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Diferendo Estados Unidos - Cuba, Relaciones Cuba-EE.UU
Los ingenieros lo saben muy bien. Un muro de contención cualquiera no
debe tener grietas. Si lo que debe contener es un fluido o cualquier
objeto movible, un escape o grieta permite que este comience a
“filtrarse”. Paulatinamente la ruta a través de la grieta se va
ampliando, erosionada por el fluido o el material mismo que la traspasa,
y termina fugándose por ella todo lo que se pretende contener. Puede
hasta arrasar al propio muro.
Los humanos han construido muros para muchos propósitos, y también
para contener el flujo de los congéneres en una dirección u otra. Un
caso antológico es la llamada Gran Muralla china. Se trata de una
colección de edificaciones construida durante milenios, con diferentes
materiales, y que está trazada sobre el borde norte de lo que conocemos
hoy como la nación china. Incluso la importante dinastía Ming la
reconstruyó y reforzó mucho contra los manchúes hace más de cuatro
siglos, pero estos encontraron la forma de entrar y salir con cierta
soltura al principio de su asedio. Tiempo después aprovecharon esa
“grieta virtual”, entraron definitivamente y llegaron a Beijing. Allí
simularon aliarse con los Ming y finalmente acabaron con esa dinastía,
instaurando una propia. Ocurrió lo mismo que con cualquier muro: si se
puede pasar por una rajadura, termina filtrándose y dejando de cumplir
su cometido. Allí solo sobrevivió la piedra física que lo constituía,
que llega hasta nuestros días y se dice que puede verse desde el espacio
extraterrestre. Pero la prohibición virtual de atravesarla quedó
destruida para siempre.
Otro muro de contención de humanos fue el famoso Muro de Berlín,
erigido muy rápidamente el 13 de agosto de 1961 y desaparecido con la
misma rapidez el 9 de noviembre 1989. Llegó a ser un formidable sistema
de fortificación que tenía puntos de control donde los alemanes que
vivían en el occidente podían pasar a la parte más oriental del país con
relativa facilidad, pero los habitantes de esa parte requerían de
autorizaciones muy especiales para transitar en la dirección contraria.
Resulta muy extraño que algún político experimentado pudiera haber
pensado que esa situación podía mantenerse eternamente. Efectivamente,
cuando las presiones políticas sobre el Muro del lado oriental fueron
muy fuertes, el gobierno de entonces tomó el acuerdo de flexibilizar el
tránsito en la dirección restringida. Pero ocurrió como con los muros de
contención de agua, o con la gran muralla china y los manchúes: la
grieta abierta no resistió la presión y todo condujo a una demostración
masiva que lo aniquiló física y virtualmente. Del Muro de Berlín solo
queda esencialmente una marca a lo largo de donde existió y algún objeto
museable.
El Muro de la Florida tiene una componente natural, el mar, y una
virtual que ha durado más que el Muro de Berlín. A los ciudadanos y
habitantes legales de los EEUU no se les permite visitar libremente Cuba
desde febrero de 1963, solo unos 17 meses después que el
establecimiento del muro europeo, aunque ya existían restricciones y
recomendaciones de no hacerlo desde antes.
Como las prohibiciones de movimiento lucen muy mal en un país fundado
sobre la base ideológica de la libertad, igual que Cuba, sus ideólogos
hallaron una forma legal. No se trata de una prohibición de viajar, sino
de gastar dinero para mantenerse viajando, pues el hecho de comprar una
hamburguesa en Cuba es “comerciar con el enemigo”. Si no fuera tan
trágico se podría pensar que no les faltó sentido del humor al recurrir a
una ley de 1917, aplicable a las potencias rivales de la Primera Guerra
Mundial. Desgraciadamente, eso sostiene legal, virtual y muy
fuertemente el Muro de la Florida hasta nuestros días.
Para muchos es evidente que la parte mediática e ideológica
anticubana en los EEUU logró un sustento importante gracias a este muro
virtual. Una minoría de resentidos políticos, donde predomina una baja
catadura moral que les permite tolerar y hasta promover el terrorismo
cuando lo protagonizan ellos, ha predominado demasiado. Lograron durante
mucho tiempo mentir y diseminar libremente cualquier calumnia acerca de
la política y las acciones de la Revolución Cubana. A una gran parte
del pueblo de los EEUU las más atroces falsedades llegaron a
presentárseles como verdades. Muy pocos podían comprobar con los propios
ojos nuestras realidades porque el Muro de la Florida le impedía a la
inmensa mayoría venir y ver. Suele argumentarse que este sustento
ideológico es similar al del fenecido Muro de Berlín.
Durante los últimos dos años se abrieron grietas al Muro de la
Florida. Se permitió que algunos lo atravesaran en la dirección
prohibida, aunque permanecieron muchas limitaciones. Pero se ha ganado
algo muy importante: un ciudadano promedio de ese país que esté entre
los cientos de miles que han podido venir durante este tiempo ya no
puede creer más las apocalípticas descripciones de los sostenedores del
Muro. Han visto con sus propios ojos y vivido nuestras muchas virtudes y
nuestros verdaderos problemas. Si un presidente, aún con toda la
autoridad de que está investido, reasume un lenguaje odioso y pretende
taponear la rajadura puede predecirse su fracaso. El Muro de la Florida
se derrumbará inevitablemente y erosionado por esa grieta, probablemente
mucho más temprano que tarde.
Los turistas de los EEUU que nos visiten y vayan a la base del
monumento a nuestro José Martí en La Habana podrán leer una de esas
hermosas frases suyas que los cubanos llamamos como pensamientos: “Los
hombres andan en dos bandos: los que aman y construyen y los que odian y
destruyen”. Resulta evidente a cuál de esos bandos pertenecen aquéllos
que favorecen la increíble restricción a la libertad y los derechos
humanos que significa la prohibición de visitar nuestro país, con
cualquier pretexto.
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