La estrategia de Estados Unidos con el conflicto en Ucrania es la misma que ha emprendido desde la Segunda Guerra Mundial para mantener su hegemonía: acelerar su economía con la venta de armas, fortalecer su presencia en el mercado energético y legitimar a un presidente cuyo nivel de aprobación está por los suelos.
El Gobierno de Joe Biden ha dicho que su objetivo es asfixiar a Rusia: cercarla en todos los frentes hasta aislarla de los mercados occidentales. Sin embargo, pocos leyeron las letras chiquitas. Dentro de las sanciones impuestas a Moscú hubo una excepción: el bloqueo no incluye al sector energético.
Esto quiere decir que Rusia podrá seguir exportando gas y petróleo.
Biden justificó la excepción, argumentando que quiere "limitar los
efectos en la capacidad del pueblo estadounidense de comprar gasolina".
Su postura es clara: Estados Unidos no tiene interés en trastocar el mercado energético internacional.
"Algo
que no se menciona en los medios occidentales es que el país más
beneficiado por el incremento del crudo y los energéticos es Estados
Unidos, ya que es una nación que exporta petróleo y gasolinas. A los
estadounidenses les conviene que este conflicto en Ucrania tenga un
importante efecto en los precios de los combustibles", asegura Ignacio
Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio,
Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), en entrevista con Sputnik.
De esta forma, los precios del crudo y sus derivados —gasolinas, diésel, plástico, entre otros— aumentan de precio sin que necesariamente se detenga el mercado de transacciones del sector energético, algo que afectaría directamente la estabilidad de la industria estadounidense de los combustibles.
De acuerdo con los últimos reportes de precios del 1 de marzo, el barril de petróleo Brent del mar del Norte alcanzó los 107,57 dólares por barril, el precio más alto desde julio de 2014. El West Texas Intermediate estadounidense (WTI) tuvo un comportamiento similar, al cotizarse en 106,78 dólares por barril, que también representa un pico desde junio de 2014.
El hecho de que Estados Unidos decidiera no bloquear las transacciones en la industria energética derivó en duras críticas al presidente Joe Biden.
"[En
Estados Unidos] decidieron exceptuar al único sector que podría
realmente ser decisivo. Yo no creo que Rusia no se percate de ello. Esto
posiblemente les está diciendo que Occidente realmente no tiene ganas
de pelear muy duro por Ucrania", señaló Adam
Tooze, académico del Departamento de Historia de la Universidad de
Columbia y de la London School of Economics, a los medios.
A la par de esa estrategia de no tocar las transacciones del mercado energético, el Gobierno de Biden presionó a Alemania para que congelara las operaciones del Nord Stream 2, un gasoducto que conecta a Rusia con Alemania y que representaba uno de los mayores acercamientos económicos entre Moscú y la Unión Europea (UE) desde hace muchos años, considera Ana Teresa Gutiérrez del Cid,
internacionalista de la Universidad Autónoma Metropolitana de México
(UAM) y experta en la geopolítica energética mundial posterior a la
Guerra Fría.
De hecho, este gasoducto es financiado por Gazprom, la compañía estatal más grande de Rusia en el sector energético.
25 de febrero, 22:49 GMTEl hecho de que Estados Unidos decidiera no bloquear las transacciones en la industria energética derivó en duras críticas al presidente Joe Biden.
"[En
Estados Unidos] decidieron exceptuar al único sector que podría
realmente ser decisivo. Yo no creo que Rusia no se percate de ello. Esto
posiblemente les está diciendo que Occidente realmente no tiene ganas
de pelear muy duro por Ucrania", señaló Adam
Tooze, académico del Departamento de Historia de la Universidad de
Columbia y de la London School of Economics, a los medios.
A la par de esa estrategia de no tocar las transacciones del mercado energético, el Gobierno de Biden presionó a Alemania para que congelara las operaciones del Nord Stream 2, un gasoducto que conecta a Rusia con Alemania y que representaba uno de los mayores acercamientos económicos entre Moscú y la Unión Europea (UE) desde hace muchos años, considera Ana Teresa Gutiérrez del Cid,
internacionalista de la Universidad Autónoma Metropolitana de México
(UAM) y experta en la geopolítica energética mundial posterior a la
Guerra Fría.
De hecho, este gasoducto es financiado por Gazprom, la compañía estatal más grande de Rusia en el sector energético.
ayerLa Unión Europea (UE) depende mucho de Rusia en materia de combustibles. Casi el 40% del
gas que consume proviene del territorio ruso, según han reconocido los
líderes europeos. En el petróleo la dependencia es menor, aunque
considerable: 26%.
Hasta ahora, la Unión Europea no cree que la Federación rusa corte el suministro de energéticos,
lo cual derivaría en una situación complicada que podría aprovechar
Estados Unidos para convertirse en el principal proveedor de energéticos
de la zona euro, advierte Gutiérrez del Cid. De hecho, ya lo está
haciendo.
De acuerdo con un artículo publicado en el diario estadounidense The Wall Street Journal y escrito por Daniel Yergin, ganador del Premio Pulitzer, Estados Unidos ha asumido la delantera en las exportaciones de gas natural licuado al continente europeo, incluso por encima de las exportaciones rusas, que subieron hasta 400%.
"El
extraordinario crecimiento de la producción estadounidense de petróleo y
gas es una ventaja geopolítica y económica para Estados Unidos que
contribuye a la seguridad energética mundial. A medida que la industria
estadounidense del petróleo y el gas sigue recuperándose del colapso de
los precios en la primavera de 2020, a causa del COVID-19, Estados
Unidos vuelve a ser el primer productor mundial de petróleo —casi un 20%
por encima de los otros dos mayores productores, Arabia Saudita y
Rusia— y el primer productor mundial de gas natural", escribe el también consejero de la Asociación de Energía de Estados Unidos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario