Por Arián García
La Habana, (RHC) - Ya ha pasado varios días desde que el conjunto cubano de béisbol fuera eliminado del Tercer Clásico Mundial. No obstante, mucho se habla aún en las calles, peñas, por las emisoras de radio o en los hogares cubanos acerca del torneo y las causas del fracaso ante Holanda.
Mientras tanto, sigo leyendo en la prensa comentarios de periodistas especializados en nuestro pasatiempo nacional, que me han motivado a poner en blanco y negro mi opinión, desde la arista de un aficionado más.
Parto diciendo que esta vez se le dio toda la autoridad al manager del equipo para que escogiera los elementos que él creyera fuesen los necesarios para confeccionar el equipo de las cuatro letras; -aspecto que veo muy positivo-, por lo que entonces en el resultado final tendría mucho que ver el trabajo de Víctor Mesa y su cuerpo técnico.
¿Dónde estaba el pitcher cabecera?
Esta fue mi primera interrogante, la cual confirmé cuando Ismel Jiménez ante un elenco brasileño totalmente débil con el madero en la mano no se mostró del todo fino, como auguraban los números que traía de la Serie Nacional. Seis días después ante un equipo holandés más sólido que el enfrentado en otras ocasiones, tampoco pudo hacerse justicia desde la lomita de lanzar y con eso dejaba al descubierto aún más las heridas que cargaba consigo el cuerpo de serpentineros convocado por Mesa.
A esto sumémosle que nunca entendí que se relevara en el primer partido del torneo frente al gigante suramericano con quien estaba llamado a ser el segundo abridor de nuestra novena, el villaclareño Freddy Asiel Álvarez. ¿A qué le temía Víctor?, acaso el creía que Cuba haría el ridículo ante la verdeamarela del béisbol al ver que en cinco entradas no le habían pegado hit a un descontrolado pero efectivo Andrés Rienzo.
Esta mala estrategia en el manejo del pitcheo antillano provocó una desestructuración que costó el adiós en la segunda ronda, pues nuestro entrenador no contaba con los servicios del derecho habanero Odrisamer Despaigne, debido a sus malas presentaciones en los duelos de preparación, siendo este uno de los abridores previstos dentro del staff. Aclaro que al menos yo no comparto la idea de ni siquiera darle un inning la bola al joven tirador, pues Cuba propinó par de nocaut; a China y Taipei de China, momento en el que se pudo probar si podría ofrecer algo al equipo.
¿Qué aportes hizo el primer bate?
La nota fundamental que nos dejó el matancero Guillermo Heredia es que no está listo para llevar a total cumplimiento su función como hombre proa del conjunto isleño. Su average da muestra de ello, pero no es sólo su promedio ofensivo lo que lo deja al descubierto, sus pocos intentos de toques de bola para buscar alcanzar el primer cojín, su poca paciencia ante los envíos de los pitchers rivales y el poco aprovechamiento de su velocidad en las mínimas veces que estuvo en bases, hacen un cúmulo de acciones negativas que dan motivos a aquellos que reclamaban la presencia en el equipo de figuras como Irait Chirino o Giorvis Duvergel.
El primero lleva siendo desde hace cinco años el mejor primer hombre en las campañas nacionales, -y no lo digo yo, los numeritos hablan solos-. El segundo, todo un experimentado madero en mano dentro y fuera de casa. Claro que esto son suposiciones, ellos no estaban en Japón y la dirección no buscó soluciones con los peloteros que si contaba a su lado. Este me dejó otra inquietud: ¿Por qué no podían estar juntos Alexei Bell y Yasmani Tomás?, -lo que para esta no encontré respuesta, ni Víctor Mesa me la supo dar.
¿Insustituible Yulieski?
Este quizás sea el más polémico de los temas, del que más las personas hablan. Algunos culpan a Yulieski de la derrota ante Holanda, lo cual no comparto. Es cierto que este pelotero ha sido puesto en tela de juicio varias veces, debido a su bajo rendimiento hace aproximadamente siete años, desde el 1er Clásico Mundial de Béisbol, evento en el que pudiéramos decir que nació su maldición con el bate en ristre.
