Por:
Rosalía González Morán
La
semana pasada, internet movió titulares como este: Condenan a prisión a
pastores cubanos por educar a sus hijos en casa, para
sacar a la luz la historia de Ramón Rigal Rodríguez y su esposa Ayda
Expósito Leyva. ¿Pero… cuánto de cierto hay detrás de esta
afirmación?
Quienes
conocen a Ramón Rigal Rodríguez, saben que su verdadera historia data de cuando
fue miembro de la iglesia Metodista y posteriormente pastor de la Iglesia de
Dios en Cristo, ambas legalmente reconocidas en el país. Sin embargo, debido a
sus posiciones fundamentalistas, irreverentes y de no sometimiento a la
directiva, fue separado de la institución en el 2017 y con ello retirada la
credencial como Pastor.
Por
supuesto, quien no posea un documento legal de alguna iglesia reconocida y se
auto titule como tal, es un violador de las leyes de su nación y por ende, un
incumplidor con los postulados bíblicos, específicamente con Romanos
13 (deber del cristiano de someterse a los gobernantes y a las leyes
del país en el cual está radicando).
La
Constitución de la República de Cuba en su artículo 57 señala que: “Toda persona
tiene derecho a profesar o no creencias religiosas, a cambiarlas y a practicar
la religión de su preferencia, con el debido respeto a las demás y de
conformidad con la ley”. De aquí se deriva que este falso pastor no respeta ley
alguna, ni a quienes profesan las disímiles religiones, pues asevera que “la
iglesia y la sociedad cubanas están en una situación moral
deplorable”.
También alegaba que no llevaban a sus hijos a la escuela pública porque allí son “bombardeados con propaganda ideológica y el ateísmo” que el sistema educativo cubano impone en la isla. De ahí la decisión de que sus hijos “deben de ser educados en sus hogares” amparados por el Colegio Hebrón, una institución de Escuela en Casa con sede en Guatemala
.Rigal
Rodríguez fundamenta, además, que las iglesias cristianas reconocidas y
legalmente inscriptas son falsas, pues no poseen un testimonio que las haga
merecedoras de su condición. Sencillamente para Ramón, la única iglesia pura,
verdadera y digna de la salvación es la suya. En varias ocasiones, tuvimos la
posibilidad de conversar con algunos de sus seguidores para saber a qué iglesia
pertenecían, y los encartados señalaron que no tienen nombre, que son
“cristianos”. Entonces, vale la pregunta ¿los demás qué son, cristianos o
no?
También alegaba que no llevaban a sus hijos a la escuela pública porque allí son “bombardeados con propaganda ideológica y el ateísmo” que el sistema educativo cubano impone en la isla. De ahí la decisión de que sus hijos “deben de ser educados en sus hogares” amparados por el Colegio Hebrón, una institución de Escuela en Casa con sede en Guatemala
Es
bueno señalar que en una ocasión este señor presentó ante los órganos
competentes un documento donde supuestamente el Ministerio Fe Abundante
Internacional lo amparaba, pero dicha institución no está inscripta legalmente
en el Registro Nacional del Ministerio de Justicia de nuestro país. Entonces,
¿de dónde éste señor es Pastor, ¿dónde ejerce oficio de forma
legal?
A
esta altura de la historia, después de tantas falsedades y violaciones de lo
legalmente establecido usted podría hacerse otra pregunta: ¿Cuáles serán los
motivos reales por los que el ciudadano Ramón Rigal Rodríguez decide excluir a
sus hijos del sistema educacional cubano…? ¿No es acaso de este mismo sistema
gratuito, asequible y de calidad del que han egresado durante los últimos 60
años en Cuba los cristianos, autoridades eclesiásticas, pastores y ministros de
iglesias?.
En Cuba el Ministerio de Educación no reconoce los títulos de escolaridad supuestamente emitidos por el colegio Colegio de Hebrón, donde expone Rigal Rodríguez que están matriculados sus dos hijos Ruth Rigal Expósito y Joel Rigal Expósito de 13 y 9 años de edad respectivamente.
En Cuba el Ministerio de Educación no reconoce los títulos de escolaridad supuestamente emitidos por el colegio Colegio de Hebrón, donde expone Rigal Rodríguez que están matriculados sus dos hijos Ruth Rigal Expósito y Joel Rigal Expósito de 13 y 9 años de edad respectivamente.
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