Algunos
medios prefieren ignorar la realidad de un pueblo que cada Primero de
Mayo sale a apoyar su Revolución y magnificar el performance de un
individuo
Comenzó a difundirse por las cadenas
de televisión, periódicos, agencias de noticias y emisoras radiales de
varios países del mundo: millones de cubanos salieron nuevamente a
desfilar este Primero de Mayo. Sonrisas, pancartas, gigantografías,
cantos, banderas, imágenes de Fidel, Raúl, Martí, el Che, Camilo,
acompañaron al niño en hombros de su padre, al joven soldado, la
maestra, el constructor, el obrero, el deportista… Era el color unánime
de las plazas de Cuba siempre que se trata de la clase obrera.
Así sucedió en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, una
plaza desbordada de «pueblo organizado», como calificó el eterno rebelde
a quienes se congregaron en fecha tan temprana como el Primero de Mayo
de 1960. Más de 800 000 personas desfilaron este lunes, y volvieron los
titulares que cada año hablan de reafirmar conquistas; mientras otros
medios de prensa informaban sobre revueltas, heridos, manifestaciones,
enfrentamientos, en lugares donde todavía son utopías algunos sueños de
los trabajadores.
Pero sobre Cuba podían leerse otras noticias. Y es que un ciudadano
interrumpió el comienzo del desfile al correr ante la muchedumbre
portando una bandera de Estados Unidos, y convirtiéndose él, y los
agentes del orden que trataron de neutralizarlo, en el foco sobre el que
se volcaron cámaras y micrófonos. Bastan pocas señas para detectar que
se trata un show concebido para llamar la atención del público.
Quien lo hizo es un cubano desvinculado laboralmente, que en el año
2002 fue sancionado a cinco años de prisión por un delito de robo con
fuerza, y en este momento se encuentra pendiente de juicio por un delito
de receptación agravada. No es la primera vez que en actos de este
tipo, como por ejemplo, la llegada del crucero Adonia a Cuba, se
presenta con la insignia de la nación norteña, lo que indica su
intención de formarse un perfil mediático.
Como era de esperar, algunos medios de prensa, ante el performance de
un individuo, se olvidaron de la marcha multitudinaria que aunó ayer al
pueblo cubano por vocación, porque le corre sangre martiana, por
principios revolucionarios. Relegaron, con ello, una regla inviolable
del periodismo, y optaron por la visión sesgada, unilateral, como si
solo bastara un episodio fútil para concentrar fuerzas en derribar
verdades.
Sin embargo, hay verdades que se hacen gritos, y gritos que se
convierten en razones imposibles de acallar. Para el filo de la media
tarde de este lunes todavía podía leerse, tras indicar al buscador de
Google algunas palabras claves, sobre la fiesta de compromiso que es el
Primero de Mayo en esta isla del Caribe. Un país donde además –es válido
apuntarlo– siempre se ha profesado respeto por la bandera
norteamericana y la de cualquier lugar del mundo; una isla a la que
asistiera, en este Día del Proletariado Mundial, una numerosa delegación
de la nación norteña, expresando su solidaridad, denunciando al bloqueo
y repudiando la ocupación de una porción de Guantánamo.
El Primero de Mayo es un día de júbilo y reafirmación revolucionaria para los cubanos.
Que eso no lo dude nadie.
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