TOMADO DE ISLA MIA.
Norelys Morales Aguilera.─ Los cuatreros de la administración
yanqui siguiendo a Maquiavelo usan la mentira como una formidable arma
política, pero ahora tienen un singular colchón de caída en medios
corporativos y sociales. Rodeados de un aluvión de mentiras diarias, que
ellos mismos creen, completan la idea del autor de El Príncipe:
la verdad resulta mucho más difícil de creer que la fabulación. Ello
ocasiona que los personeros de la administración Trump pierdan el
sentido del ridículo y así actúan.
En verdad, grandes mentiras condujeron a grandes conflictos desde tiempos inmemoriales y en el pasado reciente, pero hoy las mentiras y la velocidad con la que se propagan imponen nuevas dinámicas. No importa que falten a los mentirosos los argumentos, se repiten los mismos embustes caros al imperio, pero ahora reciclados.
Cuba se ha vuelto paradigmática en ese modus operandi. Desde el año 1959 cuando triunfó la Revolución Cubana los ladrones y asesinos, sometidos a juicio en la Isla, eran presentados como víctimas y eran descalificados los procesos judiciales. Seis décadas después igual Washington acude a la mentira para sancionar a los cubanos y acomoda sus falsedades.
Desde que llegó Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos la retórica agresiva fue tomando forma para castigar más a los cubanos. Cuatreros, mentirosos patológicos e incendiarios como John Bolton han avanzado la teoría de una “troika de la tiranía” para agredir a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Con tal de lograr una conceptualización de los embustes existen Fundaciones, ONGs, Think Thank y hasta Fuerzas de Tarea (task force), con sustantiva remuneración y medios técnicos, capaces de hilvanar las más extravagantes teorías y contar con informantes anónimos, reales o inventados, pero también decide la experiencia de halcones que tienen estos cuatreros de Trump.
Es el caso de Mike Pompeo, que con el más desembozado cinismo, durante una entrevista en la Universidad de Texas A&M, dijo: “Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”.
No es extraño entonces, que hallemos que entre la descomunal campaña agresiva y mentirosa contra Venezuela haya saltado Cuba a la palestra, con Pompeo como uno de los malabaristas. De lo que se trata en síntesis es que EE.UU. amplía su ofensiva regional amenazando, sancionando a entidades cubanas y recrudeciendo el bloqueo con la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, o Ley Garrote como se dice en Cuba.
Una idea que impulsan los halcones de la Casa Blanca es que Cuba sostiene militarmente al gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela. El pasado 26 de enero en el Consejo de Seguridad de la ONU Pompeo cargó especialmente contra Cuba: “Ningún régimen ha hecho más para sostener la condición de pesadilla del pueblo venezolano que el régimen en La Habana (…) y los matones de seguridad e inteligencia cubanos”.
El pasado 17 de abril el Secretario de Estado hizo una afirmación que ilustra la marrullería: “La conducta de Cuba en el hemisferio occidental socava la seguridad y estabilidad en la región, que directamente amenaza los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. El régimen cubano ha exportado durante años sus tácticas de intimidación, represión y violencia. Han exportado esto a Venezuela en apoyo directo al ex régimen de Maduro. La inteligencia militar cubana y los servicios de seguridad del Estado mantienen hoy a Maduro en el poder”, dijo.
Dicho lo anterior solo queda a Pompeo y al resto de los cuatreros, lo insólito: Pompeo acusa a Cuba de ser “el verdadero imperialismo en Venezuela”. Desde el Departamento de Estado sostuvo que Maduro "aprendió de los Castro" a aplicar las políticas "socialistas" que llevaron a Venezuela a la peor crisis de su historia, y remarcó la "relación económica" entre ambos países.
"Por años, la seguridad cubana y los matones de la inteligencia, invitados a Venezuela por el propio Maduro y quienes lo rodean, han sostenido este papel ilegítimo. Han capacitado a secuaces de seguridad e inteligencia de Maduro en las peores prácticas de Cuba. El Ministerio del Interior de Cuba proporciona incluso seguridad personal del ex Presidente Maduro", dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.
El sujeto no debe saber a ciencia cierta lo que es imperialismo. Sería mucho pedir que entienda que la asistencia de Cuba a Venezuela es solidaria y civil. La mayoría de los colaboradores cubanos en ese país son doctores, mientras Washington trabaja afanosamente por desestabilizar al país bolivariano para invadirlo. La cantinela de que “todas las opciones están sobre la mesa” lo confirma.
No tienen pruebas ni las tendrán porque no existen fuerzas militares cubana en Venezuela.
El 26 de abril el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, informó de un documento desclasificado del gobierno de EE.UU. para a sus embajadas, que expresa, como argumento a las medidas adicionales de bloqueo económico, político y comunicacional contra Cuba, la presencia de militares de servicios de inteligencia, de oficiales del ejército de la inteligencia cubanos que, según el documento, poseen un profundo arraigo en el estado venezolano.
Ese propio Memorando del Departamento de Estado, asegura la existencia de un despliegue de fuerzas militares cubanas hacia la frontera de Venezuela con Colombia para realizar acciones provocadoras.
¿Cómo pensar que Cuba amenaza los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, como dice Pompeo? Es ridículo, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos es más de 200 veces el de Cuba, su territorio multiplica por 89 veces el de la Isla, su población es 30 veces mayor, ese país que dispone de un cuarto de millón de soldados en 800 bases militares en 80 países y ejerce hoy como súper potencia en el planeta.
