Adriana Pérez O’Connor lleva 14 años sin ver a su esposo, Gerardo Hernández, uno de los cinco cubanos encarcelados en EEUU por conspiración para cometer espionaje, y su esperanza es que la presión internacional fuerce al presidente estadounidense, Barack Obama, a adoptar una medida de gracia que les permita reunirse.
Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González, fueron condenados a distintas penas de cárcel por un tribunal de Florida (EEUU) en 2001 por conspirar y operar como agentes extranjeros sin haberlo notificado al Gobierno estadounidense.
Sólo uno de ellos está hoy en día en la calle. Se trata de René González, que salió de la cárcel en octubre pasado tras cumplir una condena de 13 años, pero que no podrá regresar a Cuba hasta 2014, cuando terminen los otros tres años de libertad vigilada que le impusieron.
Las denuncias del Gobierno cubano y de las familias logró que el grupo de trabajo de la ONU sobre detenciones arbitrarias instara a Washington en 2005 a dar una solución al caso de “los cinco”, con cuya situación se han solidarizado, entre otros, el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter y 10 premios Nobel de la Paz.
En este sentido, considera que se ha ganado “la batalla de la verdad”, pero no la de la vía legal, la única que puede devolver la libertad a sus familiares o, al menos, permitir que las autoridades estadounidenses abran la mano en lo que se refiere a las visitas.A Pérez O’Connor se le ha negado reiteradamente un visado para viajar a Estados Unidos y visitar en la cárcel a su esposo, y no tiene muchas esperanzas de que las cosas vayan a cambiar.
“Hemos agotado todos los recursos legales. No hemos logrado obtener nuestra visa y sistematizar la regularidad de las visitas de las familias, que tienen como derecho los presos”, afirma la esposa de Gerardo Hernández, que mantiene el contacto con su marido mediante cartas -”revisadas y censuradas”- y conversaciones telefónicas, “que no pueden prolongarse más de quince minutos”, según explica.
“Sabemos que la Administración de Estados Unidos no va a tomar una decisión de forma espontánea y voluntaria. Tiene que ser bajo la mirada internacional, bajo la exigencia de todas las personas que puedan transmitir a este Gobierno el interés de este caso, que le hace mucho daño a la imagen de Estados Unidos”, agrega.
“Han transcurrido casi 14 años desde que están presos -continúa Pérez O’Connor-. Es tiempo suficiente para que se haga un gesto”.
Conoció a Gerardo Hernández en la Universidad y asegura que pese a la distancia sigue manteniendo la misma complicidad con él y los mismos proyectos de futuro, una palabra que utiliza poco.
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