sábado, 14 de enero de 2017

Una realidad de la emigración cubana


 
Por William Sotolongo

Cuántas cosas llegan a la mente cuando hablamos de la realidad migratoria de Cuba. Las oleadas migratorias, la operación Peter Pan, los sucesos del 9 de enero del 1992, donde por un lado, el pueblo conmemoraba un aniversario más de la Revolución bajo una fuerte crisis económica, y por otro fueron asesinados oficiales cubanos con el fin de llegar a Estados Unidos.

Podría decirse que, los ejecutores del crimen, al igual que muchos otros cubanos,  estaban sugestionados por el canto de sirenas que llegaba desde el “país de las oportunidades”, pues recordemos que en aquella etapa, la intención de Estados Unidos era lograr la desestabilización de Cuba a toda costa.

Para lograr este objetivo, la migración era una de las vías que supuestamente  mostraría el “fracaso” de la Revolución. En este sentido, Radio Martí tuvo su protagonismo, sin olvidar el estímulo que supone la Ley de Ajuste Cubano, la cual ofrece un tratamiento diferenciado a los cubanos respecto al resto de los migrantes de otras partes del mundo.

De por sí, esta ley pone en riego la vida de las personas que deciden utilizar la vía del mar, o la ruta de Centroamérica para llegar a EE.UU., algo que sin dudas contradice uno de los principales derechos humanos, el derecho a la vida.

El Dr. Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), bien ha manifestado que Estados Unidos ha utilizado la migración ilegal como una forma de agredir a Cuba. A eso podríamos agregar el hecho de las reiteradas agresiones son, como expresara en una ocasión el Líder de la Revolución Fidel Castro Ruz, producto del delito que ha cometido la Isla: construir una Revolución Socialista frente a esa poderosa nación.

La Ley de Ajuste Cubano[1], aprobada en el Congreso de EE.UU. el 2 de noviembre del 1966, como ley 89-732, bajo la firma del presidente Lyndon B. Johnson, tiene como objetivo imponer una nueva táctica subversiva contra  Cuba y sacar población sin importar la forma y los medios.

Numerosos han sido los intentos de salida ilegal por vía marítima, el robo de aeronaves… La apertura del puerto pesquero de Camarioca (Sep.-Nov. 1965), en Matanzas, un año antes de la Ley de Ajuste Cubano, los “vuelos de la libertad”, los sucesos de la embajada del Perú, la apertura migratoria por la bahía del Mariel, en octubre del 1980, la crisis de los balseros, en la década de los 90. en esta última oelada, el ocupante de turno de la Casa Blanca, Bill Clinton, impuso la política de pies secos-pies mojados y la retención de balseros, tanto en la Base Naval de Guantánamo, como en las Bases de EE.UU. en Panamá.

Pero la actividad subversiva, no llegaba a todos los cubanos de la forma en que deseaban los ocupantes de turno de la Casa Blanca, para satisfacer las obligaciones electorales contraídas con esa población residente en Estados Unidos, que se ha denominado, cubano-americana[2].

En 1983, bajo la presidencia del cowboy hollywoodense, el Sr. Ronald Reagan, es presentada al Congreso de EE.UU. una nueva ley, que permite la creación de la Radio Martí.  que es aprobada en ese mismo año, digo yo, pagando los compromisos electorales contraídos con la Fundación Nacional Cubano-Americana, específicamente en la figura del político contrarrevolucionario, Jorge Más Canosa, y como bien han determinado varias fuentes, con una programación caracterizada por una extraordinaria agresividad, la intromisión en los asuntos internos de Cuba, la promoción de las actividades delictivas y el estímulo a las salidas ilegales del territorio nacional, desde el mismo día en que salió al aire, un 20 de mayo de 1985.

Utilizando todas las técnicas, Radio Martí aumenta sus transmisiones, pues producto del fin del campo socialista, sería inevitable el fin de la Revolución Cubana. Con este trabajo, la emisora subversiva alentaba las salidas ilegales, pues  ofrecía esperanzas a los cubanos sobre la base de la ley de Ajuste Cubano
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Ante la realidad económica del país, un comentario, o como diríamos a lo cubano, una bola, totalmente ficticia, pero muy intencionada, daría inicio a los incidentes en el Malecón habanero. Radio Martí anunció una supuesta apertura de la Bahía de la Habana para todos los cubanos que desearan salir del país, lo que provocó la aglomeración de personas, dando lugar a los conocidos sucesos del 5 de agosto de 1994.

En esa fecha, Fidel dejó claro que: “si EEUU no toma medidas rápidas y eficientes para que cese el estímulo a las salidas ilegales del país, entonces, nosotros nos sentiremos en el deber de darle instrucciones a los guardafronteras de que no obstaculicen ninguna embarcación que quiera salir de Cuba… Nosotros no podemos seguir de guardianes de la frontera de los EEUU”
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Mientras, en aquellos momentos, la Oficina de Intereses de EE.UU., negaba las visas, bajo el abrigo de otorgar “hasta” 20 mil, incitaba por diversos canales el aumento de las salidas ilegales. Con el acuerdo de 1994-1995, firmado entre ambos países, quedó establecido que el número de visas otorgadas sería 20 mil, para minimizar las salidas ilegales, la emigración insegura y desordenada.
Hoy, luego del 17 de diciembre de 2014, la Ley de Ajuste cubano continúa siendo una asignatura pendiente. Afortunadamente, este 12 de enero quedó derogada la política de pies secos- pies mojados y el programa de parole para profesionales de la salud cubanos, lo cual sin dudas representa un paso más en el camino hacia la normalización.

[1]              La ley implica el ajuste del estatus migratorio de los cubanos, y aplica  para todos los ciudadanos cubanos que hayan sido inspeccionados y admitidos en Estados Unidos después del 1 de enero de 1959. Para acogerse a la ley, debe permanecer en territorio norteamericano un año y un día, tras este peiodo de tiempo puede obtener la residencia permanente en ese país.

[2]              No sé el por qué de este nuevo gentilicio, ya que elm resto de los emigrantes latinoamericanos qie llegan a Estados Unidos, una vez que obtiene la ciudadanía, no son denominados como: hondureños-americanos, salvadoreños-americanos , panameños-americanos, etc.

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