Las refinerías estadounidenses que dependen del crudo venezolano recibirían un grave golpe.
Estados Unidos, según datos de su Departamento de Energía, importó en 2018 unos 500 mil barriles de crudo venezolano al día.
El déficit que podría dejar una aplicación de sanciones como un embargo petrolero contra la nación caribeña haría que las refinerías de la Costa del Golfo, los mayores compradores de petróleo pesado y extrapesado provenientes de Venezuela, quedarían cortos en commodities para la producción energética en Estados Unidos.
Analistas reseñan que esa baja de importación provocaría una subida de los precios de la gasolina a nivel federal, en un contexto de futuro colapso económico del sistema financiero basado en el dólar.
La agencia Reuters cita a operadores de las refinerías estadounidenses: “Probablemente obligue (a Venezuela) a enviar más crudo hacia China, India u otros países asiáticos.
La dependencia del crudo pesado venezolano por parte de estas refinerías “tendrían incluso más problemas para obtener suministros, ya que los crudos canadienses y mexicanos a menudo no tienen descuentos y su disponibilidad es limitada”, menciona el reporte.
“Operadores dijeron que Estados Unidos podría necesitar vender petróleo de la Reserva Estratégica para cubrir el déficit de suministro, mientras se garantizan los envíos adicionales de Canadá o México”, concluye.
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