Por Dr. en Ciencias Económicas y profesor titular Carlos M.
García Valdés.
Como todo cubano tengo muchas preocupaciones por lo que está sucediendo no
solo en la dirección, gestión y funcionamiento de la economía (modelo
económico) sino en toda la sociedad, en todo el país, en mi patria. En
particular me preocupa lo que pueda suceder pero no soy escéptico (no aséptico
como le escuche decir a alguien que no sabe de economía) por lo que mi crítica
está signada por el optimismo. Todos los cubanos somos críticos e incluso
muy críticos y eso puede ser una de esas fortalezas intangibles de nuestro
pueblo como expresó recientemente el intelectual revolcionario Frei Betto
al referirse a otros valores del pueblo cubano. Pero hay críticas y
críticas. Críticas de derecha y de izquierda, críticas para mejorar el
socialismo y críticas para sustituirlo por el capitalismo, críticas con
conocimiento de causa, amparadas en un acervo cultural de economía y
críticas con muy poca base teórica y sin ninguna originalidad, repitiendo
fuera de contexto los que otros dicen con mayor o menor objetividad.
Quién declare ahora que es necesario cambiar el modelo tradicional
altamente centralizado (que dicho sea de paso muy poco se parecía al soviético,
al búlgaro y al alemán democrático) y promover una estructura
heterogénea de propiedad y relaciones de producción conoce muy poco lo que está
establecido en los documentos económicos y en el discurso oficial (por
ejemplo ignora el lineamiento 02 y en general casi todos los lineamientos
relativos al sector no estatal) o entró en coma a finales de los 80 como
Remberto Marcha Atras, el personaje del gustado programa de los lunes. Ignora
que el sector privado nacional ocupa al 24 % de los trabajadores del país, que
la propiedad cooperativa y privada abarca más del 80 % de la
explotación de la tierra cultivable, y que las formas de propiedad no
estatal producen la cuarta parte del Producto interno bruto y son líderes
además de la agricultura, en el comercio minorista agropecuario y en la
gastronomía popular, con importantes posicionamientos en el transporte urbano,
en la construcción y hasta en el turismo. Ignora también el adelgazamiento del
Estado que ya no controla toda la vida económica del país, hecho que reconoció
la CEPAL hace más de 15 años.
Los que así piensan coinciden con Obama y en general con el gobierno
de los EEUU que han declarado sin tapujos que su nueva política está
dirigida a empoderar al naciente sector privado cubano, al mercado y en general
al capitalismo. Considero que el socialismo o la construcción del
socialismo no pueden realizarse al margen de las diferentes formas de
propiedad y gestión y del mercado, ya tenemos experiencias negativas con los
procesos excluyentes. Esta política debe ser, y así está al menos diseñada,
inclusiva.
Pero desde los clásicos del marxismo pasando por Lenin, Mariátegui,
Che Guevara, Fidel Castro, el socialismo es el predominio de la propiedad
social sobre la privada, la planificación involucrando al mercado,
y la distribución con arreglo al trabajo combinado con la protección social a
todo el pueblo y en particular a los sectores más vulnerables. Es mucho
más que eso, es democracia, siembra y cosecha de valores, cultura, etc, pero
los anteriores procesos son esenciales. Creo que en estos procesos la
actualización del modelo económico y social tiene déficit pero también
reservas importantes que explorar y explotar. Todavía no se reflejan con
suficiencia las decisiones para incrementar la eficiencia de la empresa
estatal en el aumento del PIB y en el incremento salarial de los trabajadores
estatales que con el 70 % del empleo y más del 75 % del aporte al Producto
Interno Bruto no compiten en la distribución del total de los ingresos de la
población con sectores de menor impacto social.
No se ha logrado el despegue del desarrollo económico tanto por insuficiente
ahorro interno como por la vía de la inversión extranjera de un impacto
social incomparable con la inversión del capital nacional o privado que
beneficia a determinados sectores e indirectamente a la sociedad, pero solo
parcialmente. Por supuesto la incipiente burguesía cubana se opone fuertemente
a la inversión extranjera porque atenta contra sus intereses. Hay ingenuos que
no se dan cuenta de esto y le hacen el juego al capitalismo.
Es imprescindible aprovechar más las posibilidades que nos brinda
la propiedad social predominante, aunque no siempre líder, sobre los medios
fundamentales de producción. Por cierto hemos leido de personas exigen se
precise cuáles son, en Cuba, los medios de producción
fundamentales. ¿Qué reclaman, un listado?. De todas formas en general existe
esa delimitación: el artículo 15 de la Constitución de la República, La
ley 118 de inversión extranjera prioriza 11 sectores estratégicos y
posteriormente se han identificado 326 oportunidades de negocios. No hace falta
el famoso listado para saber que esos son medios fundamentales de
producción, a los que se le añaden otros estratégicos en la esfera
de la economía del conocimiento, la salud, la defensa, el orden
interior y determinadas organizaciones sociales y políticas.
Por supuesto que todo se actualiza, hasta hace poco pequeños negocios en la
gastronomía, comercio y otras actividades eran medios fundamentales de
producción, ahora no lo son. Por ese camino, viendo las cosas al revés se
puede determinar lo que hasta hoy -quizás mañana cambie- se consideran medios
fundamentales o no fundamentales de producción. Nada, que con un poco de
inteligencia y conocimientos mínimos de economía muchos acertijos mentales se
pueden resolver. En estos sectores se decide la batalla por el socialismo que
sigue siendo un ideal, no solo para los cubanos, por el cual vale la pena
seguir luchando; aunque las formas de ese socialismo y en consecuencia de ese
ideal sean diferentes.
Es cierto que hay muchas personas confundidas y/o maltratadas por las
limitaciones materiales y en particular financieras y eso lleva un tratamiento
que va más allá de los factores políticos e ideológicos. Algo se hace por el
Estado pero es insuficiente y eso es también una debilidad del proceso de
actualización. Hay otros que no quieren compartir el ideal socialista y están
en su derecho, pero que no se hagan los sufridos, preocupados y populistas.
Quiero terminar con una frase de Pepe Mujica: “Los únicos derrotados son los
que bajan los brazos, los que dejan de luchar” .
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