Tomado de Descubriendo verdades
¿Operación de bandera falsa de la CIA contra embajada USA en la Habana?
En un artículo
escrito por mí titulado “
El terrorismo y los nuevos escenarios entre Cuba y EEUU” reflexionaba
hace dos años sobre las amenazas que debían enfrentar ambas naciones en su
empeño por mantener relaciones diplomáticas, las cuales procedían de quienes
trataban de obstaculizarlas o de atacar a cualquiera de ambas naciones por
medios violentos. Al respecto, sugería:
1) Los nuevos desafíos que
presenta la amenaza terrorista para vulnerar el proceso de acercamiento
diplomático entre Cuba y Estados Unidos requieren de ambas partes urgentes
medidas a adoptar. Algunas de estas debe realizarla cada nación por separado
para garantizar su seguridad nacional, a la par que otras han de hacerse
conjuntamente, sobre la base de una acción coordinada y con total transparencia.
2) La condición esencial para lograr un enfrentamiento eficaz ante el reto
terrorista es la apertura inmediata de canales de comunicación seguros,
transparentes y en tiempo real entre los órganos de enfrentamiento entre ambos
países.
3) Cada parte ha de garantizar a su par el envío de información oportuna
y con inmediatez para salvaguardar que las acciones terroristas en marcha sean
desarticuladas a tiempo. Cuba, particularmente, ha cumplido decorosamente con este precepto, informando a los EEUU sobre cualquier acción que ponga en peligro
su institucionalidad y seguridad ciudadana. EEUU debe empezar a hacerlo con
honestidad.
4) Corresponde a la parte cubana estudiar
detalladamente los nuevos escenarios a los que se enfrenta ante la apertura de
una embajada norteamericana en su territorio. En esta dirección, las autoridades
cubanas deben prestar total atención al desempeño del terrorismo internacional,
particularmente al yihadismo radical, así como evaluar en qué medida su
territorio puede ser usado para un ataque contra EEUU y sus objetivos.
5) El
perfeccionamiento de la labor de monitoreo permanente del terrorismo
internacional pasa a ser una cuestión de primer orden –tal como lo será la nueva
actividad de inteligencia que desarrollarán en suelo cubano las agencias
norteamericanas, ya que ha sido demostrado que la CIA, la NSA y otros espías a
sus propios amigos–
. 6) Tal desafío impone un replanteo del trabajo de seguridad
en las fronteras cubanas, el intercambio de las bases de datos sobre grupos
terroristas, el adiestramiento de las fuerzas, el estudio concienzudo de las
vulnerabilidades, el compromiso de las masas agrupadas en los CDR en la
vigilancia en la retaguardia, el desarrollo de una agentura más a tono con los
nuevos peligros potenciales, así como una concientización interna de la
incidencia de este fenómeno en el nuevo contexto.
7) A Estados Unidos le
corresponde hacer por primera vez en su historia un serio estudio de los grupos
terroristas anticubanos asentados en su territorio. El mismo debe combatir y
neutralizar el compadrazgo de estos grupos con influyentes sectores de la
ultraderecha en el Congreso y las élites de poder político y económico
. La
propia historia demuestra que estos grupos carecen de respeto por EEUU y acuden
a la violencia como arma de su política anticubana.
8) Ambas partes, con
entera transparencia y sin dobles raseros deben estar dispuestos a combatir el
terrorismo en todas sus manifestaciones.
En otro artículo
reflexionaba
igualmente: “No es casual que la
ultraderecha norteamericana mantenga una posición opuesta al diálogo soberano
entre ambas naciones y, aliado a ella, se encuentren aquellos grupos e
individuos que han sostenido durante décadas el uso de la violencia como método
para derrocar a la Revolución, así como atentar contra aquellos que han
propugnado un discurso de diálogo entre la emigración cubana y el gobierno, así
como el acercamiento entre ambos pueblos.”
Y me preguntaba:
¿En qué medida esas oscuras fuerzas de la reacción anticubana pueden ser
peligrosas para Cuba y los Estados Unidos en este nuevo escenario?
La respuesta es
obvia. Existen en los EEUU fuerzas que controlan los servicios de inteligencia
vinculadas al deep state que se han visto involucradas en black
ops no controladas ni por el Congreso ni por el propio Ejecutivo, encargadas
de realizar operaciones negras, sobre todo aquellas que se manifiestas como
operaciones de bandera falsa.
Advertía en este
trabajo lo siguiente: “No tengo la menor de las dudas de que esas fuerzas
tenebrosas de la derecha fascista en EEUU, aliada con sus peones terroristas de
origen cubano y de otras nacionalidades, se preparan para realizar acciones
violentas contra objetivos seleccionados para viciar y poner en peligro este
acercamiento diplomático. De esta forma sembrarían recelos y frenarían
deliberadamente este proceso.”
“¿Se ha pensado acaso
que la embajada cubana en Washington y los consulados que se han de abrir en
varias ciudades de EEUU pueden ser blancos de un reverdecimiento del terrorismo
doméstico de los grupos terroristas de origen cubano, al estilo de Omega 7? Una
acción contra los mismos pondría a EEUU sobre la palestra de un duro
cuestionamiento por la parte cubana y viciaría las relaciones entre ambas
naciones.”
