Organizan jornada de conciertos para la reapertura de la Sala de Conciertos José White, centro insigne de la cultura matancera
El edificio de estilo neoclásico, sede del antiguo Liceo Artístico y Literario de Matanzas, ha sido uno de los más prestigiosos centros culturales de la pequeña urbe, con el mérito adicional de ser el escenario donde el músico Miguel Faílde estrenó el primero de enero de 1879 su danzón Las Alturas de Simpson, modalidad musical devenida baile nacional.
Aunque no es todavía un pronóstico definitivo, todo hace pensar que antes de concluir el año se consumará el anhelado y añejo sueño de los yumurinos de disfrutar nuevamente de las funciones en esta institución, situada en el más céntrico punto de la ciudad. Es el cálculo que sostiene Arián Cruz Estévez, subdirector administrativo del legendario inmueble.
Ya está casi lista, faltan apenas algunos detalles de terminación así como unos pocos dispositivos que se encuentran en el país, básicamente un enlace del sistema de aire acondicionado, notificó tras acentuar que la prontitud con que estos lleguen a la ciudad está en manos del Ministerio de Cultura.
La sala de conciertos José White se beneficia ahora con nuevos camerinos dotados de las condiciones exigidas en plazas cerradas para conciertos, estudio de grabación, cafetería y un espacioso patio, en uno de cuyos flancos está grabada en madera la partitura de Las Alturas de Simpson. Todo el mobiliario, tanto de la orquesta como de la sala, las áreas de estar y oficinas, ya se encuentran en el interior del edificio.
Esta alargada rehabilitación concede al salón principal una capacidad para acomodar a 198 personas, agrupaciones corales y orquestas de hasta cien músicos, un espacio donde junto a los techos, paredes y todo el interior resalta además el diseño acústico del licenciado Abel Fundora y el rigor artístico de Sergio Roque Ruano.
De acuerdo con la información ofrecida por Cruz Estévez se conservan los amplios espejos, el cuadro de José White, las cuatro lámparas originales del salón principal y una mampara, piezas de valor que consiguieron preservarse pese a la vulnerabilidad a la cual estuvo expuesta esta inversión. La obra estuvo en manos de varias brigadas constructoras, pero no fue hasta hace unos tres años que se vieron los progresos tras la contratación de los servicios de Sergio Roque Ruano, artista de la plástica y Premio Nacional de Rehabilitación, mérito ganado gracias a las acciones de rehabilitación en el Museo Farmacéutico.
Él y los demás restauradores que lo acompañan han desarrollado un ejercicio creador, de alto nivel profesional, para devolverle a esta institución su antiguo esplendor, al estilo neoclásico, pero sin renunciar a los elementos de modernidad.
Aunque la reinauguración no tiene todavía una fecha exacta, los matanceros sienten renacer el embrujo cultural que tradicionalmente ofrecía al corazón de la ciudad esta sala de conciertos y que era más encantador en el horario nocturno.
Una excelente noticia además para los grupos sinfónicos y vocales de pequeño y gran formato, que procedentes de otras regiones del país solían presentarse aquí y disfrutar además del efecto alentador de las aguas de la bahía.
Un estremecimiento de alegría para los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Matanzas, quienes a partir de la apertura dispondrán de una sede permanente para sus habituales presentaciones y ensayos. Nada, el mejor regalo para esta agrupación en el aniversario 65 de su fundación.
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