Por: José Miguel Vázquez.
Se cumple este 15 de marzo el 133 aniversario de la Protesta de Baraguá, hecho que recoge la historia patria como uno de los acontecimientos más trascendentales de nuestras luchas por la independencia.
Protagonizada por Antonio Maceo, tuvo sus antecedentes en el Pacto del Zanjón firmado el 10 de febrero de 1878, entre españoles y cubanos sin haberse logrado la independencia y la abolición de la esclavitud.
Una de las causas de este oneroso acuerdo fue, el debilitamiento de las fuerzas insurrectas, motivado en gran medida por las divisiones internas, regionalismos, pugnas y rivalidades entre los principales jefes.
Estas empezaron con divisiones de criterio entre Aguilera y Céspedes, prosiguió con la pugna entre Céspedes y Agramonte, los choques entre “Aldamistas” y “Quesadistas”, la destitución de Céspedes de la Presidencia de la República, la destitución de Cisneros Betancourt, la sedición de Lagunas de Varona protagonizada por Vicente García y la salida de las Villas de Máximo Gómez, entre otros episodios de este tipo.
Frente Al Pacto del Zanjón, se alzó la voz del General Antonio Maceo, quien en gesto viril y patriótico no depuso las armas, y continuó la lucha armada frente a las tropas españolas comandadas por el General Arsenio Martínez Campos.
Maceo, nacido en 1845 en Santiago de Cuba, de procedencia muy humilde, se incorporó a la lucha armada por la independencia de Cuba, dos días después que Céspedes de alzara en la Demajagua, el 10 de octubre de 1868. Junto a él, estaban José Maceo y Justo Regueyferos.
No dio Maceo oportunidad a nadie para que se equivocase. Iba a ver rebeldía contra lo acordado en el Zanjón, sus fuerzas lo respaldaban resueltamente, pero Maceo convertido en ese entonces en dirigente político dio una medida nueva de su estatura revolucionaria. Comprendió que era necesario mantener viva en Oriente la insurrección, pero para ello necesitaba quitarse de encima el acoso español.
Es entonces que dirige una carta al General Martínez Campos pidiéndole una entrevista, precedida por una tácita suspensión de la hostilidades, Martínez Campos creyó ganada la partida y aceptó entrevistarse con Maceo.
La entrevista tuvo lugar el 15 de marzo de 1878, en la extrema sabana denominada “Mangos de Baraguá”, durante la República perteneciente al municipio de Palma Soriano.
En este encuentro hablaron solamente Martínez Campos y Maceo, cuenta la historia que Maceo no permitió que el Jefe español hablase acerca de las cláusulas del Pacto del Zanjón.
Fue entonces que Arsenio Martínez Campos comprendió que se le hizo ir a Mangos de Baraguá para pedirle dos cosas: La Independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.
Ante esta petición Martínez Campos no podía acceder, y así se lo hizo saber al jefe mambí. Maceo le respondió que entonces continuarían las hostilidades, y fijo el 23 de marzo como fecha para reanudarlas.
De aquí salió el grito alegre de un oficial mambí cuando exclamó: --¡Muchachos el 23 se rompe el corojo---¡
A partir de esa fecha Maceo, al frente de 1500 hombres que secundaron la Protesta de Baraguá continuaron enfrentándose al ejército español, quedando solo Oriente en el desarrollo de esta lucha desigual.
El gesto viril y valiente de Maceo demostró el espíritu intransigente de los cubanos de continuar la lucha hasta alcanzar la verdadera independencia de la patria.
Pasarían los años, La Protesta de Baraguá, y el ejemplo de Maceo pasarían a formar parte de los episodios más gloriosos de nuestras luchas emancipadoras.
Y los cubanos en el decursar del tiempo aprendimos de aquellas experiencias, y hoy nos alzamos firmes y unidos frente a los enemigos que quieren retrotraernos al pasado, por lo que “La Protesta de Baraguá, será siempre una razón muy convincente para mostrar nuestra intransigencia frente a los enemigos de la patria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario