Votación contra el bloqueo: ¿Cómo se vio desde el público en la ONU?
Por:
José R. Oro
un salvaje acto de terror en la parte baja de Manhattan.
A pesar de todo ello la metrópoli lucía como siempre espectacular. El
tren suburbano desde Connecticut llegó a la Estación Gran Central, de
allí caminamos ocho cuadras llenas de gente, apurada, en muchas caras el
típico stress de la gran urbe. En la avenida 1ra entre las calles 44 y
45 se veía el icónico edificio de las Naciones Unidas, la entrada
principal queda una cuadra más arriba. Allí ya estaba un grupo de cubanos residentes en los EE.UU., defensores de su patria, y también decenas de estadounidenses y puertorriqueños simpatizantes con Cuba.
Varios incansables diplomáticos cubanos (de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU), organizaban al colectivo, revisaban que estuvieran en la lista de invitados, y les extendían las invitaciones para la muy protegida instalación. A las 9:25 entramos, pasamos el chequeo (en inglés se dice “screening”), y tomamos el elevador hacia el balcón de los invitados.
Todas las intervenciones tan profesionales como era de esperar, con la sola excepción de la embajadora del los EE.UU., a la que me referiré más abajo. El representante de Argelia muy verdadero y apasionado, defendió a Cuba excelentemente. Las intervenciones de la representativa de Vietnam, los oradores de Venezuela, Bolivia y Paraguay. Dos embajadoras representaban a Panamá y a Colombia, con sinceros discursos denunciando la ilegalidad del Bloqueo y exigiendo su levantamiento. Sólidos respaldos de Rusia, China, el grupo de los 77, los No-Alineados, la Conferencia Islámica, la CELAC, y muchas otras participaciones, todas a favor de Cuba.
Cuando el presidente de la sesión anuncio a la embajadora estadounidense Nikki Haley, por supuesto sabíamos que iba a tratar de justificar al cruel bloqueo y que para ello iba a mentir. Lo que no intuíamos era cuanto iba a mentir, que fue mucho más de lo que todos esperábamos o imaginábamos, como denunció muy competente y ardientemente el canciller Bruno Rodríguez Parrilla. La opinión general el público presenciando la sesión fue, usando algunos ejemplos:
1. En opinión de Mary L. Porfido, estadounidense que apoya a Cuba, las palabras de “la embajadora fueron irrespetuosas e incluso vulgares contra Cuba y contra la ONU. Además en detrimento de los intereses de los EE.UU., si ella quiere el apoyo de la ONU en casos como los de Corea del Norte, Irán y otros diferendos exacerbados por la administración Trump que ella representa, Nikki Haley debiera saber que es mejor expresarse con respeto”.
2. Un empresario puertorriqueño residente en Nueva York comentó “la embajadora debiera saber que su función es sumar amigos a los EE.UU., y no crear una situación de enemistad hacia su país. Mintió de la manera más descarada, y proyectó una imagen de desprecio hacia la opinión del mundo. Cambió el voto del 2016 de “abstención” a “en contra” diciendo que en los EE.UU, hay “un nuevo presidente y en la ONU una nueva embajadora, expresión de solo destila arrogancia”.
3. Un estadounidense y su esposa (me pidieron no escribir sus nombres, porque trabajan en el ayuntamiento de la ciudad), dijeron que “aunque es cierto que el veredicto 191-2 es no-vinculante, el impacto de esta votación en el Congreso de los EE.UU. va a ser significativa”, y que el lenguaje inadecuado y las mentiras de la Embajadora Haley “se derivan de su impotencia y frustración de que el país más poderoso del mundo, con toda su enorme influencia, no pudo lograr un solo voto más allá del de Israel, voto en contra que más bien favorece a Cuba, por venir del país más odiado en las Naciones Unidas”.
4. En mi propia opinión, el discurso de la Embajadora fue muy objetable y mendaz, pero lo peor fue como se comparan sus palabras con la intervención del canciller Bruno Rodríguez Parilla, creo que en ese plano nuestro Canciller también ganó 191-2, por ejemplo fue aplaudido 8 veces durante sus palabras y vitoreado al final, con expresiones como “Cuba sí, Bloqueo no”. Nadie gritó a favor del Bloqueo, ni aplaudió a la delegación estadounidense, solo abucheos.
Ese era el tipo de las opiniones, en el balcón de invitados, en los pasillos y en la explanada a la salida de la monumental instalación del East River, con su grandiosa vista de los rascacielos de Manhattan y de Queens.
Todos los asistentes apoyaban a Cuba, aún más después de la sesión donde primaron las más completa profesionalidad y solidaridad con Cuba. Entre esos 191 votos estaban Canadá, Francia, el Reino Unido, Holanda, Italia, Japón, Corea del Sur, Australia, los principales aliados de los EE.UU, grandes potencias como China, India y Rusia, ¡el Brasil de Temer!, ¡la Argentina de Macri! ¡Hábrase visto derrota tan aplastante!
Una mañana un poco fría y nublada en Nueva York, un día después de Varios incansables diplomáticos cubanos (de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU), organizaban al colectivo, revisaban que estuvieran en la lista de invitados, y les extendían las invitaciones para la muy protegida instalación. A las 9:25 entramos, pasamos el chequeo (en inglés se dice “screening”), y tomamos el elevador hacia el balcón de los invitados.
Todas las intervenciones tan profesionales como era de esperar, con la sola excepción de la embajadora del los EE.UU., a la que me referiré más abajo. El representante de Argelia muy verdadero y apasionado, defendió a Cuba excelentemente. Las intervenciones de la representativa de Vietnam, los oradores de Venezuela, Bolivia y Paraguay. Dos embajadoras representaban a Panamá y a Colombia, con sinceros discursos denunciando la ilegalidad del Bloqueo y exigiendo su levantamiento. Sólidos respaldos de Rusia, China, el grupo de los 77, los No-Alineados, la Conferencia Islámica, la CELAC, y muchas otras participaciones, todas a favor de Cuba.
Cuando el presidente de la sesión anuncio a la embajadora estadounidense Nikki Haley, por supuesto sabíamos que iba a tratar de justificar al cruel bloqueo y que para ello iba a mentir. Lo que no intuíamos era cuanto iba a mentir, que fue mucho más de lo que todos esperábamos o imaginábamos, como denunció muy competente y ardientemente el canciller Bruno Rodríguez Parrilla. La opinión general el público presenciando la sesión fue, usando algunos ejemplos:
1. En opinión de Mary L. Porfido, estadounidense que apoya a Cuba, las palabras de “la embajadora fueron irrespetuosas e incluso vulgares contra Cuba y contra la ONU. Además en detrimento de los intereses de los EE.UU., si ella quiere el apoyo de la ONU en casos como los de Corea del Norte, Irán y otros diferendos exacerbados por la administración Trump que ella representa, Nikki Haley debiera saber que es mejor expresarse con respeto”.
2. Un empresario puertorriqueño residente en Nueva York comentó “la embajadora debiera saber que su función es sumar amigos a los EE.UU., y no crear una situación de enemistad hacia su país. Mintió de la manera más descarada, y proyectó una imagen de desprecio hacia la opinión del mundo. Cambió el voto del 2016 de “abstención” a “en contra” diciendo que en los EE.UU, hay “un nuevo presidente y en la ONU una nueva embajadora, expresión de solo destila arrogancia”.
3. Un estadounidense y su esposa (me pidieron no escribir sus nombres, porque trabajan en el ayuntamiento de la ciudad), dijeron que “aunque es cierto que el veredicto 191-2 es no-vinculante, el impacto de esta votación en el Congreso de los EE.UU. va a ser significativa”, y que el lenguaje inadecuado y las mentiras de la Embajadora Haley “se derivan de su impotencia y frustración de que el país más poderoso del mundo, con toda su enorme influencia, no pudo lograr un solo voto más allá del de Israel, voto en contra que más bien favorece a Cuba, por venir del país más odiado en las Naciones Unidas”.
4. En mi propia opinión, el discurso de la Embajadora fue muy objetable y mendaz, pero lo peor fue como se comparan sus palabras con la intervención del canciller Bruno Rodríguez Parilla, creo que en ese plano nuestro Canciller también ganó 191-2, por ejemplo fue aplaudido 8 veces durante sus palabras y vitoreado al final, con expresiones como “Cuba sí, Bloqueo no”. Nadie gritó a favor del Bloqueo, ni aplaudió a la delegación estadounidense, solo abucheos.
Ese era el tipo de las opiniones, en el balcón de invitados, en los pasillos y en la explanada a la salida de la monumental instalación del East River, con su grandiosa vista de los rascacielos de Manhattan y de Queens.
Todos los asistentes apoyaban a Cuba, aún más después de la sesión donde primaron las más completa profesionalidad y solidaridad con Cuba. Entre esos 191 votos estaban Canadá, Francia, el Reino Unido, Holanda, Italia, Japón, Corea del Sur, Australia, los principales aliados de los EE.UU, grandes potencias como China, India y Rusia, ¡el Brasil de Temer!, ¡la Argentina de Macri! ¡Hábrase visto derrota tan aplastante!
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