Trump, ha desafiado activamente los límites del decoro político y
se ha abocado a debates divisivos que se desarrollan en todas partes,
desde restaurantes y canchas de fútbol americano a programas de
televisión.
La pugna política sobre el tema de la inmigración ha
degenerado en insultos personales en Estados Unidos: el presidente
Donald Trump ofende la capacidad intelectual de una legisladora,
mientras los demócratas temen que alguna de su propia retórica resulte
contraproducente ahora que se avecinan las elecciones de medio período,
en noviembre.
El carácter incendiario del discurso político ha llegado a niveles no
vistos desde la campaña electoral del 2016, y la táctica republicana al
parecer responde al menos en parte al deseo de animar a su base con
miras a los comicios legislativos.
Trump, ha desafiado activamente los límites del decoro político y se
ha abocado a debates divisivos que se desarrollan en todas partes, desde
restaurantes y canchas de fútbol americano a programas de televisión.
La expulsión de la vocera presidencial Sarah Huckabee Sanders de un
restaurante en Virginia cristalizó el descontento público hacia el
gobierno, si bien los demócratas están divididos en cuanto a cómo
responder a un presidente que contradice la conducta tradicional de un
jefe de Estado.
Trump respondió airadamente el lunes a la representante demócrata por
California Maxine Waters, quien había declarado en una concentración
política: “Si ven a alguien de este gobierno en un restaurante, en una
tienda por departamentos, en una gasolinera, ¡vayan y generen una
multitud y respóndanles con fuerza!”
Replicó Trump en un tuit: “La congresista Maxine Waters, una persona
con muy bajo cociente intelectual, se ha convertido junto con Nancy
Pelosi, en el Rostro del Partido Demócrata. Acaba de pedir que se agreda
a los simpatizantes, de los que hay muchos, del movimiento Hagamos
Grande a Estados Unidos. ¡Cuidado con lo que pides Max!“.
Otros demócratas se distanciaron de las palabras de Waters, al
parecer conscientes de que esa línea dura podría perjudicarles en las
decisivas elecciones de noviembre.
“En los meses cruciales que se avecinan, debemos esforzarnos por
hacer que este país sea lindo de nuevo”, tuiteó Pelosi, la dirigente de
los demócratas en la cámara baja. “La diaria falta de civismo por parte
de Trump ha provocado respuestas que son predecibles pero inaceptables.
Vayamos avanzando, votando en las elecciones, logrando la unidad de costa a costa”.
Vayamos avanzando, votando en las elecciones, logrando la unidad de costa a costa”.
El líder de los demócratas en el Senado, Charles Schumer, declaró el
lunes en el recinto que “la mejor solución es ganas elecciones. Esa es
una manera mucho más productiva de canalizar las legítimas frustraciones
hacia las políticas de este presidente, que estar hostigando a los
miembros de su administración”.
Trump aparenta estar ávidamente deseoso de participar en el pugilismo
político, lanzando ácidas opiniones sobre el programa de televisión
“Roseanne” y sobre si los jugadores de fútbol americano tienen derecho a
hincarse en protesta por la situación social de los negros en el país.
En parte, el enardecido discurso de Trump parece ser parte de una
estrategia para energizar a su base de entusiastas seguidores de cara a
las elecciones de noviembre, en las que parece incierta la suerte de los
republicanos.
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