a los
comunistas en Alemania—; que ha convertido a su partido en un culto a
su personalidad, que ha afirmado que puede asesinar a una persona y sus
seguidores continuarían votándolo.
Estaría loco de remate si yo fuera el único que en este país
expresara lo que acabo de escribir, pero son innumerables los analistas,
comentaristas, periodistas, políticos y estadistas que cada día están
más alarmados por lo que está sucediendo en Estados Unidos con el
fenómeno de Donald Trump. A cualquier otra persona que hubiera dicho y
hecho lo que hasta ahora ha hecho y dicho este personaje, desde la
presidencia de este país, ya le hubieran hecho un juicio político en el
Congreso o lo hubieran obligado a renunciar.
Aunque ya lleva más de un año, no se sabe a dónde irá a parar la
investigación que está llevando a cabo el Fiscal Especial Robert
Mueller.
Nadie tiene la menor idea de si al final de la misma el Presidente
terminará siendo encausado judicialmente. Si algo así sucediera, tampoco
se sabe como irá a reaccionar esa considerable base política
que lo apoya ciegamente.
Hasta ahora, en la sociedad norteamericana se han respetado las
instituciones, y las posiciones políticas radicales solamente han
avanzado hasta cierto punto, pero sigo diciendo hasta ahora, ya que, en
ningún momento de la historia política de este país, había llegado a la
presidencia un hombre con las características de Donald Trump
.
Este fenómeno no tiene ningún precedente que nos sirva de ejemplo,
por lo tanto, solamente nos queda
esperar para ver lo que va a suceder en el futuro de esta gran nación.
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