La complicada situación de alrededor de 2 mil cubanos en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua necesita ser solucionada de manera urgente a través de la coordinación entre los gobiernos implicados, expresa un artículo del diario cubano Granma.
Esta situación continúa preocupando a varias naciones de la región,
que hacen coordinaciones para abordar de manera conjunta el problema,
indica el periódico.
Según la nota divulgada por el Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba, La Habana se mantiene en contacto con los
gobiernos implicados en el asunto.
La Coordinadora del Consejo de Comunicación y
Ciudadanía de Nicaragua, Rosario Murillo, llamó a enfrentar la
situación de manera coordinada y reclamó que se incluyera el tema en la
reunión de Jefes de Estado y Gobierno del Sistema de la Integración
Centroamericana (SICA), que se inició este jueves.
De igual forma, Rosario detalló que su
gobierno ha propuesto que en Centroamérica “asumamos con firmeza nuestra
posición de reclamo a Estados Unidos, de reciprocidad”, es decir el
mismo “trato humanitario a nuestros migrantes, a quienes se les sigue
catalogando como ciudadanos de segunda y tercera categoría”.
En un documento divulgado por Managua se
afirma que “el Gobierno de Nicaragua considera que tanto derecho tienen
estos ciudadanos cubanos a un mal llamado corredor humanitario, como
tendrían, y tienen, todos los ciudadanos centroamericanos, incluyendo
niños, que corren todo tipo de peligros, que mueren incluso, en el afán
de llegar a los Estados Unidos”.
Por su parte, el canciller costarricense,
Manuel González, adelantó que el próximo lunes podría efectuarse una
reunión de cancilleres en El Salvador para tratar el tema.
Ambas naciones centroamericanas se encuentran inmersas en un histórico conflicto limítrofe.
El comunicado emitido por el Minrex el pasado
día 17 explica que “se ha creado una compleja situación, a raíz de que
más de 1 000 ciudadanos cubanos han estado arribando a Costa Rica desde
otros países de la región con la intención de viajar hacia los Estados
Unidos”.
Los cubanos en cuestión abandonaron la Isla de
manera legal hacia diferentes países de América Latina, bajo el
cumplimiento de los requisitos establecidos por las regulaciones
migratorias cubanas.
Sin embargo, en aras de cumplir el llamado
“sueño americano” se convirtieron en víctimas de traficantes y bandas de
delincuentes que lucran a partir de la travesía de estas personas por
Sudamérica, Centroamérica y México.
El flujo fue cortado repentinamente la semana pasada cuando las autoridades costarricenses desmantelaron una banda de trata de personas. Más de 1 000 cubanos quedaron varados en Paso Canoas, puesto fronterizo con Panamá al que cada día llegaban decenas de cubanos más.
Medios locales reportaron que tras varios días de
presiones y protestas, el ejecutivo de Costa Rica decidió otorgar un
salvoconducto de siete días a los cubanos para que prosiguieran su viaje
hacia el norte a través de Nicaragua.
Las autoridades de Managua interpretaron la
acción tica como una agresión y un intento de traspasar el problema a
sus fronteras sin una coordinación previa, por lo que impidieron, usando
la fuerza pública, el ingreso de los cubanos.
El número de cubanos que ingresan a los
Estados Unidos comenzó a dispararse desde el 17 de diciembre pasado,
cuando Washington y La Habana anunciaron su intención de restablecer
relaciones bilaterales.
En este sentido influye el hecho de que muchas
personas consideran que la Ley de Ajuste Cubano tiene los días contados
a partir del nuevo contexto de deshielo y aspiran a alcanzar el
territorio norteamericano antes de que se cierren las puertas del
llamado “sueño americano”.
Las cifras oficiales de la Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense muestran que cerca de 27
000 cubanos llegaron por vía de la frontera de ese país con México
durante los primeros nueve meses del presente año, un 78 % más que en
igual periodo del 2014.
Las entradas por vía marítima también se duplicaron (en relación con el año anterior) hasta alcanzar las 7 000.
A pesar de la apertura de un nuevo capítulo en
las relaciones bilaterales, Estados Unidos mantiene en vigor la Ley de
Ajuste Cubano de 1966, la política de pies secos-pies mojados,
establecida por el gobierno de William Clinton en 1995 y el llamado
“Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, que implantó
desde el 2006 George W. Bush, tres muestras de la política agresiva de
Washington durante el último medio siglo, que se complementa con el
bloqueo económico, financiero y comercial.
La legislación actual garantiza residencia a
todos los cubanos que alcancen territorio norteamericano, sea por vía
legal, ilegal, marítima o terrestre; mientras que sus pares
latinoamericanos son perseguidos y deportados por entrar y/o permanecer
de manera ilícita en uno de los países más desarrollados del mundo.
A partir de la actualización de la política
migratoria cubana a comienzos del 2013, un número cada vez mayor de
nacionales ha salido legalmente de Cuba hacia algún país latinoamericano
para seguir paso hacia el norte, en un complicado trayecto de miles de
kilómetros y en el que hay que cruzar varias naciones.
Medios de prensa internacionales intentan
politizar la situación humanitaria de los cubanos varados en Costa Rica,
mientras desconocen las causas reales de ese fenómeno.
Cambiar de residencia es una decisión
personal. Sin embargo, incentivar la migración ilegal con políticas
selectivas, como hace el gobierno norteamericano, no tiene
justificación posible, expresa finalmente el diario Granma. (Tomado de Radio Habana Cuba)
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