Por:
Michel Contreras
“Hay dos razones fundamentales que me han movido a tomar la decisión de alejarme de la pelota”
.
Eso fue lo primero que me dijo Víctor Mesa
una vez que encendí la grabadora para hacerle esta entrevista,
encaminada a desentrañar un misterio que ha tenido intrigados a miles de
fanáticos. El director de los Cocodrilos había anunciado repentinamente
su retiro, y esta tarde en su casa, todavía contrariado, me contestó
una serie de preguntas obligadas.
“Antes de entrar en detalles, te recuerdo que el propósito cuando
llegué a Matanzas era dirigir cuatro temporadas, algo que ya cumplí, y
esforzarme por levantar los resultados del territorio y hacer que la
pelota siga siendo la fiesta que representa para Cuba. Creo que ese ha
sido el motivo por el que nunca más he vuelto a salir del país por
propuestas de trabajo, que dicho sea de paso no me han faltado. Me
gustaría dejar eso muy claro: mi decisión no obedece al interés de irme a
dirigir en otra parte, y eso ya lo veremos con el paso del tiempo.
Tengo entendido que hay personas que dijeron que todo esto se trata de
que estoy preparando el camino para mis hijos en el béisbol
norteamericano. Les aseguro que están equivocados: mis hijos, si algún
día juegan fuera de este país, lo harán con permiso de las leyes
cubanas”.
¿Cuáles son esas dos razones a que te referías?
-La primera son los muchos ataques de que he sido objeto en estos
años. Las ofensas llueven, las obscenidades son normales, y los
encargados de evitar esos procederes se cruzan de brazos ante tales
hechos. Recuerdo que hace dos campañas, en Holguín hubo un delincuente
que trató de agredirme con un arma blanca. Y que luego de eso, en Villa
Clara se dio una situación muy lamentable que desembocó en incidentes
donde salieron mal parados tus colegas de la prensa matancera. Más
recientemente, en la subserie ante Pinar, exigimos más garantías de
parte de los agentes de Orden Público, y no fue hasta el tercer partido
que la situación se controló como se requería.
“Te digo más: en Pinar terminé siendo multado por tener un
problema con un muchacho que me insultó con lo peor que se le puede
insultar a un hombre, y mi hijo fue atacado por un individuo a la hora
de subir a la guagua del equipo. Yo no ofendo al público. Yo acepto
callado los coros en contra, e inclusive me hago el sordo con ciertas
palabras fuera de lugar en medio del juego. Pero hay cosas que son
inaceptables, y antes de tener un problema con consecuencias graves
–puesto que uno es capaz de hacer cualquier cosa cuando le agreden a un
hijo o le ofenden a la madre-, es mejor tomar esta decisión. No hay
garantía alguna para mi integridad física, ni la de mi familia. Esa es
una de las causas por las que quiero recesar.
¿Y la otra?
-La segunda, pero no menos importante, es mi total desacuerdo con los
métodos de trabajo del Director Nacional de Béisbol, quien no busca
sostener una relación diáfana con los managers ni aglutinar a la gente
en torno a él. Ojo, no me refiero, como algunos podrían pensar, a la
dirección del equipo Cuba, misión que desempeñé con orgullo cuando me
tocó y que entiendo que no es propiedad exclusiva de un solo hombre.
Hablo de circunstancias que evidentemente no son bien intencionadas. Por
ejemplo, mi esposa y yo somos dos de los tres militantes más antiguos
del Núcleo del Partido del Latino –llevamos allí veinte años-, y ahora
resulta que se nos quiere trasladar sin ton ni son al Núcleo de
Matanzas. ¿Y eso a qué viene a estas alturas? Hay demasiados manejos por
medio, y no me gusta estar en lugares donde no impera la unidad.
Entonces, ¿te sientes cansado del béisbol?
-No lo estoy, pero no veo apoyo. No hay acciones que posibiliten el
avance de esta pelota, y eso te frustra. Fíjate cómo me siento que ni
siquiera he pensado a qué voy a dedicarme cuando salga de Matanzas; a lo
mejor me pongo a asesorar al equipo.
¿Es esta una decisión sin retroceso?
-Aún me faltan conversaciones por sostener, voces que escuchar, pero
yo preferiría alejarme en las actuales condiciones, en aras de mi
tranquilidad, mi salud y mi futuro. De verdad, lo siento mucho por el
pueblo de Matanzas, que me ha hecho sentirme como si hubiera nacido en
esa tierra. Pero más vale una retirada a tiempo, que tener un problema
delicado habida cuenta de que se carece de respaldo para hacer el
trabajo. Sencillamente, es mejor descansar
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