Científicos de los Estados Unidos han aclarado en varias ocasiones que los supuestos ataques no tienen basamento alguno. Foto: Desmond Boylan/Associated Press.
los falsos ataques sónicos.
El 5 de marzo entrará en vigor un “nuevo plan permanente de personal” por el que la embajada “continuará operando con el mínimo personal necesario para llevar a cabo las funciones diplomáticas y consulares centrales”, anunció el Departamento de Estado.
“La embajada operará como un puesto no acompañado”, o sea los diplomáticos estarán alejados de sus familiares.
Sobre la polémica con los incidentes de salud reportados, el Departamento de Estado añadió: “Seguimos sin tener respuestas definitivas sobre la fuente o la causa de los ataques, y hay una investigación al respecto en marcha”.
Durante meses, EE.UU. calificó los supuestos ataques como “sónicos”, pero en una audiencia en el Senado el pasado 9 de enero el Departamento de Estado admitió por primera vez que no tenía certeza de que se tratara de agresiones acústicas.
Científicos de Cuba, Estados Unidos y otras partes del mundo han reiterado que los ataques sónicos son una farsa. La explicación más lógica para los supestos padecimientos es la histeria colectiva, por lo que aislar y presionar aún más a los diplomáticos no es el remedio.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, declaró que tras llevar a cabo una larga investigación por autoridades cubanas se llegó a la conclusión de que no existe ninguna prueba de los ataques sónicos. Incluso, el gobierno de los Estados Unidos se negó varias veces a colaborar con la investigación, al no facilitar el acceso a los afectados ni develar información sobre lo sucedido, ni siquiera los partes médicos.
Desde el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se han visto afectadas por sus medidas contra la Isla.
La administración de Donald Trump decidió mantener la
embajada de los Estados Unidos en Cuba con el personal mínimo a partir
del próximo domingo, cuando expira la orden de partida emitida el 29 de septiembre del año pasado por El 5 de marzo entrará en vigor un “nuevo plan permanente de personal” por el que la embajada “continuará operando con el mínimo personal necesario para llevar a cabo las funciones diplomáticas y consulares centrales”, anunció el Departamento de Estado.
“La embajada operará como un puesto no acompañado”, o sea los diplomáticos estarán alejados de sus familiares.
Sobre la polémica con los incidentes de salud reportados, el Departamento de Estado añadió: “Seguimos sin tener respuestas definitivas sobre la fuente o la causa de los ataques, y hay una investigación al respecto en marcha”.
“La salud, seguridad y el bienestar del personal del Gobierno de Estados Unidos y de sus familiares es de la mayor preocupación para el secretario (de Estado, Rex) Tillerson y fueron un factor clave en la decisión de reducir el número de personal asignado a La Habana”, agregó en su nota.
Durante meses, EE.UU. calificó los supuestos ataques como “sónicos”, pero en una audiencia en el Senado el pasado 9 de enero el Departamento de Estado admitió por primera vez que no tenía certeza de que se tratara de agresiones acústicas.
Científicos de Cuba, Estados Unidos y otras partes del mundo han reiterado que los ataques sónicos son una farsa. La explicación más lógica para los supestos padecimientos es la histeria colectiva, por lo que aislar y presionar aún más a los diplomáticos no es el remedio.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, declaró que tras llevar a cabo una larga investigación por autoridades cubanas se llegó a la conclusión de que no existe ninguna prueba de los ataques sónicos. Incluso, el gobierno de los Estados Unidos se negó varias veces a colaborar con la investigación, al no facilitar el acceso a los afectados ni develar información sobre lo sucedido, ni siquiera los partes médicos.
Desde el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se han visto afectadas por sus medidas contra la Isla.
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