En esta ocasión su desempeño ofensivo dejó también una huella gris en su largo expediente, sobre todo en la fase inicial del certamen, ya que en la segunda parte compiló de 12-6 para una AVE de 500. Pero lo que incomodó a los fanáticos fue su muestra de desconcentración en los dos choques ante Holanda, en varias jugadas a la defensa. Su desempeño fue suficiente para enseñarnos que el muchacho carga con una presión que va más allá del diamante de pelota. Parecía que estaba viendo a un “chiquillo” inexperto en los distintos pasajes entre ambos juegos, que no fue capaz de decidir en su mente situaciones tácticas, las cuales sin ninguna duda contribuyeron al resultado final.
¿Confianza en la juventud?
Esta duda al parecer lleva un si rotundo como respuesta, principalmente en cuanto al uso del pitcheo y las oportunidades que tuvieron en momentos cumbres, dos promesas de nuestro béisbol, Raicel Iglesias y Diosdani Castillo. Con lo que personalmente no estuve de acuerdo, pues para qué se llevaron lanzadores de más experiencia dentro de los torneos domésticos, dígase Wilber Pérez y Alexander Rodríguez. Eso sin contar que nuevamente se dejó en casa a la figura que más juegos ha salvado en las recientes campañas, el cienfueguero Dunier Ibarra.
De aquí se deriva mi siguiente interrogantealt
¿Por qué no Vladimir ante Holanda?
Si el joven pero maduro tirador de la provincia Ciego de Ávila, Vladimir García, lleva varias series fungiendo como pitcher de puntería en su equipo provincial, no entiendo las discrepancias en los criterios sobre si debió haber abierto o no el partido ante los tulipanes. Con la justificación de que su presencia en el equipo era para rematar la posible victoria que nunca apareció.
Yo si creí que era el indicado para colocarse en el box y hacerle frente a un conjunto que nos respeta pero no nos teme. Qué hacemos con asegurar el cierre del partido si la historia final se comienza a fraguar desde el primer out del choque. Lo que otra vez como parece ser costumbre fallaron con hombres en posición anotadora, dejaron que los europeos tomaran la iniciativa y como en una partida de ajedrez ganó quien mejor supo mover sus piezas en el terreno.
¿Cuántas veces critiqué a Víctor?
No es mi estilo culpar en todo momento al manager del Cuba, pues él ni batea, ni lanza pelotas al home, tampoco se coloca un guante en la mano y sale a defender, pero si he de mencionar decisiones que tomó Mesa, que no compartí porque a mi entender fueron precipitadas por una parte y por otro lado tentaban demasiado a la suerte, más que al talento de los peloteros que estaban bajo su mando. Mandar el toque de sacrificio tres veces consecutivas a Eriel Sánchez, hacerlo una vez con Alfredo Despaigne y José Dariel Abreu, dejó entrever que el llamado juego chiquito que Víctor quería aplicar estaba muy lejos, casi imposible de alcanzar en tan sólo unos meses de entrenamiento para el evento, amén de que lo hizo con hombres que para nada llevaban como prioridad esa función.
Además parecía estar dirigiendo a su equipo Matanzas de la Serie Nacional, con esos constantes cambios de serpentineros, algo que contrarrestaba sus propias declaraciones durante la competencia, en las que expresaba su preocupación por tener un pitcheo aparentemente diezmado. Le sumo a esto su insistencia con Guillermo Heredia como primer bate del equipo, cuando se veía totalmente descoordinado en su quehacer ofensivo, así como el mandar pocas veces la jugada de hit and rum, haciéndola incluso con hombres no destinados para esto.
¿Qué enseñanza me llevo del Clásico?
Dos muros han sido el freno para el equipo Cuba, la disciplina táctica y el oficio. Lo primero fue lo que nos mostró Japón en el año 2009 cuando nos derrotó par de ocasiones para dejarnos fuera de la competición. Lo otro es lo que nos ha recetado Holanda también dos veces para igualmente mandarnos a nuestro hogar con sueños rotos y esperanzas desechas. Hay mucho por aprender, por mejorar, pero esto ya es parte de otro análisis
¡Nos vemos desde las gradas!
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