Muchos se preguntan hoy, por qué un llamado a una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela, teniendo en cuenta que la Constitución de 1999, impulsada por el comandante Hugo Chávez, se perfilaba como una de las más completas y avanzadas del mundo.
La respuesta es simple: la ultraderecha venezolana, al amparo de
Estados Unidos y varios gobiernos conservadores de Latinoamérica, cerró
todas las vías a un diálogo consciente y constructivo para alcanzar el
sueño de derrocar a la Revolución Bolivariana y regresar al escenario de
la IV República.
De ahí la necesidad de una Constituyente que le dé forma
legal y constitucional a los grandes avances en materia social de los
últimos 18 años, y que ahora la oposición pretende borrar, en caso de
lograr por la fuerza y el terror lo que hasta ahora no alcanzó en las
urnas.
Cuando la violencia impera y los llamados a la paz se desoyen, la
Constituyente se convierte en una gigantesca mesa de diálogo con todos
los sectores de la sociedad con voto directo y secreto, dándole voz al
pueblo, y no una reducida porción de la clase política que se niega a
generar espacios para la solución democrática del conflicto.
Hace unos días, el miembro de la Comisión Presidencial para la
Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Isaías Rodríguez, aseguró que con
la redacción de una nueva Constitución ‘le entregamos la paz a la mayor
fuente de poder que hay en el país que es el poder originario, el poder
popular’.
“La paz cuesta construirla -agregó-, y cuesta porque nosotros
escogimos el camino más difícil, que es hacer una revolución en paz”.
Por su parte, el presidente de esta Comisión, Elías Jaua, también les recordó a quienes se asustan ante la audacia política, que ‘hoy podemos decir que el presidente Nicolás Maduro
tuvo razón al convocar la Constituyente (…) Podemos decir que el
espacio político de Venezuela lo ocupa el debate de la Asamblea Nacional
Constituyente (…) que nadie se asuste, nadie se puede asustar ante el
pueblo. ¿O es que no aprendimos de Chávez?’.
Notorio es el apoyo de los obreros, estudiantes, mujeres,
discapacitados, artistas, profesionales, campesinos, las comunas y los
indígenas, quienes como parte del poder originario estarán presentes en
la discusión de la nueva Carta Magna fortalecida, que busca blindar las
conquistas de los últimos 18 años de Revolución.
El proyecto de Asamblea Nacional Constituyente ya es un hecho. El
proceso de inscripción de los candidatos está en marcha para determinar
quiénes serán los 364 delegados territoriales y 181 sectoriales, que
contribuirán a una Venezuela pacífica, más revolucionaria y donde haya
espacios para todos los venezolanos.
Quizás, la Revolución Bolivariana está viviendo su momento político
más adverso, y con esta convocatoria, vuelve a apostar a la confianza de
un pueblo que sabrá proteger el futuro de la patria de Bolívar.
(Con información de Prensa Latina)
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