Para
ser presidente de un país a fin de gobernar de la mejor forma posible,
el aspirante debe estar capacitado mentalmente y saber afrontar
situaciones difíciles.
En esta dirección, existen cuatro elementos básicos en la personalidad que son el reflejo de un comportamiento anormal y que deben ser tomados en cuenta para evaluar la capacidad racional de un sujeto, especialmente cuando posee mando en el más alto nivel, involucrando decisiones que competen a parte importante del mundo. Primero,incoherencia en el discurso, pensamiento y hecho; segundo, desajuste en la personalidad en cuanto al comportamiento social; tercero, escasísima fundamentación en los planteamientos estructurales y el lenguaje común; cuarto, la creencia en ser casi sobrenatural.
Todos ellos si son escondidos y se perpetúan en la mente conducen a un trastorno mental, riesgoso, pues siempre involucra a las personas que están cerca del afectado y, si tiene poder, como fue el caso de Hitler, produjo una guerra interminable.
Las posiciones fascistas en la vida y las creencias en la raza aria como bases de la Humanidad son tremendas para el destino terráqueo.
Cuando dicho desequilibro desemboca en lo antisocial produce consecuencias previsibles y muy graves donde se manifiesta la manipulación, la negación de los derechos humanos y, sobre todo, la inexistencia de sentimientos compasivos: reírse o burlarse de otros es indicativo frecuente.
Algunas características esenciales son no poseer conciencia de lo que está haciendo a lo cual se suma la falta de remordimiento o sentimiento de culpa, pues considera que lo hecho ha sido correcto siempre, incluso aunque signifique asesinato, tortura, genocidio u otra forma de violencia. Así, es placentero neutralizar individuos o quebrar la ley.
Tres elementos son definitivos: capacidad actoral, ausencia de afectos como calidez o amor y la acción irresponsable en las decisiones mínimas o trascendentales, imbricados a los cuatro ítems ya planteados.
- La incoherencia entre discurso, pensamiento y hecho.
- El desajuste en la personalidad en cuanto al comportamiento social.
- La escasísima fundamentación en los planteamientos.
No es suficiente manifestar que un individuo es patán, sino evidenciar que ello es parte de un patrón anómalo, pernicioso.
- La creencia en ser casi sobrenatural.
La evidencia científica corrobora que una persona al comportarse permanentemente de forma dura y cruel, manipulando, intentando controlar todo, enojándose cuando alguien es superior y descartando la amistad, mintiendo sin emoción alguna, haciéndose pasar por víctima, megalómano, creyendo su propio cuento como verdad insuperable, posee un trastorno de personalidad preocupante.
No firmar un acta de compromiso mundial contra el terrorismo, aunque se declare pacífico y pro paz, permiten concluir que portar un arma nuclear, poder gatillar un conflicto mundial, crear conflictos regionales interminables, dominar coactivamente a su propio pueblo, agredir sin fin al orbe, son riesgo inminente y reflejo de una salud mental inestable, incapaz de proporcionar solidez a las decisiones necesarias para encaminar a su nación hacia la no confrontación.
Es hora que la Humanidad reaccione deteniendo este peligro verdadero científicamente demostrado, que la ONU se ponga los pantalones de la dignidad, que la Unión Europea deje de ser un mendigo de EE.UU., que algunas naciones dependientes dejen de ofrecer a sus gobiernos como lacayos y, finalmente, que toda la resistencia por la paz se ponga en juego de inmediato, con cordura y propósito colectivo de triunfo integral por el ser humano como fuente de vida.
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