En verdad, Trump con sus Pompeo, Pence, Bolton, Rubio y la mafia política de La Florida, aupados por los mass media y sus respectivos laboratorios de modificación de conducta, dirigidos por psicólogos especializados, además de su matonismo histórico, se comportan aquejados de ridículo, e invadidos por un poderoso sentido de frustración porque no han podido ni pueden con la dignidad de Cuba, ni respetan al pueblo de Venezuela.
En verdad, grandes mentiras condujeron a grandes conflictos desde tiempos inmemoriales y en el pasado reciente, pero hoy las mentiras y la velocidad con la que se propagan imponen nuevas dinámicas. No importa que falten a los mentirosos los argumentos, se repiten los mismos embustes caros al imperio, pero ahora reciclados.
Cuba se ha vuelto paradigmática en ese modus operandi. Desde el año 1959 cuando triunfó la Revolución Cubana los ladrones y asesinos, sometidos a juicio en la Isla, eran presentados como víctimas y eran descalificados los procesos judiciales. Seis décadas después igual Washington acude a la mentira para sancionar a los cubanos y acomoda sus falsedades.
Desde que llegó Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos la retórica agresiva fue tomando forma para castigar más a los cubanos. Cuatreros, mentirosos patológicos e incendiarios como John Bolton han avanzado la teoría de una “troika de la tiranía” para agredir a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Con tal de lograr una conceptualización de los embustes existen Fundaciones, ONGs, Think Thank y hasta Fuerzas de Tarea (task force), con sustantiva remuneración y medios técnicos, capaces de hilvanar las más extravagantes teorías y contar con informantes anónimos, reales o inventados, pero también decide la experiencia de halcones que tienen estos cuatreros de Trump.
Es el caso de Mike Pompeo, que con el más desembozado cinismo, durante una entrevista en la Universidad de Texas A&M, dijo: “Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”.
No es extraño entonces, que hallemos que entre la descomunal campaña agresiva y mentirosa contra Venezuela haya saltado Cuba a la palestra, con Pompeo como uno de los malabaristas. De lo que se trata en síntesis es que EE.UU. amplía su ofensiva regional amenazando, sancionando a entidades cubanas y recrudeciendo el bloqueo con la activación del Título III de la Ley Helms-Burton, o Ley Garrote como se dice en Cuba.
Una idea que impulsan los halcones de la Casa Blanca es que Cuba sostiene militarmente al gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela. El pasado 26 de enero en el Consejo de Seguridad de la ONU Pompeo cargó especialmente contra Cuba: “Ningún régimen ha hecho más para sostener la condición de pesadilla del pueblo venezolano que el régimen en La Habana (…) y los matones de seguridad e inteligencia cubanos”.
El pasado 17 de abril el Secretario de Estado hizo una afirmación que ilustra la marrullería: “La conducta de Cuba en el hemisferio occidental socava la seguridad y estabilidad en la región, que directamente amenaza los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. El régimen cubano ha exportado durante años sus tácticas de intimidación, represión y violencia. Han exportado esto a Venezuela en apoyo directo al ex régimen de Maduro. La inteligencia militar cubana y los servicios de seguridad del Estado mantienen hoy a Maduro en el poder”, dijo.
Dicho lo anterior solo queda a Pompeo y al resto de los cuatreros, lo insólito: Pompeo acusa a Cuba de ser “el verdadero imperialismo en Venezuela”. Desde el Departamento de Estado sostuvo que Maduro "aprendió de los Castro" a aplicar las políticas "socialistas" que llevaron a Venezuela a la peor crisis de su historia, y remarcó la "relación económica" entre ambos países.
"Por años, la seguridad cubana y los matones de la inteligencia, invitados a Venezuela por el propio Maduro y quienes lo rodean, han sostenido este papel ilegítimo. Han capacitado a secuaces de seguridad e inteligencia de Maduro en las peores prácticas de Cuba. El Ministerio del Interior de Cuba proporciona incluso seguridad personal del ex Presidente Maduro", dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.
El sujeto no debe saber a ciencia cierta lo que es imperialismo. Sería mucho pedir que entienda que la asistencia de Cuba a Venezuela es solidaria y civil. La mayoría de los colaboradores cubanos en ese país son doctores, mientras Washington trabaja afanosamente por desestabilizar al país bolivariano para invadirlo. La cantinela de que “todas las opciones están sobre la mesa” lo confirma.
No tienen pruebas ni las tendrán porque no existen fuerzas militares cubana en Venezuela.
El 26 de abril el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, informó de un documento desclasificado del gobierno de EE.UU. para a sus embajadas, que expresa, como argumento a las medidas adicionales de bloqueo económico, político y comunicacional contra Cuba, la presencia de militares de servicios de inteligencia, de oficiales del ejército de la inteligencia cubanos que, según el documento, poseen un profundo arraigo en el estado venezolano.
Ese propio Memorando del Departamento de Estado, asegura la existencia de un despliegue de fuerzas militares cubanas hacia la frontera de Venezuela con Colombia para realizar acciones provocadoras.
¿Cómo pensar que Cuba amenaza los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, como dice Pompeo? Es ridículo, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos es más de 200 veces el de Cuba, su territorio multiplica por 89 veces el de la Isla, su población es 30 veces mayor, ese país que dispone de un cuarto de millón de soldados en 800 bases militares en 80 países y ejerce hoy como súper potencia en el planeta.
En verdad, Trump con sus Pompeo, Pence, Bolton, Rubio y la mafia política de La Florida, aupados por los mass media y sus respectivos laboratorios de modificación de conducta, dirigidos por psicólogos especializados, además de su matonismo histórico, se comportan aquejados de ridículo, e invadidos por un poderoso sentido de frustración porque no han podido ni pueden con la dignidad de Cuba, ni respetan al pueblo de Venezuela.
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