Por:
Ilka Oliva Corado
Para entender lo que sucede en estos momentos en Venezuela, tenemos que retroceder 15 años, y ver a las oligarquías pataleando cuando se quedaron sin los millones que producía la venta del petróleo a empresas extranjeras. El ecocidio que producían empresas transnacionales con sus minerías, que empobrecían más a las comunidades y llenaban las cuentas bancarias de los contrabandistas en el poder. La violencia institucionalizada y la explotación contra la clase trabajadora. Los pobres más pobres y los ricos más ricos. La médula espinal de todo esto es el petróleo, fue la misma causa del golpe contra Dilma en Brasil. La lucha no es contra Estados Unidos, que es solamente un injerencista como tantos otros, la lucha de los pueblos latinoamericanos es contra sus oligarquías, enemigas feroces: clicas criminales que proliferan en la impunidad, históricamente.
Lo que hoy está viviendo Venezuela, es la continuidad de un plan de desestabilización que inició el 11 de abril de 2002, cuando la oligarquía venezolana dio golpe de Estado a Hugo Chávez. El documental “Puente LLaguno, claves de una masacre,” detalla con imágenes precisas y testimonios de sobrevivientes, la conspiración de medios de comunicación nacionales e internacionales, derechistas, que manipularon las imágenes que el mundo vio, y que ocultaron la masacre tipo emboscada que sufrieron los manifestantes pacíficos que defendían al gobierno de Chávez, mismo que había sido secuestrado. No fue un enfrentamiento entre opositores y oficialistas, fue una emboscada, un plan fraguado desde la embajada de Estados Unidos en Venezuela y la oligarquía. Llegaron francotiradores desde Estados Unidos, que salieron inmediatamente del país después de la masacre.
A esas mismas manifestaciones desestabilizadoras llama hoy, el plan no cambia mucho, el ingenio no les llega más que para repetir las viejas estrategias del 2002, 2004, 2013 y 2014. La salvedad es que ahora la tecnología y las redes sociales ayudan mucho y están evidenciando en tiempo real, lo que sucede en las calles de Venezuela. Y en ningún momento se han dado manifestaciones pacíficas que es derecho ciudadano, lo que estamos viendo es destrucción y provocaciones por parte grupos desestabilizadores, orquestados por la oligarquía venezolana e internacional.
Han tirado aceite en las calles para que la policía motorizada no avance, les tiran piedras, botellas y cuanto objeto tengan en sus manos. Un opositor que estaba entre la turba en Plaza Altamira, pidió alto a la violencia y fue golpeado brutalmente por sus propios compañeros. Pero estas imágenes no saldrán en noticieros internacionales “pro democracia”. Tampoco las de los alambres de púa colocados a media calle para decapitar motoristas y policías. Tal como sucedió en el 2014. Hablo de las conocidas guayas y guarimbas. La Guardia Nacional Bolivariana ha encontrado cargamento de bombas molotov, ¿para qué querrán esto los manifestantes “pacíficos”?
Siempre hay víctimas inocentes, en estas revueltas derechistas ha muerto el joven Jairo Ortiz, que salió de su casa en el municipio de Carrizal estado Miranda, a juntarse con un amigo y fue asesinado en el camino; entre los disturbios violentos, la derecha ha tomado descaradamente el nombre de Jairo como bandera para culpar al gobierno, ¿fue un enviado de la derecha quien mató a un inocente para provocar reacción internacional contra el gobierno de Maduro?
Guarimberos pusieron barricadas enfrente de las instalaciones de la estación radial estatal Yvke Mundial, en Las Mercedes, Baruta. ¿Manifestantes pacíficos? También intentaron quemar los bancos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el Bicentenario en la avenida Venezuela de El Rosal. Una turba de encapuchados opositores golpearon a un policía nacional, la PNB logró rescatarlo. ¿Se imagina usted lo que es golpear a un policía en Estados Unidos?
Taparon la principal arteria vial en hora pico, en Autopista Francisco Fajardo, ¿se imaginan lo que es realizar un acto así en Estados Unidos? David Smolansky alcalde de El Hatillo, estado Miranda, responsable nacional adjunto de Voluntad Popular, movimiento que recibe el respaldo absoluto del senador injerencista Marco Rubio, manifestó en redes sociales: “Atención Comunidad Internacional: cuidado y Nicolás Maduro empieza a usar armas químicas como está ocurriendo en Siria.” Estas acciones por mínimas que parezcan, son fósforos sobre gasolina, que llaman claramente a una intervención militar estadounidense en el país.
Los actos terroristas realizados en la sede de la Magistratura en Chacao, Caracas. ¿Se imagina algo similar en Estados Unidos, las forma en que serían tratados por parte de la policía y el ejército y hasta el FBI? Con bombas molotov destruyeron vehículos de Corporación Venezolana de Alimentos y Misión Nevado. 7 personas fueron detenidas en Caracas Venezuela con 60 bombas molotov, ¿manifestantes pacíficos?
Las Naciones Unidas le pide a Maduro que respete derecho a manifestarse y a opinar. La OEA y 12 países de la región, presionan para llevar a cabo el golpe de Estado por la vía “diplomática” haciendo palanca con las guarimbas en las calles y los 10 minutos dedicados a Venezuela en medios internacionales en sus 3 ediciones de noticieros.
¿Por qué la ONU no se ocupa de Siria en lugar de estar metiendo sus narices en asuntos internos de Venezuela? ¿Por qué la OEA no se ocupa de denunciar el genocidio que vive México y deja a Venezuela en paz? El gobierno de Maduro es legítimo, fue puesto ahí en elecciones democráticas, que según mandato constitucional, deben realizarse en 2018.
A pesar de los intentos de la derecha para provocar al gobierno de Maduro, no hay una sola imagen que muestre a un solo policía o a un solo soldado reprimiendo a las turbas de guarimberos. En cualquier país con política capitalista y neoliberal ya hubieran ametrallado a mansalva, mientras se averiguan los motivos. Para ejemplo por mencionar solo dos casos recientes, en México: Nochixtlán, Arentapacua comunidades pidiendo respeto a sus tierras y sus derechos y en Guatemala la Masacre de Alaska. Ahí no hubo OEA ni Naciones Unidas pidiendo la destitución de los presidentes. Bueno, para no ir tan lejos, pregúntese usted, para qué compraría Macri en Argentina, 2 mil millones de dólares en armamento.
Desde el 2002 los intentos de golpes de Estado que vive Venezuela son de 3 a 4 por año. Pero Venezuela no es la misma de hace 25 años, su pueblo ha despertado. No será ahora que van a derrumbar la Revolución Chavista. Ni la OEA ni la ONU ni países injerencias le van a ir a decir a Venezuela, cómo se deben comer las arepas y cómo se baila el joropo, ¡faltaba más!
(Tomado del blog de la autora)
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