La directora del Museo Farmacéutico de Matanzas,
Marcia Brito, aseguró que concluyeron el expediente para proponer a la
Unesco que esa institución posee suficientes atributos para que, al
menos, su fondo documental aspire a Patrimonio Mundial.
“Más aún puesto que se trata de la única farmacia francesa de finales del siglo XIX conservada en el mundo, y con la condición de sitio Monumento Nacional”, destacó Brito a la radio local.
La Botica Francesa, llamada así en sus inicios, fue fundada el 1 de
enero de 1882, en la antigua plaza de Armas, actual parque de La
Libertad de esta urbe, a 100 kilómetros al este de La Habana, por los
doctores en Farmacia Juan Fermín Figueroa y Ernesto Triolet.
Exponente de la arquitectura neoclásica de fines del siglo XIX
en esta villa, funcionó como establecimiento de medicamentos hasta 1963
y al siguiente año pasó a su actual función, única sala con estas
características en el continente.
Joya valiosa para los matanceros, posee sus lauros posee los de Patrimonio cubano en el 2007, y Premio Nacional de Conservación en el 2008 y finalizó la digitalización de sus 55 volúmenes de fórmulas de medicina tradicional y natural.
“Se trata de poco más de un millón y medio de recetas de
productos de la farmacopea española, francesa, norteamericana y de la
cubana que reposan en gruesos volúmenes que atesoramos”, acotó Brito
.
“Pero tenemos más, puesto que conservamos los libros de recetas de la
farmacia anterior a la que fundara Triolet en 1882, también de su red
de boticas en (las ciudades) Cárdenas (occidente) y de sus inicios en
Sagua la Grande (centro)”, añadió.
A juicio de la experta, “es un tesoro increíble que debemos poner al servicio de la humanidad”.
“Los libros de asentamiento de fórmulas y en muy buen estado de
conservación, reflejan día a día el desarrollo de las ciencias
farmacéuticas en casi un siglo, y no sólo referida a Cuba”, enfatizó.
Brito explicó a la fuente que como los fundadores de esta botica
estudiaron en Madrid, París y los Estados Unidos, se incorporan
compuestos de lo más novedoso y en boga por esos tiempos.
“Es una fuente para estudiar las enfermedades, su evolución y cómo se iban atemperando los medicamentos a las características de la población. Y afortunadamente ya se encuentra digitalizada, es decir, lista para consulta”, destacó.
Según Brito, en ese inmueble nace la botica cubana, y es un arsenal
de documentación que permanece a la espera de revelar sus valores en
materia de información científica, técnica y farmacológica, como también
histórica.
“Hay información desde 1873 hasta 1964”, amplió la especialista.
Durante sus años como droguería fueron preparadas más de 150 fórmulas, entre ellas, jarabes, tinturas, pomadas, esencias, elixires, ungüentos y píldoras, acorde con el archivo del centro.
(Con información de Prensa Latina)
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