“Por otro lado, las
fuerzas de la ultraderecha bien podrían promover en suelo cubano acciones
violentas contra la embajada norteamericana o empresas que en un futuro
inmediato tengan representación oficial, haciendo uso de falsas banderas, con lo
que se buscaría el mismo objetivo. En este sentido se debe pensar que el
yihadismo radical pasa a ser un nuevo peligro para las fuerzas de enfrentamiento
y prevención cubanas, ya que los objetivos norteamericanos están en su mira
alrededor del mundo.”
Decía igualmente:
“No es la primera vez que mediante el empleo de operaciones oscuras y falsas
banderas Estados Unidos y otras naciones poderosas logran desestabilizar una
nación y encuentran dudosos pretextos para planear invasiones a diferentes
países. Usar manipuladamente las falsas banderas es un arte de la guerra
silenciosa y una variante de planes desestabilizadores que debe ser estudiado en
tiempo real.”
La actual
investigación del Departamento de Estado y el FBI, conjuntamente con la que
realizan las autoridades cubanas por su parte, sobre los ataques con
dispositivos acústicos contra funcionarios diplomáticos norteamericanos en la
Isla, parecen apuntar cada vez más hacia la total inocencia de Cuba y su
repudio, al respecto quedó manifestado en
la declaración realizada por el MINREX, dejando a los involucrados en la
indagación por determinar quiénes fueron los autores de dicho ataque. El MINREX
cubano expresó: “El Ministerio enfatiza categóricamente que Cuba jamás ha
permitido ni permitirá que el territorio cubano sea utilizado para cualquier
acción en contra de funcionarios diplomáticos acreditados ni sus familiares, sin
excepción. Asimismo, reitera la disposición a cooperar para lograr el
esclarecimiento de esta situación.”
Tampoco Cuba permitió
a nación alguna u organización extremista actuar con impunidad en estos eventos.
Es justo aclarar que hasta el momento, salvo la torpe expulsión de dos
diplomáticos cubanos en EE UU, el gobierno norteamericano ha sido cauto y
mesurado, quedando la burda manipulación en manos de medios tendenciosos y en
vulgares acusadores como el senador Marco Rubio.
Hasta el momento se
pueden manejar algunas hipótesis sobre los hechos que provocaron daños similares
a los síntomas de una conmoción cerebral, con secuelas en el sistema auditivo.
Muchos medios occidentales han tratado de desentrañar antiguos supuestos hechos
que involucraban a la URSS por ataques con bajos niveles de microondas y otros
ataques electromagnéticos contra sedes diplomáticas norteamericanas en Moscú, en
un claro intento de inculpar a Rusia por este reciente ataque en La Habana,
enardeciendo aún más la histeria anti rusa promovida por los grandes medios
norteamericanos como Associated Press, CNN, Newsweek y The Washington Post.
Otros medios especulan sobre la supuesta participación de algunos mandos cubanos
en apoyo del ataque acústico por parte de especialistas rusos, lo que es absurdo
totalmente. Lo mismo ocurre con la manipulación mediática de este hecho tratando
de inculpar a naciones amigas como China e Irán.
Como consecuencia de
estos hechos los EEUU adoptaron la irracional medida de expulsar a dos
diplomáticos cubanos, ante el abandono de su misión –a consecuencia del ataque
acústico– de dos funcionarios norteamericanos. Esto se hizo prematuramente bajo
el burdo pretexto de que Cuba incumplió con su obligación de proteger a los
diplomáticos acreditados bajo la Convención de Viena.
Las armas acústicas
se han puesto en boga en los últimos tiempos como medio de represión de
protestas, al emplear frecuencias de menor o mayor rango a las que percibe el
oído humano –entre los 20 Khz hasta 300 Khz– y provocando en sus víctimas
diversos daños que pueden causar mareos, cefaleas, perdida de orientación y
audición, así como otras secuelas como la desestabilización del sistema
nervioso. Entre ellas se destacan los llamados cañones acústicos LRAD, conocido
como Dispositivo Acústico de Largo Alcance y fue desarrollado por la empresa
LRAD Corporation, con sede en San Diego, California, enfrascada en este empeño
desde 1996.
Según Wikipedia
este dispositivo circular con un diámetro de 83 cm y un peso de 29 kg, puede
generar un rayo relativamente direccional y con poca dispersión, sin afectar a
su operador. Existen versiones más pequeñas del mismo identificadas como MRAD y
LRAD500. La verdad es que su fabricación inicial corrió a cargo del Pentágono y
ha sido usado abundantemente por las fuerzas policiales norteamericanas contra
el movimiento Ocuppy Wall Street en ciudades como Chicago y Pittsburg, por las
fuerzas sionistas en Gaza, por las fuerzas represivas yanquis en Irak y
Afganistán, así como en naciones como Gran Bretaña, Francia, Colombia y
otras.
A saber, Cuba no ha
adquirido dispositivos de este tipo o los ha empleado públicamente en alguna
oportunidad.
Por mi parte me
inclino hacia la hipótesis de que este evento ha sido, a fin de cuentas, una
operación de bandera falsa promovida por la CIA en contubernio con sectores de
la extrema derecha norteamericana persiguiendo objetivos como mantener la
histeria anti rusa, afectar las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados
Unidos. La CIA cuenta con amplia experiencia al respecto. Temo también que estas
fuerzas estén tratando de vulnerar las directivas de la TSA y de intentar
atentar contra aeronaves norteamericanas en las rutas entre Cuba y EEUU o crear
falsas amenazas al respecto.
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