Las relaciones bilaterales de Estados Unidos y Cuba han
tenido un retroceso evidente desde que el presidente norteamericano,
Donald Trump, anunció hace un año la decisión de revertir el
acercamiento entre ambos países.
De acuerdo con el director general de Estados Unidos de la
Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, las muestras del
problema van desde la retórica utilizada por el mandatario el 16 de junio de 2017 hasta la aplicación de acciones concretas.
Ese día, Trump
dio un discurso en la ciudad de Miami, Florida, y firmó el Memorando
Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la
Política de los Estados Unidos hacia Cuba.
Tal documento adelantó futuras restricciones a los viajes de los norteamericanos a la nación caribeña y nuevas trabas a las transacciones económicas, comerciales y financieras, las cuales entraron en vigor en noviembre pasado.
Entrevistado por Prensa Latina, Fernández de Cossío recordó que Trump
quería producir un cambio con respecto a lo que se había avanzado en
las relaciones diplomáticas entre los dos países en 2015, cuando se
restablecieron, y 2016.
Recalcó que el problema fundamental en los nexos mutuos sigue siendo el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la mayor de las Antillas hace más de 55 años.
Dicho cerco, expuso, nunca se eliminó, mantiene todo vigor, e incluso
posee áreas en las cuales se ha incrementado con medidas adicionales y
discriminatorias contra empresas y entidades cubanas.
Asimismo, agregó el funcionario, mediante la persecución financiera busca afectar las relaciones comerciales de Cuba con Estados Unidos y terceros países aplicando un efecto extraterritorial del sistema de sanciones que contempla esa política.
Sin embargo, Fernández de Cossío reconoció que en Estados Unidos,
incluida la comunidad residente de origen cubano, permanece un
sentimiento mayoritario en respaldo a una mejor relación con su país y
contra el bloqueo.
Al hablar con miembros del Congreso, tanto de la Cámara de
Representantes como del Senado, encontramos que en ambos partidos,
Demócrata y Republicano, existe una inclinación marcada a favor de
mejores vínculos con Cuba, manifestó.
También hallamos, añadió, la intención de eliminar las
restricciones al comercio, las legislaciones que prohíben al ciudadano
norteamericano viajar a la isla, y aquellas normativas que buscan castigar a nuestra nación y tratan de destruir el proceso revolucionario.
Interrogado sobre la VII Reunión de la Comisión Bilateral,
celebrada aquí el último 14 de junio y en la cual participó como jefe
de la delegación cubana, Fernández de Cossío rememoró que ese mecanismo surgió cuando ambos gobiernos estaban comprometidos con el avance hacia la normalización de sus nexos.
Ese no es el ambiente en el que vivimos hoy, la administración
estadounidense carece de la voluntad de marchar en esa dirección,
sostuvo.
Aun así, opinó, la Comisión, como instancia de diálogo y de
intercambio, desempeña un papel para revisar las áreas y temas que han
permanecido vigentes y debatir sobre los elementos en común y los
asociados a las profundas diferencias entre Cuba y Estados Unidos.
Para la isla es fundamental que en un ejercicio como ese se
recuerde que el obstáculo fundamental para cualquier avance en la
relación bilateral sigue siendo el bloqueo, enfatizó.
Además, explicó, representa un espacio para señalar que es muy
difícil hablar de normalización entre los dos países mientras una
porción del territorio de Cuba en la oriental provincia de Guantánamo
permanece ocupada por una base militar estadounidense en contra de la
voluntad de nuestra nación.
Dialogamos, continuó, sobre la marcha de los acuerdos migratorios
vigentes, la cooperación que aún permanece en cultura, ciencia,
tecnología y medio ambiente, y la que tenemos, y ambos gobiernos
consideramos sumamente importante, en el área del cumplimiento y la
aplicación de la ley.
A juicio del funcionario, también es clave hablar sobre el impacto
que ha tenido en las relaciones bilaterales y el desarrollo de la
colaboración la disminución del personal y la capacidad de desempeño de
ambas embajadas.
La administración estadounidense retiró una parte del personal de su legación en La Habana,
incluido el de tipo consular, y de manera unilateral obligó a Cuba a
hacer lo mismo en su representación en Washington, comentó.
Esto ha tenido impacto de diverso tipo al disminuir el grado de
diálogo y la capacidad de atender los intereses respectivos de los dos
países, acotó
Señaló que en el caso particular de la Embajada norteamericana en Cuba, la reducción del personal implica que los servicios consulares han quedado prácticamente anulados.
Dicha situación, criticó, tiene un efecto muy negativo sobre millones
de cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida que dependen de
tales servicios para su intercambio, viajar a su país de origen o
visitar a sus familiares en Estados Unidos.ida decisión del Gobierno
norteamericano en septiembre y octubre últimos, Fernández de Cossío
puntualizó que son muy claros.
Washington informó que un grupo de sus funcionarios diplomáticos han
reportado sufrir determinadas dolencias, daños a su salud, supuestamente
como resultado de efectos sónicos, dijo.
Sin embargo, precisó, tras más de año y medio de investigación
rigurosa llevada a cabo por Cuba y Estados Unidos no se ha producido
ninguna evidencia y no se ha podido elaborar alguna hipótesis creíble ni
llegar a conclusión apegada a la ciencia que dé una explicación sobre
qué fue lo sucedido.
Tampoco, subrayó, se puede argumentar que el efecto que dicen haber
sufrido esas personas es resultado de un ataque sónico, una acción
deliberada de tipo alguno o que hayan sido víctimas de la actuación de
alguien.
Fernández de Cossío apuntó que Cuba, como nación y como
Gobierno, es capaz de comprender la preocupación del Departamento
norteamericano de Estado por la salud de sus funcionarios.
Pero, aseveró, estamos frente a un hecho que ha sido políticamente
manipulado, pues utilizar la palabra ataques y pretender imputarle
responsabilidad a Cuba conlleva una carga de motivación de esa forma. El
funcionario también criticó el doble estándar con el cual se maneja el
tema para su país en comparación con incidentes similares que se han
reportado en otras naciones.
Cuba está dispuesta a prestar toda la ayuda posible, a cooperar, a
ofrecer el servicio de los expertos médicos y de otro tipo, al
intercambio de experiencias entre especialistas en uno u otro territorio
para esclarecer el asunto, aseguró Fernández de Cossío.
En su opinión, cualquier esfuerzo para llegar al fondo de este
problema solamente es posible si descansa en la cooperación entre los
dos gobiernos.
No se puede arribar a conclusiones cuando se está usando el pretexto
político de estos incidentes con el fin de llevar a cabo acciones contra
Cuba o actuar en detrimento de las relaciones bilaterales, expresó.
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