Como máximo representante del Partido Revolucionario Cubano, Martí organizó la insurrección en Oriente y en el resto del país desde la emigración.
Para alcanzar sus objetivos, el líder independentista se apoyó en las figuras cimeras de la llamada Guerra de los 10 años (1868-1878) y logró articular un movimiento que respondió a sus órdenes.
Bajo la dirección de Martí y Máximo Gómez, como general en jefe del Ejército Libertador, la contienda estalló el 24 de febrero de 1895 con el levantamiento simultáneo en varios puntos de la isla.
Ese hecho es conocido como el Grito de Baire o Grito de Oriente. Esta última denominación fue propuesta para lograr una mayor precisión al tratarse de un alzamiento con múltiples focos.
El conflicto finalizó con la intromisión de Estados Unidos en 1898 y la frustración de la república verdaderamente libre soñada por Martí (caído en combate en mayo de 1895).
Décadas después, la Guerra necesaria sirvió de inspiración a los combatientes de la Guerra de liberación nacional (1956-1958), encabezada por Fidel Castro y con la cual Cuba logró la definitiva independencia.
Para reflejar la tradición de lucha heredada en cada etapa de la historia nacional, el propio Fidel Castro refirió en varias ocasiones que la Revolución cubana era una sola, iniciada en octubre de 1868.
(Con información de Prensa Latina)
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