Por estos días aqui en Cuba rememoramos lo sucedido hace 54 años cuando nuestros milicianos y todo el pueblo enfrentaron la invasión de mercenarios por la Ciénaga de Zapata, organizada por el gobierno de Estados Unidos del que después del fracaso se hizo responsable el propio Presidente Kenedy.´´
Ayer ojeando la prensa cubana me encontré este magnífico trabajo de mi colega y amigo Hugo García, Corresponsal en Matanzas de Juventud Rebelde, y por el tremendo valor testimonial que tiene deseo compartirlo con ustedes, aqui les va.
Las huellas de Girón y sus protagonistas
Girón aparece en cualquier buscador de Internet en pocos segundos y
con cifras sorprendentes de referencias. En Google, por ejemplo, si
escribes el nombre de ese litoral matancero, al momento aparecen más de
17 200 000 referencias, mientas teclear Bahía de Cochinos devuelve cerca
de 150 000 resultados en pocos segundos.
No es casual que un hecho histórico como este surque el éter y
trascienda espacios virtuales, aunque no pocas veces se han falseado los
acontecimientos
.
Lo sucedido en 1961 en esta zona al sur del occidente de la Isla
quedó grabado en la memoria colectiva como una proeza del valor de los
cubanos ante una invasión brusca, premeditada y aborrecible. Historias
conmovedoras como la de Nemesia y su familia, y los sentidos versos del
Indio Naborí sobre los profanados zapaticos blancos, son imposibles de
olvidar.
Por eso evoco los recuerdos compartidos de aquella gesta por algunas
personas con las que he conversado en mi ejecutoria periodística de
algunos años.
Hablar con la alfabetizadora Ana María Hernández Bravo, por ejemplo,
permite comprender cuánta vileza acompañaba a los invasores. Esta mujer,
muy joven cuando el desatinado desembarco, vivió una odisea como
prisionera de los mercenarios durante las horas que duró la invasión de
Playa Girón.
A mi mente vienen también ciertos momentos de mis diálogos con el
piloto Enrique Carreras Rolás, quien se convirtió en uno de los más
valerosos y aguerridos aviadores. «Ese motor es de un B-26 que impacté
en Girón», me dijo con humildad y orgullo señalando la pieza colocada en
el Museo que atesora algunas memorias tangibles de la hazaña.
A José Ramón Fernández, Héroe de la República de Cuba y hombre de
confianza de Fidel durante los acontecimientos de Girón, lo recuerdo con
la sencillez que habla de aquella empresa militar en la que se puso
bien alto el nombre y el valor de Cuba. Merecen también mucha gloria
jóvenes héroes del Segundo Curso de la Escuela Nacional de Responsables
de Milicias, que lucharon en Playa Girón bajo las órdenes del entonces
capitán José Ramón Fernández.
La epopeya de Girón contada por sus protagonistas representa un
documental épico para la historia cubana y universal. Qué satisfacción
escuchar al eminente cirujano matancero Julio Font Tió, al afirmar que
todos los combatientes operados por él durante la conflagración bélica
forman parte de su vida. El galeno siempre cuenta que jamás ha olvidado
al niño miliciano de 14 años Nelson Fernández Estévez, a quien una
gangrena postoperatoria le impidió salvarlo en abril de 1961
.
Al escribir estas líneas siento regocijo de que muchas personas
salvan cada día nuestra memoria histórica, entre los que cuenta Font
Tió, quien rememora el pasaje de cuando llegó a su consulta otro joven
que había quedado sentado sobre una granada. «Todo indicaba que iba a
morir, no se le sentía el pulso, y de pronto pronunció unas palabras
estremecedoras: “¡Pero ganamos, coño!”».
Girón es evocación permanente. Va más allá de la pantanosa geografía
de la ciénaga, porque hazañas como esa perduran en el tiempo y anclan en
los corazones de los pueblos, cuando el verbo encendido de los
protagonistas de la gesta nos ayuda, una y otra vez, al
redescubrimiento.
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